Capítulo 1: Noticias.
Últimamente las cosas estaban demasiado tranquilas, eso ponía muy nervioso a Conan porque, cuantos menos casos, menos posibilidades de encontrar pistas sobre los hombres de negro y menos probabilidades de recuperar su cuerpo. Por si fuera poco había llegado un chico nuevo al instituto de Ran, Koji, y mostraba más interés hacia ella del que a Conan le gustaría.
Ese día los detectives infantiles estaban en casa del profesor Agase planeando una merienda campestre.
GENTA: ¡Yo quiero arroz con anguilas!
AYUMI: Genta siempre pides lo mismo, no vamos a llevar arroz con anguilas a la merienda.
GENTA: Jo.
MITSUSHIKO: Ayumi tiene razón Genta, si comes siempre lo mismo no tendrás todas las vitaminas, hidratos y demás cosas que tu cuerpo necesita.
AYUMI: Exacto, gracias Mitsushiko.
Mitsushiko se puso rojo como un tomate.
AYUMI: ¿Y tú Conan? ¿Qué te apetece llevar?
Conan que hasta entonces había estado mirando por la ventana giró la cabeza.
CONAN: A mí me da lo mismo, llevad lo que queráis.
AYUMI: Pero Conan, tú también vienes...
Ayumi se puso triste y Genta y Mitsushiko miraron a Conan con una cara terrible, este intentó arreglarlo.
CONAN: Ah, bueno... esto... me apetecen unas bolitas de pulpo.
Ayumi levantó la cabeza y mostró una sonrisa radiante.
AYUMI: ¡Entonces llevaremos bolitas de pulpo!
Conan suspiró y volvió a mirar por la ventana.
CONAN: Chicos voy a salir un momento pero vuelvo en seguida ¿vale?
Cogió su monopatín y salió, los niños y el profesor se quedaron extrañados pero al poco tiempo siguieron planeando la excursión, sin embargo Haibara sabía que Conan se traía algo entre manos, había estado casi media hora seguida mirando por la ventana. Se levantó de la silla en la que estaba leyendo y se asomó al cristal, lo que vio le heló la sangre. Había un porche negro aparcado frente a la casa de los Kudo.
Conan se colocó detrás del coche y pegó un localizador bajo el parachoques trasero, esperó a que los conductores volvieran y arrancaran, dejó un par de kilómetros de ventaja al coche y comenzó a seguirlo en el monopatín. Quince minutos después el coche se detuvo y Conan escuchó una conversación a través del micrófono.
HOMBRE DE NEGRO 1: Otra vez hemos perdido el tiempo yendo a esa casa, si el crío hubiera sobrevivido no creo que hubiese sido tan estúpido como para regresar allí…
HOMBRE DE NEGRO 2: Pienso lo mismo que tú, pero eran órdenes de Gin, no podíamos negarnos.
HN1: Eso es cierto, prefiero tener que ir mil veces a esa casa antes de discutir con él. Y hemos tenido que coger su coche así que no podíamos decir que no.
HN2: Además, tenemos que entregar una caja con el veneno que fabricó esa mujer aquí, así que nos quedaba de camino.
Conan casi se muere al escuchar aquello ¿hablarían del veneno de Haibara? Tenía que hacerse con una muestra.
Se acercó al coche todo lo que pudo y esperó a que los hombres salieran, cogieron un pequeño paquete del maletero y entraron en un edificio, entonces él se acercó al coche, retiró el micro e intentó forzar el maletero. Le llevó un buen rato pero al final lo consiguió, a simple vista no había nada, pero tras revisar a fondo el maletero descubrió un pequeño hueco, en el que había varios paquetitos como el que se habían llevado los hombres de negro. Cogió uno, dejó todo como estaba y puso rumbo de vuelta a casa del profesor con una sonrisa.
Si todo salía bien, en poco tiempo volvería a ser Shinichi Kudo.
