Disclairmer: La trama no me pertenece, los personajes son de Stephanie Meyer. Solo me adjudico a la adaptación de este libro de la autora Reyna Cariño.
Capitulo 1
Edward sentía las manos heladas mientras sujetaba el volante de su auto, quería arrancar el auto y salir de ahí para calentarse frente al agradable calor de la chimenea de su casa pero no podía hacerlo, se lo había propuesto, llevaba más de un año con ese plan.
Mantuvo su vista fija en las puertas de la universidad al mismo tiempo que pensaba en
algún lugar cálido. La suerte no había estado de su lado en ese día, pero sabía que todo cambiaría una vez que viera a Bella.
¿Cómo estaría ahora?
¿Se habría teñido el cabello?
¿Habría crecido más?
¿Cómo estarían sus manos? O ¿Sus labios…?
Eso definitivamente lo animó a esperar un poco más, quería verla. No. Necesitaba verla.
Habían estado comunicándose con mensajes ocasionales por Twitter o por facebook pero justo un año antes habían roto su comunicación, Bella ya iba en un punto crucial en la universidad y el trabajo de Edward había empezado a aumentar al grado de no dejarlo dormir durante días. Por lo que después de eso su comunicación había terminado.
Pero ya estaba ahí, después de tres largos años de trabajo había vuelto al lugar donde
Bella estaba.
Ambos con 21 años y cientos de experiencias en sus vidas adultas se podían considerar más maduros y esperarla no debía ser un problema aunque dentro su auto estuviera a menos 2 grados centígrados y afuera el camino estuviese cubierto por una capa blanca de nieve.
Retiró sus manos del volante y las frotó entre sí para poder calentarse.
A lo lejos se escuchó un timbre y fue sólo cuestión de segundos para que una manada de
hombres y mujeres de diferentes edades empezaran a salir del edificio frente al que su auto se encontraba estacionado.
Todos salían colocándose abrigos, chamarras y bufandas que les cubrían todo el rostro,
Edward deseó que Bella no usara nada que le cubriera su rostro o no podría reconocerla fácilmente y sí no la podía encontrar ese día se sentiría perdido.
Suspirando y dando un tropezón salió de su auto para acercarse un poco al edificio, rechinó los dientes al sentir sus manos como grandes copos de nieve, Reneesme le había advertido que usara guantes pero él se había negado, bueno, en realidad a la mayoría de las cosas que le decía la chica se le negaba. Escondiendo sus manos, dentro de los bolsillos del pantalón negro de vestir que llevaba, dio unos cuantos pasos más mientras que con la mirada buscaba una cabellera castaña que con solo cerrar sus ojos la recordaba perfectamente.
Varios estudiantes lo golpearon al pasar junto a él, extrañamente nadie lo reconocía aunque ni siquiera se había molestado en esconder su apariencia y digamos que ahora era aun más conocido de lo que fue años atrás.
Un grupo de estudiantes salió gritando y lanzando silbidos de victoria. Eran muchos, entre hombres y mujeres que vestían como si acabaran de salir de una película antigua, las chicas con vestidos largos y esponjosos, la mayoría cubriéndolos con abrigos y los chicos con trajes elegantes de color marrón, algunos llevaban sombreros, bigotes falsos y anteojos antiguos. Todos se detuvieron a unos metros del muchacho.
Por alguna razón Edward no pudo apartar la vista de ese grupo aunque su prioridad era buscar a Bella entre tantos estudiantes pero ellos no eran lo más fácil de ignorar en ese lugar, no solo sus vestuarios llamaban la atención también llevaban cargando cajas, bolsas de tela negras y grises y una rubia tenía una cesta de frutas falsas, como las que usan en las películas.
La vista del muchacho se quedó más tiempo observando a la rubia que era la única que no usaba ninguno de esos vestuarios extravagantes. Su sonrisa era hermosa…
Agitó su cabeza y cuando iba a regresar la vista hacia el edificio los chicos volvieron a reír escandalosamente atrayendo su atención de nuevo.
—Ahora vamos a celebrar al club —dijo una chica saltando de emoción.
—Ustedes vayan, me siento tan cansada que hasta la nieve me parece un excelente lugar para dormir en este momento —dijo una voz realmente conocida.
¡Rayos!
La vista de Edward buscó desesperadamente a la dueña de esa voz pero alguien dijo algo y todos volvieron a reír, al parecer sólo eso sabían hacer. Las chicas negaron con una sonrisa en sus rostros y empezaron a moverse para continuar su camino. Las manos del modelo temblaron y sus ojos se posaron en la rubia de la hermosa sonrisa, cuando dieron un paso los ojos de la chica hicieron contacto con los de él y entonces entendió. ¡La había encontrado!
Los ojos de Bella se abrieron tan grandes como pudieron en ese momento, olvidó por completo que tenía una cesta de frutas de utilería en sus manos y la arrojó a alguna parte dejando a unos de sus compañeros con la palabra en la boca.
No se detuvo a esperar que la reconociera simplemente corrió hacia él.
Al parecer si la reconoció ya que cuando ella se abalanzó sobre él y lo abrazó él le devolvió el abrazo aun más fuerte de lo que soportaba, le dolió un poco pero no se quejó, sólo se dejó consentir por los brazos de Edward, los cuales había extrañado mucho.
—¡No puedo creer que estés aquí! —dijo Bella después de que ambos soltaran su abrazo.
Él hubiera querido sostenerla de esa manera durante todo el día pero ella se alejó rápidamente manteniendo una distancia que a Edward le molestó.
—Aquí estoy —dijo con una enorme sonrisa.
Muchas cosas habían cambiado, en primer lugar… ¡dios! Bella había desarrollado un buen cuerpo, tres años atrás el muchacho pensó que apenas si era copa "A" y ahora…
—¿Por qué no me avisaste? —preguntó la chica sonriendo y golpeándolo ligeramente en el hombro, algo que él definitivamente no se esperaba. Logró ver como ella contenía toda su emoción—. Me hubiera hecho un tiempo para ir…
—¡Bella! —gritó un chico quitándose el sombrero del vestuario de época que vestía y lo agitó en el aire—. ¿Todo bien?
—Sí —le gritó de vuelta, el cabello rubio se levantó un poco cuando una ventisca helada los rozó—. Me voy a casa, nos vemos mañana —les gritó, no es que estuvieran demasiado lejos pero había tanto ruido de todos los estudiantes que sus voces se perdían aun en corta distancia.
—¿Segura? —preguntó el mismo chico no muy seguro de dejarla con ese grandote musculoso que parecía modelo sacado de revista. Si supiera…
—Sí, mi amigo me llevará —y más valía que Edward la llevara porque ni loca tomaba el transporte en ese clima tan feo.
—No se preocupen —gritó Edward reposando una de sus manos sobre un hombro de Bella—. Yo me aseguraré de que llegue a su casa.
Los ojos de las muchachas brillaron, al parecer lo habían empezado a reconocer, y después sonrieron tontamente mientras unas de ellas empezaban a jalar a los chicos para que desaparecieran lo más pronto de ahí.
Bella no esperó a que ellos se fueran antes de voltear nuevamente hacia Edward y regalarle una cálida sonrisa que prácticamente podía derretir toda la nieve del lugar, ya lo había derretido a él.
—Entonces ahora me tendrás que llevar a casa o me robo tu auto —dijo sonriendo.
Ambos entraron al auto sacudiéndose la nieve de los hombros. Edward encendió la calefacción y fijó su vista en Bella.
—En serio, no puedo creer que estés aquí —dijo sonriendo, sin voltear a verlo.
—Y yo no puedo creer que estés rubia.
Ella frunció el ceño antes sus palabras confundiéndose por un segundo, lentamente se fijó en el espejo lateral del auto para observar la peluca en su cabeza.
—Esos… están muertos —susurró entre dientes mientras llevaba sus manos a su cabeza para empezar a retirar la peluca rubia—. Olvide quitarla, como siempre, pero ellos me debían recordar que le tenía puesta. Cuando los vea mañana los torturaré lentamente a cada uno para que no se vuelvan a olvidar decirme… —murmuró y manteniendo las últimas palabras sólo para ella. Sí, seguía siendo la misma.
Edward no dijo nada, solo la observó quitarse la peluca dejando a la vista una malla negra que atrapaba todo su cabello, dejó el cabello falso sobre su regazo y después retiró la malla ahora sí dejando ver su cabello castaño que estaba en dos trenzas. Qué alivio, pensó. No es que no se viera bien de rubia, por dios, se veía sexy, pero la Bella castaña era aun más hermosa. Rápidamente deshizo las trenzas dejando su cabello rizado caer sobre sus hombros, ¿sobre sus hombros? había cortado su largo cabello.
—Te ves hermosa con tu cabello así —dijo Edward sin poder retener sus palabras. De igual manera no había tenido la intención de retenerlas.
Las mejillas de Bella se tornaron de un rojo intenso mientras alejaba su mirada de la del muchacho e intentaba esconder su rostro con su cabello, nadie le había dicho que lucía hermosa con ese corte, el día que se lo cortó solo obtuvo unos "¿Qué pensabas cuando cortaste tu cabello?" o "Tu cabello era tan largo" y cientos de cosas más que le hicieron sentirse mal al hacerse ese corte, durante casi tres meses había estado esperando a que su cabello creciera pero en ese momento, al escuchar esas palabras viniendo de él ya no le importó más.
—Gr… gracias —dijo y aclaró su garganta.
—De nada —ambos permanecieron en silencio, Edward con la vista sobre ella y ella con la vista perdida hacia el frente.
Estaba tan feliz de volver a verlo que no sabía exactamente como hablar o de que hablar.
—¿Cuánto tiempo te quedarás aquí? —le preguntó finalmente.
—Amm, bueno… —suspiró y Bella se temió que no fuera a quedarse mucho tiempo en la ciudad. ¡Maldita España! Ya se lo había quedado durante más de dos años y Roma también lo había tenido durante muchos meses, era justo que ahora se quedara más tiempo en su país de origen.
—Oh —pronunció mientras tragaba, su garganta estaba repentinamente seca—. ¿No será mucho tiempo?
Él negó.
—Todo lo contrario —contestó y el corazón de la muchacha dio un repentino brinco—. Estudiaré los últimos dos años de la universidad aquí.
—Júralo —dijo inmediatamente.
—Te lo juro —contestó posando una mano sobre su pecho.
—Eso es maravilloso, mi día ha estado lleno de buenas noticas y luego llegas tú para hacerlo el mejor de mis días de universidad —aunque lo intentara no podía esconder su sonrisa de felicidad, era tan tontamente feliz en ese momento.
—Eso realmente signifi… —fue interrumpido por el sonido de un celular.
Bella se removió en el asiento del auto hasta que logró sacar su celular de uno de los bolsillos internos del delgado suéter que llevaba puesto, tocó la pantalla un par de veces y luego sonrió.
—Cierto, tengo que ir a casa rápidamente —dijo sin ver a Edward—. ¿Me llevarás?
No tenía que preguntarlo dos veces. El auto ya estaba encendido.
—Claro que sí.
—Por cierto —dijo Bella atrayendo la atención del modelo que había mantenido su vista fija en la carretera—. Hoy es el cumpleaños de Seth, mis padres le organizaron una fiesta y estás invitado.
—¿Crees que tu hermanito me quiera en su fiesta? Seguramente no recuerda mi rostro.
—Vamos, tienes que venir, estoy segura de que Seth te recuerda. Es decir ¿Cómo olvidaría al chico que amaba golpear con sus juguetes? —ambos rieron ante el recuerdo.
—¿No se debe celebrar en familia?
—Irán también sus amigos así que yo tengo derecho de llevar uno —¿amigo? Edward tragó y asintió.
—¡Perfecto! —dijo victoriosa.
Su celular nuevamente volvió a sonar pero esta vez fue un tono diferente del primero, uno personalizado y cuando los ojos de Bella se clavaron en la pantalla en su rostro se dibujó una sonrisa diferente, una de esas sonrisas que ponen las chicas cuando reciben un mensaje de la persona de la que están enamoradas. Edward la observó de reojo y creyó entender el por qué ella usó esa palabra "amigo".
—Ya veo, por eso me convenciste de venir, ocupabas un ayudante —le dijo el modelo arrojando un puño de confeti en el cabello de la castaña.
Ella solo sonrió mientras sacudía su cabeza para que los pequeños círculos de colores cayeran al suelo.
Ambos estaban solos en la casa de los padres de Bella, supuestamente todos deberían de estar ahí ya que Seth no tardaba en llegar de la escuela pero Renne y Charlie habían ido a recoger el pastel del cumpleañero, Leah y Paul tenían prácticas después de clases, Jessica y Sam seguramente se habían retrasado en la secundaria y James salía tarde del trabajo aunque también debería estar llegando lo que solo dejaba a Bella y Edward solos.
La pequeña casa estaba decorada de manera sencilla con unos globos azules y rojos pegados a un cordón y colgando en medio del techo de la sala, había también un par de mesas y sillas, en donde deberían estar los sillones, con manteles de plástico azules.
Minutos más tarde habían terminado con la pequeña pero linda decoración y ya que no había sillones no tuvieron más remedio que sentarse en el suelo justo en el centro de la sala, pudieron haber usado las sillas de las mesas pero todo se veía tan bien y no querían desordenar así que el piso pareció la mejor opción.
Hablaron un poco sobre la universidad y sobre el trabajo de Edward, Bella se sorprendió al saber de su boca que el modelo no había estado de acuerdo en actuar en aquellas películas en
España o la novela que hizo en Roma pero ya que estuvo trabajando dentro de la compañía MAK's se vio obligado a hacerlo.
—¿Qué tiene de malo actuar? —preguntó Bella.
—No es que tenga algo de malo pero refiero modelar de manera sencilla como lo hacía antes, actuar va a otro nivel que yo nunca me especialicé, no negaré que fue una experiencia muy agradable haber actuado en diferentes lugares pero lo mío es estar frente a la cámara haciendo poses sexys —dijo el muchacho levantando ambas cejas coquetamente.
Bella le sonrió y aunque probablemente él ya lo había notado aun así le explicó.
—Yo soy actriz —dijo y por alguna razón se sonrojó un poco—. Amo hacer eso, ponerme en el papel de un personaje que nació de una increíble mente, no sé si me explico, pero creo que es lo mejor que puede existir —se encogió de hombros—, por eso fue lo de la peluca rubio —concluyó.
—Y aunque pienso que te ves muy linda de rubia definitivamente te prefiero de castaña —le guiñó un ojo y la muchacha solo sonrió negando con la cabeza.
—¡Rayos! Y yo que pensaba teñirlo de rojo —hizo puchero y después ambos soltaron con carcajadas.
La puerta se abrió de golpe atrayendo velozmente la atención de los dos muchachos. Una joven de cabellera larga y castaña entró por la puerta abierta con una sonrisa en el rostro que inmediatamente se deshizo al ver al modelo que aun seguía sentado en el piso de la sala de su casa.
—Leah… —empezó a decir Bella pero fue interrumpida.
—¡Edward! —gritó Leah mientras corría hacia donde el muchacho se encontraba, prácticamente se abalanzó sobre el muchacho envolviéndolo en un caluroso abrazo que jamás se imaginó recibir por parte de la chica—. No puedo creer que estés aquí. Es maravilloso —sí, y definitivamente no se esperaba esas palabras.
—También, es un gusto verte —dijo el Edward sin comprender la personalidad de Leah. La última vez que se vieron la chica lo aborrecía en cambio ahora parecía quererlo, su fuerte abrazo que amenazaba con romperle los huesos de la espalda lo demostraba.
—Creí que no te agradaba —dijo Bella viendo a su hermana que después de unos segundos más por fin dejó respirar a Edward.
La mini Bella hizo un movimiento con las manos restándole importancia al comentario de su hermana mayor.
—Eso era cuando tenía 15 años, por favor, ahora ya soy mayor de edad y soy más responsable de mis actos y mis palabras —empezó a decir Leah pero Edward como si no supiera sumar tuvo que dejar de escucharla para analizar la edad de la castaña.
¡18 años! Rayos, eso explicaba por qué parecía ser una copia exacta de Bella, técnicamente cuando ellos dos empezaron con ese "juego", tres años atrás, Bella tenía esa edad y las dos chicas eran idénticas pero… ¡18 años! No podía creerlo, no le había tomado importancia a la cantidad de años que habían estado separados pero ahora con solo la edad de Leah se le hizo que fue una eternidad.
—Oh. Edward —dijo una voz varonil, completamente varonil, las dos chicas y el modelo levantaron la mirada al mismo tiempo para encontrarse con Paul, el mellizo de Leah quien definitivamente había cambiado—. Estás aquí —habló el joven y aunque no demostraba ninguna emoción ni en su voz ni físicamente por dentro estaba aliviado de ver al primer novio de su hermana mayor—. Qué bien —finalizó y subió las escaleras de dos en dos.
Bella rodó los ojos y volvió su vista a Edward que estaba anonadado al ver a sus hermanos menores.
—¿Sucede algo? —preguntó Leah antes que su hermana mayor pudiera hacerlo.
—No —negó con la cabeza—, es solo que estás muy grande —dijo observando a la chica que sonreía felizmente.
—Gracias, me gustaría decir lo mismo pero tú tienes el mismo aspecto que hace tres años, pero eso no significa que no te veas bien, desde luego —le aclaró y se puso de pie—, bueno, tengo que irme a cambiar que Seth no ha de tardar en llegar —se giró hacia las escaleras pero volteó rápidamente —. ¿Te quedarás aquí hoy? —Edward solo asintió y ella lanzó un ¡hurra! Para subir animadamente las escaleras.
Cuando desapareció en el segundo piso Edward se acercó a Bella y le susurró:
—¿Se puede saber que fue eso?
—Supongo que ha madurado —la castaña se encogió de hombros—. Anda, hay que ponernos de pie —empezó a levantarse y el muchacho la siguió.
—Creo que me siento traumatizado por todo el amor de Leah —eso provocó una sonrisa en Bella.
—Prepárate para obtener más —dijo la muchacha señalando sobre su hombro.
Edward volteó lentamente solo para observar a Jessica con los ojos brillosos y llenos de felicidad.
—¡Edward! —gritó entusiasmada y corrió a abrazarlo, al parecer era algo común en las mujeres de esa familia, primero Bella, después Leah y ahora Jessica, por suerte no había otra mujer más, claro a parte de la madre de las chicas pero no creía que ella tuviera esa reacción…
—Hola Jessica —dijo Edward sonriendo ante la chica, por suerte ella no había cambiado mucho pero aun así ella ya tenía 13 años.
—¡Que alegría que estés de regreso! ¡Te hemos extrañado! —dijo aun emocionada sin soltarlo.
—Yo también los extrañé mucho —dijo. Bella sintió un pinchazo en el estomago, Edward siempre había considerado a Jessica como la hermanita que le hubiese gustado tener por lo que al escucharlo decir que los había extrañado comprendió que era sincero.
Antes de que pudiera decir alguna otra cosa Sam entró a la casa cargando dos mochilas, una azul marino y otra de un color rosa fuerte y mientras las dejaba a un lado de la entrada divisó a su pequeña hermana abrazando a un grandulón y cuando vio a ese grandulón suspiró.
—Edward, has vuelto —dijo el chico—. Eso está genial —en su voz si se escuchaba una emoción que Paul no había expresado.
Bien, ahora era oficial, Edward estaba confundido completamente, ¿Cómo es que toda la familia estaba tan contento de verlo?
Sam se quedó unos minutos conversando con Edward y su hermana mientras que Bella observaba la escena, ella sabía perfectamente el por qué de la emoción de sus hermanos y en parte le dolía el regreso de Edward, ¿Por qué tenía que llegar justo en ese momento? ¿Por qué no llegó antes?
Suspiró y sonrió, no debía de sentirse así en un día de cumpleaños de uno de sus hermanos, aunque ni siquiera hubiera iniciado la fiesta, debía sonreír.
A los pocos minutos entraron los padres de Bella junto a James quien era el que cargaba el pastel, como era de esperarse también lo recibieron amablemente, incluso James lo había recibido contento, algo había sucedido con el hermano mayor de todos ya que en serio parecía feliz de verlo.
Apenas les había alcanzado el tiempo para arreglar la mesa en donde habían colocado el pastel cuando Seth llegó. Aunque no fuera una fiesta sorpresa el pequeño sí que se sorprendió al ver a Edward en su casa, no es que lo recordara perfectamente pero definitivamente tenía recuerdos de él junto a su hermana mayor, después de todo sólo tenía 4 años y no se preocupaba por recordar algo más que el lugar en donde dejaba sus juguetes.
La fiesta fue algo sencillo pero por alguna razón Edward se sentía exhausto, aproximadamente a las 9:00 de la noche todo se había terminado, después de todo era una fiesta para un niño y al día siguiente había clases.
Bella había estado un poco silenciosa y cuando finalizó en festejo se apresuró a limpiar el lugar antes de empezar a despedirse del modelo.
—¿Irás a tu casa? —preguntó la muchacha.
Ambos estaban afuera de la casa, de pie en la acera manteniendo la distancia.
—Sí, me siento cansado y mañana tengo que llegar temprano a la universidad para arreglar los últimos detalles de mi transferencia —le explicó.
Ella solo asintió y ambos permanecieron en silencio durante unos minutos. Esa incomodidad no se había sentido más temprano.
—Tienes esa cara de que quieres decirme algo —dijo Edward y ella hizo un intento de sonrisa pero no lo consiguió así que se dio por vencida.
—No, está todo bien.
No se sentían como dos adultos hablando, se sentían esa clase de adolescentes que no sabían lo que querían. Que no eran sinceros.
El teléfono de Bella timbró con el mismo tono que había sonado en el auto de Edward, al ver la pantalla del teléfono sonrió nuevamente y suspiró.
Edward debió permanecer en silencio pero no lo hizo, necesitaba hacer esa pregunta, de la que temía escuchar la respuesta.
—¿Es tu novio? —preguntó, sintiendo la boca seca y apretando sus manos en puños dentro de las bolsas del suéter.
Levantó su cabeza conectando su mirada con la del hombre frente a ella, presionó un botón del celular y lo guardó rápidamente.
—Sí —contestó sin apartar su mirada.
Hola, aquí les traigo el primer capitulo de la secuela de ¿Jugamos a ser novios?, lamento la tardanza, pero aquí les continuo la historia, dejen un review si les gusto:)
