Hermandad

Capítulo 1

Busqueda...

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Cyberton... El planeta de la noche eterna. La ausencia de soles enmarcaba ese pequeño universo como un mundo de oscuridad sin límite, sin embargo, no por ello dejaba de ser hermoso. La tecnología que componía la bastedad de sus plazas resaltaba con sus colores artificiales, los cuales le brindaban la vida que ninguna estrella podía integrar. Como todo lo que existía ahí, el metal cobraba otro significado, enmarcando vías y construcciones de manera elegante y al mismo tiempo práctica. El cristal, el acero y la energía, se entremezclaban para recrear aquella grandeza que sólo se denotaba en épocas pasadas. Que sólo los más viejos pudieron gozar por muchas eras ininterrumpidas.

Hoy, la sombra de la guerra parecía haberse desvanecido con los vorns, llevándose consigo infinidad de conflictos que el tiempo sanaría. Aunque las cicatrices fuesen difíciles de borrar, simplemente había cosas que no se podían olvidar; dejando como legado las tumbas de los héroes caídos, quienes reposaban al lado de aquellas víctimas inocentes que perecieron en esos conflictos. Años de lucha resumidos en un brillante futuro, envuelto en infinidad de menciones y festejos dedicados al sacrificio.

Un recordatorio para todas aquellas generaciones ahora creadas bajo el símbolo de la paz.

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Bien se dice que lo bueno no puede apreciarse sin lo malo y que no hay orden sin desorden, los conflictos comunes entre grupos siempre estarán presentes, porque nadie piensa igual finalmente.

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2 vorns después de Fronteras...

-Aquí, unidad 3, tengo el objetivo en la mira -Resonó una transmisión, perdiéndose en el silencio enmarcado por la oscuridad.

Kaon era una de las ciudades más conocidas en el planeta, hogar de las fuerzas armadas Autobot y del gobierno general, se decía que su seguridad era impenetrable y que los grandes secretos de la guerra se resguardaban ahí.

-Recibido. Proceda con el plan, unidad 3- La respuesta fue breve y precisa.

El mecha receptor asintió, preparando su arma, la mira del gigantesco rifle se posó en un bot vigía, un mero guardia que recorría los pasillos de la vieja biblioteca militar. El punto donde la información sobre las más cruentas batallas se resguardaba.

Un corte de cartucho fue la única señal de alerta antes de ese disparo crucial, su efectividad garantizaría la misión, por lo que no podía haber margen de error.

-Eres mío -Susurró el francotirador, realizando los últimos cálculos referentes a la distancia y el movimiento, el óptico carmesí del mecha brilló por un momento, jalando el gatillo.

Un breve silbido atravesó el patio del complejo, acertando en el blanco. El mecha herido fue derribado, pero su estructura jamás tocó el suelo, mientras la forma del otro operativo resaltaba brevemente en la oscuridad con sus cromas amarillos.

-Blanco confirmado, unidad de infiltración dentro, procedo a la retirada, cambio y fuera -Se cortó la transmisión del tirador momentos antes de que la forma del mustang negro se alejara del lugar.

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Los juicios parecían haberse olvidado con la desaparición de los dos líderes rebeldes, quienes estuvieron a punto de reiniciar esa guerra tiempo atrás.

Justicia o injusticia, simplemente eran hechos enmarcados en la historia como un ejemplo de lo que podía repetirse una vez más. De aquello que aparentemente nadie se estaba esforzando en evitar. No comprendían que curar la herida por la superficie no eliminaba la infección interna…

Las advertencias simplemente se desvanecían en esa eterna oscuridad a través de noticias innovadoras, las cuales reemplazaban con facilidad aquellos antiguos eventos, dando paso a algo más.

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Sin embargo, no todos son capaces de olvidar el pasado. El perdón puede otorgarse, pero eso no evita que el olvido se haga presente, junto con la remembranza de esa injusticia que no se puede borrar. Cuando inocentes pagan por delitos que jamás conocieron, cuando las oportunidades simplemente no se dan a lugar.

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El juicio que se dio rápidamente. La pena… una sentencia que no pudo refutarse, pruebas que simplemente enmarcaron su destino, robando su libertad. Hundiéndolo en el fango del que toda su vida, ciclo tras ciclo, siempre luchó por emerger.

Trazando siluetas de abandono en esa desafortunada situación, recordando tan sólo los elementos básicos ocultos bajo esos muros eternos, buscando sobrevivir: la resignación, la muerte mental y el deterioro eran las penurias inevitables de la miseria, las garras que rasgaban y rasgaban cada vez mas profundo.

Darkwar recorrió el piso de esa sucia celda con su mano, sus dedos trazaron algunos contornos de una de las muchas hendiduras que parecían haberse convertido en su última obsesión. Las fuerzas para pelear le habían abandonado, sobrevivía de los recuerdos, de los eventos que lo arrastraron a esa situación mucho tiempo atrás...

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(Flashback)

Sitios tan peligrosos no existían… Eso decían ellos. No más dentro de la ilegalidad, ahora todo era justo y coherente, según las leyes. Basado en reglas, normas y conductas que se postulaban desde vorns enteros de regimiento de la misma masa política. La que perdió el control por mas de nueve millones de años, después recuperándolo nuevamente, sobre los cuerpos lapsos de muchos; inocentes y culpables, indigentes, seguidores y pacifistas. Cada quien que ofrendó su vida por distintas causas y creencias, incluso por ninguna de éstas.

Sin embargo, con paz es con lo que se disfraza la verdad, lo que está oculto en el podrido filamento. Una prisión, lo peor inventado por la mente de un ser pensante… con distintos grados de perdición, la misma carencia de control en la población.

En cybertron, lo despreciable de la raza, lo peor del mundo y del comportamiento mal visto, caía en una prisión, en la desesperanza de barrotes de energon iluminados, quemantes y electrificados, listos para chamuscar los circuitos internos de un transformer si éste se aventuraba a tocarlas… Muchos, que obsesionados por el brillo antojable que expedían las barras, ya podían dar testimonio de la muerte que sufrieron, o lo cerca que estuvieron de sufrirla.

Las parias, la escoria… lo aborrecible unido en una pangea de indeseables abominaciones robóticas. Mejor mantenerlos adentro, matándose entre ellos, que contaminando las calles o destruyendo vidas productivas.

… »

Darkwar arrastró los pies, no podía levantarlos. Era mucho peso como para caminar, todavía no se acostumbraba a andar con restricciones. Los grilletes que esposaban sus manos frente a su regazo se enlazaban con aquellos que esclavizaban también sus pies. Muy largo era el pasillo por el que andaba, oscuro y sucio, con olores rancios de energon viejo.

Lentamente se iba olvidando que alguna vez existió un mundo allá afuera, lejos de las murallas doblemente fortificadas que se encargarían de borrarle su claustrofobia, o afrentarla según diera la ocasión.

Cada paso le daba la bienvenida a un par de ópticos diferentes que le veían detrás de las luminosas barras rosas. Fulgores muertos, asediantes, todos le decían lo mismo: Pronto estaría igual que ellos, mirando con los ojos de la muerte a los nuevos residentes, le decían que no tardaría en implorar por energía, que gemiría por un cubo casi vacío de energon.

Tenía dos transformers escoltándole, cada uno lo tomaba de un brazo. Ninguno hablaba, no lo empujaban tampoco, no hacían ningún gesto que evidenciara un mínimo ápice de lástima o tristeza por los condenados muriendo de inanición que los miraban con ojos caníbales, sedientos. Sólo los pasos resquebrajaban el árido piso mugriento. Un eco sonoro que se adentraba cada vez más al infierno.

La celda llegó finalmente ante su semblante, pequeña y sucia, con el suelo desigual como único adorno… tres mortíferas paredes y unos barrotes de energon siempre recordándole que su opinión como individuo no le importaba a nadie. Los transformers lo hicieron entrar, dándole un empujón leve que lo hizo trastabillar. Las barras se encendieron automáticamente, mas tarde los carceleros se fueron, no sin antes aventarle una mirada similar a la de quien mira a un muerto pudriéndose en óxido.

Darkwar los escuchó marcharse. Caminó hasta la pared del fondo y dobló su cuerpo para sentarse. Fue entonces que se dio cuenta de los dos asesinos pares de ópticos ámbar que le hostigaban desde la celda de enfrente.

Los murmullos empezaron a alborotarse cuando el chasquido de la puerta de seguridad indicó que los guardias se habían marchado. La algarabía que le provocó a los presos el tener metal lustroso y encerado frente a ellos, logró perturbar a Darkwar, quien levantó la barbilla y disfrazó muy bien su malestar, presumiendo el orgullo y la dignidad que aún le pertenecían en ese entonces.

Pronto los gritos lo empezaron a clamar como perros famélicos oliendo carne fresca.

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Pero cada acto se paga y recompensa por igual.

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La grabación se repitió una y otra vez por los monitores de la biblioteca. El mecha encargado no entendía cómo es que el grupo agresor había podido acceder a los archivos privados tan fácilmente y sin ser detectados por los sistemas de seguridad.

-¿Qué es lo que buscaban? -Se preguntó sin respuesta alguna.

Todo rastro de hackeo se había desvanecido con un virus desconocido que fue instalado justo después de haber requerido los enigmáticos datos.

–Menos mal que no contagia a los mechas –Prosiguió, ignorando finalmente el pequeño mensaje de descarga que su monitor mostraba.

Archivos requeridos:

"Proceso de prisioneros de alta peligrosidad…ubicaciones probables…"

Descarga 100%.

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Sin embargo, cuando el tiempo ha enmarcado el destino y la justicia no parece revelarse ante tales hechos, se necesita recurrir a medidas más drásticas.

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Shadowbird observó todo desde un pequeño dispositivo, el cual había guardado cada dato, asegurando su procedencia antes de ser revisado. Analizando y compilando programas que caían en veloces hileras que se reflejaban en sus ópticos rojos. Caracteres blancos sobre un fondo azul oscuro.

-Todo en orden, las unidades vuelvan al punto de encuentro –Comandó a través de su transmisor interno antes de apagar la pantalla, a pesar de que el equipo en su mayoría se integraba por unidades terrestres, conocía las capacidades del mismo.

Eran buenos elementos, eran leales y no abandonaban a sus compañeros. Era una hermandad real.

-Solid, será mejor que vayas con White Spark al punto de contacto, no sabemos si se requerirán tus servicios -Prosiguió la femme con un toque de satisfacción, al parecer ahora estaban a un paso más cerca de recuperar a su miembro perdido.

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Todo favor tarde o temprano se paga.

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(Flashback)

Dos Vorns atrás…

El mensaje había sido claro. Impulse se había sentido tentado apagarlo en cuanto recibió esa transmisión privada, pero al mismo tiempo fue incapaz. La esperanza muere al último, y aunque su conciencia jugó con él en el pasado, ahora se vio obligado a aceptar que su cobardía no le había permitido estar presente cuando recogieron los restos de sus amigos.

-En ese momento no podía o no quería aceptar la realidad, aunque sabía que eso no cambiaría nada, lo que ya ha sido hecho no puede deshacerse a pesar de lo mucho que lo deseemos…

Razón justa por la que permitió que el mensaje llegara a sus audios, captando algo que jamás imaginó. Los recuerdos embargaron su viejo procesador, reviviendo escenas olvidadas, no eran más que momentos de la vida que se negaban a marcharse.

-No estamos solos -Susurró para sí, consciente de que el Mustang que le acompañaba no respondería.

El mecha de cromas amarillos reposaba en profunda recarga cerca de él. Los dos vehículos se camuflaban entre el resto del grupo de autos inanimados que adornaba el estacionamiento inerte. No era el lugar más agradable en el que hubieran podido entrar en proceso de recarga, pero si uno de los más seguros.

La grabación resonó una y otra vez mientras impulse se decidía sobre lo que debían hacer o no.

El mismo mensaje no dejaba de pasar por su mente. Se repetía con insistencia, él lo activaba y repasaba cada una de las palabras en fluido cybertroniano que se acaudalaban en sus audios. Era curioso recibir un mensaje en esa actual y olvidada época. Impulse ya había dejado de creer que alguien en su planeta se acordara de él todavía.

Todo se revolvió dentro de su cabeza, pensando. Las noticias sobre lo que estaba sucediendo en cybertron le tenían al pendiente sólo por costumbre, por nada mas, las guerrillas y tratos de odio, sin embargo, lo que tocó el verdadero papel de importancia en ese momento fueron las palabras que Darkwar le transmitió por el olvidado canal que llevaba casi un vorn inactivo.

-No es ético, pero… eso ya no es importante cuando se ha sobrevivido a tanto -Continúo en su mente, imaginando al altivo volador frente a él. Sin querer enemigos a muerte que se convirtieron en amigos, una amistad que crecería con el tiempo, acercándolos.

"La oportunidad está presente. No puedo ser más específico sobre la situación pues mi tiempo se termina, pero si no has perdido la esperanza de tu chispa o tu procesador, sabes lo que tienes que hacer. Si alguien puede hacerlo eres tú... Impulse."

El muscle car jamás imaginó que el seeker le llamaría. Creyó que Darkwar moriría primero antes de pedir algún auxilio, no obstante, ese no era el mismo caza que conoció en T-D. Ahora estaba escuchando a un mecha preocupado por los suyos, a un ente responsable y líder de escuadrón. Muy dentro de él lo comprendía.

Un sonido de transformación.

-¿Adónde vamos ahora? -Resonó la pregunta del mustang, quien estaba parado a su lado, en su forma bípeda. A pesar de la fea marca que vestía, su rostro denotaba curiosidad cual chispa recién creada… Su carácter seguía siendo como siempre, al menos con Impulse.

-No iremos a Cybertron, eso es un hecho.

Terran asintió sin protestar al escucharle.

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Solid no esperó más tiempo, transformándose para partir. Al parecer una unidad médica nunca sobraba y de verdad que tenía tanto trabajo como el lamborghini aseguró el día que se conocieron, nunca faltaban las lesiones en los entrenamientos, las quebraduras de algo por descuido, los dolores y muchas mas cosas que arreglaba y a su vez aprendía con sólo observar a Impulse, uno de los mejores técnicos que hubiera conocido en su vida.

White Spark le decía que las actividades de ese índole medicinal eran totalmente aburridas, sin embargo, él replicaba con orgullo lo mucho que le gustaba y cuantas ganas tenía de volver a ingresar a otra academia para ampliar sus conocimientos y dedicarse a algo en específico, después de que trajeran a Darkwar, claro. El lamborgini lo despreciaba después, bromeando con una cara tan seria que todo parecía ser verdadero. Solid estaba acostumbrado a ello, White Spark era su amigo, y era gracioso que después de tanto tiempo al fin estuviesen a punto de llegar al final de aquella misión que inició esa amistad.

Al fin podría ver a su creador de frente.

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Porque el amor de un hijo es incomparable.

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Flashback

Todo fue tan rápido, no le permitieron una defensa decente. Después del juicio que duró casi tres ciclos, toda pista del caso pareció desvanecerse. Lo unico que quedaría para siempre en el joven procesador de solid sería la horrible sentencia que supo que le dictarían a Darkwar. Solid sabía que su creador aún estaba vivo, pero no podía hacer nada para ayudarlo, al menos no en ese momento. Sólo le quedaba pedir a Primus que el F-18 aguantara, que se aferrara a sobrevivir pese a que no sería libre en mucho tiempo. Ellos lo buscarían, pero tenían que hacerlo en el momento exacto. Nunca habían pensado en dejarlo atrás.

-Nadie sabe dónde está, al parecer todo archivo de su expediente ha sido borrado.

-¿Qué nos dicen los registros de la biblioteca civil? Ahí siempre hay información, noticias y todo ese tipo de cosas.

-Nada, Mindmaster –Respondió la decepción de Vengala- Aunque para estar seguros me infiltraré está noche y buscaré directamente de sus ordenadores.

El seeker le sacudió amistosamente un ala fembot.

-No, Machotrix, iré yo.

-Formularemos el plan para que el asalto se haga hoy mismo –Fue todo lo que les dijo Shadowbird antes de que se desbalagaran rumbo a diferentes partes del cuarto.

Solid los miraba hablar a través de las rendijas iluminadas de puertas apenas abiertas. Muchos ciclos escuchó las conversaciones entre los otros cazas, Shadowbird no había dejado de buscar nunca, ni sus dos compañeros alados, pero sin resultado, necesitarían ayuda, una que llegó poco después.

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La aeronave de colores rojos y negros atravesó los cielos del planeta sin problema. Su firma autobot le permitía el paso en puntos donde otros de su grupo no podrían llegar, más, enfatizando sus grados positivos en la academia de medicina y tecnología cybertroniana. Así como el registro que lo autorizaba a ejercer en ambos planetas de manera libre, es verdad que para eso sus aliados ex autobots habían tenido algo que ver, pero ese no era momento para viejas remembranzas, el último paso del plan estaba por comenzar y requerían de su ayuda.

No pasó mucho para que un Jet de colores purpúreos se le uniera en vuelo, junto con otro tetrajet, integrando una trina perfecta, dejando el lugar que alguna vez perteneció al F-18 en las alas del joven volador.

Bajo ellos, las formas de varios carros se divisaron, saliendo de la nada. Eran sus aliados, quienes habían hecho eso posible. Alineándose en su propia formación, el Impala azulado resaltó al frente con su gran figura, la cual fue flanqueada por dos mustangs shelby: uno dorado con líneas negras y otro completamente negro, de diseño reciente y con un sensor carmesí al frente.

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La paciencia es una virtud, pero a veces se requiere más que eso para continuar adelante.

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Flashback

Impulse se detuvo justo a las afueras de la nave transporte. Cerca de ahí, Terran continuaba hablando con el grupo de seguridad que vigilaba la frontera, arreglando su estancia en el lugar. Los logotipos que adornaban sus figuras distaban mucho del carmesí que poseían originalmente, integrándose a una sociedad meramente militar.

Decepticons… ¿Por qué no? Las normas que dictaban sus creencias se desvanecieron mucho tiempo atrás, los valores habían cambiado, así como las reglas para su supervivencia.

Los cristales verdosos que Terran vestía sobre sus ópticos ocultaban en parte la apariencia infantil que poseyó alguna vez, aunado a la marca que ahora recorría su rostro, un recordatorio incapaz de borrarse, un quemante recuerdo del enfrentamiento contra el legendario cazador del clan de la zarpa. Una marca que vestiría de por vida, el recordatorio de un evento que enmarcaría su honor.

-¿Qué te parece? -Preguntó Terran, colocando su mano sobre el hombro de su amigo.

-Supongo que está bien –Respondió el Muscle Car azul en un tono frío, al menos así habría sonado para la mayoría de los mechas, pero para el Mustang no era más que una falsa careta.

-La vista es interesante –Prosiguió Terran.

Impulse asintió.

Charr era un planeta poblado casi enteramente por Decepticons, una clase guerrera que parecía respetar sus origines, datándolos sus estructuras puramente militares, las cuales al mismo tiempo refulgían llenas de libertad, una virtud que no experimentaban desde antes de la guerra.

La opulencia no era algo visible, pero parecía que no era del todo importante para los pobladores del lugar.

-Bienvenidos a Charr -Leyó el impala en los gráficos cybertronianos del muelle espacial. Los símbolos parecían haber sido diseñados para mostrarse lo menos rústicos posibles. Todos debían aprender un poco de amabilidad.

El comercio era una base esencial en esa economía recién implantada, por lo que las naves tenían libre acceso a las diversas estaciones del planeta. No existían excesos de restricciones. Todos tenían permitido andar armados, y nadie miraba "feo" a nadie.

-¿Todo en orden? -Inquirió Impulse, obteniendo la ficha por parte de su acompañante.

-En orden, mi amigo, vamos a finalizar con ese pequeño negocio tuyo -Aseguró el Shelby, caminando por el puente de abordaje.

A lo lejos, un joven lamborghini esperaba la llegada de los dos ex-autobots. El datapad de Darkwar así lo había indicado.

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Todos aprendemos de nuestros errores y queda en nosotros no volver a caer en la misma trampa.

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White Spark esperaba la llegada del grupo mientras monitoreaba cada frecuencia enemiga desde su posición, no se arriesgaría a ser capturado otra vez.

Una transmisión se abrió. Los ópticos de White Spark se clavaron en los lectores de decibeles que proyectaba uno de los monitores.

-Aquí Solid, solicito autorización para descender –Se escuchó la voz del volador más joven.

El tiempo apremiaba pero Solid sabía cuánto odiaba White Spark cuando no se respetaban los términos militares que él aplicaba.

-No seas demasiado obvio, tonto, además no es como si estuviésemos en una nave. Por Primus, sólo baja, doctorcito con alas ¡y hazlo AHORA! -Respondió el lambo al momento.

El seeker carmesí se rió antes de transformarse y descender. White Spark salió de la unidad habitacional, plantándose frente a Solid.

-Vaya falta de paciencia ¿y te llamas a ti mismo guerrero? –Se burló el jet rojo, recibiendo una mirada asesina del carro blanco.

-Para tu información: yo tengo un largo historial de misiones altamente clasificadas - Respondió el otro mecha, tratando de intimidar a su compañero, un juego al que ambos estaban acostumbrados.

-Tal vez –Solid volvió a reír- Pero lo importante es si fueron o no exitosas, que como te veo lo dudo mucho –Musitó entre dientes, simulando mirar a otro lado.

Los flameantes ópticos morados del lamborgini escrutaron fijamente al seeker.

-¿Que demonios dijiste? –Gruñó.

-Ehmm, nada.

Los tensos hidráulicos en las piernas de White Spark, quien estuvo a punto de saltar contra el inocente seeker, se relajaron cuando una risotada atravesó el lugar, interrumpiendo toda charla o discusión.

-Tal para cual, por eso me agradan -Exclamó el Mig.29, bajando del techo con sus propulsores encendidos.

Mindmaster les dio un ligero golpe a cada uno en la cabeza y se alejó antes de recibir una respuesta por parte de ellos, aproximándose a impulse, quien acababa de llegar acompañado de los otros autos. El seeker se rió más fuerte al escuchar los gruñidos y quejas que dejó atrás. Él también tenía sus preocupaciones, pero estaba apunto de tener a su familia una vez más reunida, podía relajarse un poco.

-¿Cómo resulto todo? ¿Lo hizo bien? –Le preguntó a Impulse, notando la transformación de los mustangs detrás del Ingeniero.

-Bien, Mind. Como siempre, Kitt nunca dejará de ser exacto con el rifle ¿¡Cierto, Kitt!?

-Afirmativo, señor -Saludó el francotirador con una seriedad falsa antes de sonreír como jamás lo imaginó alguno de ellos. Otro milagro que sólo la desesperación podía crear.

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Flashback

White Spark analizó los rasgos, identificándolos con el par de mechas que el jefe le describió.

-Tenía razón -Se dijo, avanzando hacia ellos.

El Impala notó de inmediato al mecha de cromas blancos, pero prefirió no hacer obvia su atención, distinguiendo el cambio de postura en su acompañante. Terran también lo había detectado.

-Impulse y Terran -Resonaron las denominaciones en voz del mecha blanco.

El ingeniero empuñó su arma, mirando de frente a su interlocutor.

-Identifícate –Respondió, tajante.

El joven decepticon sonrió de manera altanera, sin miedo ante sus nuevos conocidos. Su postura recordaba el estilo tan propio de los seekers. Al fin y al cabo era un Decepticon.

–Darkwar les envía saludos –Comentó, obteniendo un gesto de admiración de parte de sus interlocutores.

-¿Tú eres el enlace? -Cuestionó el mustang.- Te ves muy joven -Prosiguió con ironía.

-Tengo lo que buscan -Interrumpió White Spark, su tono parecía haber cambiado drásticamente, adoptando un toque hasta cierto punto melancólico…

Todos estaban consientes de que no todos los Jets habían logrado salir de Cybertron, por lo que el extraño mensaje de parte del líder caza simplemente no podía ser ignorado.

-Pero este no es el lugar idóneo, síganme –Les indicó el lamborghino, avanzando.

-Tú eres White Spark –Confirmó el mecha azul, siguiéndole junto a Terran.

…»

El sacrificio de uno se convierte en la oportunidad de otro.

…»

Los autos avanzaron con velocidad hasta el punto establecido, ninguno de los dos sobrevivientes se atrevió hablar más. Si lo que el seeker verde afirmaba era cierto, la oportunidad que tenían era única.

Las calles pasaban velozmente a sus lados, las edificaciones llenas de mechas no revelaban nada fuera de lo normal, al parecer Charr era más pacífico que el mismo Cybertron, ese era el camino seguro. El cielo incluso parecía brillar con matices mas avivados, carentes de restricciones que motivaban a las estrellas a iluminarles en todas y cada una de las calles en construcción, lejos de belicismos absurdos y destructivos.

Se decía que Charr llegaría a ser mucho mas grande, atractivo y admirable que Cybertron… parecía que no mentían.

-Hemos llegado -Informo White Spark antes de frenar para transformarse.

Los otros le imitaron.

El grupo caminó, adentrándose en una pequeña edificación cerca de la zona habitacional, algunos mechas les miraban, pero al parecer ninguno estaba ahí para enfrentamientos innecesarios, o el símbolo purpúreo que ahora envestían les aseguraba un paso más libre entre ellos.

-Vamos -Dijo el lambo, abriendo la puerta de una unidad habitacional.

El lugar era pequeño, sin lujos, pero en buenas condiciones.

-¿Dónde está? -Preguntó Impulse con seriedad, no estaba para juegos después de todo.

-Es interesante como las cosas cambian tan drásticamente ¿Cierto? -Replicó White Spark, marcando un código de seguridad para sellar la puerta- La descripción que el seeker me dio fue distinta –Continuó, haciendo conversación.

Terran se mantuvo alerta, vigilando cada sección pero poniendo atención a las palabras del otro mecha. Después toda su concentración se centró en el resplandor azul claro, casi blanco, que repentinamente le iluminó la cara.

-Esto es –Sonrió White Spark, sacando una esfera de uno de los compartimentos seguros de uno de los muebles anexados a la pared- Lo que necesitan está en su interior –Confirmó.

El ingeniero tomó el contenedor, inspeccionando el contenido, el brillo de una chispa se reflejaba con fuerza, mantenida de manera artificial, al menos así sería hasta tener una estructura real.

¿Podría ser la que buscaban?, ¿Podría ser capaz de algo así?

El Impala había pasado largas noches terrestres trazando los planos de su nueva creación en cuanto hubo recibido el mensaje de Darkwar, pues si era verdad, recuperaría a su hermano.

-Su deseo fue que tú la tuvieras, él dijo que si alguien sabía que hacer ese serías tú -Prosiguió el joven enlace. A su lado, el mustang dorado se aproximó, observando con claridad el objeto, era definitivo: eso era lo que ambos buscaban, una esperanza añorada.

-Los planos están listos -Afirmó el Impala, revelando el chip que contenía su trabajo- necesitaremos herramientas y piezas para la construcción.

Años de planeación y desarrollo, su trabajo más grande reposaba en ese dispositivo, una creación basada en la estructura de Terran, con los toques que sólo un mecha como él podía diseñar. Ahora sólo faltaba la chispa que con tanto ahínco cuidaban, el paquete que había sido enviado por Mindmaster y Darkwar.

-Servirá- Confirmo el ingeniero, guardando el dispositivo en su sub espacio.- Gracias amigo –Prosiguió, antes de salir junto con los otros mechas.

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Todo esfuerzo tiene su recompensa

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Mindmaster dio un suave suspiro, tranquilizándose, esa era la primera misión real de su hermano y aunque anteriormente Kitt hubiese salido invicto en los entrenamientos caseros que ellos mismos se imponían, no podía evitar preocuparse por él.

-Al menos no ha enloquecido por estar atado a tierra -se dijo, notando como el mecha se distraía revisando su rifle, sin rastros de locura, claustrofobia o ansiedad.

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Flashback

El Mig-29 se sentó frente a la computadora, los archivos que había descargado de la base de Nova Cranium le servirían, eran meras grabaciones que le auxiliarían con la programación que necesitaba. La forma de un auto negro aún en construcción resaltaba en la plataforma que reposaba a espaldas. El semblante del paciente era muy parecido al del transformer aéreo.

Mindmaster estiró los brazos, quitándose la pereza, luego empezó a mover y reconfigurar algunos datos electos en la computadora.

-¿Estás seguro de que deseas hacer esas modificaciones? Eso podría cambiar por completo la personalidad de él –Escuchó entrar a Impulse, quien habló con el tono suave que aplicaba sólo para ellos, su ahora unidad familiar.

-No quiero que recuerde las cosas que le pueden afectar, las segundas oportunidades se dan raras veces –Replicó Mindmaster con seriedad.- No quiero que la culpa por haber asesinado a nuestra creadora siga firme, o la tristeza de haber perdido a Set Back, tampoco el tiempo que experimentó con apocalypse o el hecho de que no volverá a volar.

Una amplia sonrisa se formó en el rostro del seeker.

-No importa si cambia, en esencia seguirá siendo él y para mi es todo lo que importa.

-Estoy de acuerdo en eso -Contestó el Impala.

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-Es bueno saber que las cosas van mejorando, pero nada podrá ser perfecto hasta que "él" esté de vuelta –Comentó Mindmaster, adentrándose en la vieja unidad habitacional.

Terran se apresuró a imitar al jet purpúreo sin decir nada. Desde su llegada a Charr las cosas habían sido muy distintas para él, sin saber que la femme que pensó perdida estaba ahí también.

La sorpresa fue única cuando la miró, mientras su agobiada chispa gritaba que eso no podía ser realidad. Fue complicado aceptar que él jamás sería el mismo mecha que ella trató. Es verdad, aún sentía esos escalofríos al notar su hermosa figura o su mirada repentinamente ausente.

Los ópticos carmesí de Vengala carecían de la vida que antes envestía, demostrando ahora el dolor de esas viejas anécdotas que él jamás conocería. Sólo Primus era testigo de cuánto quería correr a su lado para abrazarla y decirle que todo estaría bien, sonreírle como muchas veces antes lo hizo. Pero el pequeño e hiperactivo auto que vivía en su interior había desaparecido, dándole paso a esa desgastada forma que las manos humanas habían vuelto a unificar.

Terran sabía que era bueno dar dobles oportunidades, pero la pregunta constante, su delirio asediante era si ella, sólo ella, sería capaz de perdonarlo, de aceptarlo… de quererlo. Él había sido marcado por un cazador, una marca de deshonor, la marca de su fracaso personal. Una herida que se haría presente en su rostro por la eternidad.

Miles de noches se culpó por no haber estado ahí para ellos, superándolo con dificultad. Hoy podía vivir con los recuerdos, con las marcas, con el dolor, pero jamás con la vergüenza de haberla defraudado a ella.

Vengala levantó la cabeza del mediano monitor de sondeo que analizaba cuando escuchó los pasos de alguien entrando después de Mindmaster.

-Terran… -Fue lo único que pensó la tetrajet, notando como el mecha desaparecía de su vista como era ya su costumbre.

La fembot regresó la mirada al monitor, perdiendo el ánimo a seguir trabajando, por un momento extrañó al cálido mustang de antaño, tan distinto de éste, sin ese gesto frío que se enfatizaba con sus… ópticos verdes. Verdes ahora, ninguna relación con el destello azul que antes tenían. Cuánto tiempo había pasado desde que ambos se habían encontrado en Charr, cuando recién llegaron, cuando el auto negro que les acompañaba no era más que una ilusión para ambos.

Impulse se percato del suceso pero no intervino, eso era algo personal. Aunque esperaba que Terran reaccionara. Hablaría con él, pero primero la misión.

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-Tengo los datos listos -Resonó la exclamación en la habitación que usaban de base de control.

Impulse caminó hacia la consola que anteriormente fuese vigilada por el mecha de cromas blancos. Los datos continuaban descargándose uno tras otro. Información valiosa, un tesoro para cumplir el objetivo de su misión. Tenían todo, por fin tenían todo. Los documentos se instalaban y luego se replegaban en orden en cada uno de los monitores holográficos frente a sus ópticos.

Ubicación de la prisión

Sistemas de Vigilancia

Sistemas de Seguridad

Planos de emergencia

Accesos y salidas de emergencia

Personal

Prisioneros

-Vaya, debo admitir que es hermoso -Comentó Terran a su lado, analizando los archivos- ¿Cómo le hiciste para obtener la información?

-Nuestro enlace consiguió el software para ello -Respondió Impulse, tecleando algunas notas entre los comandos de los archivos- El chico es bueno para los enlaces –Prosiguió, abriendo directamente la carpeta de prisioneros.- Ahora, Darkwar, veamos si estás ahí.

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Los muros revelaban las marcas de ese último intento desesperado por salir. El seeker no podía evitarlo, su claustrofobia era una maldición más que añadir a la lista, una que le hacía ponerse de pie y golpear las paredes, patear el piso, gritar sin control… y si ahora era más fácil controlarlo sólo era gracias al cansancio y la inanición que sufría. Sin energía que procesar, la locura transformada en desesperación y terror, se desvanecía, así como sus fuerzas para hacer algo más.

Tirado de espaldas en el pegosteado piso. Marcas de energon, aceite y lubricante brillaban tenuemente ante sus ópticos con el rancio fulgorcillo que adquirían al añejarse con el paso del tiempo, estaban en los techos, las paredes, el suelo. Su sangre que brotó y salpicó su infernal habitación en cada uno de sus crueles arranques de ansiedad. Hoy sin embargo, estaba muy cansado.

Sin poder hacer otra cosa, permitió que el agotamiento hiciera presa de su figura alguna vez perfecta. Alguna vez perfecta, se repitió, burlándose de si mismo. Al menos aún conservaba sus alas, inservibles en ese estado, entumecidas por el desuso e incluso una dislocada, pero quién se imaginaría que aquel lugar sería comparable con las prisiones que alguna vez formaron parte de su fracción, con las de los "malvados" decepticons.

Estúpidas hipocresías autobots. Odiaba a Prime con toda su vida.

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Flashback

Ciclos, llevaba ciclos… ¿Cuántos ciclos? No lo sabía, eran muchos, muchos ciclos, muchos kliks, astrosegundos, incontables joors.

¿Pero cuántos ciclos?

No los contó, se volvería loco si los contaba uno por uno, recordándose que estaba sumido en un hoyo plano, oscuro y siempre sucio. Estaba encerrado, abandonado, preso entre cuatro paredes, a veces sentado, a veces parado ¿Cuántos malditos ciclos llevaba? Su procesador comenzaba centrarse en esa simple idea como si su existencia dependiera de ella.

Dentro de su celda, de las tinieblas abismales, volvió a dar unos cuantos pasos rumbo a las barras energéticas. No, se dijo, no las tocaría… no estaba loco. Los amarillos pares de ópticos le miraban desde enfrente, por primera vez Darkwar comprendía que aquella lasciva mirada de cuatro ojos le pertenecían a un solo robot, no le interesaba averiguar de dónde provenía, pero debía ser alguna aberración muy peligrosa si estaba en ese sector de máxima seguridad.

Fue de un lado para otro, caminó de un lado a otro, las paredes siempre estaban igual: Mugrientas y malolientes ¿Por qué no había contado los ciclos? Se llevó las manos a la cabeza, frotándose la cara con las cadenas que le apresaban las muñecas. Los muros eran muy pequeños, el espacio muy reducido, sus alas se sentían tensas en su espalda, a punto de resquebrajarse en mil pedazos ¡Qué no veían que las paredes le estaban aplastando! ¡Casi le caían encima!

La maldición de su raza comenzaba a ser obvia ante ese vigía silencioso que se dedicaba a observar. El seeker le resultaba muy entretenido.

Darkwar continuó con su cuenta, con sus preguntas sin respuesta, ¿Llevaba un ciclo? ¿Cuatro? ¿Cinco? ¿Cuántos ciclos llevaba, maldición? Ni siquiera podía deducir el tiempo transcurrido.

Sintió otra punzada en sus tanques internos, estaban vacíos, su cuerpo trabajaba con la energía que había ahorrado entre sus recargas desde hace… No recordaba el número de ciclos que llevaba ahí dentro.

¿D-dónde estaban los guardias? ¿Por qué no les habían llevado alguna ración de energon?

Volvió a dar vueltas de un lado a otro, los grilletes de sus piernas chirriaron contra el suelo. Acortaba muy rápido el camino entre muro y muro. Dos, tres, cuatro pasos y ya estaba al otro lado, luego retornaba hacia la misma pared. Monotonía extensa matándole. Había mucha oscuridad, ¡Si, ya comprendía! talvez los demás no se daban cuenta que las paredes se movían dentro de esa maldita oscuridad. No, no, no era eso. ¿Por qué sólo él lo notaba? Iban y venían, le amenazaban con caérsele encima de un momento a otro.

¡Se movían! ¡Los muros se movían y podía jurarlo!

Su mirada carmesí se posó en la solidez de las murallas que le aprisionaban, la desesperación se hacia evidente tras esos cromas peligrosos. ¿Qué le harían después de que lo encontraran sepultado bajo tanto escombro?

Tiró una patada al aire, desesperado por ser sólo él el que se quejaba mentalmente de ello. Nadie mas había dicho nada. Todos estaban callados, muy callados…nadie hacía ruido. Los presos se hundían en su propia miseria. Primus, se dijo con ansiedad, primus, primus, primus…

¿Por qué Primus lo haría morir aplastado? ¿Por qué permitiría que aquello pasase?, la frustración de su mente alcanzaba niveles inimaginables, convirtiéndose en puro terror.

Llegó de nuevo a la pared, plantó sus manos en ella, con sus dedos extendidos y los rotores de sus palmas sumidos. Entonces empezó a empujar, no sabía por qué lo hacía, pero empujó y empujó… y no pasaba nada… No, se cierra, yo lo veo, lo siento, se insistió enfermizamente, sus alas temblaban con desesperación, la falta de sensibilidad, la falta del viento, la ausencia de libertad… no podía soportarlo.

¡La pared se quedó quieta otra vez! Lapsa frente a sus ojos incrédulos. Nooo… se repitió, escuchando su susurro sólo en su mente. Algo andaba ahí jugando con él, estaba seguro.

Gruñó y gritó con la furia que se agolpaba en su chispa. Su vocalizador se desgarró en todos sus decibeles posibles.

¡Algo…!

Tiró un puñetazo a la pared, tan fuerte que su mano tronó.

¡Que estaba…!

Otro golpe más, sus dedos sangraron. Ningún dolor llegó.

¡… Jugando con él!

¡Eso era la maldita celda! ¡Un juguete que se divertía a costa suya!

Rugió de nuevo. Estaba asustado.

Con los costados de ambas manos empezó a pegar más impactos, enrollando férreamente sus puños. Su rostro tenía una mueca dura de odio, frustración y miedo, demasiado miedo. El terror incontrolable se imprimía en sus ojos ¡No lo aplastarían allí dentro!

Sus manos, en otro intento desesperado, arañaron el muro con fuerza, el metal de sus dedos chirríó, creando sonidos agonizantes mientras el energon escapaba de sus transistores, pero a él no le importaba, sólo quería detener esos muros, aquellos que jugueteaban con su mente, abriendo y cerrando constantemente.

Pero…

¿Y si no estaba pasando nada realmente?

Que estupidez… claro que pasaba, él miró los muros dejarse caer hasta casi sepultarlo.

Pero…

¿Y si no era cierto?

¡Claro que era cierto, maldita sea! Era cierto… No estaba loco. Por Primus que no estaba loco…

De pronto se quedó quieto, llevando nuevamente las manos a su cabeza, donde apretó y rasguñó los costados de su casco, embarrándolo del energon que brotaba levemente de las junturas de sus dedos, de la punta de sus manos. ¡No podía estar más tiempo ahí encerrado! ¡Primus, por Primus, debía salir!

Dio media vuelta y recargó sus alas sobre el muro previamente atacado. No se había dado cuenta que ya llevaba buen rato hablando solo y murmurando tonterías. Se deslizó hasta el suelo, donde se empequeñeció aterrado, sabía que la celda no tardaría en volver a burlarse de él. Los malditos operadores que manejaban ese sitio debían estarse riendo a sus anchas. Retrajo las rodillas hacia su cabina, recargando los antebrazos en sus rotores, dejó caer la cabeza, ocultando la cara entre sus brazos.

Quería salir de ahí, odiaba los lugares cerrados, detestaba esos espacios pequeños, de los cuales no podía escapar.

Y cuando gritó, en su primer arranque de desespero, había despertado a los demás presos, ahora ellos también gritaban y maldecían, le amenazaban con destrozarlo por molestarles. Arrulló más fuerte su cabeza entre sus brazos. Darkwar no los escuchó. Darkwar estaba aterrado por las paredes que lo iban a sepultar. Tenía miedo de ese pequeño espacio, estaba seguro de que no soportaría más.

Claustrofobia… como todo seeker… no podía escapar.

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Continuará...