Capitulo 1:La perfección de un beso.

Me encontraba en el transporte público junto a mi mejor amiga, Emily, íbamos hacia la escuela como lo hacíamos todos los días. Nuestra conversación era calurosa hasta que llegamos al punto menos indicado, Philip, el chico del cual estaba enamorada.

-me entere que el abuelo de Phil murió y que por eso no fue a la escuela ayer- Emily sabía que me gustaba y siempre que sabía algo de él me lo contaba inmediatamente o cuando se acordaba pero esta vez me dejo tan sorprendida que mis labios formaron una "O"

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Era la hora del almuerzo, yo ya estaba sentada en una de las mesas cuando toda la gente comenzó a entrar por la puerta principal, movía la cabeza de un lado al otro viendo pasar a la gente hasta que lo vi a él. Me pare y camine decididamente hacia Phil, ese chico de cabellos negros y rizados con ojos verdes, le tome la mano y lo jale hacia la esquina más alejada de todas las personas que se encontraban en la cafetería.

-¿Cómo te encuentras?-después de unos segundos de silencio me atreví a preguntar.

-estoy bien, gracias por preocuparte.-por primera vez escuche su voz en un tono pasivo.

Me quede observando estúpidamente sus ojos pero, raramente, él también parecía perdido viendo fijamente algo, que parecían ser mis ojos. Después de un lapso de tiempo corto pero sin saber cuántos minutos sacudí mi cabeza mentalmente y volví en mí.

Al decidirme en concluir esa pequeña conversación e irme sentí su cálido tacto sobre mis mejillas, sus manos hicieron que mi cara se acercara lentamente hacia la suya, mis ojos se cerraron al segundo siguiente, mis manos se entrelazaron alrededor de su cuello, para así acercar mis labios completamente a los suyos, para besarme en medio de la cafetería de la escuela, en medio de todos.

Sentí sus labios sobre los míos, las mariposas volaron como si fuera un cuento de hadas y paso electricidad por todo mi cuerpo, las chispas que salían imaginariamente de nuestros labios irradiaban la felicidad que sentía por dentro al darme cuenta de que yo le gustaba y no era la única que sentía algo por el otro en esa relación.

Nuestros pulmones exigían que les llegara el oxigeno, por eso nos separamos por una pequeña cantidad de centímetros haciendo que cada quien respirara el aliento entrecortado del otro. Y al instante ambos sonreímos. Lleve mi cabeza a su hombro y lo abrase fuertemente para después soltarlo e irme con Emily a la mesa en la que me encontraba antes.