1Título: Ojos Azabache quiere la serpiente

Escrito por: Clau Felton Black

Género: Romance/Drama

Raiting: NC-17

Pareja: Ron Weasley/Pansy Parkinson

Resumen: Pansy Parkinson estaba orgullosa de ser hermosa hasta que, gracias a su padre, eso se volvió en su contra. Ahora Voldemort la quiere solo para él. ¿Podrán ella y Ron Weasley cambiar ese destino?

Prólogo

Era ya muy entrada la noche. El cielo estaba despejado y el día había estado tan bonito, que la familia había decidido cenar en el jardín, contemplando la puesta de sol y luego comiendo a la luz de las velas mágicas que flotaban sobre la mesa. Todos contentos a pesar del peligro que corrían en esos días de guerra. Entusiasmados con ese interminable parloteo que aderezaba las sobremesas de esta numerosa familia.

Pero el bullicio ya había cesado, habían extrañado a Bill pero probablemente algún contratiempo en Gringotts le había impedido asistir. Algo bastante extraño, porque él y Hermione siempre acudían a la mayoría de reuniones familiares. Pero ni siquiera ella había asistido a la invitación familiar.

Los hijos que ya vivían fuera de La Madriguera se habían marchado y los demás estaban ya en sus habitaciones preparándose para dormir. Arthur y Molly se encontraban todavía en el salón. La guerra se había extendido un poco más de lo previsto pero eso no les había quitado su costumbre de sentarse juntos al final del día a compartir un pequeño tiempo antes de irse a la cama.

Reían. Una capacidad que no habían perdido a pesar de lo sombrío de la época. Y reían con la complicidad de siempre, comentando sobre sus hijos y sus parejas conocidas. Sobre el casi hippie Bill y la sorpresa que se llevaron cuando descubrieron su relación con la formal Hermione. Sobre Ginny y esa absurda obsesión por el quidditch profesional. Los gemelos y su éxito financiero que no les dejaba tiempo para formalizar sus vidas amorosas. Sobre Harry y la ayuda que sus hijos, sobre todo Ron, le brindaban en el cumplimiento de su destino. Sobre Ron, su perenne soledad y su tranquilidad por no terminar con su soltería.

Con siete hijos propios y uno agregado, los temas de este matrimonio eran variados y como el hijo postizo era Harry Potter, pues los sobresaltos estaban garantizados. No lo lamentaban. Nunca habían lamentado la estrecha amistad de Ron con Harry y siempre habían comprendido que el muchacho, a pesar de la fama que ostentaba, era simplemente un joven necesitado del cariño y la orientación de unos padres amorosos y preocupados.

De pronto y para aderezar la noche con un último sobresalto, el rostro serio de Bill apareció en la chimenea.

— Papá, es urgente que vengas a mi apartamento —le dijo sin entrar en demasiadas explicaciones. Arthur y Molly intercambiaron una mirada preocupada.

Molly se puso de pie de un salto con el corazón en la garganta.— ¿Qué sucede, hijo? —le preguntó.

— No puedo decirlo a través de la chimenea, mamá. Necesito que papá venga —le respondió y sin decir más su rostro desapareció de la chimenea.

Ambos supieron que había que ayudar a alguien en problemas y que ese alguien necesitaba entrar en La Madriguera. Eso les preocupó un poco más, porque Bill no solía irrumpir de esa forma, mucho menos llevar a alguien desconocido a casa de sus padres. De todos era sabido el peligro que corrían los Weasley, por eso La Madriguera estaba protegida con un fidelio y nadie podía llegar ella si no lo introducía Arthur, quien era el guardián secreto.

Arthur frunció el ceño, más preocupado que molesto, en realidad. Porque habían acordado con sus hijos que solo las personas de extrema confianza podrían entrar a sus respectivas casas y apartamentos. Y a pesar de su apariencia desenfadada, Bill era el más riguroso de todos sus hijos con las medidas de seguridad.

Entró a la chimenea y se fue.

Molly se quedó esperando con una ligera angustia oprimiendo su pecho. Para calmarse y obligarse a no pensar en la guerra, siguió supervisando sus agujas con el bordado de los suéteres navideños que ya había comenzado a tejer para la familia. Vivían tiempos difíciles, pero ella trataba de no romper las tradiciones con las que habían crecido sus hijos.

De nuevo, las llamas de la chimenea se pintaron de verde y Arthur entró.

— Prepárate —la previno, llevaba una expresión extremadamente seria. Algo raro en el jovial Arthur y el corazón de Molly comenzó a bombear un poco más deprisa—. No te vas a creer quien viene para acá.

Los ojos de Molly quedaron fijos en la chimenea. Pronto las llamas chisporrotearon de nuevo y ella se llevó una mano a su boca, en un gesto de sorpresa, cuando una hermosa y esbelta chica de cabellera negra puso pie en su casa con actitud un poco tímida. Avanzó despacio pero con movimientos elegantes, sus ojazos negros moviéndose curiosos alrededor del salón, buscando a alguien.

Ella todavía no había dado dos pasos dentro de la casa, cuando se escucharon pisadas bajando por las escaleras. Un descalzo y descolocado Ron venía presuroso, seguido de un Harry en similares condiciones. Ambos alertados por el inusual chisporroteo de la red flu, iban con la varita en mano y preocupados por lo que pudiera estar pasando a esa hora de la noche.

Cuando Ron vio quien estaba en medio de la sala de su casa, se detuvo en seco a mitad de las escaleras y Harry chocó abruptamente con su espalda.

— ¿Pansy? —la llamó Ron, incrédulo de tenerla en el salón de su casa. Hacía semanas que habían perdido la comunicación y él casi había entrado en desesperación por no tener ninguna noticia. Pero él sabía perfectamente que no debía buscarla para no ponerla en riesgo con su padre y ella sabía que debía buscarlo cuando el peligro que la rodeaba se volviera algo de vida o muerte.

— Hola, Ron —lo saludó un poco cohibida y dio dos pasos más. Vio hacia Molly—. Buenas noches, señora, lamento llegar de esta manera pero...

Ron se encontró bajando las gradas que le faltaban de dos en dos para llegar hasta ella y cortando la explicación que Pansy le daba a su madre. — ¿Qué te pasó? ¿Qué haces acá? ¿Con quién dejaste a tu madre? —le preguntó todo de una sola vez, confirmándoles a Arthur y a Molly de que, por muy inverosímil que les pareciera, Ron y Pansy habían estado en un estrecho contacto.

— Escapé de casa —le confirmó sin entrar en mayores detalles.

Cuando estuvo frente a ella, acunó su rostro entre sus manos, sorprendiendo a todos por lo amoroso del gesto. Y luego la besó, suavecito solo con un roce de labios, mientras acariciaba sus mejillas con los pulgares. Los ojos de ambos sumamente expresivos, los de él con miles de preguntas pero indudablemente cálidos y felices de tenerla con él, ya a salvo, pero se tornaron preocupados cuando observaron que los de Pansy estaban llenos de un temor y una angustia que nunca habían reflejado.

Los demás los miraban en silencio, como esperando ver más reacciones por parte de ambos. Estaban estupefactos porque nunca habían conocido la relación entre ellos. Harry quedó inmóvil al pie de las escaleras y Molly tragó grueso. Ahora se explicaba porqué Ron nunca había llevado a ninguna novia a casa. Molly conocía muy bien a sus hijos y nunca le había creído del todo cuando él afirmaba que no tenía novia.

— ¿Estás bien? —le preguntó más por mero formalismo que por otra cosa. Su rostro pálido y su cuerpo mucho más delgado de lo que usualmente era, hacían preveer que la respuesta era que no.

Pansy negó con la cabeza y apoyó la frente en el pecho de Ron. Cerro sus ojos y dio un suspiro profundo, como quien se quita un gran, gran peso de encima. Él la rodeó entre sus brazos y ella se aferró a su cintura con fuerza y desesperación, pero sintiéndose segura por primera vez en mucho tiempo. Y solo cuando se sintió en sus brazos, protegida y apoyada en el hombro del hombre que amaba... solo entonces, Pansy Parkinson se permitió llorar.

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¡Hola gente linda! Acá les traigo esta nueva historia. Como ustedes saben, no me gusta anclarme solo con una pareja y me gusta explorar ligues extraños o al menos poco explorados.

Les confieso que esta historia ha rondado mi cabeza por más de un año, pero no me había decidido a escribirla porque tenía a medias Trazando el Destino... y si me tardaba tanto actualizando una, ya no se diga dos historias... Sí, ha sido muy insistente por que no me ha dejado en paz hasta conseguir que la trasladara de mi imaginación al papel.

Las que siguen fielmente TeD no se preocupen, porque no le quedan más de dos o tres capítulos cuando mucho... al menos eso creo.

Tampoco planeo que esta historia sea tan extensa, pero no garantizo nada porque al inicio pensaba que TeD solo tendría unos 15 capítulos y ya andamos llegando a los 30...

Miren que con el rediseño de ff, es más fácil todavía mandar reviews. Solo den click en el recuadrito de acá abajo y me comentan qué piensan de esta historia!

Abrazotes!!!

Clau