Family
Disclaimer: Harry Potter no me pertenece. Yo solo juego con los personajes.
Aviso: Este fic ha sido creado el "Amigo Invisible de Verano 2017" del Foro "La Madriguera"
Amigo Invisible de Reserva: RoseBlack-Malfoy
Petición: Un momento familiar entre Harry y sus hijos, si es cuando son pequeñitos, mucho mejor
Palabras: 1607
Capítulo I. La alacena
Los rayos del sol se colaban por la ventana de la habitación haciendo que el único que reposaba en la cama comenzara a despertarse. Al cabo de unos minutos, la puerta del baño se abrió dejando ver el cuerpo de una mujer que corría por la habitación obviamente retardada.
—¡Harry! —llamó por encima de su hombro mientras se calzaba los pantis— ¡Harry! ¡Cariño! ¡Despierta! —Ginny caminó hasta él y lo sacudió fuertemente— Cariño voy tarde, el traslador saldrá en unos minutos, debes preparar la comida de los niños —Él se giró lentamente y abrió los ojos acostumbrarse a la luz.
—¿De verdad tienes que ir? —preguntó aún somnoliento— No es que no quiera quedarme con los niños solo, pero hace muchos meses que no tenía tanto tiempo para disfrutarlo con todos.
—Volveré pronto, lo prometo —se acercó a él, lo besó tiernamente y desapareció.
Harry terminó de desperezarse y se levantó rápidamente para comprobar que sus hijos durmieran antes de meterse a la ducha. Salió del cuarto y entró primero a la habitación más cercana a la suya, la de Lily. Su hija yacía en la cuna, aún dormida con la mano hecha un puño alrededor de su mantita. Sonrió con ternura y salió silenciosamente.
En la habitación continua, Albus dormía plácida y tranquilamente acomodado en posición fetal con una copia ilustrada de Animales Fantásticos y dónde encontrarlos abierta frente a él. Harry negó sonriendo y cerró el libro y lo dejó en la mesa de noche.
Finalmente entró a la habitación de James, aunque sabía que su hijo mayor podía dormir el día entero si lo dejaban, debía comprobar que todo estuviese en orden. Como lo esperaba, James yacía sobre la cobija, con una pierna apoyada en la pared y la otra doblada en un ángulo extraño, la boca abierta y un hilillo de baba cayendo por su mejilla. Cerró nuevamente y se encaminó hacia su habitación para ducharse y asearse antes de ir a preparar el desayuno para su familia.
Minutos más tarde, Harry preparaba panquecas y, a su lado, las frutas se cortaban solas. Un llanto resonó en el piso superior y él salió apresurado hacia la habitación de la pequeña pelirroja; la encontró asida de los barrotes de la cuna, con los ojos anegados de lágrimas y estirando con ansias los brazos hacia su padre.
—Hola pequeña —susurró el azabache tomándola en sus brazos y arrullándola, se dio la vuelta y encontró a Albus, rascándose los ojos y mirándolo con atención. Se agachó hasta llegar a su altura y le acarició el rostro, contemplándolo y agradeciendo nuevamente el tenerlo allí con él— Hola pequeño, ¿listo para un desayuno de campeones? —Albus sonrió, bostezó y Lily agarró los lentes de su padre llamando la atención de ambos.
Minutos después, los tres estaban en la cocina. Harry alimentaba a Lily y Albus comía con sus ojos aún entrecerrados. Un ruido seco alertó al mayor de todos. Consciente de que su hijo se había caído de la cama, Harry preparó otro plato, sabía que no sería capaz de volver a dormirse; menos con el olor de panquecas calientes.
—Buenos días papá, mocoso me ganaste hoy. ¡Ah! Lily, ¿qué cosa horrible comes hoy? —James Sirius pasó por un lado de su hermano y desordenó su cabello aún más y desapareció frente a la torre de panquecas.
El día transcurrió entre risas y juegos, habían visitado el parque de juegos y habían ido a buscar a Teddy en casa de Andrómeda. Así que ahora Harry contaba los números con los ojos cerrados mientras los chicos corrían para esconderse mientras que Lily observaba desde su corral.
—Listos o no, ¡allá voy! —gritó Harry desde su lugar, tomó a Lily en brazos y corrió con ella— Vamos Lily, encontremos a tus hermanos.
Harry corrió a la cocina y empezó a abrir los gabinetes, buscó en el baño y en la ducha. Podía hacer magia para encontrarlos, pero eso dañaría la diversión. Subió unos pisos más y encontró a Teddy debajo de la cama de James y al mismo James escondido entre las cortinas de la habitación de Kreacher. Solo faltaba Albus, pero por más que buscó Harry no logró encontrarlo. Así que asustado por el lugar que su hijo usó para esconderse, sacó su varita y ella lo guio hasta el lugar menos pensado para el azabache, la alacena.
Cuando la abrió, se encontró con una pequeña torre de gavetas desparramadas y su hijo detrás de ellas sosteniendo una vela encendida, su rostro afligido y completamente asustado.
—¡Al! ¿Por qué no has llamado? ¿Cómo llegaste hasta aquí? —preguntó Harry sacándolo de allí. Él negó sutilmente, pero al escuchar a su padre insistir abrió su boca y temblando levemente habló.
—No recordaba que es el lugar prohibido papá, lo siento. No lo recordé. Solo entré y quise abrir esconderme allí, quise abrir las gavetas para ocultarme tras ellas, pero no las alcancé y luego se abrieron todas y todo se volvió oscuro. ¡Negro papá! Y entonces quise trepar me caí y me raspé la rodilla.
—¡Ay si! —chilló James molestándolo— Me rompí la rodilla papá.
—¡Basta James! Continua Al —Harry se acercó aún más, vigilando a Lily que caminaba hacia Teddy.
—Encontré la vela y quería encenderla, pero no sabía cómo. Hasta que se encendió sola y entonces esperé a que alguno me encontrara. James siempre se esconde allí, pensé que si me escondía esta vez ganaría yo.
Harry sonrió ante la magia accidental que su hijo había hecho, conjuró cuatro vasos más el vaso especial para Lily y los llenó de choco malteada, llamó a sus hijos y los reunió en la sala; les dio los vasos y suspiró. Había llegado la hora de contarles parte de su infancia y de cómo eso había influido para que aquel fuera un lugar prohibido.
Nota de la autora: Amé escribir esta petición así que espero que la disfrutes.
