-¿Cuantas tiendas mas quieres visitar?- Pregunto Amy exasperada.
-Solo esta, por favor- Penny la tomo del brazo y la guió hacia el local.
Amy dirigió su vista hacia arriba, viendo el cartel luminoso de la entrada. Sus ojos verdes se agrandaron al ver lo que decía.
"Lencería femenina"
No dijo nada, simplemente se limitó a seguir a su amiga.
Penny eligió prendas variadas, pequeñas y un poco grandes.
-Ames. ¿Puedo pedirte un favor?
-¿Que?
-Ayudame a elegir unas cuantas más.
Amy agarró varios conjuntos más al azar, por suerte a Penny le gustaron.
-¿Nesecitas que te elija otra cosa?
-Si, sólo una última cosa. Creo que por ese lado de la tienda hay más conjuntos en los maniquíes. ¿Podrias hechar un vistazo por mi? Enseguida iré contigo.
La neurocientifica se guió por la distraída señal de su amiga y llegó a la esquina de lo señalado. Más coloridos que los demás, algunos sencillos y otros extravagantes.
Pero se olvidó lo que buscaba cuando sus ojos encontraron un coqueto conjunto.
Un sostén blanco con elegantes detalles en listón rojo, una braga que no llegaba a lo vulgar pero tampoco opacaba las curvas de cualquier portadora, era elegante y atractiva, sobresalia de las otras prendas. Hipnotizada por ello, se acercó al maniquí y rozo con sus dedos los bordes de encaje carmesi, a pesar de la porosidad de este, su fascinación; no dió indicios de abstenerse.
Comenzo a sonreír sutilmente, le encantó imaginarse con el puesto, sentirse atractiva y...
-Ya te descubri- Un susurro la saco de sus fantasias, convirtiendo su pesadilla en realidad. Penny estaba detrás de ella sonriendo de oreja a oreja.
-¡Detesto que hagas eso!- Le reclamo Amy sosteniendo su pecho acelerado.
-No mienta señora Cooper, yo ví que estaba muy embobada mirando esto.
El ligero tartartamudeo de Amy la delató.
-Solo hacia lo que me pediste- Amy apretó los puños a los lados de sus mejillas.
-Deja de gritar y párate justo aquí.
Al ser tomada por los hombros, Amy relajo su temperamento por la confusión y se dejó empujar unos pasos hacia la izquierda.
Penny la posciciono igual al maniquí que está a su lado, la miro unos segundos y luego sonrió.
-Te quedará genial Amy, cómpralo.
-¿Estas loca? No compraré eso- Dijo con convicción.
-Ya estás aquí y no tienes nada que perder, además... ¿Que tendria de malo? Eres una mujer casada, no una adolescente y no te haría daño un poco de...
-Nisiquiera pienses el final de esa frase, no lo compraré y punto- Enojada, tomo su bolso entre las cosas de la rubia y se dirigió a la puerta, pero antes de que pudiera salir, una mano la sujeto del brazo.
-No irás a ninguna parte Amy, dame una buena razón para no comprarlo.
-Bueno, es que yo...- En realidad, no tenía nada para decir.
-¿Lo ves? Nisiquiera tienes un motivo para reaccionar así.
-No, no lo tengo pero...- Al ver la abrumada mirada de Penny, confesó. -Bien, tu ganas. Me agradó imaginarmelo puesto pero yo nunca use algo como eso y me asusta un poco.
-¿Que es lo que te asusta? No tendrías por que sentirte así.
-No es mi apariencia lo que me preocupa Penny, es Sheldon; su reacción.
-Sheldon reaccionara de cualquier forma posible menos de desagrado, el puede ser algo tonto o distraído con estos temas pero te aseguro que ningún hombre es capaz de resistir algo así.
Amy pensó en todos los momentos significativos de su relación, ella sabía que no era la mujer más femenina del mundo precisamente. Y durante una noche de cita, Sheldon le confesó que lo cautivo su sencillez.
No quería cambiar eso pero...
-Puede que tengas razon, pero no creo estar preparada para usar algo así. No sabría que hacer con el puesto.
-Facil, quitartelo o dejando que él lo haga- Sugirió con una sonrisa traviesa, Amy se sonrojo y se sentó en uno de los sillones del local, Penny la tomo de los hombros reconfortandola. -Tu más que nadie conoce a Sheldon...
La neurocientifica comprendió esa frase y supo que tenía razón, una sorpresa ayudaría a Sheldon a liberar la tensión de su próxima junta laboral. Y no ocultaba que ella también lo disfrutaría.
-De acuerdo, lo compraré.
Sonriendo por otro triunfo, Penny fue a buscar a la empleada.
-Espera, cómpralo tu y yo te espero por allá- Aún no era lo suficientemente atrevida, le dió el dinero a Penny y esta todo los ojos mientras caminaba hacia la caja.
Más tranquila por la soledad, Amy miro nuevamente las dos prendas por una lámpara que colgaba del techo. Esta salida de chicas recomendada por su amiga y su esposo tuvo un giro inesperado.
Sonrió recordando la causa del estrés sobre sus hombros; atender a Sheldon sólo fue un ligero conflicto al acostumbrarse a la vida de una mujer casada y sin mencionar su trabajo en el laboratorio.
-Sheldon...- Susurrando ese nombre con ternura; Amy se prometió a si misma que está noche será más atrevida y coqueta para su esposo.
Pero en un matrimonio donde ambos eran tranquilos y tradicionales, no le dejaba muchas opciones. Tuvieron largos años de noviazgo, sólo con algunas escenas melosas, en su matrimonio sólo aumento la confianza y ambos estaban cómodos con su vida sexual. Pero Amy deseaba cambiar las cosas.
Quería seducir y ser seducida.
Escucho la voz de Penny y vio que ya se acercaba junto con la empleada y una pequeña escalera. Cubriendo su rostro con su cabello, se alejó de ahí; fingiendo que miraba los estantes.
Detrás de ella, comenzaron a retirar la lencería blanca del maniquí.
-Sheldon, ya llegue- Suspirando cansada, dejo las llaves en el tazón que estaba a un lado de la puerta.
Sheldon estaba trabajando en su pizarra, escribiendo varias ecuaciones y anotando en su laptop, sonrió ante la llegada de Amy. Ella se acercó y beso su mejilla.
-¿Como te fue?- Pregunto interesado.
Amy se sonrojo al recordar lo que compro pero pronto le dió una sonrisa.
-Muy bien, gracias por preguntar. ¿Como va tu investigación?
-Maravilloso, hice un gran avance esta tarde. Estoy muy feliz- Le dió una sonrisa y Amy pudo ver el diente frontal ligeramente torcido que le causaba mucha ternura.
-Voy a cocinar algo, debes estar hambriento- Tomo un delantal de la cocina, sabiendo que Sheldon debía estar hambriento.
Colocó carne y verduras en la sartén y mientras se cocinaban un poco, aprovechó que Sheldon estaba distraído, tomo la pequeña bolsa que escondió detrás de la puerta y corrio a su habitación; pero antes, oculta en el marco de la puerta, miro a su esposo que sonreía mientras continuaba escribiendo en la pizarra.
Sonrió ante la linda imagen, se marchó y oculto su nueva ropa íntima. Respiro para aparentar normalidad y regreso a la sala para seguir cocinando.
-¡Estuvo delicioso Amy, gracias!- Sheldon exclamaba alegre mientras se limpiaba la boca con la servilleta.
-Me alegra que te haya gustado- Ella recojia los platos de la mesa para lavarlos.
-Esto aumento mi buen humor.
-¿Quieres ver una película o vamos a la cama?- Pregunto Amy, rogaba para que eligiera la segunda opción.
-Estoy algo cansado, terminaré esto y luego iré a la cama. No te preocupes- Se levantó de la silla y continuo trabajando.
-Mientras terminas esos cálculos, iré a ducharme.
Rápidamente se encerró en el baño y puso se puso en marcha, sin un plan, sólo haría lo que suceda sobre la marcha. Salio de la ducha con una toalla envuelta en su cuerpo y la otra en su pelo.
Al entrar a la habitación, vio a Sheldon sentado en la cama. Se frotaba el cuello cansado y se sacó sus camisetas por sobre su cabeza, tensando los músculos de la espalda por esa acción. Amy disfrutaba de la vista... era simplemente maravilloso.
Sheldon camino hacia ella sólo con sus zapatos y pantalones puestos, beso un poco sus labios y hasta que Amy reaccionó, Sheldon entró al baño.
Ella rápidamente se sacó la toalla del cuerpo y busco la pequeña bolsa que escondió, miro una vez más la prenda y supo que le quedaria bien.
Hizo los últimos ajustes a su sujetador. Se puso la camiseta de Flash de Sheldon; debido a la diferencia de altura y tamaños, la nueva lencería de Amy logró quedar oculta por completo, peino con sus dedos su cabello húmedo y lo espero.
Sheldon salio del baño con una toalla envuelta en la cintura, se dirigió al armario para buscar su pijama pero el cuerpo de su esposa se interponia.
-¿Sucede algo Amy?- Pregunto inocentemente, sus mejillas se sonrojaron ante la vista de sus largas piernas y más aún, al verla tan hermosa con su camiseta de Flash.
-No, aún no cariño... ¿Mi amor podrías sentarte en la cama?
Sheldon levantó las cejas ante el apodo de mascota que le dió -Cariño-, pero prefirió quedarse callado y sentarse.
Le dió la espalda y se quitó la camiseta sobre su cabeza.
Sheldon pudo ver la espalda y curvas semidesnudas de una candente mujer, de su mujer...
Continuará...
Una pequeña historia de dos capítulos, disfruten. El siguiente capitulo tendrá clasificación M.
