¡Hola a todos! Sé que he tardado pero por fin os traigo la continuación de "Guerra: El comienzo"
Para aquellos que no leísteis el fic anterior no es estrictamente necesario que leáis la primera parte de esta historia pero si no lo hacéis seguramente la historia os resultará confusa y no entenderéis muchas cosas, por eso os recomiendo leer "Guerra: El comienzo"
Este capítulo ha quedado más corto de lo que tenía planeado pero quería subir pronto la continuación además tenía que cortarlo ahí porque si no me daba la impresión de que iba a quedar a medias.
Resumen(ampliado): La guerra ha acabado, ha llegado el momento de enfrentar aquello que se dejó aparcado por culpa de la guerra. Nuestros protagonistas tendrán que vivir con el dolor que les ha dejado la guerra. Ahora ellos se enfrentan al reto que supone la guerra, les esperan momentos difíciles pero también felices y románticos. El amor llegará a la vida de muchos y la nueva generación de ninjas irá apareciendo. Pero algo hará que la felicidad de muchas familias sea rota, nacerá el odio y el rencor y los corazones sufrirán por culpa de una decisión. Y con los años los hijos de nuestros protagonistas crecerán, llegará su momento y serán ellos los que tomen las riendas del destino del mundo ninja y de sus propias vidas.
Aclaración: Naruto no me pertenece, el propiedad de Kishimoto. Pero esta historia sí que es de mi porpiedad así que nada de plagio.
Advertencias:
OCs
Muertes de personajes
Tal vez haya Lemmon (lo que vosotros prefiráis)
Situaciones duras
Bueno no me enrollo más, disfrutad del capítulo ^^
Guerra parte 2: Kunoichi
Capítulo 1: Dolor
Sakura posó sus manos en el sangrante pecho de su amigo, Ino se acercó corriendo para ayudar a su amiga. Sus amigos y compañeros contemplaban la escena sorprendidos, Hinata derramaba lágrimas, se notaba que la muchacha estaba llena de dolor y preocupación. Aún no se creían que ninguno de ellos se hubiese dado cuenta de que todo era una estúpida ilusión, no podían creerse que su amigo hubiera sido herido delante de sus narices, y encima el maldito de Danzou había huido del lugar seguido por alguno de sus anbus. Todos miraban la escena entre preocupados y rabiosos, tenían sus puños apretados y rezaban porque su amigo no muriese, Naruto no podía morir, él era la luz que iluminaría a la nueva Konoha, él era el futuro.
Sakura lloraba mientras usaba sus últimas gotas de chacra en curar al rubio, la mujer se mordía le labio inferior, ella sabía que la herida de su amigo era grave y no paraba de sangrar. Intentaba ser positiva pensando que con la ayuda del kyubi la herida podría sanarse. Las dos kunoichis estaban muy concentradas en su tarea, sabían que la vida del chico dependía de ellas. De repente todos sintieron un chacra muy conocido y a excepción de las dos médicos, se giraron para mirar a su Hokage. La mujer rubia corría hacia ellos, con rapidez se arrodilló junto a Ino y comenzó a sanar al rubio. Todos pudieron apreciar la preocupación en el rostro de la mujer que acababa de llegar.
El panorama era desolador, todos con cara de preocupación, Naruto desangrándose, las kunoichis médicos usando todas sus fuerzas para curarlo, y todos rodeados pro cadáveres de sus compañeros y enemigos.
Sin duda la guerra era horrible, y todos deseaban de corazón que no volviese a haber una guerra, aunque por desgracia sabían que desgraciadamente eso era imposible, todos sabían que su mundo estaba lleno de batallas, y que la lucha no acabaría nunca.
Todos vieron como las tres mujeres suspiraban con alivio y observaron sorprendidos que la herida de su amigo ya no sangraba.
Entonces llegó un grupo de médicos, los cuales llevaban una camilla. Con cuidado colocaron a Naruto en la camilla, las tres mujeres se fueron con el herido.
–Él estará bien – dijo Tenten para tratar de animar el ambiente.
Todos estaban callados y muy serios, en sus ojos se podría apreciar el cansancio que solo alguien que ha vivido la guerra puede tener. Esa maldita guerra les había cambiado, y les había hecho madurar, y apreciar las cosas importantes de la vida.
–Será mejor que hagamos algo de utilidad y ayudemos a retirar los cuerpos de las calles.
Asintieron ante lo que había dicho Shikamaru, pero cuando fueron a hacerlo se dieron cuenta de que no podían, estaban exhaustos, sus cuerpos estaban al límite. Molestos, caminaron como pudieron a un lugar libre de cadáveres y se sentaron para intentar recuperar las fuerzas.
–Por fin ha acabado – susurró Kiba.
–Aún tenemos que reconstruir la aldea y enterrar a nuestros amigos y camaradas.
Todos bajaron la mirada al oír las palabras del Nara, y es que lo peor de las guerras no son las batallas si no el dolor que queda después de éstas. Los corazones se rompen al perder a los seres queridos pero hay que superar ese dolor y seguir adelante para reconstruir lo destruido y forjarse un futuro con la esperanza de que éste será mejor que el pasado.
Las horas pasaron y por fin el Sol se ocultó dando lugar a la noche. En las calles ya no quedaban cadáveres, los que habían sobrevivido habían hecho todo lo posible para que sus camaradas no se descompusieran en medio de la calle. En esos momentos los médicos estaban identificando a los muertos para poder meterlos en tumbas y enterrarlos. A los Akatsukis y los anbus de raíz los habían metido en cámaras frigoríficas para poder examinarlos después.
En esos momentos la Hokage estaba sentada en el sillón de su despacho, la mujer se encontraba examinando un informe sobre los daños materiales. Un suspiro se escapó de entre sus labios, la mujer dejó la hoja sobre su mesa, se levantó tranquilamente de su asiento y se acercó a una de las ventanas. Desde ahí podía ver los edificios destruidos. Negó levemente, sabía que ella y sus ninjas no tendrían tiempo para descansar. Primero tenían que identificar a todos los cadáveres, se les enterraría cuanto antes, y cuando se hubiesen celebrado todos los entierros se haría un homenaje a los caídos en esa maldita batalla.
El sonido de unos nudillos golpeando la puerta logró sobresaltar a la mujer. Ella solamente dijo un: "Adelante". La persona que había al otro lado de la puerta la abrió. Tsunade miró a la mujer que había ante ella, su alumna ya no era una niña, ahora era un mujer fuerte que estaba ayudando mucho a su aldea en un momento tan difícil como ese.
–¿Qué ocurre, Sakura? - quiso saber la rubia.
–Le traigo los informes de los ingresos y las altas.
–Déjalos encima de mi mesa.
La Hokage se dio la vuelta para volver a mirar por la ventana. Sakura dejó los papeles pero no se marchó, se quedó de pie observando a su maestra.
–¿Qué te preocupa?
–Quiero curar, no hacer informes.
La maestra miró a su alumna. Tusande sabía que Sakura no estaba de acuerdo con esa medida, pero era necesaria, si no ella estaría muerta por falta de chacra. Minutos después de estabilizar a Naruto la Hokage había ordenado a los ninjas médicos organizarse en turnos de dos horas cada seis horas. Pero a Sakura y a Ino no les iba a dejar usar chacra hasta que durmiesen y recuperasen energías.
–Vete a casa o a una de las salas de descanso, duerme y mañana a las ocho ve y te daré nuevas órdenes.
Sakura iba a replicar pero la mirada de su maestra la detuvo. Inclinó levemente la cabeza y se fue del lugar. La mujer se sentía impotente, quería ayudar, pero en el fondo sabía que su maestra tenía razón, ella había llevado su cuerpo hasta el límite, necesitaba descansar para poder ayudar a su aldea, a su gente.
Mientras tanto Ino se encontraba en la oficina forense haciendo informes sobre las personas que se iban identificando. La mujer escribía con rapidez, estaba cansada pero sabía que cuanto antes acabase todo eso antes podría irse a su casa y descansar aunque sólo fuese un poco. Pero de repente dejó de escribir y empezó a temblar levemente. Shizune la miró preocupada, sabía que la causa de que la muchacha reaccionase de ese modo era porque un compañero había dicho que acababa de identificar el cuerpo de Chouji Akimichi.
La mujer de pelo negro se acercó a la rubia y posó sus manos en los hombros de su amiga. Ino pareció calmarse un poco porque dejó de temblar. Ella se giró un poco y miró a su amiga de ojos negros, la mujer perteneciente al clan Yamanaka sonrió levemente, tratando de convencer a la otra de que estaba bien.
–Ino, será mejor para ti que vayas a una de las salas de descanso del hospital y descanses.
–No necesito descansar – dijo la rubia – Estoy bien – añadió.
–Yamanaka-san, Shizune-san tiene razón, descanse durante unas horas.
Ino suspiró, sabía que no la dejarían tranquila hasta que fuese a descansar. Les sonrió a todos y se marchó de allí. Por el pasillo se cruzó con Hinata, la Hyuuga estaba sacando un café de la máquina.
–Hina ¿qué tal estás?
La mujer de ojos color perla simplemente se encogió de hombros y le dedicó una leve sonrisa a su amiga.
–¿Y tú?
–Supongo que más o menos como tú.
Ambas se sonrieron, se abrazaron y cada una siguió con lo suyo. Hinata se dirigió a la habitación en la que estaba ingresada su hermana menor. Por suerte Hanabi no estaba demasiado grave. Al llegar a la habitación se sentó en un sillón y con tranquilidad se bebió el caliente líquido. Ella suspiró y miró las vendas de su hermana, ahora que su padre había muerto en la guerra, su hermana menor era la única familia que le quedaba. Era cierto que ellas nunca habían tenido mucha relación pero tal vez ahora que su padre ya no estaba ellas se llevarían mejor.
–Hinata.
La voz de su primo la despertó de sus pensamientos. Se giró y miró a su primo, él tenía la cabeza vendada además de un brazo, a su lado estaba Tenten, la mujer la miraba con preocupación. La Hyuga se giró, sabía que era lo que querían pero no lo haría. La morena miró a su amiga, se acercó con paso tranquilo a ella. Se puso de rodillas en frente de ella, la de ojos perlas bajó la mirada para mirar a su amiga. Tenten se sorprendió al ver la nublados los ojos de la muejr que habían en frente de ella, los ojos de Hinata siempre le habían gustado porque a diferencia de la mayoría de la gente adulta, eran transparentes, pero en ese momento no lo eran, la castaña frunció el ceño. Y deseó de todo corazón que la guerra no hubiese logrado cambiar a su amiga, que no le hubiese robado esa pureza que todos adoraban e intentaban proteger. Sabía que ella estaba pasando por momentos difíciles y que seguramente su amiga estaba preocupada, y eran esas preocupaciones las que nublaban su mirada.
–Sabes que estamos contigo.
La chica de pelo negro azulado sonrió con dulzura a su amiga experta en armas. Al ver esa sonrisa el corazón de Tenten se aligeró, en ese momento tuvo la certeza de que su Hinata seguía ahí y que lo único que pasaba es que tenía demasiadas preocupaciones.
La mujer le devolvió la sonrisa y se reincorporó, cogió a Neji del brazo y lo obligó a salir. El hombre la miró sin entender, habían dado unos pocos pasos cuando él se soltó del agarre de su compañera de equipo y la miró con el ceño fruncido. Ella sabían que él quería saber el motivo por el que lo había sacado de la habitación cuando ni siquiera había conseguido hablar con su primea para conseguir que entrase en razón y regresase a la mansión.
–Ella está bien – fue lo único que dijo ella.
Él suspiró.
–No, Tenten. No lo está, Hinata necesita descansar y salir de este lugar.
–Lo sé, Neji. Pero ella no quiere dejar sola a su hermana. Cuando Hanabi despierte estoy segura de que se tranquilizará y entrará en razón.
El Hyuuga iba a replicar pero ella lo calló con un beso, él se sorprendió pero recibió con gusto el suave contacto con los labios de la hermosa mujer. Ella se separó despacio de él, ambos estaban algo sonrojados. Tenten estaba sorprendida de su propia acción, lo había hecho sin pensar, y lo cierto era que no se arrepentía, no era su primer beso, ella y Neji se habían besado muchas veces pero nunca en un lugar como aquel.
Él la cogió de la mano y juntos se fueron del hospital, antes de llegar a la recepción pasaron por al lado de una sala de descanso para los médicos y ambos pudieron escuchar a la perfección la voz de Sakura gritándole a Ino. La morena suspiró, incluso en esas situaciones sus amigas seguían igual que siempre. La pareja siguió su camino dejando atrás la sala en la que se encontraban la mujer de pelo rosa y la rubia de ojos azules.
En el interior de la habitación las dos mujeres discutían, Sakura estaba durmiendo plácidamente cuando sin venir a cuento Ino la había despertado estirándole de la mejilla. La rubia no se podía dormir y aburrida había decidido despertar a su amiga para por lo menos tener alguien con quien hablar.
–¡Maldita cerda! - gritó muy enfadada Sakura.
–Tenía que haberte visto la cara, frentuda – dijo la rubia entre risas.
La mujer de ojos verdes se había asustado mucho al ser despertada de forma tan brusca y es que para esas cosas Ino tenía poca consideración. La mujer de pelo rosa logró tranquilizarse, miró a su amiga y frunció el ceño al ver la tristeza reflejada en el rostro de la rubia. Se levantó y se sentó junto a su amiga.
–¿Qué te pasa?
–¿A mí? Nada.
Ino trató de sonreír pero en vez de una sonrisa le salió una mueca extraña. Sakura la cogió de la mano parea que supiera que ella estaba ahí para escucharla y apoyarla. La rubia se dio cuenta de que con Sakura no podía intentar mostrar felicidad y tranquilidad, su amiga la conocía demasiado bien como para que pudiera engañarla. Suspiró, agachó la cabeza.
–Me siento mal, yo, yo … - trataba de decir entre sollozos – yo abandoné a Chouji – dijo al fin.
Sakura suspiró y frotó la espalda de su amiga en un intento de tranquilizarla. Hacia solo un par de horas que ella se habían enterado de la muerte del bueno de Chouji, cuando oyó la noticia no pudo evitar llorar, no sólo por el dolor de la pérdida si no de como se sentirían Ino y Shikamaru, ambos querían mucho a su amigo y se sentía culpables de haber estado demasiado ocupados los últimos años.
Ino respiraba con dificultad, el dolor, la rabia y la culpabilidad estaban pudiendo con ella. Cuando la rubia se enteró de la muerte de Sai, cayó de rodillas y golpeó el suelo con los puños, mientras lo hacía gritaba desesperada y enfadada. Pero aún así la rubia se había repuesto y había ido a contarle a la novia de Sai lo que había ocurrido. Aún recordaba el rostro de Himeko lleno de lágrimas y su llanto descontrolado. La angustia se había instalado en su corazón y no la dejaba respirar.
Sakura se preocupó al darse cuenta de que su amiga estaba sufriendo un ataque de ansiedad, por suerte ella sabía lo que había que hacer en casos como esos. Ino se sentía como si se fuera a morir, se estaba ahogando. Pero con la ayuda de su amiga logró superarlo. La mujer de pelo rosa abrazó a su amiga, y ambas mujeres lloraron, compartiendo su dolor y su angustia.
Mientras tanto en la habitación de Hanabi, Hinata dormía. Ella estaba teniendo una pesadilla, la cual era tan horrible que había conseguido que la mujer llorase no solo en el sueño si no también en la realidad. La menor de las hermanas despertó, la chica parpadeó, se notaba que estaba confusa, observó su vendas y después la habitación en la que se encontraba. Abrió los ojos sorprendida al ver a su lado a su hermana mayor llorando.
–Hinata.
Pero ella no contestó a su débil llamado. Hanabi se estiró hasta lograr tocar a su hermana y la movió para que se despertase. La mayor se despertó de repente, parecía asustada. Al ver a su hermana despierta la mujer no dudó en abrazar a su hermana y Hanabi se dejó abrazar. Y fue en ese momento cuando ambas supieron que las cosas iban a cambiar, que ellas ya no eran las mismas.
–¿Y nuestro padre?
Hinata soltó a su hermana y bajó la mirada, eso bastó para que la menor supiera la respuesta. La joven estaba sorprendida y triste, era cierto que su padre nunca había sido cariñoso y que la había alejado de su hermana, pero aún así él la había cuidado y enseñado.
–Entonces ahora tú eres la líder del clan.
–Sí – musitó la mayor.
–Deberías ir a atender las necesidades del clan.
–Pero...
–Sé que quieres estar conmigo pero ahora debes asumir tus responsabilidades.
–De acuerdo.
Abrazó a su hermana menor y se marchó de allí. La mujer sabía que su hermana tenía razón, y no pudo evitar sonreír la pensar lo responsable que era Hanabi, incluso en un momento así tenía claro que el deber era lo más importante. Esa era una de las cosas en las que ellas no coincidían, Hinata le daba más importancia a otras cosas como el amor y la amistad.
Cuando estaba ya fuera del hospital un anbu apareció ante ella y le dijo que la Hokage quería verla en su despacho. Ella solo asintió y desapareció en un remolino de ojas, instantes después apareció en el despacho de Tsunade.
–Hokage-sama.
–Hinata-sama.
La chica miró sorprendida a la rubia al oír como la había llamado. La mujer sonrió al ver la sorpresa en el rostro de la joven, cosa que era normal, ya que la chica había pasado de ser una jounin a ser la líder de uno de los clase, por no decir el más, poderosos de la aldea.
–Sabes que tendrás que acostumbrarte a que te llamen así.
La chica simplemente asintió.
–En un momento como éste necesito el apoyo de los clanes.
–Usted siempre tendrá mi apoyo.
–Me alegro de que tú, una de las kunoichis más fieles a la aldea sea ahora la líder del clan Hyuuga. Sé que tú cambiarás a tu clan y que conseguirás que sea mucho mejor – la mujer sonrió – Ahora Hinata necesito que me ayudes y organices a los miembros de tu clan para que ayuden en la transportación de cuerpos y la preparación de la ceremonia.
–Por supuesto – dijo la joven con firmeza.
–Bien, puedes irte.
Hinata hizo una reverencia a modo de respeto y desapareció de la vista de la Hokage. La sonrisa en los labios de Tsunade apareció ante el pensamiento de que esa joven podría cambiar a uno de los clanes más poderosos y anticuados. Sabía que esa muchacha era muy diferente de como era su padre. Ella al igual que sus amigos era especial, y la mujer sabía que esos jóvenes cambiarían la aldea de Konoha.
Gracias por leer! =)
Espero que os haya gustado, esperaré vuestros reviews para saber vuestra opinión.
Este fic va a ser mucho más largo que el anterior (lo cual os podréis imaginar si habéis leído el resumen), no sé cuantos capítulos serán pero tal vez llegue a los 50.
En esta historia me centraré en las chicas de la serie, de ahí el título, no dejaré detrás a los chicos pero me quiero centrar en ellas y en sus hijas.
Preparaos para un fic lleno de romance, acción y drama!
Nos leemos!
