¡Hola! Me llamo Anaïs y soy nueva en esto. Es la primera vez que escribo algo y aunque no esté muy convencida con el resultado, me he atrevido a subirlo.
Espero que os guste y que disfrutais leyéndo tanto como he disfrutado yo escribiendo.
Besos.
Prólogo
El viento calaba frío en su ropa, dejando un rastro de humedad sobre su piel.
Aunque él ya no lo sintiese.
Hacía tiempo que ya no lo hacía. Lejanos eran los recuerdos en los que el dolor era lo único a lo que tenía miedo. Al dolor y a la muerte.
Pero la muerte era su aliada ahora, su única defensa.
Llevaba media hora siguiendo el rastro de un olor exquisito, un olor que tenía la promesa de un sabor mejor aún. Un incentivo a su juego, adémas de la diversión de la caza.
Había llegado, finalmente, al final de su camino. Su garganta ardía en llamas, ansíando el placer de la sangre bajando caliente y aliviando su sed.
Sabiendo que en la oscuridad y con la limitada visibilidad que tenían los humanos, su presa no vería más allá de una sombra, apareció ante su presa.
Sentado en el suelo entre cartones y mantas roidas por el paso del tiempo, un hombre de estatura mediana, castaño, con los ojos marrones y con no más de 40 años se dirigió hacía la silueta que se veia en la salida del callejón con enfado e impaciencia.
-¡Tú!- Le gritó- ¿Que coño quieres?
Hacía tiempo que había dejado los buenos modales y la amabilidad. El tiempo que hacía que no dormía bajo un techo, en una cama cómoda y que no comía un plato caliente.
No era más que un mendigo, algo conveniente para él. Alguien del que nadie se preocuparía, ni siquiera la policía, que seguramente no se molestaría en resolver el caso.
Muy conveniente, en realidad.
-¿Quieres largarte de una puta vez?.- El enfado estaba dando paso al miedo ante el silencio de su oponente y la poca visibilidad de este.
La silueta se acercó a él tan rapido que ni siquiera le dió tiempo a parpadear, en un segundo estaba agazapado delante suya y en la penumbra de la noche lo único que pudo ver fueron aquellos ojos rojos, inhumanos, oscuros.
Una mirada que prometia la muerte.
