Disclaimer: Rurouni Kenshin y todos sus personajes son propiedad de Nobuhiro Watsuki.


Yahiko

—¡Si pudiera elegir no habría venido a vivir contigo!

Eso grito desde el portón del dojo antes de azotarlo y salir corriendo sin rumbo fijo.

Se había enojado con Kaoru por haberle hecho limpiar de cabo a rabo su cuarto... ¿Qué culpa tenía él que las cucarachas hicieran fiesta en los restos de comida de los platos que llevaban tan solo una semanita en su cuarto?

Inconcebible esa actitud con el que sería seguramente el mejor representante del estilo Kamiya Kashin Ryū.

—Si no me hubiese topado con ella en aquel puente de seguro no pasaría por estos corajes con esa fea... todo sería distinto.

Llegó por inercia a su sitio favorito, junto al río una piedra lo esperaba bajo un frondoso árbol que se agitaba con el pasar de la brisa.

—Sí, todo sería distinto... -sentándose en la roca cogió una hojilla caída y comenzó a juguetear vagamente con ella mientras cavilaba- si aquel día no me hubiera topado con Kaoru y Kenshin mi vida fuese distinta.

Recordó como había sido su vida en el lapso desde la muerte de sus padres hasta el encuentro con la morena y el pelirrojo: Un calvario; una incertidumbre total que lo había arrojado, para sobrevivir, a participar en actos criminales que aunque fuesen pequeños, deshonraban la memoria de sus difuntos padres... ¿Y si no los hubiese encontrado? ¿Si no la hubiese encontrado a ella que pese a las discusiones que tenían le daba un hogar, comida y una oportunidad de forjarse un futuro para ser un aguerrido pero justo hombre como su padre?

-De seguro hubiese terminado muerto o violado por esos malnacidos... vendido como esclavo como suele pasar con los huérfanos o en el mejor de los casos siendo un asqueroso criminal como ellos y siendo tarde o temprano encerrado en la cárcel...

El viento comenzaba a azotar con mayor fuerza y solo así se percató de que ya estaba oscureciendo.

—Si no vuelvo pronto se va a preocupar -suspiró- y esa tonta es capaz de salir a buscarme hasta en el fondo del mar.

Se levantó sacudiéndose un poco de polvo de los pantalones y retomó el camino de retorno hacia el dojo Kamiya mientras sacaba su monedero y veía cuánto le sobraba de lo ganado por la semana de ayudar a Tsubame en el Akabeko. Le alcanzaba perfectamente para comprarle unos Takoyakis a Kaoru, más adelante estaba su puesto favorito... de seguro llevándoselos se le pasaría el enfado por su rabieta, después de todo por la panza se la contentaba a esa fea.

Sonrío, el enfado se le había pasado y si era sincero limpiar su cuarto era lo mínimo que podía hacer como agradecimiento por tanto que Kaoru le había dado.

—Se siente bien saber que en casa alguien se preocupa por mi y me está esperando.

Pensó en que intentaría,un poquito al menos, no sacarle prematuras canas a la kendoka y siguió caminando tranquilo sabiendo que si pudiera elegir, escogería volver a encontrarse con aquella gritona mujer de ojos azulados, porque ella le estaba ayudando a convertirse en el hombre del cual su madre y su padre se sentirían honrados.


Volviendo al fanfiction después de largo tiempo de ausencia, espero que me dure alguito la inspiración y que les haya gustado este inicio, saludos.