Disclaimer: Todo pertenece a Jotaká. Excepto la trama, esa es mía.
Dedicatoria: A Flor. Hermanita me pediste esto hace mucho y ya ves ¡lo logré! bueno aqui está tu Sirius/Lily un poco feo al final (ya está terminado, son cinco caps), pero espero que lo disfrutes por completo xD. Y por cierto tomálo como un regalo de cumpleaños muy, demasiado adelantado ¿ok? Te quiero, besos.
Nota: Pues sí. Es el primer que termino de escribir antes de publicar, asi que bueno creo que sólo les diré esperen actualizaciones y ya me diran después que les pareció.
Advertencia: Posible OoC en algunos personajes. Espero que no sea mucho xD.
Fase I: Negación. De cuando Sirius Black no puede o no quiere aceptar su realidad.
La observaba.
Desde que ha pisado el maldito salón de clases. Desde que sus zapatos rojos con algunos detalles dorados y plateados han hecho aparición. No es que esté pendiente de todo lo que cubre su cuerpo, sólo le parecían interesantes sus zapatos. Porque combinan con su rojo cabello, con el escudo de la casa de los leones y con la bufanda que lleva puesta.
Una gryffindor. Con todas sus malditas letras.
Y el profesor Bins sigue hablando de la historia de los vampiros… ¿o era de los licántropos? Debería estar prestando atención, quizás lo que diga el profesor podría ser beneficioso para Lunático, pero no, él estaba sólo viéndola a ella. Como un estúpido.
Viéndola como se mordía el labio. Viendo como su ceño se fruncía dando a entender que estaba totalmente atenta a lo que el profesor de Historia de la Magia decía.
Gryffindor y sabelotodo. Peligrosa combinación.
Entonces James se acercó a ella e interrumpió su perfecta vista. Ella le sonrió a Cornamenta, el susodicho le hablaba en susurros, mientras le sonreía pícaramente a la gryffindor.
Y se enojó. Algo de lo que estaba viendo no le gustaba. Y es extraño. Debería estar feliz por James. Al fin había conseguido que Evans le correspondiera. Sí, debería estar feliz por Cornamenta.
Pero no lo estaba. No lo está.
Lo ha decidido. Lo decidió. No le gustaba esa imagen frente a sí. No le gustaba que James le haya dado dañado su campo de visión y no le gusta…
¿Qué? ¿Qué es lo que no le gusta?
No lo sabía. No lo sabe. Mentira. Sí lo sabía, lo sabe, pero jamás lo aceptaría. Prefería morir primero, antes que aceptarlo.
-HP.-
James estaba sonriendo como estúpido. Y odiaba la cara de idiota enamorado que tenía su compañero de aventuras. Odiaba la cara de James, odia la causa de esto, pero no odia a la causante. De eso está seguro.
Y entonces la vio. Se acercaba corriendo hacia ellos. Hacía él. Ha estado a punto de abrir los brazos para recibirla, pero ha recordado algo importante. James estaba a su lado. Y ella estaba corriendo hacía Cornamenta, no hacía él.
Se abrazaron. Y a él se le ha retorcido el estomago. Tenía ganas de decir algo gracioso, pero las palabras se negaron a salir de su boca.
Estaba mudo. Temporalmente.
Se besaron. Y él volteó su cabeza hacía el lado opuesto. No le gustaba ver como James casi se follaba a la pelirroja. Lily, tenía que llamarla por su nombre. Pronto serían cuñados o algo parecido. Sólo debía convencer al Ministerio de que le dejasen cambiar su apellido.
Suspiró. Llevaban diez minutos en el beso, lo mejor era que se fuera, ya después hablaría con James sobre Quidditch. Claro, si unos cabellos rojos no interrumpían su jugosa conversación.
-HP.-
El aire se le ha ido de los putos pulmones. De seguro era una visión. Últimamente la ha estado viendo en todos lados y por eso se la imaginaba ahí.
¿Qué podría ella hacer ahí? Nada. No había una sola posibilidad por la que ella visitaría ese lugar. Según recuerda le tiene miedo a las alturas. Entonces sí, era una visión.
La torre de astronomía estaba sola y él era su único visitante. Sólo él, nadie más.
Ella se movió y eso lo hizo dudar. ¿De verdad era una visión.
― ¿Lily? ― y se arriesgó, después de todo nada podría ocurrir. De seguro una ráfaga de viento sería su respuesta.
Ella se volteó. Su cabello rojo ondeó junto al viento cuando lo hizo, sus ojos se veían cansados y hay algo más en ellos que no logró definir.
― ¿Sirius? ― ¿las alucinaciones hablaban? Lo dudaba. ¿Entonces ella estaba allí?, pero ¿por qué?
Ambos asintieron. No había mucho que decir, en verdad que no. Ambos eran prefectos. Ambos estaban rompiendo el toque de queda.
De él es usual, pero ¿de ella?
― Creí que le temías a las alturas. ―susurró, tratando de ubicar el motivo que la había llevado allí. Precisamente allí.
Ella suspiró. Miró al cielo y luego al Black.
― Lo hago. Y sin embargo este lugar es bueno para reflexionar. ―confesó.
Y no le preguntó nada más. Algo le decía que no estaba preparado para las siguientes respuestas. Y por primera vez le hizo caso a su corazonada. Era curioso, pero no tanto.
― Cierto. ― afirmó, mientras se sentó a un lado de la pelirroja y posó su vista en la luna.
Siempre le había gustado ir a ese lugar para meditar, para dejar su cabeza en blanco por unos momentos y simplemente disfrutar de la vista. De los Merodeadores sólo Remus sabía que ese era su lugar favorito de Hogwarts.
-HP.-
«Duerme» se repitió constantemente.
Su cuerpo le exigía descanso y no obstante su cerebro le exigía explicaciones como si se tratase de una mujer celosa.
Suspiró. Dejó que su cerebro ganase la batalla y se levantó de la cama. Lo hizo con cuidado, sus compañeros gryffindors no tienen la culpa de que el fuese casi sonámbulo. Sólo que en vez de ser su cerebro el dormido y su cuerpo el despierto, la cosa era completamente al revés.
Rememoró todo lo que su cerebro quiere recordarle. No lo entendía. ¿Para qué era necesario volver a la clase del profesor Bins? ¿Al momento donde Cornamenta y Evans (Lily, debía recordar llamarla por su nombre) estaban en pleno faje? ¿Por qué recordar lo que le ha pasado una hora atrás con la chica gryffindor?
¿Qué? ¿Qué era lo que su cerebro estaba exigiendo? ¿Qué explicación quería? Sólo eran escenas con la novia de su mejor amigo. Sólo eso.
«No es sólo eso y lo sabes, Sirius.» le riñó una voz en su mente.
Curiosamente sonaba como la voz de su padre. Ese maldito de Orión Black que creía que la mejor forma de enseñarle era mediante Crucios y uno que otro Imperio.
No era sólo eso. Entonces… ¿Qué era? El no veía nada diferente, había sostenido varias conversaciones con Evans, no eran amigos, pero tampoco desconocidos. Y la relación de la chica con James les obligaba a pasar minutos, incluso horas juntos.
«No es nada y acepta mis palabras.» Le dijo a esa mujer celosa que es su conciencia.
Y ésta se calló de repente. Como si le diera la razón. Como si estuviera de acuerdo con él. Como si le creyera. Porque después de todo si él decía que no era nada, de esa forma tan segura, no se podía hacer otra cosa que creerlo.
Suspiró. Al fin podría dormir tranquilo, sin esa mujer celosa exigiéndole explicaciones.
End fase I.
