Los personajes no me pertenecen. La imagen tampoco es mía, la encontré en internet. La historia si es mía (este One Shot se me vino a la mente después de leer uno en ingles). Cualquier copia y reproducción de este One Shot sin mi autorización es un PLAGIO.
Disfruten. Reviews con cuenta registrada responderé con gusto.
La Cueva.
Kimiko soltó un suspiro y echó un vistazo preocupado hacia afuera. La lluvia aun no paraba, y el fuego que ella había encendido con sus habilidades se estaba apagando mucho más rápido de lo que había planeado. Viendo inútilmente que seguiría allí por otro buen rato, se dirigió nuevamente a las profundidades secas de la cueva. Se dejó caer en el suelo de manera poco femenina y tomó un palillo que lanzó al fuego mientras volvía a reanimarlo con ayuda de sus manos.
Cerró los ojos, intentando inútilmente que aquello provocara que mágicamente se transportara a otro lugar lejano, pero a su vez, recordó porqué estaba ahí atrapada en primer lugar.
Corría a través de los árboles del bosque, enfrascada en un Duelo Xiaolin con Jack Spicer. Ambos competían por el collar del halcón, un Wu que permite poseer todas las capacidades de un halcón como la vista mejorada, el vuelo y las filosas garras. El duelo consistía en pasar por un campo lleno de trampas explosivas y escondidas y hasta el momento, Jack había conseguido estar a la cabeza gracias al uso de las Sandalias de Monzón, permitiéndole avanzar más rápida y fácilmente.
Kimiko no se dejó amedrentar y sacó la Moneda de la Mantis, comenzando a alcanzar a Jack mucho más rápido. Casi podía saborear la victoria y sonreír triunfalmente cuando la suerte decidió que hoy no estaría de su lado, y justo a unos pocos pasos de llegar a la meta empezó a caer en lo que parecía un enorme abismo oculto entre ramajes, su cuerpo estrellándose con violencia entre las paredes filosas y rocosas.
Ella intentó frenéticamente salir airada de allí, pero sólo pudo gritar con odio en el momento en el que Jack llegaba a la meta con una desquiciada risa de burla, ganandose el Wu, y de paso La Moneda de la Mantis, que era el que Kimiko había apostado para participar. Y la cereza del pastel, fue cuando él aprovechó para tapar la cueva con más maleza, haciendo que le fuera imposible de salir trepando o incendiando todo. No era estúpida, la separaban unos buenos cincuenta metros.
Los chicos intentaron asomarse para divisarla, pero fue en vano. Luego intentaron ponerse en contacto con ella y de paso descubrir cómo podían sacarla del agujero, pero había demasiadas ramas y ni siquiera lograban escucharla. Optaron por hacer lo más prudente y correr hacia el templo a pedirle consejo al Maestro Fung, él seguramente sabría qué hacer.
Kimiko sacudió su cabeza y se incorporó nuevamente al fuego, inclinando su cuerpo hacia la danza crepitante de las llamas. Puso la cara en sus manos, maldiciendo su cruel destino y la media hora que tenía allí sin más compañía que el ruido del agua cayendo y el fuego. El dolor de sus heridas al caer y durante el Duelo Xiaolin había desaparecido, pero tenía todo el cuerpo entumecido en su lugar.
Entonces, escuchó un ruido sordo afuera de la cueva y automáticamente se puso en guardia, tensa.
—¿Quién está ahí? —gritó, sin importar parecer ridícula por hacer la típica pregunta que obviamente, si fuera un asesino en potencia por allí vagando, no contestaría.
Por supuesto, no hubo respuesta más que un gruñido animal que parecía lastimero justo antes de quedarse todo de nuevo en silencio. Kimiko se dejó guiar por su usual curiosidad y caminó hacia la entrada, lentamente y acechando cualquier posible movimiento ajeno. Pero su sorpresa fue mayúscula cuando divisó el cuerpo boca abajo, al parecer inconsciente y herido, de alguien a quien conocía bastante bien. Kimiko se frotó los ojos antes de mirar al joven otra vez, intentando comprobar si efectivamente era quien creía. Y sí, ahí estaba en todo su esplendor: Chase Young.
Kimiko se tomó unos minutos para sopesarlo, pero acabó respirando profundamente y metió a Chase en la cueva, evitando que él se siga mojando aún más. Vamos, que era su enemigo y todo, pero ninguno de los dos estaba en condiciones ni ganas de pelear. Y ella no iba a darle el toque de gracia para matarlo. Kimiko lo empujó con su pie para moverlo boca arriba y darle un segundo vistazo. Chase no respondió ni siquiera cuando ella volvió a empujarle para moverlo hacia adentro de la cueva. Su habitual armadura era ya de por sí pesada, y no ayudaba la humedad acumulada, pero aun así no se rindió y después de un par de minutos arrastrándolo, Kimiko logró acercarlo al calor del fuego. Se arrodilló y se puso a un lado de él, comprobando su temperatura apenas unos segundos con su mano en la frente y una mueca de desconfianza.
Chase se veía mortalmente pálido y su piel denotaba que estaba atravesando por una hipotermia. Kimiko estaba confundida sobre lo que debía hacer en ese punto: ella podría quitarle la armadura y dejar que su cuerpo sienta el calor del fuego, pero si Chase moría sería obviamente bueno para el lado Xiaolin. Kimiko sacudió la cabeza y finalmente tomó la decisión más difícil pero correcta. No podía abandonarlo. Se inclinó hacia él y con sus manos quitó su abultada y pesada armadura, rogando que mínimo usara ropa debajo.
Porquemuy enemigo y todo, era un tipo apuesto con apariencia de un hombre entre sus veintes, que exudaba sensualidad y atractivo. Y ella era una hormonal chica de dieciocho años que necesitaba urgentemente un novio para quitarse esa calentura que últimamente traía. ¡No podían culparla! Chase siempre le había parecido atractivo, del tipo que te puedes tener el mejor polvo de tu vida y luego hacer como si nada hubiera pasado.
La armadura finalmente cedió luego de varios movimientos. La arrojó a un lado sin delicadeza. Tomó algunos palillos y re-alimentó el fuego, dejando que se consumiera, mientras Kimiko juntaba sus piernas a su pecho y las miraba, hipnotizada. Alrededor de veinte minutos después, Chase comenzó a recobrar la conciencia, despertando lentamente y acostumbrándose a su alrededor. La enorme sorpresa que se llevó cuando, al abrir completamente los ojos, observó que Kimiko batallaba con la necesidad de cerrar los ojos, cabeceando graciosamente desde su posición.
Chase se puso rígido, rápidamente en alerta. Hizo una rápida inspección visual de dónde se encontraba, y fue en ese momento que se dio cuenta de no traía puesta su armadura y que estaba precariamente lloviendo afuera, a diferencia del trombón que había hacía unas horas. No tardaría mucho para que cesara completamente. Justo en ese momento, Kimiko se desemperezó completamente en cuanto notó que Chase ya había despertado y la miraba intensamente, con una muda preguntas en los ojos y el ceño fruncido.
Genial, un poco de compañía sexy aquí y tiene que ser un enemigo herido y con mal genio. Kimiko se limitó a formular una rota sonrisa que intentaba ser aunque sea, ligeramente amable.
—¿Cómo te sientes?
Chase parecía sorprendido. Ciertamente él esperaba que la Guerrera Xiaolin lo atacara. O mínimo se riera por un patético estado.
—Algo menos lastimado —respondió escuetamente con voz ronca.
Recordaba perfectamente que sufrió sus lesiones en una batalla con Hannibal Bean. Había sido una pelea extenuante en el que ambos terminaron bastante mal. Hannibal había muerto finalmente, y Chase también lo habría hecho de no ser porque había esquivado su último ataque antes de perecer, y había escapado para posteriormente cae accidentalmente por un gran barranco. Al menos había tocado tierra firme, conduciéndolo hacia la fría cueva. Por otro lado, ¿Qué carajo hacia ella ahí? ¿Por qué estaba sola si se supone que los Dragones Xiaolin siempre están pegados el uno al otro como lapas?
Kimiko por su parte observó indiscretamente a Chase, comprobando que su pierna estaba algo así como a dos ataques de estar completamente destrozada. Sabía muy bien que una de las ventajas de la inmortalidad de Chase era su capacidad para regenerarse rápidamente, y no quería imaginar cómo había estado antes de que hubiera caído en la cueva. Podría calcular que estaría totalmente recuperado en algunos días.
Sin detenerse a pensarlo mucho, Kimiko rasgó una parte de su traje y se acercó hacia él con intención de vendarle la pierna. Chase no se perdió en ningún instante de ninguno de sus movimientos, desconfiado de lo que sea que fuera a hacer. Sin embargo, no se movió desde su posición, guardando al máximo sus energías por si necesitaba alguna huida. En condiciones normales él podría derrotarla fácilmente en un uno-contra-uno, pero esta vez ella no se veía muy herida, quizá magullada pero estaba en condiciones de pelear mejor que él.
Kimiko se sorprendió al ver que esta vez, Chase no se alejó ni intento algún movimiento mortal. Tal parecía que la situación había extendido algún tipo de bandera blanca entre ellos. Y eso era lo mejor. Después de hacer un torniquete en la pierna para acelerar el proceso de recuperación, se sentó junto a él mirándolo fijamente. Él simplemente miraba las llamas, pero no podía ignorar la mirada de Kimiko, como si estuviera llamándolo.
Pese a que eran enemigos, Chase estaba más que consciente que siempre había sentido algún tipo de atracción física sexual hacia Kimiko. Quizá por su fuerza, sus habilidades en batalla, su encendido carácter que le incitaba a dominarla, o que obviamente era muy atractiva hasta un punto que podría ser un insulto para la demás población femenina. Y era muy perceptivo, también había notado la mirada que ella en algunas ocasiones le daba, como si se lamentara que fuera del bando Heylin, y no cualquier otro chico al que pudiera simplemente lanzársele encima y descargar sus hormonas.
Por supuesto que se consideró doblegarla y hacerla su esclava-gato, al igual que los demás Dragones Xiaolin, porque ella o sus amigos en su ejército serían una más que valiosísima adquisición, pero hasta el momento no lo había intentado con el suficiente ahínco. Recordó cuando la vio por primera vez en la playa. Buscaban las Sandalias de Monzón y de alguna manera, fue la primera persona que él notó entre los Xiaolin. A pesar de que en ese momento ella tenía alrededor de quince años y él estaba atrapado en ese cuerpo de veintidós años, vaya que sí notó ese cuerpo curvilíneo que ya comenzaba a formarse en Kimiko.
Chase se despejó la garganta y volteó a mirarla.
—¿Por qué me ayudaste?
Kimiko decidió en ese momento retirar la vista y mirar el fuego. Por supuesto que sabía que preguntaría eso, pero nunca se puso a pensar en una respuesta que no fuera nada más que un "porque quise, ¿Contento?"
—Porque la necesitabas… y parecía que habías tenido un día de mierda como yo.
Aquellas palabras retumbaron en los oídos de Chase y se interesó en aquella conversación. Tomando un impulso, se acercó a ella. Tal vez fue la inverosímil situación lo que le produjo algún tipo de atracción magnética hacia Kimiko, tal vez fueron sus acciones que le hizo pensar que él debía darle algún tipo de recompensa, o simplemente tal vez fue esa curiosidad que tenía respecto a ella desde hacía tiempo.
—Quizá ese día de mierda se pueda arreglar.
Kimiko se dio la vuelta para encararlo y preguntarle cómo demonios se suponía que podría mejorar, solo para encontrarse con los repentinos labios de Chase sobre los suyos. Ahogó una exclamación de sorpresa que murió en el momento en que él aprovechó para chuparle el labio inferior, y toda posible reprimenda que Kimiko hubiera pensado en hacer, se fue volando muy lejos y rápido. Le correspondió con más entusiasmo del que hubiera admitido, permitiéndole la entrada de la lengua en una batalla con la suya que le provocó un placentero escalofrío yendo rápidamente a partes sur de su anatomía.
Se dejó llevar por la tentación. Por un momento ese minuto le pareció eterno y delicioso, y no fue hasta que se separaron por falta de aire que Chase la miró con una sonrisa que auguraba segundas intenciones, que Kimiko se permitió volver a conectar su cordura a la realidad.
—Oh —fue todo lo que dijo. De acuerdo, su cerebro aun no estaba del todo capaz para decir alguna cosa coherente—. Eso fue... hm, bueno...
—Sí —corroboró Chase, levantándose de su lugar y mirándola con una burlona sonrisa. La lluvia finalmente había desaparecido y ya los primeros rayos del sol comenzaban a traslucirse afuera. Era el momento adecuado para salir antes que pasara cualquier imprevisto. O decidiera que debería terminar con lo que había empezado.
Parece que después de todo, la chica si tiene fuego en las venas. Descubrir qué tanto, es una tarea que realizaré después.
Un beso.
El resultado después de una larga búsqueda por lo prohibido.
El deseo de poseer lo que no te pertenece.
Una pasión incontrolable.
Una muestra de cariño singular.
La unión de dos bocas después de una larga búsqueda.
Un encuentro.
Una adicción.
Hello, there. Después de años de no pasarme por este fandom, he decidido finalmente hacer lo que debí haber hecho hace mucho. Sí, finalmente voy a reeditar estas adorables historias que escribí hace más de diez años, cuando era una niña inocente que no sabía de la vida, o de escribir.
Este One Shot es un prólogo de un ChaseKim Imposible y Estúpido, ¿Qué más da?, que también estoy reeditando así que, ¡Esperen cualquier cosa!
¡Hasta la próxima! Besos, Higushi.
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