Faltaban minutos para irse, la noche era muy oscura, llovía y habían relámpagos que golpeaban las ventanas de la pizzería, las máquinas de videojuegos se prendían solas revelando distintas formas cómo sería la muerte de Jeremy, el reloj no avanzaba, él ventilador dejó de funcionar. Lloraba, sabía que su momento estaba cerca ¿Pero qué momento? ¿Un día de vida más o un sufrimiento agónico que lo haría sucumbir ante la muerte? Secaba sus lágrimas con varios papeles, no se molestaba en tirarlos pues los dejaba en la mesa café con varios peluches. Fitzgerald veía en frente de él a Freddy el animatronico, la mirada oscura y sombría de los ojos huecos totalmente negros era digna de terror puro, se acercaba, de la izquierda salió Chica, sacando sangre de ese pico naranja que ocultaba una sonrisa macabra y de la derecha Bonnie, mirando maquiavelicamente a Jeremy. Sentía la adrenalina pura, tenía miedo por primera vez en toda su vida miedo, tenía terror a la muerte.

Las risas de los niños se escucharon, se abrió la puerta principal y entró una linda niña con coletas y vestido rojo, atrás de ella otros más, todos felices representando la inocencia pero, no eran las seis de la mañana, algo pasó, Jeremy al ver su escritorio notó una carta escrita en tinta negra: "Vamos a ir por ti", le congeló la sangre, se desmayó y fue llevado al hospital, la niña de vestido rojo se reía al momento, miraba tan feliz al pobre guardia, de fortuna no murió, de no haber sido por ella él sería asesinado ¿Quién era aquél infante? ¿Qué quería?.