Hola! Feliz Año Nuevo!
He aquí la primera historia de este año, espero que les guste.
Disclaimer: Hetalia y sus personajes no me pertenecen, sólo hago sufrir indiscriminadamente a sus personajes xD
Advertencia: Hay abuso de alcohol y otras cosas en esta historia. Ojo con eso, se los advertí.


Un corazón adolorido, una mente en caos, muchos pensamientos aleatorios, parecía que ya nada tenía sentido. Suspiró, tomó el teléfono y observó sus llamadas perdidas, había dos llamadas de hace media hora que no había respondido, estaba demasiado nervioso y molesto. Esa noche caía el último de aquel año, un año difícil para ambos, pero él estaba muy triste. Malditos ojos azules, se dijo a sí mismo. Esos ojos azules nunca le permitían decirle que no, nunca le dejaban rechazar, podía lastimarlo, pero… ¿Qué había de él? Pensaba que no iba a entenderlo. Torpe alma masoquista, empeñado en ponerlo siempre por delante de sí mismo.

El timbre sonó. Él estaba acostado con ropa sobre la cama ordenada. No quería molestarse en ir a atender la puerta, qué hastío.

Escuchó un ruido, no le importó.

─Arthur, ¿dónde estás?

Era su suave voz, no podía verlo así. Quiso hablar, pero estaba temblando, era el efecto de aquellas pastillas que había tomado sin querer. Maldita sea.

─Arthur! ¿Qué demonios pasó aquí? Hay un olor horrible, ¿estuviste bebiendo? Está el cuarto hecho un desastre… ¿Qué es esto?

El envase con distintos tipos de pastillas estaba tirado, una botella de whisky regalada por su hermano mayor estaba vacía y en el suelo de la habitación. El francés le tomó la cabeza al inglés, tocó su frente, estaba ardiendo en fiebre. ¿Qué había pasado? Habían dicho que pasarían la nochevieja juntos, no se imaginó que esto pasaría ni la razón de ello. Revisó algo que estaba leyendo el inglés, tirado cerca de la cama, era su carta que le permitía el viaje a Mónaco para su investigación universitaria. Suspiró, ¿de dónde había sacado eso?, ¿pensaba que le iba a abandonar?

Pasaron varias horas, Arthur despertó. No estaba ya en su casa, sino en la casa del francés. Le dolía muchísimo la cabeza, tuvo que levantarse rápidamente al baño.

─Veo que lograste despertar, llamé a tu médico, no debe tardar en llegar. No aceptaré que vuelvas a hacerme algo así ─terció el francés muy molesto.

─¿Por qué viniste? ─dijo el inglés agarrándose la cabeza.

─Eres un idiota egoísta, ¿por qué haces a un hombre cuidar a un borracho drogado en la víspera de año nuevo? Si te mejoras de aquí a las diez de la noche haré igualmente la cena que tenía planeada.

─Pensé que te irías, bastard. Realmente te detesto, ¿qué harás con ese viaje a Mónaco?

Cher, ¿no me conoces? Pensaba llevarte conmigo, me darán instancia para dos personas y ya hice los trámites para que no tuvieras problemas. Vine a Inglaterra por ti y creíste que no te llevaría a Mónaco. Eres un idiota.

─Te odio, a ti y a tus malditos ojos azules ─suspiró el inglés.

El francés simplemente sonrió.


¡Espero que les haya gustado!

NOS VEMOS CUANDO NOS VEAMOS.