LAS DOS CARAS DEL SER
LIBRO I: EL PRIMER GOLPE
CAPÍTULO 1: UNA AVENTURA EXTRAÑA
Sentado al frente de una catarata, casi al borde de un enorme peñasco en los Cinco Picos, Dohko de Libra estaba observando como las lluvias e inundaciones que asolaban recientemente al mundo entero cesaban por fin. Parecía que la amenaza de Poseidón acabó por fin cuando de pronto miró hacia el cielo y notó una enorme luna llena roja, como si la sangre de muchísimos la hubiera teñido de ese color.
-No puede ser… pero… el sello de Hades y sus Espectros no se ha roto. Si no son ellos quienes nos amenazan en estos momentos… .-decía el maestro de Shiryu.
Dohko miró hacia el Santuario, y también miró hacia la cabaña donde Shiryu y Shunrei estaban durmiendo.
-¿Por qué presiento que algo siniestro está por venir? ¿O será que ya llegó y ahora se manifiesta?
Por su parte, en Juuban, una hermosa joven de tez blanca y largos cabellos negros estaba dormida en su futón, y sus facciones se tornaban cada vez más inquietas mientras el sudor empezaba a recorrerle todos los poros del cuerpo.
-No… chicas… ustedes no pueden morir… no así… ¡NOOOOOOOOO!-gritó Rei, mientras despertaba totalmente angustiada.
-¡Cálmate, Rei! ¡Fue una pesadilla! ¡Tranquila! ¡Tranquila!-exclamaba su abuelo, quien había llegado alarmado al ver a su nieta Rei tan asustada.
-¿Una… una pesadilla?
-Si, sólo eso, tranquilízate Rei. Si quieres, puedes contarme lo que pasó.
-Nada… nada importante, abuelo.
-¿Estás segura, Rei? ¿No quieres nada? ¿Un vaso con agua talvez?
-No, no. Tienes razón, sólo fue una pesadilla y ya. Es mejor que intente volver a dormir, mañana tengo clases. Buenas noches, abuelo.
-Buenas noches, Rei.
Apenas su abuelo se fue, Rei empezó a respirar con más tranquilidad. Era mejor no preocupar a nadie entre sus seres queridos por ahora. Era mejor callar y no revelar las escenas de aquella horrible pesadilla en la que veía pilas de escombros de lo que alguna vez fueron edificios y casas, cadáveres mutilados que fueron alguna vez hombres, mujeres, niños y ancianos; y a ella misma y todas las Sailor Scouts muertas.
-No sé que signifique esto, pero no puede ser algo bueno.-tras decir estas palabras, la joven Hino se acurrucó en su futón antes de dejarse dormir.
Por su parte, en Tomoeda, Sakura despertó a eso de la medianoche por un extraño ruido proveniente de su techo. Al observar desde su ventana, notaba como varias de las Cards se salían del libro Sakura y empezaban a tornarse negras en el techo de su casa, teniendo el símbolo de una espiral roja descendente.
-¡Sakura!-exclamó Kerberos, transformado en su forma de león alado, mientras veía a su ama salir de la ventana de su cuarto y tratar de escalar hasta el techo.
-¡Kero! ¡¿Qué está pasando?-exclamó la Card Master, antes de invocar a su báculo e intentar detener a varias de las Cards, que atacaban a Kerberos una y otra vez.
-Quisiera saberlo. Varias de las Cards se volvieron locas y cambiaron como si algo más las obligara. Y esto no es obra de Clow… ni él tiene un nivel mágico de esta magnitud.
En ese momento, Sakura extendió su báculo hacia las Cards y ordenó:
-Seas quien seas, fuerza de la oscuridad… ¡desaparece de mis Cards!
Pero una de aquellas Cards, Trueno, adoptó la forma de un lobo rodeado de electricidad pura y rayos negros, antes de embestir duramente a Kerberos, mientras que otra de las Sakura Cards, Disparo, se aparecía como una jovencita de negro que lanzaba varias ráfagas de energía mágica oscura que impedían que Sakura logre concentrarse.
-¡Deténganse! ¡Ustedes son mis amigas! ¡¿Por qué es que hacen esto?-gritaba Sakura.
En aquél instante, una tercera Sakura Card, Flecha, aparecía con la forma de una arquera vestida de negro y le disparó varias flechas oscuras a Kerberos, disparándole cuatro flechas en las patas y dos en el lomo hasta que finalmente el guardián alado cayó pesadamente.
-¡Vuelvan!-gritó una alarmada Sakura, mientras veía como varias de sus Cards se iban por los aires, antes de reparar en el león alado.-¿Estás bien, Kero?
-Perdona.-murmuró Kero, al volver a su forma falsa.-Se supone que todo debía acabar para ti con lo que Clow te impuso pero… quien quiera que esté detrás de todo esto… .
-No hables más. Por favor, no hables más.-le pidió la Card Master, acariciando al guardián de las Sakura Cards.-Ya recuperaremos esas Cards y veremos quien es el causante de esto, pero ahora descansa por favor.
A su vez, en un pequeño departamento de Odaiba, Kari Kamiya, miraba la luna llena desde su balcón, estando algo alelada. Era tan hermosa, pese a ese extraño color rojo carmesí.
-¿Quiénes… quiénes son ustedes? ¿Acaso el Digimundo y nuestro mundo están amenazados?-se preguntaba la niña, en aquél trance y acercándose cada vez más hacia la ventana.
-Kari… ¡Kari, contesta!-exclamó Tai, al ver como la digi-destinada de la luz se acercaba peligrosamente hacia el borde del balcón.
En ese momento, Tai la sujetó del brazo y Kari reaccionó.
-Her… hermano… ¿qué estoy haciendo aquí?
-Es lo mismo que te pregunto. ¿Te sientes bien? ¿Recuerdas por qué estás aquí?
-No… realmente no. Aunque… al ver esa luna llena… .
El antiguo líder de los digi-destinados observó hacia el cielo. Ciertamente aquella luna llena era demasiado extraña. Nunca en toda su vida la había visto con ese color.
-Tranquila, Kari. Tranquila.
Tai estaba abrazando a su hermana y se quedó allí largo rato con ella. Aún cuando él no lo dijera, por alguna razón en el fondo de su ser empezó a sentir miedo.
Sin embargo, pese a todas estas señales de alarma, ninguno de los defensores de aquél mundo se imaginaría de una reunión al interior de un enorme complejo cubierto de paredes metálicas entre varios individuos que destacaban por sus armaduras negras con diseños futuristas, y un hombre que aparentaba los cincuenta o sesenta años que estaba fumando un cigarro y vestía algo parecido a un uniforme militar negro, recubierto con una gabardina gris.
Todos ellos compartían algo en común: el símbolo de la espiral descendente roja en la parte derecha del peto de sus armaduras.
-¿No fue imprudente el robarle esas Cards a esa niñita, Adelia? Ten en cuenta que debemos movernos con la mayor precaución posible y esto podría alertar a nuestros enemigos.-decía uno de aquellos guerreros de armadura oscura, un hombre de estatura mediana, delgado, de cabello con tonalidades verdosas y con tez clara.
-¿Le tienes miedo a una niñita, Tharog? Por favor, deja que me divierta con ella… especialmente ahora que le veo potencial. Además, que no se te olvide que peleamos bajo el mando de Su Ilustrísima, es imposible que nosotros perdamos.-contestó Adelia, una mujer de cabello corto y castaño, de complexión delgada y una mirada siniestra.
-¡A ésa niña! Por favor, lo que tengo miedo es que esta operación se frustre y quedemos expuestos ante nuestros enemigos.-dijo Tharog.
-¡Patrañas! ¡Tarde o temprano tendremos que enfrentarlos! ¡Y en lo personal espero que sea temprano para poder ejecutar el yahikde (1) en ellos! ¡Lo que pasa es que al ser el más débil de todos los Shadow Warriors (2) que estamos aquí tienes el temor de morir primero, Tharog!-dijo con desdén un hombre alto, de cabello rubio sujetado en una cola de caballo y tez clara.
-¿Eso crees tú? Puedo enfrentarte ahora mismo.-dijo un furioso Tharog que activó un sable de luz púrpura.
-Enfrentarme si, pero no ganarme.-se ufanó Uthbak.
-¡Será mejor que se callen los dos o tendré que imponer el orden acá!-exclamó una voz más fuerte, que hizo que se detenga la discusión.
Aquella voz le correspondía a un hombre alto, de complexión fornida, tez morena clara, cabello negro y ojos oscuros. Éste hombre se interpuso entre Uthbak y Tharog.
-¿Qué mejor modo de asegurarnos de que Tharog no tiene miedo que enviándolo a él como líder del primer ataque que efectuaremos? Si él ve a algún tipo de defensor en éste mundo, nos traerá su cabeza como trofeo.
-Un modo efectivo de resolver los problemas. Ni yo lo hubiera podido haber ideado mejor, Shadow Warrior Carlos.-murmuró el hombre que vestía uniforme militar negro y acababa de fumar su cigarro, al referirse al hombre de aquella voz que impuso ante todos cierta autoridad.
-Una lástima, hubiera querido ver una pelea aquí. De paso, me hubiera animado a divertirme un poco esta noche con el ganador.-dijo en una forma demasiado atrevida, una joven de cabello pelirrojo largo, de ojos morenos, delgada aunque bastante proporcionada.-En fin, supongo que no siempre podré divertirme como quiero.
-¿Y por qué no divertirte conmigo, Edira?-murmuró de entre las sombras un hombre que tenía un mechón blanco en el cabello.-¿O no eres lo suficientemente buena para mí?
-O mejor conmigo. Mira que soy alguien mejor que el enclenque de Likus.-le repuso un hombre de casi dos metros y bastante fornido, haciendo referencia al Shadow Warrior de mechón blanco.
Antes de que Likus activara su sable de luz y le fuera a cortar la cabeza a Rysutar, que estaba frente a él, Edira se detuvo entre ambos, evitando lo que pudo haber acabado en batalla.
-No, Likus, si tan sólo fueras algo más difícil para mí… una especie de reto… podría tenerte más en cuenta. Lo mismo a ti, Rysutar… eres más grande y fuerte si, pero… sigues pareciéndome alguien que cree que con músculos va a impresionarme, y eso no basta.
Tras aquello, un hombre cubierto con una máscara de metal apareció al frente de todos, carraspeando y hablando a los demás con frialdad.
-Ahem… nos desviamos del punto… ¿cuándo atacaremos Tokio y a qué hora?-preguntó éste último Shadow Warrior.
-Será a eso de las cinco de la tarde de hoy, Arinus… unos cuantos macrotacs(3) más para que ataquemos la zona de Shinjuku.-contestó Huranuk.-Debemos conseguir el mayor número de esclavos posibles para nuestra base de operaciones y atraer a todos los defensores de éste mundo que se pueda. Hay que aplastarlos, sobre todo ahora que ningún Guardián (4) ha aparecido aquí.
Carlos entonces apretó el puño, antes de hablar.
-De hecho, quisiera aquí a uno de esos condenados. Que cualquiera entre esos Guardianes aparezca para poder aplastarlo yo mismo.
-Como si tu opinión importara.-dijo Uthbak con desdén.-Podrás ser poderoso, pero siempre debes atenerte a lo que ocurre y mantenerte en tu lugar… aún no entiendo como Su Ilustrísima te dio el mando de los Shadow Warriors que estamos aquí a una escoria como tú, en vez de un caroniano puro (5) como yo. Nadie mejor representando al imperio de Caronia (6) que uno de los suyos, y no un asqueroso terrest… arghhh.
Uthbak sintió como una extraña fuerza psicokinética proveniente de Carlos empezaba a cortarle la respiración en la garganta por unos segundos hasta que el Shadow Warrior terrestre se detuvo.
-Nunca discutas mi autoridad entre los Shadow Warriors de aquí, perro infeliz. O seré mucho más duro, ¿comprendes? Lo mismo va a cualquiera de ustedes.-Carlos frunció el ceño, mirando a todos sus compañeros de armas, antes de voltearse y dejar aquel ambiente.-Así quedamos Tharog, hoy a las cinco te vas con algunos refuerzos a atacar Shinjuku… y venga quien venga a oponérsenos… lo matas y traes su cabeza.
Unas horas más tarde, las luces de las estrellas y la luna empezaban a desaparecer en Nerima mientras poco a poco el cielo cambiaba de color, y una figura pequeña y senil sonreía. Tras irrumpir en cuatro casas y robar algunas prendas íntimas de hermosas jovencitas, el viejo maestro Happosai podía considerarse tranquilo.
Sin embargo, cuando Happosai observó hacia el cielo notó como la luna pese a que estaba desapareciendo de la vista del cielo seguía manteniéndose tan rojo carmesí como estaba a lo largo de toda la noche.
-Que extraño… nunca había visto que la luna adquiera ese color… y tampoco que lo mantenga pese a que está amaneciendo.
Por un instante pensó en si aquello pudiera significar algo, pero tras un momento de meditar sólo llegó a una gran conclusión.
-Que venga lo que tenga que venir… por ahora hay que disfrutar.
Tras aquello, el maestro de Genma y Soun siguió saltando de techo en techo, aún feliz por el botín que había robado.
Mientras estos hechos se daban en aquella dimensión donde emergía esta amenaza, en otra dimensión distinta de la primera, se desarrollaba un suceso intrascendente para la mayoría de personas, excepto para alguien.
-¿Usted está demente? ¿Cómo puede pedirme que pare la investigación que estamos haciendo?-preguntó con rabia un joven alto y delgado, de cabello negro corto y tez blanca.
Él y su interlocutor estaban dentro de un despacho más o menos arreglado, sin nada extraordinario en su interior, excepto una laptop y una placa finamente decorada en el escritorio que decía "Julio Gutiérrez. Director."
-¿Esperas que seamos mártires, Tapia? Todo lo que has investigado es algo que demuestra tu esfuerzo muchacho… pero la línea de "Nueva Prensa" es pro-gobierno ahora. Ni loco sacamos esto o nos cierran el diario.-contestó con algo de cansancio en su voz un hombre ya mayor, que aparentaba los cincuenta o sesenta años, algo gordo y con un par de arrugas en su rostro.
-Señor Gutiérrez, nadie tiene porque ser mártir. Simplemente podemos hacer lo correcto. La he pasado meses investigando varios actos y puedo asegurar que éste régimen está aliado con los narcotraficantes y terroristas. Incineran cien kilos de cocaína pero exportan varias toneladas por barco, y financian a las guerrillas de la sierra para que nadie se fije en todo lo que se roban con las licitaciones de armamento al ejército.-le contestó Tapia con más indignación que antes, mirándolo con dureza.
-¡Nunca vuelvas a repetir aquello en éste diario, Paul! ¡Te lo advierto, si vuelves a hacerlo te despido y me aseguro que ningún medio de toda Lima vuelva a pensar siquiera en contratarte!-gritó el más maduro de ambos hombres en aquella oficina al sentir la dura mirada de los ojos azul-grises de su interlocutor.-Ahora es mejor que te dediques a algo que va más contigo… regresa a tu puesto en la sección policial.
-¿Volver a policial? ¿Cuándo los delincuentes más grandes andan en el poder me manda por los pequeños? Uy si… nunca más vuelvas a repetir aquello en éste diario.-remedó Paul denotando su mal humor.-¡A la mierda con su amenaza, renuncio!
-¡Y allí está el hombre responsable de su familia! ¡Valiente cosa ganaste matándote cinco años en la universidad para mandar a la mierda a tu mamá y a tu hermano con esa decisión!
Julio Gutiérrez no vio venir en ese momento el derechazo que Paul Tapia le estamparía en la cara.
-Nunca más mencione a mi familia o algo que tenga que ver conmigo.-repuso Tapia, antes de darse la media vuelta.
Paul se colocó su casaca de cuero negro al momento de salir de la sala de redacción de "Nueva Prensa", antes de deambular sin sentido por las frías calles de Lima. Había una horrible neblina a medianoche pero ni eso lo detuvo. ¿Qué importaba el frío o cualquier cosa en aquél momento si tuvo que dejar su trabajo? Tras estar así por unos minutos llegó hasta el interior de un bar llamado "La Catedral".
-Mozo, dos cervezas para acá. ¡Y rápido!-ordenó Tapia tras sentarse en una mesa aislada.
-¿Está bien, amigo? ¿Lo dejó la novia? ¿Se le murió el gato? No parece feliz.-le contestó el mozo al ver como el rostro de Paul casi parecía como salido de un funeral.
-¿Feliz?-preguntó Paul con sorna.-Buena palabra, hace años que no la he visto en mi diccionario ni la he recordado.
-Se sien… .
-¡Dos cervezas y rápido! ¡No quiero terapias, sólo tomar a ver si se me va lo que pasó!
-Como diga.-contestó el mozo con sequedad.
¿Qué le pasa a éste imbécil? Uno que busca ayudarlo y contesta así; pensó el mozo, mientras traía un par de botellas de cerveza con una leve capa de hielo sobre el vidrio, y dejaba un vaso sobre la mesa, para luego retirarse. Paul siguió emborrachándose así por unas horas, pidiendo sistemáticamente dos cervezas después de que veía el vaso lleno de cerveza y tomándolo de a pocos para volverlo a llenar.
En un momento dado no pudo más y Tapia vomitó, dando un espectáculo asqueroso ante todos los parroquianos. Fue en eso que un par de hombres fornidos y algo más altos que él lo sujetaron de los hombros, llevándolo a rastras.
-¡Suelta, mierda! ¡Yo pago con mi plata para que ustedes puedan comer!-vociferó Paul, antes de escupirle a ambos hombres.
-¡Eso mismo dicen todos! ¡No la hagas difícil!-exclamó uno de aquellos "gorilas", antes de meterle un gancho al hígado a Paul y arrojarlo a la calle.
-¡Y no vuelvas por acá, lacra!-le gritó el segundo.
Paul entonces tomó un taxi y logró llegar hasta un edificio de varios pisos. Subió las escaleras tambaleándose, aferrándose con dificultad del barandal y al abrir la puerta del departamento en que vivía se encontró con su madre.
-¿Estás son las horas de llegar? Valiente hijo he criado para que venga acá todo borracho y golpeado además. Snif… y encima hueles a vómito. ¿Qué rayos pasó, Paul?-le recriminó a Paul, una mujer menuda con varias canas encima, algunas arrugas en el rostro y que olía la ropa del joven.-Menos mal que no hueles a colonia de mujer ni tienes marcas de labial, que eso ya hubiera sido el colmo.
-Descuida mamá. No tendrás que preocuparte porque tu hijo salga a emborracharse o irse con cualquier mujer en mucho tiempo. ¡Re-nun-cié!-silabeó Paul.
-¡¿En qué mierda pensabas? ¿Tienes idea del esfuerzo que costó pagarte una universidad privada para que ahora vengas y lo desperdicies todo?
-¿Y tú tienes idea del esfuerzo que le dediqué a una investigación que hacía? Fueron meses enteros que dediqué pagándolo con mi propio dinero, tiempo y esfuerzo para nada.
-¿Qué importa una investigación periodística si con ello arriesgas tu vida y la de tus seres queridos? ¡Y con eso también no has seguido el tratamiento que necesitabas! ¿Eres inconsciente o qué? ¡Sabes que andas mal del corazón y renunciar es lo mismo que matarte ahora ya que no tienes con que pagar ese tratamiento! ¿Cómo diablos harás algo con tu vida ahora? ¡La desperdiciaste! ¡Ya perdí a mi esposo hace años por esos terroristas de mierda en la sierra, y ahora te pierdo a ti! ¡Si cuando menos hubieras sido abogado ésta familia estaría mejor y no yéndose al carajo! ¡Lárgate de mi vista porque no quiero que tu hermano menor le siga el ejemplo a un perdedor!-le gritó aquella menuda mujer a su hijo mayor.
-¡En primera, quienes mataron a mi padre fueron soldados y no terroristas! ¡En segunda, esta carrera que escogí la hago porque es mi pasión! ¡En tercera, es mi vida a diferencia de ti que quisiste estudiar una carrera y preferiste casarte porque mis abuelos te presionaban para ello!-le respondió Paul.-¡Me largo a mi cuarto, y ojalá mi hermano decida ser libre de gente como mi jefe y como tú que sólo le siguen órdenes a todo a su alrededor! ¡Por culpa de gente como ustedes es que gente como mi padre muere asesinada por canallas y es por eso que este mundo no es más que una gran mierda sin solución!
Paul entonces cerró con toda la rabia del mundo la puerta de su cuarto, mientras respiraba en forma cada vez más agitada y sentía como el pecho le dolía con fuerza. Se sentó con dificultad en su escritorio y prendió la computadora, antes de entrar al MSN y ver como nadie de sus contactos estaba conectado.
-Bah, ¿quién diablos se conectaría a éstas horas?-dijo Paul, al notar que el reloj de la PC indicaba que eran las 5:51 A.M.
Observó entonces en el historial de páginas web que su hermano había navegado. Pornografía, cosas relacionadas a medicina y biología, opciones de algunos exámenes de admisión de varias universidades privadas y públicas en todo Lima, animación japonesa. Pese a que intentaba distraerse el dolor en el pecho de Paul no cesaba, y parecía incrementarse a cada momento con cierta lentitud.
-Je… animes… no entiendo que tendrán de… especiales o extraordinarios.-murmuró Paul, sin prestarle atención a aquel dolor, hasta que notó como aparecía en su monitor una página web llamada "Final Dimension", al tiempo que el dolor en el pecho se intensificaba.-Raro, esa página web no estaba en el historial.
Paul entonces abrió aquella ventana y mientras buscaba las pastillas en su escritorio apareció una leyenda extraña en inglés: If you want to find something special for you, click in Go to Wonderland during the last 10 seconds; otherwise you must click I'll Never Come Back and your PC will never get connection to this web page.
Nunca en toda mi vida he oído de una página web que obligue a un usuario a entrar así, pensó Paul dándole clic a Go to Wonderland, mientras notaba como su corazón retumbaba súbitamente con más fuerza y su pecho parecía estallar de un momento a otro.
-Arghhhhhh… .-gritó Paul, mientras sentía que la vida se le estaba yendo, cuando él intentaba abrir de su escritorio un cajón en el cual se hallaban unas pastillas para aliviar el dolor al corazón.
En aquellos momentos cruciales donde la vida se aparece como un flash a la persona que estaba a punto de morir, Paul creyó oír la voz de su madre que corría desesperadamente hacia su cuarto, porque él estaba muriendo a causa de un ataque al corazón.
Y también creyó que una especie de torbellino púrpura aparecía de su ordenador, succionándolo y llevándolo dentro de éste, mientras aparecían recuerdos que eran ajenos a él como si fueran propios, haciendo que Paul se sienta contradictoriamente más débil y más fuerte a la vez.
Sin embargo, lo único cierto para la madre de aquél joven libertino, osado y testarudo en aquél momento era que el cuerpo de su vástago yacía sin vida en el suelo.
Por su parte, en el interior de una enorme mansión de Hong Kong y bajo el sol de la tarde, un niño de cabello y ojos castaños, y de tez clara; practicaba una serie de movimientos con la espada que portaba en las misiones que tenía anteriormente como rival y aliado de Sakura Kinomoto, siendo vigilado por su mayordomo en su entrenamiento.
Giraba la espada destazando varios muñecos de paja, para luego dar una serie de volteretas en el aire y caía con todo su peso estocando al muñeco de paja más grande de todos. Hubiera seguido con aquella rutina cuando percibió una sensación extraña que hizo que se le escarapele toda la piel, y volteara a ver hacia el este.
-Ahhh… ¿pero qué fue eso?-murmuró el niño extrañado.
-Niño Li, ¿todo está bien?-preguntó un hombre mucho mayor que él, observando como su pequeño amo había detenido su práctica con la espada.
-Si… Wei. Al menos eso creo.
-¿Cree que todo está bien, señor? Le suplico que por favor no me mienta, he cuidado de usted desde que era un bebé y sé lo que usted pueda sentir con sólo verle el rostro.-explicó con serenidad el mayordomo del clan Li.
Shaoran Li entonces reprimió lo que iba a decir y sacudió su cabeza.
-No… no era nada, Wei.
-Como diga. Entonces es mejor practicar para lo que venga, ¿no?-animó el mayordomo.
-Claro que si.
El niño chino entonces siguió con su rutina. No se lo había dicho a Wei, pero por instantes sintió temor mientras observaba hacia el este. Hacia donde estaba Sakura Kinomoto. Sea lo que sea, Sakura… por favor, recuerda tu conjuro… pase lo que pase, todo estará bien; pensó Shaoran para luego seguir con su práctica con la espada.
En aquél mismo momento, ya la noche caía en el Santuario de Atena, y todas las antorchas eran encendidas a la vez que la vigilancia en cada porción del Santuario se maximizaba. Aunque esto era algo que dos Santos de Bronce no entendían demasiado.
-No lo entiendo. Si Seiya y los otros detuvieron la amenaza de Poseidón, ¿por qué vigilamos este condenado cementerio?-preguntaba Nachi, el Santo del Lobo.
-¿Acaso los muertos saldrán de la tierra a atacarnos? Si los muertos son eso y nada más… muertos.-repuso Ichi, el Santo de la Hidra.
-¡Silencio los dos!-vociferó una joven de cabellos con tonos verdosos y cuyo rostro estaba cubierto por una máscara de metal, mientras aparecía por detrás de ambos Santos de Bronce.
-¡Como tú mandes, Shaina!-exclamaron ambos Santos de Bronce al unísono y con cierto temor al verse atrapados por aquella Santo de Plata.
-Ustedes han estado mucho más tiempo al lado de nuestra diosa y son tan incompetentes como para seguir una orden. ¡Sólo me dan vergüenza!-gritó la amazona.
-Pero… .-Nachi iba a decir algo en su defensa, siendo cortado por Shaina otra vez.
-Atena ha dado la orden de que permanezcamos alerta. Especialmente por si el dios del inframundo quisiera lanzar un ataque contra nosotros ahora mism… .-Shaina iba a continuar diciendo algo cuando en eso apareció un soldado con un pergamino en las manos.
-Señores Ichi y Nachi… señora Shaina… la diosa Atena ha dado la orden de que ustedes deben retirarse del cementerio.-dijo en aquél momento un soldado armado con una lanza y ataviado con una armadura que recordaba a los guerreros griegos de la Edad Antigua.
-¿Cómo dices?
El soldado desenrolló el pergamino y carraspeó un poco antes de leerlo, y mostrarlo ante aquellos tres Santos.
-El señor Dohko ha mandado un mensaje y el sello de los Espectros no se ha roto en los Cinco Picos. Al parecer la amenaza que pudiéramos afrontar no vendrá por el lado de Hades de momento, tal como pueden leer. Las rondas que demos por aquí serán sólo si los invasores vienen usando esta ruta, y no si salen de éste cementerio. Permiso.
Tras aquella venia, el mensajero sólo se retiró. Luego salieron Ichi y Nachi, dejando a Shaina sola en aquél lugar.
-Si la amenaza no vendrá por los Espectros de Hades… entonces, ¿quién puede ser tan peligroso?
Al mismo tiempo, distribuidos en varias de las azoteas de Shinjuku, había alrededor de cuarenta hombres que examinaban todo alrededor estaban equipados con uniformes militares negros, con cascos que tenían una especie de plástico negro que recubrían sus ojos y nariz, así como algo parecido a un micrófono conectado a la parte del casco que protegía la oreja derecha.
También vestían protectores parecidos a petos con el símbolo de la espiral descendente roja, junto con botas negras que eran bastante gruesas y tenían una pequeña navaja en las puntas de éstas.
-Hay alrededor de mil quinientos individuos en las calles que van hacia el oeste y el norte.-dijo uno de aquellos soldados, antes de acariciar con suavidad un enorme rifle-láser que portaba en sus manos y jugaba presionando un botón que hacía que una bayoneta con chispa eléctrica aparezca y desaparezca de la punta del cañón de su arma.
-Y hay como dos mil individuos que transitan por las calles que van por el sur y el este.-murmuró otro, antes de dar vueltas con un par de pistolas que él portaba.
-¿Alguna señal de defensores destacados por la zona?-preguntó Tharog.
-Negativo. Apenas si hay algunas patrullas de la policía local y cámaras de vigilancia. Espere… algunas de las señales que nos habían dicho anteriormente.-el soldado observó hacia el oeste y luego hacia el sur.-Han aparecido algunas presencias de los defensores que mencionaron, no disponen de gran poder a diferencia de los Guardianes o Shadow Warriors.
-Entendido. Entonces en dos tacs (7) empezamos el ataque. Alguno tendrá que venir por acá.-murmuró Tharog.-Y si viniera alguno, sólo entreténganlo, que quiero matarlo yo mismo.
-Como ordene, señor.-contestaron todos los soldados al unísono.
Sin darse cuenta de toda esta operación, se encontraba un muchacho de ojos azul-grises, tez blanca y cabello negro corto tirado en un parque de Shinjuku, recostado en el pasto que apenas atinó a decir una cosa apenas se levantó.
-Estoy muerto, ¿no? Y… ¿por qué diablos visto estas cosas?-se preguntó Paul a sí mismo, mientras observaba como vestía un abrigo marrón delgado y largo con una capucha, pantalones y chaleco crema, así como botas marrones.-¿Acaso soy un monje o qué?
Lo último que recordaba era que había tenido un ataque al corazón tras una discusión con su madre, y como algo parecido a un torbellino púrpura lo succionó desde el monitor de su PC. Entonces allí notó algo curioso, junto a él estaba un pequeño aparato de forma levemente ovalada que tenía una pantalla en el centro.
-Nunca antes había visto un… ¿celular? ¿O será un IPOD o una computadora portátil?-se decía Paul a sí mismo, mientras examinaba como aparecían líneas con signos geométricos que parecían ser palabras y que no entendía.
Pero antes que pueda decir nada, tres hombres aparecieron por detrás de él en ese parque.
-A ver, gaijin (8). Esto es un asalto, así que ve dando lo que tengas.-dijo el más alto de aquellos ladrones.
-Mejor ni te resistas, compadre. Nadie quiere mártires o héroes en Tokio.-murmuró el segundo, con una profunda cicatriz en la mejilla derecha.
-Aunque si quieres… podemos darte gusto, matarte y tomar lo que tengas… incluso esas ridículas ropas de monje.-repuso el tercero, sacando dos navajas de sus bolsillos.
Lo extraño para el joven Tapia fue aparte de las ropas que vestía y ese extraño "celular", era que entendía lo que aquellos maleantes decían, y les contestaba en japonés.
-¿Pretenden asaltarme, patéticas escorias?-inquirió Paul burlonamente en japonés, con una extraña seguridad de que iba a ganar sin saber porque.
Fue en ese momento que los tres se lanzaron al mismo tiempo contra Paul, pero él, moviéndose casi por inercia empezaba a evitar sus golpes y detuvo por ambos brazos al que tenía dos navajas, atrayéndolo hacia él y estampándole tres rodillazos certeros en el centro del pecho, en la quijada y en la nariz.
-¡Infeliz!-corearon los otros dos ladrones al mismo tiempo, lanzándose contra él y cayéndole a puñetazos y patadas, que para sorpresa de ambos delincuentes y del mismo Paul, éste bloqueaba casi como si supiera bien lo que era pelear, para luego patear al de la cicatriz precisamente en la mejilla derecha.
-No puedo creerlo… soy el más rankeado entre todos los de mi barrio. ¡Un niño occidental no va a venir a ganarme nunca!-gritó el más alto de aquellos tres ladrones, mientras empezaba a correr hacia Paul.
Paul sin embargo, corrió a mayor velocidad, lanzándose con fuerza contra aquél delincuente y metiéndole un derechazo con tal fuerza que lo dejó tendido en el suelo y sangrando.
-Increíble… en las peleas por lo general yo recibía los golpes más que darlos… ¿por qué siento que poseo más fuerza?, ¿qué demonios hago en Japón?, ¿qué rayos anda pasando?
Ajenos a estas extrañas meditaciones, un grupo nutrido de transeúntes estaba detenido en la esquina, esperando a que la luz del semáforo cambie.
-¿Qué hora es?-preguntó una joven.
-Cinco en punto.-le contestó un hombre más maduro, tras ver su reloj.
Extrañamente en ese momento, las cámaras de vigilancia estallaron todas al unísono. Entonces los policías que estaban allí se aproximaron a ver que ocurría con aquellas cámaras, aunque nadie se imaginaba lo que iba a pasar.
-Muchas gra… ¡AAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHH!-gritó la joven horrorizada, al ver como la cabeza de su interlocutor era atravesada por una ráfaga de láser de lado a lado.
En aquél momento, una lluvia de ráfagas de láser proveniente de los techos de los edificios empezó a matar a cuanto transeúnte hubiera por aquella zona. Todos los transeúntes y residentes de aquellas calles de Shinjuku empezaron a correr por el pánico, y de pronto, los soldados del imperio de Caronia descendieron de los edificios, disparando a quemarropa contra todo a su paso.
-¡Están arrestados! ¡Deténganse!-gritaron algunos policías, que desenfundaron sus pistolas y dispararon contra aquellos soldados.
Pero las balas sólo impactaban a los gruesos petos de los soldados imperiales, que respondían disparando con mucho más salvajismo que antes y masacrando a los pocos policías que había, antes de seguir atacando. Automóviles, postes de luz y teléfono, locales comerciales, viviendas, mujeres, hombres, niños, ancianos. Nada se salvaba de aquella brutal masacre.
Fin del capítulo uno.
Notas del Autor:
Hola a todos ustedes, queridos lectores. Vaya que han pasado muchas lunas y soles desde… ok, dejémoslo en que han pasado muchas lunas y soles, jejejejejeje. Finalmente aquí está… el capítulo 1. No sé que tan bueno sea, aunque presumo que ahora debe ser un poco más digerible.
Los villanos entraron como debía ser… a punta de sangre y fuego, jejejejejejejejeje. Ahhh… extrañaba mucho esto. Bueno, han entrado con todo y conviene mucho que venga ahora alguien al rescate o las cosas realmente serán horribles. Todos los héroes andan desconcertados ante estas señales que se dieron, y que anunciaron justamente a estos chicos.
Pero aquí el quid… ¿y quién es ese muchacho llamado Paul? Bueno, si quieren saberlo… lean el capítulo dos. Hasta entonces.
Lista de términos:
(1)yahikde: El yahikde es un arte oscuro que tienen los Shadow Warriors como algo exclusivo de ellos. Éste arte oscuro consiste en incrustar el puño sobre alguien caído en combate a la altura del corazón, y luego destrozarlo. A través de éste acto, se gana un poco más de poder a costa de la corrupción espiritual de uno mismo, ya que se aprovecha toda la oscuridad y energía negativa del caído para tomarla hacia sí. Demás está decir que a más poderoso sea el enemigo caído, habrá un mayor poder absorbido.
(2)Shadow Warriors: Orden de caballería compuesta por guerreros de élite que sirven al imperio de Caronia. Poseen habilidades diversas relacionadas al manejo del aura, de las habilidades mentales, la magia (en algunos casos), el uso del sable de luz y las artes marciales. Están ataviados con armaduras negras que poseen motivos rojos entre los que se destaca una espiral descendente roja. Son extremadamente crueles al pelear y leales al emperador de Caronia, siendo su apoyo más firme para la conquista de muchos mundos, y la Tierra donde coexisten esos cinco animes es su próximo blanco.
(3)macrotacs: Es la forma en que se llama a las horas que se utiliza en el universo futurista de Las Dos Caras del Ser.
(4)Guardián: Aquél que pertenece a la Orden de Guardianes. Es un guerrero de élite que domina el aura, las diversas habilidades mentales, magia en ciertos casos, el uso del sable de luz y las artes marciales. A diferencia de sus contrapartes caronianas, emplean armaduras de colores diversos. Son terriblemente tenaces al momento de pelear, y son la gran fuerza que se opone a los Shadow Warriors.
(5)caroniano puro: Aquél nacido en el planeta Caronia, o que descienda de padres y abuelos caronianos puros de tercera generación al margen del mundo en que hubiera nacido.
(6)Caronia: La primera potencia galáctica perteneciente a otra dimensión, en la cual se ha librado una dura y larga guerra para definir el destino de la Vía Láctea. Caronia busca la hegemonía total y es regida por un tirano que tiene poder absoluto, así como a fuerzas militares en cifras astronómicas.
(7)tacs: Es la forma en que se llama a los minutos en el universo futurista de Las Dos Caras del Ser.
(8)gaijin: Palabra japonesa que se utiliza para referirse a los extranjeros, ya sean occidentales, latinos, asiáticos, africanos, etc. En cualquier caso, muchas veces se emplea en forma despectiva a todos aquellos que no son japoneses.
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