Una pequeña advertencia: ¡SPOILERS DE LA PELÍCULA 3!

Ahora si comenzamos.

Esto es Berkk… si lo sé, un nombre extremadamente poco original pero ¿Qué esperaban? Son vikingos, no son conocidos por su originalidad. El nuevo Berkk es diferente del anterior. Es una isla como el triple de grande que el antiguo, tiene pocos caminos al mar siendo muy fácil de defender, tiene mucho mejor clima y muchas más especies de animales y plantas que el viejo... pero no hay dragones. Y pronto no habrá más en ningún lugar. Solo esperamos que si desaparecen es porque están a salvo.

Un barco avanzaba en medio de la noche. En este, varios hombres con armadura vigilaban en silencio, mientras el barco lentamente pasaba entre varias enormes rocas, algunas aun mas altas que el mismo barco.

—¿Escuchaste algo?

—No, solo el viento.

—Debemos tener cuidado, ya sabes que dicen de este lugar, los barcos desaparecen, nadie regresa.

—¿Ha no? ¿Entonces cómo fue que la historia pudo saberse? Alguien debió haber escapado

En ese momento frente a ellos aterrizo algo. Tenía una figura antropomórfica pero su cuerpo y rostro estaba cubierto de escamas negras como si se tratara de un demonio. Antes de que los hombres pudieran decir algo, una espada entro en el pecho de uno de ellos.

—Porque aún no estábamos nosotros.

El otro hombre retrocedió lentamente, sin saber que decir y de repente, su cabeza simplemente salió volando. Al caer su cuerpo quedo a la vista detrás de el otro guerrero igual al primero pero empuñando un hacha. En silencio otras 20 figuras aterrizaron en el barco y entraron en este, lo único que se escuchó fueron un par de gemidos, un grito y el sonido de armas cortando el viento.

Ya amanecía cuando el barco se acercaba a la isla de Berkk. Parecía estar desierta y solo se veían algunas ruinas a lo lejos, pero tan pronto el barco giro hacia ella se escuchó el sonido de un cuerno a lo lejos y al momento, como si fuera por arte de magia, se escuchó un gran griterío mientras varias personas que parecían salir de debajo de las piedras saludaban y le daban la bienvenida al barco. Avanzo lentamente rodeando la isla, ahora era dirigido por la misma creatura con piel de dragón… o mas bien, un traje de piel de dragón, que ahora sin el casco mostraba que era un hombre alto y fornido, con cabello y barba de color castaño que sin hacer caso a la gente que lo saludaba se concentraba en el camino. Junto a el había una hermosa mujer que traía un hacha en la espalda y miraba atentamente a la gente con el ceño fruncido. El barco avanzo hacia una roca pero al momento de acercarse, se revelo entre las rocas una caverna lo suficientemente grande para pasar un barco. Cuando el barco entro en esta y la gente en la orilla ya no se veía, Astrid se acercó a Hipo.

—Bueno, no vi a los terrorcitos.

—Ha… ¿Seguro seguro?

—Seguro seguro, paga.

Astrid gruño y le paso unas monedas a Hipo que rio y se las guardo

—Te las quitare volviendo a casa

—¿Cómo?

—Algo se me ocurrirá.

Lejos de ahí, en una oscura habitación, se escuchó el sonido del cuerno, apenas un rumor que murió un segundo después. Y de repente, na niña con el pelo castaño se levantó con los ojos como platos y dio un salto.

—¡Es tarde!

—¡Ha!

Un niño rubio pego un brinco desde una cama al otro lado de la habitación, levantándose y apuntando a todos lados con una espadita de madera.

—¿Que pasa?

—¡El cuerno!

—¡El cuerno!

—¡El cuerno!

—¡Tenemos que irnos! ¿Recuerdas lo que mamá nos dijo?

—¡No! ¿Dijo algo?

El niño se sentó en la cama pensativo mientras la niña rápidamente se calzaba unas botas de piel y daba saltitos.

—Ahora que lo pienso, no recuerdo que nos dijera nada. —Zephyr—

—Ni yo.

—… … … Bueno.

Sin decir mas la pequeña Zephyr se dejó caer en la cama y apenas unos segundos después estaba roncando de nuevo, no supo cuánto tiempo quedo dormida hasta que el sol dio en su rostro y la hizo despertarse de nuevo.

—¡Ahora si es tarde!

—¡Haaaaaaaa!

Nuffink dio un brinco de nuevo ante el grito de su hermana.

—¿Qué paso?

—¡Ya es hora de comer!

—¿Y eso que? Tengo sueño no dormimos en toda la noche, seguro papá y mamá tardaran aun en llegar.

—Si pero mamá dijo que te diera de comer ¿No lo recuerdas? —Imitando voz mandona mientras sacaba una libretita y empezaba a leer— Dale de comer a tu hermano, no se acuesten tarde y saquen a galli…

—¡Gallina!

Gritaron los 2 niños al mismo tiempo y abrieron la puerta asustados, voltearon y vieron una jaula con la puerta hecha pedazos. Los dos caminaron despacio y Nuffink saco su espadita de madera caminando como si pudieran ser atacados por algo terrible en cualquier momento. Llegaron a la cocina y se quedaron helados al ver toda la destrucción. La cocina era un lugar muy grande, muy bien iluminado, en el centro había una mesa muy grande con 4 sillas. Había un calendario en un pergamino en un lado con las letras "P" o "M" marcando varios días y una puerta firmemente cerrada que parecía dar a una alacena, además de una puerta que daba al exterior. Pero en ese momento el lugar estaba patas arriba, las sillas estaban volcadas, dos puertas de una gaveta estaban no solo abiertas si no arrancadas de sus marcos y un costal de grano estaba abierto y con el contenido volcado por toda la habitación. La puerta al exterior estaba abierta. Los 2 niños se miraron y caminaron lentamente hacia la puerta, la abrieron, salieron despacio…

—¿Buscaban esto terrorcitos?

Los 2 niños voltearon. Astrid los miraba con expresión seria y llevando a una gallina bien sujeta de las patas. Detrás de ella y estratégicamente colocado fuera de la vista de su esposa Hipo hacia aparentes esfuerzos por no reírse.

—Hola papi hola mami ¿Qué tal la cacería? —Zephyr—

—¿Qué tal tu primer trabajo de niñera?

—Yo me porte bien ahora voy a la cama como niño bueno adiós

La velocidad con la que su hijo se apresuró a ponerse su trasero a salvo de las nalgadas de su madre les dio una idea de lo bueno que había sido el trabajo de Zephyr cuidándolo.

Un poco después, un delicioso aroma llenaba la casa haciendo que las tripas de los niños rugieran. El lugar estaba ya limpio aunque las puertas seguían arrancadas y Gallina pasaba por todos lados de la cocina buscando algún granito olvidado. Astrid ponía los platos en la mesa mientras Hipo revisaba la comida. Finalmente la mesa estuvo servida.

—Bueno es suficiente ya pueden venir

Los dos niños estaban sentados mirando a la pared pero tan pronto escucharon a Astrid voltearon y acercaron sus sillas de nuevo a la mesa para comer.

—¿ me trajeron algo? —Nuffink—

—Cariño solo fuimos a tomar un barco —Astrid—

—Si, un barco de cazadores de dragones, ¿Verdad papi?

—Así es, el séptimo de esta temporada —Hipo—

—Les trajimos un poco de ropa, la arreglaremos y les quedara, había un poco de oro, pero lo demás eran solo provisiones —Astrid—

—¿Armas? —Nuffink—

—Cuando tengas 10

La cara de fastidio del niño hizo que los 3 rieran, cuando unos golpecitos se escucharon en la puerta, al voltear vieron entrar a Valka.

—¡Abuela! —Nuffink—

—¿Qué paso aquí? ¿La gallina de Brutacio?

—¿Usted que cree? —Astrid—

—Bueno para su fortuna vengo a recogerla. —Valka—

—Creí que serias la aprendiz de Gothi, ¿Ahora haces también los deberes de Brutacio? —Hipo—

—No, voy a buscar algunas plantas medicinales y me ofrecí a venir por ella.

—Mamá no debiste moles…

—Brutacio quería discutir nuevos estilos para peinarse la barba.

—¡Te amo Mamá!

Hipo le dio un abrazo a su madre haciendo que los niños rieran por su exageración mientras Astrid tomaba un poco de carne y la envolvía. Cuando Hipo soltó a Valka, Astrid se la tendió… y en ese momento un cuerno se escuchó a lo lejos. Hipo y Astrid salieron rápidamente de la cocina.

—¿Mamá puedes quedarte con los niños?

—No hay problema

Los niños se acercaron a su abuela, mientras unos minutos después, tanto Astrid como Hipo salieron con sus armaduras puestas.

—Pórtense bien terrorcitos —Astrid—

—Volveremos pronto.

Ambos salieron corriendo, pero no cuesta abajo en dirección a la aldea, si no hacia un extremo de la isla, donde la roca formaba un barranco. Los 2 saltaron hacia este y desplegaron las alas de sus trajes, alejándose gracias al viento. Planearon hasta llegar a una torre de roca, ahí con su armadura ya puesta se encontraba Eret y con él varios vikingos más, el lugar era un amplio mirador de roca y cumplía también la función de armería pues varios de los vikingos descolgaban armas de las paredes. Desde ese lugar se alcanzaba a ver a lo lejos otra roca, esta sobresalía varios metros del mar y había en un extremo varias banderas de colores que ondeaban. Brutilda hacia sombra con la mano mirándolas atentamente.

—Jefe.

—¿Qué tenemos?

—Un barco, caza dragones, trae jaulas.

—¿Tripulantes? —Hipo—

—10… no 100… no 1000000000… ¿Rayos que significaba el rojo? —Brutilda—

—5 hombres visibles —Hipo—

—¡Eso!

—Bueno, prepárense, debemos llegar a las rocas antes de que se acerquen suficiente para vernos ¿Están listos? Brutacio tu gallina esta bien.

Dijo rápidamente al ver que el vikingo caminaba hacia el con expresión preocupada, los vikingos se levantaron, ya todos con trajes negros hechos de escamas de dragón y usándolos fueron pasando rápidamente entre las rocas que formaban el paso, hasta acercarse al barco.

—Hipo, mira —Astrid—

—¿Qué ocurre? —Eret—

—Prisioneros

Hipo se levantó y ocultándose entre las rocas miro con cuidado, el barco era un barco de cazadores de dragones eso era obvio, pero remolcaba un barco más pequeño, este no tenía ningún tripulante, sus velas estaban rotas y se veía muy maltratado, pero bien cuidado lo que indicaba que los daños había sido por un ataque.

—Jefe, ¿Qué hacemos?

—Maten a todos los cazadores, como siempre.

—Y los pri…

—Dije cazadores.

Astrid puso su mano sobre la de Hipo y a pesar del casco, Hipo se dio cuenta de que estaba sonriendo, después se ocultaron. El barco se acercó lentamente a las rocas para evitar golpearlas, razón por las que usaban ese sitio para emboscadas. La tripulación que estaba en cubierta estaba totalmente concentrados en las rocas. Ninguno de ellos se dio cuenta de que pasaba cuando 2 de ellos cayeron con flechas en el pecho. Voltearon a verlos caer cuando guerreros con armaduras negras cayeron del cielo hacia ellos.

—¡Nos atacan!

Varios hombres salieron armados a cubierta pero al verlos se quedaron estáticos, aterrorizados por la apariencia sobrenatural de sus oponentes. En el pasado Hipo había querido aclarar que no eran monstruos, ahora aprovecho el temor de sus enemigos y sin decir nada ataco y atravesó a uno de sus enemigos. Los otros vikingos hicieron lo mismo, no decían nada, solo golpeaban algo y derribaban a sus enemigos en silencio, algo que aterrorizo aun mas a sus oponentes. En apenas unos minutos todos se rindieron, pero en menos tiempo aun ya todos estaban muertos. Astrid tomo a 10 vikingos y entro en la cubierta, si hubo pelea fue corta pues no se escuchó ningún sonido antes de que ella volviera a salir

—¿Prisioneros? —Hipo—

—Nadie —Astrid—

—Bien, entonces

—Gran jefe, honorable jefe, enormísimo je…

—¿Que pasa Brutacio?

—Encontramos a alguien en el barco mercante, jefe.

—¡Suéltenme! ¡Déjenme! ¡Solo soy un desdichado mercader!

4 Vikingos llevaban a dos personas hacia Hipo, uno de ellos era un anciano pequeño, muy delgado y totalmente calvo, llevaba lentes redondos y era mínimo tan viejo como Gothi, detrás de él iba una muchacha de no menos de 14 años, era alta y atlética y tenía el cabello negro atado en una gran trenza que llegaba hasta la cintura. Ninguno de los 2 se resistían si no que caminaban sin siquiera necesitar ser empujados por sus captores. El hombre temblaba y miraba a todos lados visiblemente aterrorizado, pero la chica a pesar de estar pálida caminaba con aplomo y seguridad. Esta no era la única diferencia entre ambos, ya que el hombre estaba vestido con ropa muy bien planchada y cuidada que se notaba cara mientras que la chica traía pantalones y una camisa de manga corta, sucias y desgastadas, pareciendo ser la ropa que cualquier trabajador de bajo rango tendría. Finalmente llevaron a los 2 prisioneros frente a Hipo que, al ver el terror del hombre, se quito su casco para parecer más amigable, el hombre se puso aun mas pálido mientras que la chica abrió los ojos sorprendida pero no dijo absolutamente nada.

—Son… son humanos…

—Si, no debes preocuparte por nosotros.

El hombre tembló de repente y estuvo a punto de caer, siendo sujetado apenas por uno de los vikingos para que no cayera, la chica solamente retrocedió un par de pasos sin parecer preocupada lo mas mínimo por este. Astrid vio como ambos miraban aterrados los cadáveres regados por toda la cubierta del barco.

—Hablaremos en su barco.

—¡NO! Se… señor soy un pobre mercader… yo y mi hija… lo que viene en ese barco es lo único que tenemos, por favor…

—No vamos a robarle, no debe preocuparse.

Astrid miro a la chica que parecía ponerse más nerviosa y de repente, esta fue hacia el hombre haciendo que este se apoyara en ella para que no cayera.

—Señor, mi padre está enfermo del corazón y ha sufrido una impresión muy fuerte… ¿Existe otro lugar donde podamos hablar? Después de lo que hemos pasado el no confía en extraños y tiene pánico de ser abordado de nuevo, yo puedo hablar con él si lo deciden.

—Bien. Llevemos el barco al puerto.

—Enseguida jefe. Pongo ru…

—Brutilda aléjate de ese timón —Astrid—

Un quejido se escuchó y varios vikingos rieron, el hombre calvo parecía estar aterrorizado pero la muchacha no hizo el menor gesto de sorpresa cuando Astrid se quitó su casco de piel de dragón y le sonrió a ambos buscando tranquilizarlos.

—Entonces hablemos ¿Quiénes son ustedes?

Hipo se acercó al anciano que miraba asustado a los vikingos, pero estos ante un gesto de Hipo los dejaron solos en esa parte de la cubierta, excepto por Eret que empezó a dirigir el barco hacia la isla. No estaban solos pero era lo máximo de privacidad que podrían tener en ese lugar. Hipo habría deseado hablar con ellos en el interior del barco pero en este había varios cadáveres y sin duda aterrorizarían mucho mas al hombre. La chica tomo un barril y se sentó, dejando que su padre se sentara en el suelo, Astrid se puso al lado de Hipo y aunque parecía relajada tenía su mano cerca del mango de su hacha por si acaso.

—Mi nombre es Lars señor, ella es mi hija.

—Nilsa

—Nilsa, señor. En mi familia solo somos nosotros 2, somos mercaderes. Estábamos viajando por el archipiélago siguiendo las rutas comerciales cuando encontramos este barco y les vendimos algunas mercancías pero cuando creíamos que podríamos irnos nos apresaron y tomaron nuestro barco. Llevábamos 2 semanas atrapados cuando ustedes nos salvaron, señor.

—Es extraño que no dejaran un guardia con ustedes —Astrid—

El hombre miro muy nervioso a Nilsa pero esta no perdió el aplomo.

—Lo hicieron pero… yo… tenía una daga y cuando escuchamos el escandalo el se distrajo y…

—Bien, entonces iré a revisar el lugar —Astrid—

—Señora… por por favor —Lars—

—Padre, es natural que hagan esto. Por favor mi padre no quiere que nadie entre al barco sin que el lo vea, nos han robado ya bastante. Yo iré con usted, si lo desea frente a usted y desarmada.

—No es necesario hija, lo hare yo.

Por un segundo una gran ira se dibujó en el rostro de la chica pero esta desapareció en un instante

—Si padre, pero…

—Iremos los 4, le garantizo que no tocaremos nada.

El hombre asintió y se levantó tembloroso caminando hacia el barco, este estaba unido al barco de los cazadores por varios tablones que los vikingos habían puesto y el anciano apenas pudo cruzarlos, a diferencia de Nilsa que simplemente dio un salto al otro barco sin el menor problema. Hipo y Astrid la imitaron y revisaron el barco rápidamente. Al abrir una pequeña puerta, se encontraron con el cadáver de un hombre alto y musculoso vestido de armadura, tenía una daga pequeña hundida hasta la empuñadura en el cuello y un charco de sangre cubría el suelo. Nilsa retrocedió al ver el cadáver pero el hombre lo señalo.

—Ese es el hombre, por favor no juzgue a mi hija el intentaba hacerme daño.

—Comprendo no se preocupe.

Hipo camino al interior del lugar, era un camarote totalmente atestado, a pesar de haber una cama grande el resto del lugar estaba lleno de cajas con mercancías pero no había espacio para mas.

—Veamos el resto del barco.

—Si señor, por aquí señor por favor.

Los 4 salieron y Nilsa cerró la puerta, Hipo y Astrid siguieron inspeccionando el barco, pero Astrid apenas se fijaba en este, solamente miraba a Hipo. Desde que los Berkianos habían encontrado un nuevo hogar se había impuesto una ley para la protección de la propia aldea y de los dragones. Nadie podía volver de la isla, su ubicación debía ser un secreto. Durante 8 años, los vikingos de Berk habían atacado todos los barcos que pasaban y habían asesinado a sus tripulaciones, todos los barcos hasta ahora habían sido barcos de cazadores de dragones pues la isla estaba lejos de las rutas marinas de comercio y tenía mala fama entre los marineros de todo el mundo. Pero ahora por primera vez gente inocente había llegado a esa isla y no sabía que haría Hipo. Astrid comprendía que de ser por ella asesinaría a ambos en ese momento, no podía dejarlos ir y estaba segura de que ocultaban algo, pero en el tiempo que Hipo llevaba de jefe se había dado cuenta de que él no era así, no le gustaba lo que los Berkianos hacían por más de que sabía que era necesario y si no tenía estomago para asesinar cazadores de dragones, menos lo tendría para gente inocente. Finalmente el examen del barco termino y los 4 volvieron al barco de los cazadores, para entonces este ya había entrado en el puerto oculto, la cubierta del barco estaba limpia pues solamente habían arrojado los cadáveres al mar donde los tiburones se encargarían del resto. Finalmente el barco de los cazadores se detuvo en el puerto donde mucha gente esperaba y en primera fila estaba Valka con los niños. Todos los aldeanos miraban con preocupación a la muchacha y al anciano que iban con ellos pero Hipo se limitó a bajar del barco y dar su mano a Astrid para ayudarla por más que fuera innecesario. Lars no parecía querer seguirlo pero Nilsa lo hizo a un lado y bajo resueltamente, al verla Lars se apresuró a seguirla. Bocon se acercó a verlos.

—Hipo ¿Quiénes son ellos?

—Sus nombres son Nilsa y Lars, prisioneros de los cazadores de dragones.

—Entonces que haremos con ellos, jefe

El que dijo eso fue Patan, que estaba de brazos cruzados y mirando enojado a los dos extranjeros.

—Nada, por ahora

—¿Nada? La ley dice…

—Silencio.

Patan se cayó en el acto. Hipo volteo a ver al anciano y la chica, ambos estaban pálidos y nerviosos.

—Esto es la isla de Berkk, nadie puede salir de ella sin mi permiso, mucho menos extranjeros.

—Señor se lo juro no somos una amenaza para usted. —Lars—

—Podrían sacarles donde esta esa isla.

—No, no podrían no se donde esta, yo no se navegar lo juro señor.

—Señor Hipo nosotros…

—Silencio, esto no está a discusión. Ustedes dos no podrán dejar la isla de Berkk… pero tampoco pienso hacerles daño por algo de lo que no son responsables, no pidieron venir aquí. Son bienvenidos a quedarse como un aldeano más. Estoy seguro que lo que han vivido traerá mucho beneficio a nuestra aldea.

Los 2 se miraron sin podérselo creer mientras Astrid solo se acercó apretando la mano de Hipo con cariño.

—Es muy generoso señor Hipo —Lars—

—Disculpe, pero ¿Puedo pedirle algo?

—¡Nilsa! El señor Hipo…

—Es un hombre razonable, padre… y mi petición lo es también. Señor Hipo le pido que me deje quedar en el barco de mi padre.

—¿Eso por qué? —Astrid—

—Todo lo que tenemos está dentro, si algo le pasa a las mercancías estaremos en la calle. Si vamos a empezar una vida juntos aquí, necesitaremos los bienes que tiene ese barco.

—O necesitaran estar en el para escapar —Patan—

—No, si quieren, rompan el timón y tiren el mástil a hachazos, se aseguraran así de que no podamos escapar en él.

—¡Esta chica ya me cae bien! —Brutacio—

—Bien… entonces puedes hacerlo.

—Entonces yo también lo hare, no puedo dejar que estés sola en este lugar. Además esta ese cuer… eso… debemos limpiar.

—Si, mis hombres se encargaran. Remolquen el dragón azul y amárrenlo, comiencen a revisar el barco de los cazadores. Patan.

—Si si ya se es mi trabajo.

—Encárgate también de que no les falte nada.

—Bien.

—Muchas gracias señor Hipo.

Una gran sonrisa había aparecido en el rostro de Nilsa, que abandonando toda su hostilidad se acercó y se inclinó con respeto frente a él, después regreso, tomo a su padre y lo alejo de regreso al barco mercante seguido por 2 vikingos. Astrid e Hipo caminaron hacia Valka, los niños corrieron hacia ellos al verlos y los abrazaron.

—Se han portado bien terrorcitos.

—Claro que si se han portado muy bien.

—Excelente! Entonces papá les hará una tarta de fresa para cenar.

—¡SIIIIIII! —Niños—

—¿Tarta de fresa? —Hipo—

—O quieres que la haga yo.

—¡NO NO NO NO! No te molestes mi amor, cocinare yo.

—¡Vamos vamos vamos!

Los niños tomaron a Hipo de las manos jalándolo, Valka se acercó a Astrid que miraba el barco pensativa.

—Ocurre algo

—Sí, algo ocurre

—Que cosa?

—¿Que el nombre que ese barco tiene escrito es sol de oriente, eso ocurre.

—¡OIGAN USTEDES! ¿Dónde esta gallina?

—Ha si, esa cosa, acompáñanos a casa.

—Gracias por invitarme a tu casa Astrid también me gusta la tarta que hace Hipo.

—¡Yo no te invite! Recoges a tu animal y te vas.

—No le digas animal, Gallina es muy sensible y no permite esos términos despectivos, lo sabes. Puedes traumatizarla.

—Y no me interesa.

A su alrededor los vikingos que habían participado en el ataque se iban también a sus casas, otro grupo armado dirigido por Patan se preparaba para montar guardia y otro equipo, dirigido por Bocon, comenzaba a revisar el barco para decidir como despedazarlo como ya estaban haciendo con el que habían capturado el día anterior. En la cubierta del barco mercante Lars miraba con curiosidad todo lo que ocurría, pero Nilsa no parecía interesada en lo mas mínimo, estaba de pie al lado de la puerta del camarote donde había sido encerrada en lo que sacaban el cadáver del vikingo que habían matado. Pero aunque cada vez que ella volteo Nilsa miraba a otro lado o hacia otra cosa, ella sentía una mirada hacia ella. Y de haber tenido ojos en la espalda hubiera confirmado su presentimiento, la joven no les quito una mirada llena de nerviosismo hasta que abandonaron el lugar.

El día comenzaba, en el bosque solo se escuchaba gritos y risas. La casa de los Hadok se encontraba un poco apartada del resto de la aldea. Estaba hecha de troncos, pero la segunda mitad de la casa entraba en la montaña. De alguna manera que solo Hipo conocía, este había seguido la construcción de la casa en el interior de la montaña aprovechando una cueva natural, cambiándose las paredes de madera con la piedra de la montaña. Frente a la casa había un claro bastante grande, los niños estaban sentados en troncos y a su lado estaban Patapez y Patan, los 4 reían mientras frente a ellos, peleaban Hipo y Astrid rápidamente. Mientras peleaban, hablaban con Patapez y Patan.

—Entonces ¿Que encontraron en los barcos que atacamos? — Hipo —

—En el primero no mucho realmente. Es sin duda un barco de cazadores de dragones, conseguimos varias toneladas de hierro de Gronkle y hierro regular. –Patapez-

Hipo salto hacia atrás esquivando un hachazo de Astrid, el hacha quedo enterrada en la tierra y Astrid no pudo sacarla. Hipo la ataco pero en vez de intentar sacarla Astrid giro y le tiro una patada en el pecho que lo derribo. Astrid sonrió y saco fácilmente el hacha lanzando un golpe a Hipo que apenas pudo esquivar haciéndose a un lado.

—¡ASÍ SE HACE MAMÁ! —Nuffink—

—Bueno bueno… también había muchas armas, alrededor de 200, provisiones para mas o menos unos 5 meses de viaje, oro pero nada de joyas. Conseguimos también mucha comida, granos y materias primas. —Patan—

—Esas son buenas noticias.

La espada de Hipo salió volando

—¡No te distraigas!

Astrid empezó a lanzarle golpes con su hacha que Hipo esquivaba rápidamente hasta que de repente, se lanzó hacia ella y la beso, Astrid abrió los ojos sorprendida pero en eso Hipo aprovecho y la derribo.

—¡Tu tampoco!

Corrió y tomo su espada poniéndose de nuevo en guardia.

—¿Pudiste ver el otro barco? —Astrid—

—¿Y a qué hora se supone que lo haga? El destrozar el primer barco nos tomara semanas, tengo que asegurarme que se haga con cuidado, que no haya trampas, que no haya algún robo a la mercancía o se dañe algo y…

—Hipo yo si tengo un informe —Patapez—

—¿Qué? ¿Y por qué has entrado al barco?

—Porque tengo autoridad para hacerlo, soy el encargado de guardar el conocimiento y bitácoras de todo lo que ocurre en la isla y ese barco es algo único, así que cabe dentro de mi trabajo él hace…

—Patapez que encontraste

Le corto rápidamente Hipo, Patapez saco un pergamino y empezó a leer mientras Zephyr se acercaba y casi se trepaba a su hombro para alcanzar a leer también el pergamino.

—Ese barco es por mucho el mejor que hemos visto hasta ahora. Parece de madera pero tiene revestimiento interior de hierro, totalmente a prueba de dragones como los de Johan, incluso los mástiles son de metal recubierto con madera. La tripulación constaba de 50 tripulantes pero tienen armas para más de 200, incluyendo más de 10 mil flechas con puntas aserradas que no pueden ser arrancadas. Traían también mucha comida, más de 2 años de provisiones, medicinas, oro. Y jaulas para más de 30 dragones.

—Iban para una travesía larga entonces… ¿Venían hacia este lugar? —Astrid—

Astrid solamente se distrajo un segundo pero Hipo lanzo un tajo hacia ella, la chica apenas logró detener el golpe con el mango de su hacha y lo hizo retroceder.

—Espera ¿A este lugar? ¿A Berkk? —Patan—

—No lo creo, fui al camarote del capitán y revise sus mapas y anotaciones. En el mapa estaban escritas las localizaciones de varias islas al azar, el no parecía estar buscando una isla en particular si no intentando encontrar zonas nuevas, quizás para cacería o quizás para usar como base.

—De acuerdo, revisare todo más tarde.

—Espera ¿El capitán era cartógrafo? —Astrid—

—Si, el elaboraba todos los mapas que encontramos ¿Por que?

—Porque yo lo mate, no parecía el tipo de persona que hiciera exploraciones o dibujara mapas.

—¿Quien era?

—Bueno, como dos metros, barba rubia hasta las rodillas, calvo, brazos como del grueso de mi cuerpo.

—Si, lo recuerdo. Iremos en un rato mamá va a cuidar a los niños —Hipo—

—Creo que sería bueno que los llevaras Hipo, Lars decidió abrir su barco mercante y liquidara todo lo que tiene. Mucha de su mercancía no se consigue en la isla. —Patapez—

—¡SI! —Niños—

—No suena mal, bueno nos iremos nomas acabemos —Hipo—

—De acuerdo.

Astrid se lanzó hacia un desprevenido Hipo, hizo a un lado su espada, giro sobre sí misma y le dio un codazo en la boca del estómago, lo sujeto del cuello de la camisa y lo azoto contra el suelo con fuerza, después puso el hacha en su cuello.

—Ya terminamos, ¿Nos vamos?

—Jajajajajajajajajajaja ¿y ese es el jefe? —Patan—

—¡BIEN MAMÁ GANO! —Nuffink—

—Siempre gana.

Zephyr saco una libretita y anoto un tanto para Astrid en un marcador.

—Bueno entonces nos va… HAAAAAA!

Astrid soltó un grito cuando Hipo giro rápidamente y tomando una de sus piernas la hizo caer sobre el. Astrid sonrió totalmente roja mirándolo a los ojos y dándole un beso.

—Hey hey recuerden que no están solos —Patan—

—Si, lo recuerdo.

Hipo se levantó y después le dio la mano a Astrid para ayudarla a levantarse, esta se pegó mucho a él sonriendo y dándole un beso más antes de acercarse a los niños.

—Muy bien entonces ¿Nos vamos?

El barco mercante estaba muy diferente a como lo habían encontrado, tal como Nilsa había ofrecido el mástil había desaparecido junto con el timón. Además de eso estaba mucho más limpio y la cubierta estaba llena de barriles y cajas, todo con comida. Nilsa camino hacia ellos tan pronto se acercaron pero no había aún abierto la boca cuando Lars salió del barco.

—Jefe Hipo, señora, me alegra verlos... ¿Y quiénes son ellos?

—Son mis hijos, salu... ¿He?

Cuando Hipo volteo los niños ya no estaban junto a el sí no que miraban los barriles emocionados.

—¿Que es eso que es eso que es eso?

—¡Niños! —Astrid—

—Creo que será mejor que dejemos que Nilsa cuide a los niños mientras hablamos.

—No señor no se preocupe hablemos aquí en cubierta. A decir verdad —el hombre habló en susurros— Nilsa odia a los niños y temo que sea brusca con ellos.

Astrid se dio cuenta de la ira que se asomaba en los ojos de la chica, ira que quiso ocultar cuando se dio cuenta de que era observada por ella.

—Bien entonces hablemos aquí, lo siendo pero tendrán que quedarse unos días en el barco.

—¿Unos días? ¿Por qué?

—No tenemos ningún sitio mejor para ustedes en la aldea, nosotros no recibimos forasteros y jamás hemos pensado en donde alojarlos.

—Comprendo... Entonces supongo que tampoco podré vender mis mercancías

—Eso no será problema, usen su barco para eso.

—No... Este... Podrían...

—Papá creo que es una buena idea.

—¡Papá mira lo que nos regaló Nilsa!

El hombre volteo sumamente alarmado hacia la chica, Nuffink traía un caballo tallado en madera y Zephyr un oso, Lars parecía muy enojado y al verlo los niños creyendo que estaban en problemas le entregaron los juguetes los cuales Lars tenido con cuidado para ver su no estaban dañados.

—Apenas me descuido dos minutos y regalas la mercancía, así quieres que confié en ti

—¿Perdón? Yo talle esas figuras y hago con ella lo que quiera.

Por un segundo ambos se vieron a los ojos con ira, Hipo se levantó sorprendido

—Creó que sería mejor.

—Señor Hipo perdone solo... Es esta chica problemática pero si esta vez tiene razón, tengan niños.

Le paso los juguetes a los niños.

—Creó que también deberíamos mostrarles el barco, lo menos que podemos hacer por su amabilidad es dejarles escoger si desean algo antes de abrir al público. —Nilsa—

—Si pero tenemos... —Lars—

—Y es la costumbre

—Bien, entonces por favor síganme. Los niños también, creó que encontraré algo para disculparme por mi comportamiento. Tú sigue acomodando.

Los cuatro subieron al barco al pasar junto a Nilsa, Astrid se detuvo.

—Ese perfume...

—¿Le gusta?

—Si... Me parece conocido

La joven saco un frasquito de su bolsillo.

—Acéptelo por favor, le debemos mucho a usted y a su esposo.

Astrid iba a negarse pero la expresión resuelta de la chica le hizo ver que no admitiría un no así que lo tomó y se lo guardó en la bolsa que traía a su cadera.

—Solo por favor no le diga a mi padre se enoja cuando regalo algo pero tenemos montones de las flores que expulsan ese aroma en el barco y si no hacia algo con ellas se echarían a perder.

—No lo haré

Astrid entro al barco. Pronto estuvo mucho más agradecida con la amabilidad de Nilsa al ver las telas y artículos de la tienda muchos de los cuales no había visto desde que se habían ocultado y por los cuales sin duda habría tenido que pelear con otras vikingas por comprar. Aunque le sorprendió que Lars contrata unos precios ridículamente bajos por todo y más aún que Nilsa los aumentara sustancialmente. Finalmente Después de mucho regateó salieron con una gran cantidad de cosas del barco.

—Bien entonces...

—Hipo, si ya acabaste de jugar ¿Podrías venir a hacer tu trabajo?

—¿Que pasa Patán?

—Como terminamos de vaciar el primer barco ayer decidí vaciar el segundo y luego empezar a desmantelarlos al mismo tiempo, será más fácil.

—No te preocupes ese nos lo quedamos

—¿QUE?

—Si es tan bueno como dice Patapez será perfecto para nuestra flota.

—Pero pero pero

—Espera... No me digas que ya diste la

—¡Listos para la explosión!

—¡Brutacio espera! Espera!

Se escuchó una explosión y ambos salieron corriendo al barco. Los niños reían

—Bueno terrorcitos nos vamos a casa.

Los niños al salir saludaron a Nilsa que desde el barco agitaba la mano.

—Vaya parece que si le gustaban los niños.

—Si pero no entiendo a veces esta contenta a veces enojada a veces nos da regalos y luego se enoja por que pagas menos eso es raro.

Astrid asintió con la cabeza, su hija era extremadamente observadora.

—Bueno vamos a casa.

Astrid pensó que ese día el mercader comenzaría su negocio pero no lo hizo, tampoco al siguiente ni al siguiente. Además de eso ella jamás vio ni al anciano ni a su hija fuera de la aldea ni siquiera en el gran comedor a donde Hipo les dijo que podrían ir. Astrid como capitana de la guardia de la aldea se había echo cargo del barco capturado y de supervisar sus reparaciones por lo que veía a la chica a diario. A diferencia de su padre que rara vez subía a cubierta ella siempre estaba visible ordenando limpiando o haciendo cualquier trabajo para entretenerse. No había bajado del barco ni cuándo la invitaba y cada vez parecía más triste y demacrada.

Unos días después Astrid trabajaba en la sala de la casa. Muy concentrada intentaba algo casi imposible para ella... Remendar un pantalón que el niño había roto a la altura de las rodillas. Se picó y solo la presencia de sus hijos evitó que soltara una palabrota. Normalmente era Hipo quien hacia esas cosas pero el había salido desde temprano a probar con Patapez un invento nuevo y probablemente llegaría hasta la noche.

—¿Mamá podemos ir a jugar afuera?

Astrid suspiro cuando su hija hacia esas preguntas era porque se daba cuenta que su mamá estaba a punto de estallar y prefería estar a una distancia prudente. Los niños salieron gritando y riendo. Cuando estuvieron a cierta distancia de casa Zephyr tomó un hacha de madera que traía en su espalda y Nuffink saco la espada que traía al cinto y empezaron a atacarse entre si como veían a sus para hacer todos los días, pero mas que una pelea pareja, el niño acosaba a su hermana lanzando golpes sin parar. Había sacado lo guerrera de su madre.

—Vamos tírame un golpe. –Nuffink-

—Entonces deja de atacarme.

—Mamá siempre dice que el enemigo no dejara de atacarte.

Nuffink acosaba a golpes a su hermana hasta que vio algo en el suelo y en eso le tocó un hachazo en la cabeza.

—¡Hey cuidado!

—Tienes que estar atento Nuf

—Me distraje solo un segundo y... Y... ¡Byaaaaaaaa!

—No llores no te llegue tan fuerte!

—¡Buaaaaaaaaaaaa Mamá!

—¡No grites no grites no grites!

—¡Mama!

Nuff hizo ademan de caminar a la casa y Zephyr se puso frente a el para bloquear su paso.

—No no no no te te pago te pago.

—Tu rebanada de pastel de esta noche.

Zephyr abrió los ojos aterrada y se puso totalmente blanca.

—Vamos no es tan caro para que te pongas así.

—Nuff… corre.

—¿Por que?

En ese momento Nuffink vio que 2 hombres salían de entre los arbustos detrás de su hermana, volteo y vio a otros 4 detrás de el, que era lo que Zephyr había visto antes. Todos los hombres eran fornidos, vestían armaduras de cuero y estaban usando cascos y armados con hachas. En el centro de este había un hombre alto y muy delgado, traía su camisa abierta mostrando un musculoso pecho, usaba una barba corta de color negro, en su cintura traía una espada.

—Muy bien, mocosos, vejan con nosotros.

—Que… quédate atrás…

Zephyr se puso frente a su hermano pero los hombres rieron. Un hombre un poco mas grande que los demás camino hacia ellos.

—Miren que tierna quiere proteger a su hermanito. Niña tu…

En ese momento el hombre cayo con un hacha enterrada profundamente en la espalda. Antes de que sus compañeros pudieran reaccionar, Astrid salió de entre los arbustos, arrancando rápidamente el hacha de la espalda del hombre lanzo un golpe hacia otro cortando su cabeza de un tajo. Los otros se lanzaron contra ella excepto el hombre que usaba la espada. Zephyr tomo a la mano a su hermano y lo jalo hacia unos arbustos, no quería salir corriendo pues sería muy fácil que uno de esos hombres fuera tras ellos. Ya fuera de camino los 2 niños miraban boquiabiertos la pelea. Habían visto a su madre practicando todos los días, tanto con Hipo casi todas las mañanas como con los nuevos reclutas de la guardia de Berk, pero jamás la habían visto en una pelea real. Astrid apenas derribo al segundo enemigo cuando sin esperar un momento ataco al tercero de ellos. Otro de los hombres le apunto con una ballesta y al verlo Astrid tomo el cuerpo de su compañero y lo jalo hacia ella haciendo que recibiera la flecha en su lugar, después lanzo su hacha derribándolo. Al verla desarmada uno de los hombres se lanzó hacia ella con una maza, pero Astrid sujeto su mano deteniendo el golpe y choco su frente contra el rostro del hombre y luego lo empujo contra el árbol empezando a golpearlo en el rostro, cuando de repente abrió mucho los ojos.

—¡MAMA!

Astrid soltó al hombre para ver su pierna donde había un dardo hundido en su muslo. En ese momento el hombre la embistió y la derribo poniéndose sobre ella para golpearla.

—¡DÉJALA!

Nuffink se lanzo contra el hombre sin siquiera pensarlo, subiéndose a su espalda y jalando su casco. En ese momento vio como rápidamente Astrid se arrancaba la flecha del muslo y se la metía en la bolsa que llevaba en la cadera. El hombre se levantó derribando al niño y volteo para golpearlo, pero sintió como su respiración faltaba cuando Astrid paso el brazo bajo su cuello y comenzó a apretar, Zephyr se puso blanca cuando se escuchó un fuerte chasquido y el hombre cayo sin vida. Astrid le sonrió a su hijo, jadeando con fuerza y de repente se derrumbó.

—¡MAMA!

Los 2 niños corrieron hacia ella. Astrid respiraba muy agitada y sus ojos estaban vidriosos.

—Mama despiértate! —Zephyr—

—Vaya vaya pobres niños, se han quedado sin su madre.

Los 2 niños se quedaron congelados por el miedo a escuchar eso, el hombre que quedaba se acercó a ellos con una cerbatana en la mano y la otra en la empuñadura de su espada.

—Sin nuestra…

—Claro, a menos por supuesto que me den lo que quiero.

Nuffink negó con la cabeza muerto de miedo, luchando entre salir huyendo y quedarse al lado de su madre, como si esta aun pudiera protegerlo, pero Zephyr, aunque temblaba de miedo, se acercó a él.

—¿Que quiere?

—Veo que eres una niña lista, bien. Tu padre tiene un fajo de pergaminos que tienen ilustrados varios mapas de sus viajes, quiero que me los traigas todos. Ven aquí a media noche, trae los mapas y te daré el antídoto para el veneno, por supuesto puedes no venir pero si ella no recibe algo hoy bueno, mañana serán huérfanos.

—Lo…lo hare…solo…

—Si, creo que lo harás, por cierto, se nota que eres una niña muy inteligente así que te prevengo. no tengas ideas tontas, tú no sabes que es lo que busco, cambia los mapas, saca alguno, mueve lo que sea en ellos y me daré cuenta. Si no me das exactamente lo que quiero, tu madre morirá.

—Si… pero… el mapa que quiere podría no estar entre los que papá tiene guardados

—Así que si sabes a qué me refiero. Si, tienes razón podría no estar ahí —El hombre esbozo una cruel sonrisa— En ese caso perderás a tu madre por pura mala suerte. No debo decirte que vengas sola.

—¡NIÑOS! ¿DONDE ESTÁN?

—¡ABUELA!

Al escuchar la voz de su abuela Zephyr sintió una súbita esperanza y mientras Nuffink gritaba ella también volteo hacia la casa, pero rápidamente se dio cuenta de su error y volteo de nuevo hacia el hombre, este había desaparecido.

Hipo entro azotando la puerta a una enorme habitación, haciendo que Gothi y Valka lo vieran enfadadas, pero no hicieron nada, Hipo solo corrió hacia Astrid y se arrodillo a su lado. La chica estaba en la cama, jadeando y con la frente cubierta de sudor. Hipo solo la había visto así cuando años atrás había sido infectada por el azote de Odín. En la entrada de la habitación se encontraban Bocon, Eret, Patapez, Patan, Brutacio y Brutilda. Hipo tomo su mano con fuerza mirándola pero la chica ni siquiera parecía ser consciente de que alguien estuviera a su lado.

—Hipo… —Valka—

—¿Dónde están los niños? —Hipo—

—Están en la otra habitación.

—Bien… en… en un momento voy solo dime como esta.

La voz de Hipo se quebró, los amigos de Hipo salieron del lugar y a ellos los siguió Gothi, después de todo Valka seria su sucesora como curandera y ya tenía suficiente conocimiento como para decirle a Hipo lo que sucedía con su esposa.

—Hijo, ella fue envenenada. No conozco los síntomas, es posible que sea el veneno de un dragón pero de ser así aunque lo haya visto antes no podría reconocer su efecto en humanos. A este paso ella… morirá mañana.

Hipo cerró los ojos apretando con fuerza la mano de Astrid.

—Dime que paso.

A pesar de que Hipo lloraba y que se notaba que apenas podía hablar claramente, su voz mostraba una determinación que Valka muy pocas veces había notado en él, empezó a contarle todo lo que los niños le habían dicho.

Los niños se encontraban en una habitación aparte, rodeados de los amigos de Hipo que estaban en un total silencio, cuando Hipo entro, sus ojos estaban rojos pero fuera de eso ya no parecía alterado. Al verlo los niños se lanzaron hacia él. Hipo se arrodillo y los abrazo con mucha fuerza, como si jamás quisiera soltarlos de nuevo.

—Hipo… —Patapez—

Hipo asintió pero sin soltar a los niños.

—Nos dividiremos en grupos de 50 hombres, Eret, revisa el lado norte de la isla, Bocon al sur, Patapez, que tomen a los niños y llévenlos al gran salón, Brutilda, tu a los puertos, revisen cada centímetro, no dejen salir a Lars y Nilsa de su barco y que no salgan de su vista, Brutacio dile a Patón que revise cada centímetro de la aldea, tu ve a la playa, sé que no hay fondeaderos y que los vigías no han informado nada pero pudieron entrar a la isla por medio de botes. Revisa todos los escondites que conozcas.

Sin decir nada, todos se retiraron, incluso los gemelos no se sentían con ánimo de decir alguna broma a Hipo en esa situación, solo quedo Patan.

—Bueno ¿Y yo que?

—Patan, quiero que lleves a los niños a tu casa y los cuides. Enciérralos y no los pierdas de vista.

—¿Que? Pero pero pero ¡Hipo yo soy parte de la guardia de Berkk! Debe… debe…

La voz de Patan fue bajando de volumen cuando vio a Hipo a los ojos.

—Patan, por favor.

—Si… bueno si, de acuerdo.

—Ahora, espéranos afuera.

Patan salió visiblemente molesto, tan pronto lo hizo, Zephyr como si le costara mucho trabajo aflojo un poco el abrazo. Nuffink sin embargo no se apartó un centímetro de Hipo.

—¿A dónde vas, papá? —Zephyr—

—Tranquilos niños, estarán a salvo con Patan.

—Pero ¿Y tú?

—Tengo algo que hacer.

Zephyr asintió aunque sabía perfectamente que su papá no estaba siéndoles totalmente sincero, Hipo por un lado si tenía que hacer algo. Tan pronto los niños se fueran el tomaría su espada e iría a revisar su casa. Creía que los niños habían sorprendido por accidente a ladrones que irían por algo a su casa y que ya era tarde para impedir un robo, pero podría ver que se habían llevado y de no haber robado nada, esperaría a que lo intentaran y les haría pagar muy lentamente lo que le hicieron a su esposa. Tomo a Nuffink para separarlo de el lentamente y con cuidado.

—No se preocupen, Patan es un buen luchador estarán a salvo con el

—Papá…

—¿Si?

—Yo… cuando… cuando a mama la hirieron, ella se arrancó el dardo y lo guardo en su bolsa, lo hizo muy rápido pero yo la…

Hipo abrazo a su hijo con fuerza, para después alejarlo un poco de él sonriendo mirándole a los ojos

—Tal vez le hayas salvado la vida a tu madre.

El rostro del niño se ilumino con una enorme sonrisa, después los 2 siguieron a Patan, sin antes lanzar una mirada a su madre. Tan pronto salieron, Hipo se dirigió rápidamente a las cosas de Astrid que se encontraban sobre una mesa.

—¿Qué sucede Hipo?

—¿Revisaron esto?

—No.

Hipo abrió la bolsa y como pensó, dentro estaba el dardo. Era como los dardos que Grimel usaba con los dragones, grande y de cristal. Hipo lo tomo con cuidado, aun había veneno dentro de él. Lo tomo y lo olio y después, tomando una gotita con un dedo lo probo escupiéndolo de inmediato.

—¿Hipo?

—Volveré tan pronto pueda.

Sin decir más se fue lo más rápido que podía, sin siquiera preocuparse por tener cuidado al caminar o ser visto, no tenía tiempo que perder.

—Y bien ustedes 2 adentro.

Los niños entraron en la recamara de Patan y en silencio solo se sentaron uno junto al otro en la cama mirando al vacío con los rostros llenos de lágrimas, la severidad en el rostro de Patan disminuyo un poco al verlos en ese estado.

—Chicos, no se preocupen su madre estará bien, no es la primera vez que esta apunto de… ha… que la enve… ha… que tiene problemas si y siempre arreglamos todo gracias a los dra… ha… bueno… solo quédense aquí ¿Si? Lo mejor será que duerman, yo estaré afuera.

Patan salió y cerró la puerta, los niños se quedaron en la habitación solo iluminada con una vela.

—¿Entonces piensas ir? —Nuffink—

—No sé.

—No deberías ir, papá lo arreglara, el siempre arregla las cosas.

—Pero ya vez como esta mama… ella puede…

—¡NO LE VA A PASAR! E¡s mama! Ella siempre… siempre esta bien ¿Cierto?

—Tengo que intentarlo Nuff.

El niño asintió en silencio, Zephyr se levantó y levantándose hasta la ventana de Patan la destrabo fácilmente.

—Voy contigo.

—No, si algo mas pasa tienes que decirle a papá a donde fui para que vaya a buscar a ese hombre.

Sin esperar la respuesta de su hermano, Zephyr salió por la ventana y salió corriendo hacia su casa. Mientras corría vio varias patrullas a lo lejos, tal como Hipo había ordenado rastreaban la isla entera, pero en sus años escapando de su madre cada vez que hacían una travesura y teniendo como niñeras a Brutacio y Brutilda, había descubierto muchos caminos secretos y atajos hacia su casa.

Se detuvo antes de tomar una curva que llegaba a su casa, torció por un camino oculto y atravesó unos arbustos en silencio hasta llegar a la pared de roca en un punto donde ni siquiera se lograba ver su casa. En ese lugar, Zephyr paso la mano por las rocas hasta que noto un hueco y metió la mano en este con cuidado. De repente sonrió y tomando parte de la pared la movió, revelando una puerta falsa que cubría la entrada de un pasillo. La parte exterior de la puerta era idéntica a la roca de la pared pero en la parte interior era madera. Zephyr cerró la puerta con mucho cuidado poniendo un pasador de hierro en la parte interior, mismo que había quitado al meter la mano por el hoyo de la pared.

Aunque el túnel estaba totalmente oscuro la niña camino sin tropezarse por este, solo manteniendo una mano sobre la pared, después de todo Hipo y Astrid habían hecho que los niños cruzaran a oscuras ese camino cientos de veces hasta aprendérselo de memoria. Llego a otra puerta y palpándola con las manos encontró una gran piedra y moviéndola, revelo un pasador el cual quito y la puerta se abrió.

Se detuvo por un momento mirando a su alrededor, pero la habitación estaba totalmente oscura. Al igual que su madre, Zephyr traía una pequeña bolsa en la cintura, palpo hasta tocar un pedernal y un pedazo de vela y las encendió. La luz ilumino una amplia habitación. En un rincón había una fragua y un yunque. Había varios estantes en las paredes llenos tanto de herramientas y materiales de herrería como instrumentos que solo Hipo sabia para que servían. En el otro extremo de la habitación había una gran estantería con montones de pergaminos y una mesa de trabajo. A ese lugar se dirigió Zephyr, coloco la vela en un extremo del escritorio y se subió en este, empezando a revisar los estantes. La mayoría de los pergaminos eran diseños de armas o inventos nuevos que su padre seguía haciendo y que más de una vez habían provocado pequeñas explosiones en su casa. Siguió buscando hasta que vio un cofre que jamás había abierto, al hacerlo se manchó las manos con algo viscoso y que olía muy extraño, se limpió con un trapo y empezó a revisar lo que había en el interior del cofre hasta que encontró los pergaminos que el hombre le había pedido.

Unos minutos después caminaba llevando en su espalda un rollo con todos los mapas, llego al punto donde los habían atacado. No pudo evitar sentir un escalofrió al recordar lo que había sucedido en ese lugar, los cadáveres ya no estaban, pero las armas seguían en el suelo. Se acercó lentamente, no sabía que tanto faltaba para que fuera la media noche pero el lugar estaba totalmente vacío. De repente noto un movimiento en lo alto de un árbol y retrocedió, para chocar con algo en su espalda, al voltear vio la cabeza de un dragón.

—Sera mejor que no grites

Otra cabeza surgió, luego otra, otra y otra, las 4 de un cuello largo y grueso, la rodearon y Zephyr se dio cuenta de que eran un solo dragón, no 4 diferentes. Una vez que estuvo rodeado el hombre se acercó a ella.

—Vaya así que lo has hecho, entrégame esos rollos.

—Antes dame el antídoto para mi mami

—Ha eso… lo siento pero el veneno de trampeador es mortal

—¿Que? Tu… tu diji…

Antes de que la niña pudiera decir nada, un puño se hundió en su estómago, esta se dobló y ya no vio nada más. Otro cazador de dragones se acercó al primero.

—Kinkaid, ¿Estas seguro de esto?

—No subestimes al jefe de este lugar, si nos encuentra necesitaremos algo con que negociar con el.

—¿Con el mocoso de Estoico? Todos saben que no es ni la sombra de lo que fue su pa…

—Tus antiguos jefes pensaron lo mismo ¿O me equivoco?

El hombre se cayó, las 4 cabezas del dragón se acercaron a el.

—Esa cosa…

—No hará nada aun, vámonos

Los 2 caminaron hacia el acantilado, aunque el cazador miraba hacia atrás muy asustado, de los bosques finalmente salió un enorme trampeador que los miraba babeando, con hambre. El hombre silbo y una gran sombra se acercó a él, era un cuernatronante. Llevando a la niña, se subió al cuernatronante, su subordinado s subió al trampeador, 2 de sus cabezas voltearon a verlo con hambre pero el cazador intento ignorarlos.

— ¿No deberíamos pasar por…?

—¿Por qué deberíamos? Mientras menos seamos más dinero, ¿No crees?

—Sí señor, tiene razón

—Me alegro que comprendas.

Trono los dedos y súbitamente 2 cabezas del trampeador voltearon y se lanzaron contra el cazador, lo levantaron en el aire y lo arrojaron, atrapándolo en el aire las 4 cabezas lo hicieron pedazos devorándolo sin dejar de seguir al cuernatronante ni a su dueño.

Hipo abrió de golpe la puerta de su estudio y fu corriendo hacia una mesa, donde tiro desordenadamente varias plantas, después empezó a sacar varios pergaminos de sus estantes buscando uno en especial pero ni siquiera se preocupaba en guardar de nuevo los que sacaba solo los arrojaba a un lado hasta que obtuvo el que buscaba. Tomo una planta y la puso en un cuenco de madera y en ese momento vio que sus manos temblaban y se detuvo.

—No… respira… contrólate… contrólate…

Su voz se quebró por un segundo pero después cerro los ojos y respiro profundamente. Estaba aterrorizado por lo que podía pasar si cometía un solo error, no podía permitírselo. Se sentó y respiro hondo, hasta que finalmente se sintió más calmado, después tomo la hoja de pergamino y empezó a leer varias anotaciones que había echo muchos años atrás. Si hubiera estado más atento se habría dado cuenta de la silla tirada a un lado en su escritorio de trabajo o la puerta del túnel entreabierta.

Eret, Brutilda, Patapez, Patón y Bocon, cuando vieron a Hipo acercarse.

—Hipo, hemos revisado to…

Hipo paso al lado de Brutilda sin hacerle caso, entro a la casa de curación. Gothi y Valka estaban sentadas al lado de Astrid cuando lo vieron acercarse.

—¿Lo conseguiste?

Hipo le mostro un jarro de cerámica

—Antídoto de veneno de trampeador, todo el que pude hacer.

—Esperemos que funcione.

Gothi le dio un golpecito en el brazo con su bastón.

—Por cierto quiere la receta.

Hipo asintió mientras se acercaba a ver a Astrid, esta ya y no jadeaba y estaba un poco menos pálida. Pensó que sin duda su madre había tenido algo que ver en eso después de todo la razón por la que había terminado siendo la ayudante de Gothi era porque durante años habia estado atendiendo a los dragones heridos de su nido lo que había echo que supiera tanto de tratar heridas como la anciana, solo que los vikingos eran pacientes más llorones, solía decir.

Hipo se acercó a Astrid y abriendo su boca vertió un liquido de color verde dentro de esta, en ese momento la puerta se abrió y entraron todos los amigos de Hipo.

—Jefe

—¿Que novedades tienen?

Hipo escuchaba pero no desviaba la mirada de Astrid, Eret carraspeo y avanzo un par de pasos.

—Bueno, rastreamos toda la isla, no encontramos nada en la aldea ni en los puertos, tampoco cerca de su casa aunque esta tan oscuro y el bosque es tan espeso que pudimos hacer una revisión completa. En los puertos no hay nada, en la aldea tampoco y no encontramos rastros de ningún desembarco en la playa.

—¿Lars y Nilsa? —Hipo—

—Esos 2 no se han movido, incluso Nilsa invito a Brutacio a quedarse a cenar lo que es raro. Apenas ayer lo echo a escobazos por que rompió un jarrón.

—Bien… ¿La aldea?

—Enviamos a un grupo de 30 a tu casa para evitar que roben cualquier cosa, deben estar llegando en este momento, el resto se dividió en 2 grupos, uno de ellos se quedara con los niños en el gran salón el otro está haciendo rondas en la aldea por si acaso. —Patón—

—Bien…

—Ahora nos dirás que rayos es ese antídoto campeador?

—Es trampeador

Brutilda volteo a ver a Patapez que aunque tenía el mismo tono y brillo de fanático extremo en los ojos que ponía cuando hablaba de un nuevo dragón, también se veía muy preocupado.

—El trampeador es un dragón venenoso, su veneno es el segundo mas potente que se conoce, mata en una luna a dragones grandes, humanos… no se cuánto resistan, aun cuando se le aplique un antídoto las posibilidades de sobrevivir depende del tiempo que haya pasado desde que el veneno fue inyectado hasta recibir el antídoto y…

Patapez volteo a ver a Hipo, como si quisiera que le gritara que se callara o le dijera que podía seguir, lo que fuera, pero Hipo parecía no escucharlo solamente miraba a Astrid.

—Y… como yo lo veo tomando en cuenta la hora en que fue envenenada y el tiempo que se tardó en darle el antídoto… si no despierta para el amanecer.

—No despertara

Termino lo que dijo Hipo, todos se quedaron en silencio, hasta que Brutilda camino a la puerta.

—Entonces voy por los niños.

—No lo harás, Brutilda —Hipo—

—¿Que dices? Su madre se esta muriendo, claro que voy por ellos.

—No, aun no… esperemos al amanecer, si despierta, los llamaremos para que vengan a verla.

—¿Y si no despierta? —Brutilda—

—Entonces para que se despidan.

Nadie mas dijo nada pero Hipo sonrió agradecido cuando sus amigos se recargaron contra la pared o se sentaron en el suelo sin intenciones de moverse, todos menos Patan pero Hipo sabía que el tenía el trabajo más importante.

Transcurrieron horas en el lugar sin que apenas se movieran, hasta que Hipo se levantó.

—Mama, por favor ve por los niños.

Valka asintió caminando hacia la puerta cuando escucharon una voz.

—Los niños… entonces… ¿Están bien los niños?

Hipo volteo a ver a Astrid, la chica ni siquiera abría los ojos aun pero sonreía mientras apretaba un poco la mano de Hipo, abrió con dificultad uno de sus ojos.

—Dime… que no dejaste solos a los terrcitos…

Hipo abrazo con fuerza a Astrid haciendo que esta gimiera de dolor pero sonriera apoyando su cabeza en su hombro, todos los amigos de Hipo fueron a verla, pero Valka salió de la casa de curación rápidamente, tenía que traer a los niños rápido.

—¡DÉJENME SALIR!

—Jajajaja a pesar de que es tan pequeña es toda una fie… HAAAAAAAAAAAAAAA!

Un cazador de dragones retiro rápidamente un dedo y lo agito para que el dolor de la mordida que Zephyr acababa de darle se fuera. La niña se encontraba en una jaula, ni siquiera un calabozo pues fácilmente hubiera podido salir entre los barrotes. Se encontraban en una gran fortaleza en el puerto de una isla pero no había reconocido nada mas.

En otro punto de la misma fortaleza, Kinkaid caminaba tranquilamente, otro hombre se acerco el, muy alto y de piel morena, pero su rostro estaba oculto tras una máscara. Traía el pecho desnudo y en este se veían multitud de cicatrices algunas echas por cortes y otras echas por hierros al rojo vivo.

—¿Trajiste lo que te pedí?

Kinkaid solo asintió con la cabeza, al tiempo que llegaban a una puerta custodiada por 2 guardias armados los cuales abrieron tan pronto se acercaron. La habitación era una gran oficina, las paredes estaban llenas de archivos y mapas. Había 5 personas en la habitación, 4 eran altos y atléticos, de piel morena, traían capas y capuchas sobre su rostro, solo por su figura se podía notar que 2 eran mujeres y 2 hombres, la quinta persona estaba en medio de la habitación detrás de un escritorio. Era un anciano muy pequeño, tanto que estaba de pie sobre la silla, era muy gordo y calvo, de piel muy blanca, usaba lentes pequeños y redondos, su boca parecía solo un gran tajo en su rostro y su sonrisa le daba el aspecto de un sapo grande y satisfecho. Al momento de hablar lo hizo con una voz aduladora y dulzona.

—Ha señor Kinkaid, veo que ha vuelto.

—Así es señor, he traído lo que me pidió

—¿En verdad? Por favor enséñemelo.

El cazador saco un tubo de mapas pero no se lo tendió, la sonrisa del hombrecito se hizo aún mayor.

—Naturalmente, sabe que debo revisarlo pero no se preocupe no tengo la menor intención de hacerle daño.

Uno de los encapuchados se colocó detrás del hombre pero no hizo nada por atacarlo solamente se recargo en la puerta, una de las mujeres se acercó y le ofreció una bolsa.

—La mitad de la paga, por supuesto la otra mitad se la daré una vez que haya revisado la mercancía.

El cazador asintió y le paso los pergaminos a la mujer la cual se los entregó a su jefe tendiéndolo frente a él y manteniéndolos abiertos como si el hombrecito no fuera capaz de hacerlo por si mismo. Empezó a pasar los pergaminos frente a el.

—Siguiente, siguiente, siguiente, siguiente, siguien… si… este es…

El hombrecito miraba un pergamino con una una sonrisa y expresión de triunfo tan grandes que Kinkaid se arrepintió de no pedir el doble.

—¡IDIOTA!

Patan cayó al suelo sujetando su rostro mientras rápidamente Eret y Bocon se lanzaban a sujetar a Hipo mientras Nuffink retrocedía muy asustado.

—¡HIPO CÁLMATE! —Valka—

—¡No, no entiendes Hipo yo… fue un error solo un error! ¡No creí que se irían quiera hacer algo! Le diste misiones a todos menos a mi y yo quería que conf…

—¡TE DI A CUIDAR LO QUE MAS ME IMPORTA EN ESTA ISLA! ¿Crees que no confió en ti?

Patan se quedo sin palabras, Hipo volteo a ver a su hijo y su expresión se suavizo por completo al verlo.

—Tu mama ya está bien, ve a verla

—Pero, Zephyr.

—Iré por ella.

Nuffink asintió y entro corriendo a la casa de curación donde se lanzó a abrazar a Astrid que aun recostada lo miraba esforzándose en sonreír aunque desde ese lugar había escuchado todo, como Hipo le había encargado los niños a Patan por que tenía miedo de que fueran al gran salón a buscarlos, como Patan solo los había encerrado y como este había salido al bosque a ver si encontraba algo por su cuenta para hacerse el héroe y como, llegar Valka por ellos, se había encontrado a Patan regresando apresuradamente y a Nuffink solo. Se prometió que cuando saliera de ese hospital hablaría muy seriamente con el. Mientras tanto, Brutilda, Patapez, Eret y Bocon siguieron a Hipo, aunque este ni siquiera parecía notarlos, llego a los arbustos donde había ocurrido la pelea el día anterior y reviso todo el suelo hasta que noto huellas muy profundas en la tierra.

—¿Dragones? ¿Como es posible? —Patapez—

Hipo no respondió solamente se inclinó sobre las huellas y después recordó algo y fue corriendo hacia su casa, no se detuvo hasta llegar a su estudio donde abrió el cofre, un penetrante olor invadió todo el lugar haciendo que sonriera.

—Chicos, necesitare que me guarden un secreto.

10 minutos después

—¡TIENES DRAGONES! —Brutilda—

—¡BRUTILDA CÁLLATE! —Bocon—

—¡PERO TIENES DRAGONES EN LA ISLA! ¡DRAGONES! ¿Qué rayos te pasa? Tu mismo nos hicis…

—Brutilda, silencio, seguro Hipo tiene una buena razón para tenerlos aquí.

—La tengo.

Fue la única respuesta de Hipo mientras caminaba por la montaña, los había guiado por un camino oculto gracias a los árboles y de cuya existencia ninguno habría sospechado, pero al entrar en este el sonido de rugidos a lo lejos les había llegado claramente.

—No vayan a acercárseles, ¿Entendido? No son dragones comunes

—Entonces ¿cuáles son? —Brutilda—

—Estos.

Hipo se detuvo en una roca que marcaba la orilla de una fosa, esta era de mas de 5 metros de profundidad y de 100 de diámetro, los vikingos se quedaron boquiabiertos al ver los 4 animales que vivían en ese lugar.

—¡Los dragones de Grimel!

—Así es, yo los llamo Deathgripler. Hola pequeños

Hipo bajo con una cuerda a la fosa, los dragones no parecieron hacerle caso cuando el bajo a la fosa, pero al momento en que Brutilda se acercó a la orilla para bajar también rugieron poniéndose en fila hacia ella haciendo que la vikinga retrocediera.

—Sera mejor que no bajen, los atacaran. —Hipo—

—¿Como los domaste? ¿Y por qué no los has enviado al mundo oculto con los otros? ¿Y por qué nos lo has ocultado Hipo?

—Lo siento chicos, pero ellos no pueden ir a mundo oculto.

Hipo silbo y uno de los dragones se acercó a él, colocó una montura en la espalda del dragón y subió silbando otra orden, el dragón aleteo y se elevó aterrizando torpemente fuera de la fosa.

—Ahora si pueden acercarse.

Patapez fue corriendo a ver al dragón, pero este no se movía, como si no lo viera, no comprendía que pasaba. Lo rodeo con cuidado y noto sus ojos vidriosos, el dragón olía muy mal y babeaba mucho.

—¿Que le sucede?

Hipo acaricio la cabeza del dragón con cariño pero este no reacciono a sus caricias, los otros dragones volvieron a solo caminar por la fosa sin rumbo.

—Grimel los mantenía atontados con su propio veneno inyectado directamente en su cráneo, todo el tiempo, los efectos del veneno los dejaron así, jamás se recuperaron. Los encontré así poco después de que chimuelo se fue, estaban heridos pero ni siquiera se habían lamido las heridas o buscado refugio. Ellos no son como cualquier dragón, no cazan, no se ponen bajo un refugio cuando llueve, no hacen nada porque parece que no son capaces de hacerlo, Grimel quería asesinos, que solo obedecieran órdenes y nada mas así que destruyo todo lo que era parte del ser de estos dragones para obtener lo que quería. Una vez un pesadilla monstruosa se acerco a la fosa, lo hicieron pedazos.

Patapez, Brutilda y Bocon se quedaron en silencio al escucharon, detrás de ellos Hipo vio que Patan salía de unos arbustos viendo al dragón, boquiabierto.

—No obedecen al alfa y son asesinos de dragones, es su instinto y es todo lo que tienen, por eso no podían ir a mundo oculto ¿verdad? Ellos acabarían matando dragones hasta que estos los mataran a ellos. —Patapez—

—No tenían la culpa de lo que les paso, no podía hacer más. Siento no habérselos dicho, chicos, me gritaran todo lo que quieran cuando vuelva, pero iré por Zephyr ahora mismo.

—Espera ¿Cómo lo harás? Este dragón no es rastreador.

—Ha no te preocupes, Zephyr va impregnada con un olor tan especial que cualquier dragón aun sin ser rastreador lo encontrara. Bocon quedas al mando de la aldea. Cuiden a Astrid.

—No te preocupes, aunque tengamos que amarrarla se levantara de esa cama —Brutilda—

—¿En serio?

Hipo señalo algo detrás de ellos, todos voltearon y vieron a Astrid que empujando a un lado a Valka y trastabillando iba lo más rápido que podía hacia ellos, pero Hipo no perdió el tiempo, silbó una orden y el dragón se elevó con rapidez alejándose de la isla. Tan pronto se alejaron, la confianza en el rostro de Hipo desapareció.

—Bueno chico, realmente no sé si eres capaz de hacer lo que creo que puedes pero confió en ti, demuéstrame que no me equivoco.

Empezó a volar en círculos alrededor del lugar, el dragón obedecía dócilmente a todas sus órdenes, de repente este volteo hacia un lado e Hipo lo hizo girar a esa dirección, el dragón empezó a volar rápidamente en línea recta, siguiendo el olor de la sustancia que por precaución Hipo había colocado en el baúl de tal forma que si alguien lo abría de manera descuidada, quedara impregnado.

—Buen chico.

En la base de los cazadores de dragones, Zephyr se encontraba en el suelo de su jaula mirando a todos lados, asustada. Ahora que había amanecido veía mas claramente donde se encontraba y por fin entendía por qué los ruidos que había escuchado toda la noche, la pequeña jaula se encontraba entre varias jaulas con dragones y lo que era peor, dragones fuera de jaulas y simplemente con grilletes en las patas. Al lado de su jaula se encontraba uno de estos, era el mismo cuernatronante en el que había llegado, el dragón le gruño a la niña pero esta recordó lo que su padre le había dicho hacia unos meses cuando fueron a conocer al furia nocturna. "Los dragones son seres buenos, una vez que te has ganado su confianza no hará nada que no hagan por ti." Zephyr se acercó a la pared de la jaula y cerró los ojos, levantando su mano hacia este, muerta de miedo, por un momento espero quedarse sin mano por mas que ella, tan curiosa e investigadora como Hipo y quizás hasta un poco más fanática de ellos que Patapez, había leído todo lo que tenían sobre dragones y sabía que estos no eran tan peligrosos. De repente abrió los ojos cuando sintió el hocico del dragón contra su mano y volteo a verlo con una sonrisa, empezando a acariciar su cuerno mientras el dragón lamia su mano pero este súbitamente se alejó de ella. Zephyr alcanzo a ver muy a tiempo a 2 hombres caminando hacia ella por lo que corrió a la pared contraria de la jaula y se sentó abrazando sus piernas, como si estuviera aterrada. El hombre que la había secuestrado y otro hombre con capucha y varias cicatrices se acercaron.

—Aquí esta

—Así que esta es la hija de Hipo Abadejo, ¿Estas seguro?

—Si, me quede un poco después de que pidieron ayuda, dijeron claramente su nombre además llamaron Astrid a la mujer que mate.

Zephyr sintió como su corazón se detenía de golpe al momento de escuchar que su madre había muerto, mordió sus labios y oculto su rostro tras sus rodillas intentando ocultar sus lágrimas.

—Bien, aquí tienes.

El hombre de la capa le dio una bolsa de oro a Kinkaid, este simplemente se la ato al cinto y al momento en que hizo una seña con su mano, el trampeador se acercó a el.

—Por cierto ¿te interesa su hermano? —Kinkaid—

—Es posible, después de todo esta no dure suficiente como para divertirme ¿Piensas volver?

—Debo recoger a alguien, si veo que es seguro.

—No deberías hacerlo, Hipo y su furia nocturna te harían pedazos. Seguro están listos para un ataque si no es que vienen hacia acá en este momento.

—Jajajajajajaja ¿furia nocturna? En toda esa isla no había un solo dragón.

—No es verdad…

—Lo es, estuvimos ahí un día entero, de haber un dragón lo hubiéramos visto. En esa isla solo hay vikingos. Bueno, ten listo el dinero, me pondré en contacto contigo si consigo a ese niño.

El trampeador extendió sus alas y se alejó llevando a su dueño. El hombre de la capa se acercó a la jaula de Zephyr.

—Vaya así que tu papi ya no tiene dragones, ¿He? Entonces valdrá la pena ir a visitarlo, tu no alcanzas a pagar la deuda que él tiene conmigo.

Zephyr no dijo nada, solo se arrastró hacia el otro extremo de la jaula, el hombre tomo un manojo de llaves y tomando una abrió la puerta pero la jaula era muy pequeña y no podía entrar sin agacharse, cuando lo hizo recibió una patada en la cara.

—¡ESTÚPIDA MOCOSA!

Zephyr salió corriendo y fue hacia la puerta para intentar sacar el manojo de llaves pero inmediatamente se vio derribada, el hombre estaba sobre ella con un cuchillo en la mano.

—Creo que tendré que enseñarte antes a obe…

No alcanzo a decir más cuando un rugido se escuchó detrás de él, el hombre volteo y estuvo a punto de ser atravesado con el cuerno del dragón, el hombre de la capa giro sobre si mismo y saco un hacha de 2 filos pero abrió los ojos aterrado cuando el dragón lanzo una bola de fuego hacia el provocando una gran explosión.

Zephyr se quedó sorprendida al ver al gigantesco dragón que empezó a arrojar bolas de fuego primero hacia el hombre que la había atacado y después a todo a su alrededor. Las bolas de fuego golpearon las puertas de varias jaulas rompiéndolas y más dragones salieron presas del pánico y se fueron volando. Zephyr vio a lo lejos como ocurrían más explosiones, pero no comprendía, esa zona estaba muy lejos de donde los dragones se liberaban, tampoco comprendía el pánico de los dragones. Tomo las llaves y después de varios intentos logro liberar al cuernatronante pero el dragón rugía y retrocedía, asustado por algo que la niña no lograba ver. De repente algo cayó del cielo y un edificio estallo en llamas, el dragón retrocedió asustado pero aun cubriendo a Zephyr.

A lo lejos, ya en un barco, el pequeño hombre que había comprado los mapas se alejaba rodeado de sus 4 guardianes.

—Señor, ¿Esto está bien?

—Sí, no deben preocuparse todo esto estaba planeado, después de todo nos enfrentábamos a Hipo Abadejo, él tiene… fama de ser alguien con quien no se puede jugar, pero la perdida de este lugar es un precio muy bajo para obtener este documento, después de todo solo los trabajadores mas inútiles y los dragones mas baratos estaban aquí. Ha sido un precio razonable. ¿Nuestros hombres?

—Como ordeno tan pronto vimos que Kinkaid traía a esa niña evacuamos el lugar, solo falta el traidor.

El hombre asintió sonriendo mirando como un torrente de fuego caía del cielo sobre su antigua base.

El lugar entero estaba en llamas, Zephyr apenas podía ver hacia donde corría y respirar por el humo. El cuernatronante se había alejado presa del pánico, pero estaba más aterrada por una enorme silueta que había divisado entre el humo del lugar. De repente alguien se acercó a ella llevando una larga hacha, Zephyr se quedó helada al ver de nuevo a ese hombre.

—Bueno, no será tan lento como pensé, pero ya me tomare el tiempo con tu hermano.

El hombre levanto el hacha, preparándose para golpear sin fijarse en nada que no fuera la niña y antes de que pudiera hacer nada sintió un fuerte impacto, cayó al suelo y se llevó la mano a su rostro, mientras veía doble por el golpe, Zephyr miraba con una inmensa sonrisa a alguien que estaba a su lado. El hombre por un momento el sintió terror al ver un hombre de piel de dragón de color negro, su cabeza era también echa de piel y estaba parado entre las llamas sin que lo molestaran lo mas mínimo. Al incorporarse la capucha cayó de su rostro.

—Krogan…

—¿Que? Me cono… así que eres tu.

Hipo llevo su mano a su casco y se lo quito permitiendo que Krogan viera su rostro, Zephyr tomo el casco de su papá y retrocedió un par de pazos, asustada. Pero Hipo miraba más con sorpresa que con ira al hombre.

—¿Que fue lo que te sucedió?

—Tu… ¡TU OCASIONASTE QUE ME HICIERAN ESTO!

Krogan le grito tomando su hacha, su cara estaba totalmente deformada, ya no tenía cabello y en su calva se veían varias heridas causadas con hierros candentes, sus orejas habían desaparecido y tenía el rostro surcado por diversos cortes. Krogan se quitó su capa mostrando como todo su pecho y brazos estaban también completamente marcados, Hipo se dio cuenta de que incluso le faltaban un par de dedos en una mano. Entonces reparo a un símbolo que tenía marcado en el pecho al rojo vivo.

—Yo no lo ocasione, tú escogiste trabajar con Drago y obtener el castigo por fallarle.

—No te preocupes, no fallare esta vez. Ya mate a una Abadejo, cuando te mate a ti y a tu hija solo quedara uno más esa será una gran venganza.

—Por eso secuestraron a mi hija, también por eso usaron un veneno mortal con Astrid, todo fue un incentivo para traerme ¿Tu jefe sabe que trajiste a su enemigo directo a el?

—No importa que lo sepa, tendré mi venganza y después…

Krogan se encogió de hombros y sonrió. Hipo suspiro y saco su espada la cual se rodeó de fuego con un chasquido. Sin decir nada mas Krogan se lanzó hacia Hipo lanzando un fuerte golpe con su hacha, pero Hipo la detuvo con su espada y retrocedió. Krogan hizo girar rápidamente su hacía para golpearlo pero Hipo esquivo rápidamente el golpe, siendo acosado por los ataques de Krogan, los cuales Hipo no intentaba detener, solo esquivaba y bloqueaba. Zephyr no entendia que pasaba, cuando practicaba con su mama Hipo siempre era mucho mas rápido y contra atacaba, pero en este caso solamente estaba centrado en defenderse.

—¿Tu venganza? ¿Por eso fuiste a la isla?

—Nadie sabía que estabas en la isla, hace tiempo puse recompensa por tu cabeza y la de tu familia. Cuando volvieron Kinkaid me dijo que los había encontrado.

El gesto de Hipo se puso más serio pero no paso a la ofensiva. Krogan lanzo un tajo hacia el e Hipo retrocedió rápidamente, el hacha abrió un pequeño surco en el pecho de su armadura, a través de la piel de dragón resplandecía una capa de hierro.

—¿ESO ES TODO? Es cierto, había escuchado que sin tu dragón no eres nada… veo que es verdad!

—¿Quien dice que Chimuelo no viene conmigo?

Hipo no respondía a las palabras de Krogan, solamente se concentraba en la pelea. El hombre era rápido en sus ataques, mucho más que lo que Hipo recordaba que era.

—No puedes engañarme, sé que ya no tienes dragones

—¿Entonces en que crees que vine?

Krogan dudo un poco, Hipo sonrió y le dio una patada en el pecho derribándolo, pero no lo ataco solamente se puso en guardia de nuevo.

—No creo que tu jefe este muy feliz de saber que has traído a los jinetes de dragones a su base.

—Quizás no, pero no tiene por qué saberlo.

—Lo sabe, ¿No te has dado cuenta aun? Te han abandonado aquí a tu suerte, aun cuando sobrevivas en este lugar eres hombre muerto.

Krogan se detuvo y miro alrededor, Hipo, retrocedió sin apagar su espada. Miraba a Krogan con mucha lastima, como miraba a los dragones de Grimel, solo miraba a lo que antes fue un gran guerrero convertido en un ser fuerte pero patético y degradado mentalmente debido a las torturas a las que lo habían sometido. Tomo aire, eso seria demasiado difícil de decir.

—Krogan, mi esposa está a salvo, no causaste ningún daño permanente. Ven conmigo, estarás a salvo en Berkk.

—No necesito tu compasión Hipo, ¡Necesito que vengarme!.

Sin previo aviso, Krogan lanzo una patada hacia el pecho de Hipo haciéndolo retroceder y bajar la guardia, Hipo se preparó para recibir un golpe pero para su terror, Krogan iba hacia Zephyr, levanto su hacha con las 2 manos descargando un golpe con todas sus fuerzas y en ese momento, Hipo detuvo el hacía con una mano con tanta fuerza que el golpe se paro en seco, Krogan apenas se logró dar cuenta de que ni con todas sus fuerzas lograba mover su arma y Zephyr salió corriendo. Krogan giro cuando Hipo soltó su hacha y lanzo un golpe a Hipo pero este desvió con facilidad su golpe y lanzo uno hacia Krogan, que este bloqueo pero a pesar de logro detener el golpe sintió como todo su cuerpo era empujado hacia atrás por el golpe de Hipo. Intento contra atacar pero Hipo lanzo otro golpe con su espada y luego otro, Krogan apenas podía bloquearlos cuando de un tajo, Hipo rompió el mango de su hacha de un corte y antes de que Krogan reaccionara, la espada de Hipo entro en su estómago atravesándolo por completo.

—Siempre serás el mismo perdedor, atacando por la espalda, usando a creaturas fuertes para hacer el trabajo sucio y siempre fallando. No pudiste con los dragones antes, ni pudiste matar a mi esposa y tampoco a mi… fallaste.

Hipo retorció la espada y la saco, Zephyr estaba pálida pero corrió hacia Hipo, pero este le digo con una seña que se detuviera, no quería que la niña lo viera morir. Krogan lo miro con odio y miedo pero unos segundos después quedo inmóvil, Hipo entonces tomo su capa y lo cubrió con esta para después ir por Zephyr, la niña estaba aún inmóvil. Hipo apago su espada, la envaino y después se arrodillo abriendo sus brazos, Zephyr corrió hacia él, lo abrazo y se echó a llorar.

Hipo dejo que la niña se desahogara pero de repente esta se apartó de Hipo mirando algo detrás de él, Hipo tomo su espada y volteo lentamente pero la soltó, levantándose, el dragón de Grimel se acercó y se quedó quieto frente a el.

—No te preocupes, viene conmigo.

—¿Es el que tienes escondido en la montaña?

—U… Espera ¿Tu lo sabias?

—Si, Nuff y yo los encontramos hace meses.

—Bueno, es el, ahora vamos no te separes de mi

—¿A dónde vamos?

—Tengo que ver si quedo algo de los mapas que te quitaron, no lo creo pero debo asegurarme.

—Así que ya sabes lo de los mapas

—Nuffink nos conto todo.

—Si… lo siento papá…

Hipo revolvió el pelo de la niña.

—Querías ayudar a tu madre, no podría estar más orgulloso de ti.

Zephyr sonrió mientras Hipo miraba todos los edificios quemados. Cuando se alejaron se sorprendió de ver que el dragón que había traído se quedaba donde estaba, estático pero eso le gustaba, había algo en ese dragón que le daba miedo, le parecía demasiado diferente a Chimuelo y su familia o al que la había ayudado.

—Este dragón, el cuernatronante y los demás que había en la base huyeron al olerlo o ver su fuego, le tenían miedo.

—Así es

—Y tú contabas con eso, este es un dragón asesino de dragones ¿Verdad? El que nos cuenta que tenía ese hombre horrible.

Zephyr saco una libretita de su bolsa rápidamente, haciendo que Hipo volteara a verla con una sonrisa, cruzándose de brazos.

—Su nombre es Deathgripler, pero creo que sería mejor que tomaras notas cuando estemos de regreso ¿No crees?

La niña se puso roja y guardo de vuelta la libreta en su bolsita haciendo que Hipo riera. Se detuvo frente a un edificio mayor que los demás, a su alrededor había puestos de guardia y por una ventana rota se veían varios estantes y un gran escritorio pero el fuego lo había golpeado y aunque estaba apagándose, varias vigas habían caído sobre la puerta bloqueándola. Miro a los otros pisos y noto como algunas vigas habían caído de forma que le permitirían escalar, se inclinó y tomo su casco de la mano de la niña poniéndoselo, silbó y el dragón como si regresara a la vida rápidamente fue corriendo hacia el y se detuvo, tomo a Zephyr y la sentó en la silla.

—Ahora cariño, voy a entrar, quédate aquí.

—Voy contigo

—No, es peligroso. No te preocupes con el Deathgripler estarás a salvo.

—No… no tardaras, ¿verdad?

—No te preocupes no lo hare.

Hipo se alejó un poco de ella, pero viendo a todos lados, tenía miedo de dejarla porque aunque había visto que muchos hombres en la base huían aun podía haber alguno. No le preocupaban los dragones, le preocupaban los humanos. Finalmente se acercó a la entrada y empezó a escalar entrando por una ventana. Camino muy despacio temiendo en cualquier momento que el piso cediera hasta que vio un agujero en este y de un salto llego a la misma oficina en la que Kinkaid había recibido su paga horas antes y empezó a revisar los estantes y los cajones del escritorio, hasta que vio un gran rollo formado por varios pergaminos en un cajón, saco el cajón entero sin darse cuenta de que al moverlo un pequeño botón que había estado presionado con el peso de este se elevaba.

—Bueno como te voy a llamar… ¿Cuernitos?

Zephyr acariciaba al dragón detrás de sus cuernos y después empezó a intentar hacerle cosquillas por toda su espalda, ahora que se sentía a salvo con su padre a su lado y que sabía que Astrid había sobrevivido volvía a ser una niña. Empezó a palpar la base de la cola del dragón hasta que noto como este la movía un poco.

—Te gusta esto ¿He cuernitos?

Empezó a hacer más cosquillas al dragón el cual movía su cola contento cuando de repente lanzo un rugido, súbitamente furioso, Zephyr se cayó del dragón viendo como este miraba hacia todos lados. Alcanzo a ver una silueta de alguna creatura, no pudo ver que era antes de que desapareciera.

—¿Pero que?

De repente antes de que pudiera reaccionar un dragón estaba sobre ella con las garras extendidas, Zephyr quedo totalmente inmóvil cuando algo muy grande y fuerte golpe al dragón haciéndolo a un lado. El Deathgripler se colocó frente a ella rugiendo y Zephyr corrió subiéndose a su montura viendo al dragón que acababa de ser derribado, el dragón se levantó y ella no necesito sacar su libreta de dragones para ver que era un aguijón veloz.

—¡Cuernitos hay muchos maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaasss!

Grito cuando el dragón salió corriendo rápidamente hacia el aguijón veloz que empezaba a levantarse, el dragón esquivo el ataque con gran velocidad y antes de que Zephyr se diera cuenta de que pasaba otros 2 aguijones veloces uno a cada lado atacaron al Deathgripler, pero este simplemente no se detuvo si no que siguió corriendo aun cuando fallo su embestida. Detrás de el los aguijones veloces se detuvieron antes de chocar pero antes de que se movieran el Deathgripler se dio media vuelta y lanzo un chorro de fuego hacia ellos a través de su cola. Los aguijones veloces no fueron dañados pero se alejaron al ver el muro de fuego que surgió frente a ellos, pero sin preocuparse más por esos 2 el Deathgripler volteo a gran velocidad y Zephyr apenas vio como con el lado de uno de sus cuernos alcanzaba a golpear al tercer aguijón veloz que estaba ya a punto de alcanzarlo, mandándolo a volar.

—Deathgripler el perfecto asesino de dragones… parece que aun tienes el instinto ¿He chico?

Comento Zephyr sorprendida, el dragón en ese momento no parecía para nada adormilado o tonto, si no que estaba alerta y totalmente concentrado en la pelea, ahora comprendía por que los demás dragones habían escapado cuando lo olieron o vieron su fuego.

El Deathgripler volteo hacia los primeros aguijones veloces que ahora que su compañero había sido derribado dieron media vuelta y salieron corriendo, el Deathgripler al verlos salió corriendo tras ellos hasta que Zephyr empezó a jalar su silla y sus cuernos buscando frenarlo.

—¡ESPERA! ¡Los aguijones veloces no son tan lentos ellos no están huyendo!

El Deathgripler no la escucho si no que con un rugido se lanzó en la persecución con aun mas ferocidad cuando Zephyr vio como otros 5 aparecían tras ellos, súbitamente los otros 2 primeros aguijones veloces se dieron media vuelta y detrás de los escombros salieron otros 2 que rugieron hacia el Deathgripler, pero este no se detuvo si no que con su cola lanzo un chorro de fuego hacia ellos hacia ellos. 2 aguijones veloces quedaron envueltos en llamas y murieron aplastados por el Deathgripler mientras los otros retrocedían rápidamente, lanzando varios golpes con sus aguijones que no lograron atravesar las duras escamas de este. El Deathgripler corrió hacia el lugar donde Hipo se había separado de ellos y finalmente Zephyr se dio cuenta de por qué el Deathgripler no escapaba, estaba esperándolo.

—¡PAPÁ! ¡DEBEMOS IRNOS!

Hipo intento subir por las escaleras tan pronto había escuchado los primeros rugidos del dragón pero estaban bloqueadas por un escombro. Derribo un par de estanterías subió en estas para llegar al segundo piso pero al subir se topó de cara con un aguijón veloz. El dragón inmediatamente lo golpeo con su aguijón pero este no atravesó su armadura, Hipo saco su espada de fuego y el dragón se preparó para saltar hacia él.

—No quiero matarte, solo vete.

El dragón miraba la espada atentamente y ataco rápidamente. Hipo esquivo el golpe pero no se atrevió a lanzar un golpe hacia el dragón el cual se detuvo aunque golpeándose contra la pared. Hipo se atrevió a ver por la ventana y vio como Zephyr y el Deathgripler detenían a 2 aguijones veloces con un muro de fuego, se sintió aliviado al ver como el Deathgripler a pesar de su estado era muy capaz de enfrentar a varios dragones a la vez gracias solo al instinto y el entrenamiento que Grimel le había dado pero en ese momento el aguijón veloz lo embistió derribándolo. Hipo movió la cabeza y esquivo la mordida del dragón que iba por su cabeza y después el aguijón le lanzo otra mordida e Hipo hizo que mordiera su espada, el dragón sin embargo la mordió con fuerza y no la soltaba haciendo que Hipo apagara el fuego para que no se quemara, pero entonces aprovecho, soltó la espada y empezó a acariciar un punto en el cuello del dragón, este cayó al suelo. Hipo lo hizo a un lado y se levantó guardando su espada cuando escucho un grito de Zephyr. Por la ventana vio como el Deathgripler estaba ya rodead por más de 20 aguijones veloces.

Los aguijones veloces rodearon a Zephyr y al dragón, abriéndose en abanico a su alrededor. Se lanzaron hacia ambos, Zephyr se sujetó a la silla del dragón que lanzo un chorro de fuego pero los aguijones veloces saltaron el chorro de fuego corriendo hacia ellos.

—¡CUIDADO!

Hipo miro al cielo de donde un chorro de fuego descendió hacia los dragones que rápidamente retrocedieron cuando otro Deathgripler descendió hacia ellos montado por Patan.

—¡HAY QUE IRNOS RÁPIDO!

—Patan jamás me había dado tanto gusto verte.

Hipo silbo y el dragón en el que Zephyr estaba montada corrió hacia donde él estaba, con su espada rompió un par de tablones para poder salir y salto a la montura del dragón.

—¡Vámonos rápido!

Patan señalo detrás de ellos, varios aguijones veloces iban hacia ellos por lo que Hipo silbo rápidamente la orden para volar y ambos dragones se alejaron de ahí viendo como los látigos afilados los perseguían durante unos momentos aun sobre el océano. Hipo y Patan se mantuvieron volando fuera de su alcance hasta que estos regresaron a la isla.

—¿Estará bien que los dejemos ahí papá? —Zephyr—

—Creo que sí, ellos saben cuidarse solos. —Hipo—

—Hipo…

Patan se acercó a ellos muy nervioso, pero Hipo negó con la cabeza

—No debes decir nada, Patan. Salvaste a Zephyr y yo… no debí portarme así contigo.

—No es verdad, yo debí vigilar a esta mocosa…

Zephyr sonrió con expresión inocente.

—Y a su hermano y… no lo hice… creí que no era suficiente para mi… merezco que no se… ¿Qué castigo ibas a darme?

—Iba a dejar que Astrid lo decidiera después de todo ella es la capitana de la guardia.

Una expresión de terror se dibujó en el rostro de Patan al escuchar eso, no creía jamás que Hipo sería tan despiadado.

—Pero, estos chicos necesitaran quien los cuide, ahora que su existencia ya no es un secreto son muy peligrosos, muchos vikingos aun añoran a los dragones, tanto como para acercarse más. Si, creo que el que te encargues de mantenerlos seguros y a toda la aldea alejada será suficiente castigo.

—¿Hasta cuándo?

—Hasta que mami lo decida.

—Esa es mi niña.

—Bueno supongo que está bien.

—Por cierto, ¿Cómo hiciste para llegar aquí? Y para domarlo, tarde meses en averiguar las órdenes para que volara.

—Ha eso, alcance a oír el silbido que usaste y lo imite hasta que uno de los dragones se elevó. Brutilda y Patapez se quedaron intentando hacer volar a otro pero no funciono.

—No, los otros 2 no pueden volar. Vámonos debemos darnos prisa, todavía tenemos un asunto que arreglar.

—¿En serio? ¿Cuál?

—¿No te parece obvio? El infiltrado en Berkk.

Ya era de noche en Berkk, Nilsa se encontraba en un pequeño camarote, comiendo, mientras frente a una puerta estaba un cazador de dragones y a su lado había otro.

—El viejo aun no vuelve —Cazador—

—No debieron dejar que saliera a tomar aire, quizás deberías ir a buscarlo, serás responsable si algo le pasa.

Los 2 cazadores se miraron entre si nerviosos mientras Nilsa seguía comiendo, cuando se escucharon pasos afuera de la habitación.

—¿Vez? Ya llego

El cazador volteo, abrió la puerta y en ese momento fue jalado hacia afuera por Eret que levantándolo lo estrello contra la pared del barco, al ver eso el otro cazador desenvaino su espada.

—¡AAAAAAAAAAAA!

Eret, Bocon y Patón se quedaron boquiabiertos cuando al momento de que el cazador dio la espalda a Nilsa esta saco una daga de no sabían dónde, se arrojó encima de él y lo apuñalo en el cuello con una ira y odio en su mirada que jamás habían visto en los ojos de nadie más. Patón tomo su hacha para defenderse de su ataque pero Hipo tomo su mano haciendo que la bajara. Al verlo la joven tiro la daga extremadamente asustada.

—Señor Hipo le juro yo no quería se se lo juro puedo expli…

—¿Donde los tienen?

La expresión de la joven cambio de terror a una enorme sonrisa de alivio y corrió hacia Hipo, con un ademan este detuvo a Eret, Bocon y Patón de atacarla. Nilsa paso a su lado corriendo y bajo al interior del barco con Hipo siguiéndola, pasaron al lado del viejo Lars muy bien amordazado y vigilado por Brutacio y Brutilda, con Gothi a un lado que no entendía por que la habían traído a ese lugar y entraron a la bodega. En ese lugar, Nilsa palpo el suelo hasta quitar una tabla oculta y levanto una trampilla, iba a saltar cuando Hipo la detuvo.

—Yo iré, quédate aquí

—Ya, ya no hay enemigos se se lo juro

—No importa, quédate aquí, Bocon quédate con ella. Eret, Patón, ayúdenme.

Hipo entro en la bodega, Bocon que se había puesto al lado de la chica para que no escapara se sorprendió al ver como esta parecía a punto de llorar. No sabía que pasaba, Hipo no les había dado detalles de lo que había descubierto. Finalmente Hipo se asomo.

—Creo que no están en peligro, pero salgan y díganle a Gothi que venga.

Bocon asintió y la chica lo siguió obediente sin decir nada, Gothi entro en la habitación y poco después, la puerta se abrió de nuevo y salieron Patón y Eret llevando en improvisadas camillas a dos personas. Una de ellas era un hombre tan grande como lo había sido Estoico, pero de barba negra y corta, cubierto de cicatrices, el otro era una mujer delgada y menuda, de cabello castaño y largo, ambos estaban pálidos, demacrados y parecían muertos, la voz de Nilsa se quebró al verlos.

—Papá… mama…

—No te preocupes, Gothi dice que están fuera de peligro pero…

—¿Pero que les pasa?

—Bueno… digamos que tener una de estas no es tan malo.

Hipo le enseño su prótesis haciendo que la chica asintiera con la cabeza, mientras Brutacio y Bocon ayudaban a llevarse a los heridos y otros vikingos se llevaban a Lars y al cazador que había sobrevivido. Al pasar junto a ellos, se notaba que Lars quería decir algo y que reía, Nilsa saco otra daga lo que sorprendió a Hipo pues no vio de donde y la que había usado seguía enterrada en el cuerpo del cazador. Tomo la mano de Nilsa quitándole la daga.

—No te preocupes, pronto se dará cuenta de que no tiene nada porque reírse.

Finalmente Hipo llego a casa totalmente agotado. Se asomó a la puerta de la recamara de los niños donde vio que ambos dormían profundamente y después, tirando el casco a un lado, se acercó a su silla, puesta junto al fuego y se sentó cerrando los ojos hasta que sintió unas suaves manos sobre las suyas. Abrió los ojos para encontrarse a Astrid que le sonreía, inclinada sobre él.

—¿No piensas ir a dormir?

—Creí que estabas dormida y no quería...

Astrid le sonrió con ternura y acercando una silla se sentó a su lado.

—¿Molestarme? ¿Cuando lo has hecho?

—Tu deberías ser la que se vaya a dormir.

—Quizás pero antes quiero saber que ocurrió al final.

—¿Tiene que ser ahora?

—Si, tiene que.

Tomo su mano sonriéndole e Hipo la apretó con la suya, con cuidado como si temiera romperla, pensó un segundo y asintió con la cabeza.

—Tenías razón en que Nilsa estaba pidiendo ayuda… ¿Verdad? —Astrid—

—Ese hombre no sabía ni siquiera el nombre del barco, tampoco navegar algo ridículo para un comerciante, revisaba los regalos que le dio a las niñas por miedo a que hubiera grabado algún mensaje en ellas, permanecía en el barco con ella todo el tiempo y jamás se separaban para que tampoco pudiera pedir ayuda. Y de todos modos se las arregló para decirme como llegarían a la isla.

—¿Cómo?

—Cuando te dio el perfume te menciono las flores aromáticas que usaba para elaborarlo, no tiene sentido que llevaran algo así en un barco excepto dejar un rastro para un dragón rastreador. Ese barco era de exploración, tenían una idea de donde estábamos por sobrevivientes del grupo de cazadores de Grimel, Lars y otro hombre llamado Kinkaid eran caza recompensas pagados para rastrear y controlar los dragones, usando el veneno y el rastreo del cuernatronante, usaban las flores para que con su aroma siempre pudieran encontrar el barco de regreso. Ellos tomaron el barco de Nilsa y su familia días antes y los llevaban con ellos con la intención de venderlos. Al ver que se acercaban a una isla, Kinkaid y varios hombres más salieron del barco en dragones para explorar la isla y vieron nuestro ataque al barco. Vieron como Lars se las arreglaba para que no lo mataran y permanecieron en la espera hasta que descubrieron quienes éramos y cumplieron las órdenes que tenían por si daban con nuestra isla. Nilsa estuvo tanto tiempo como rehén pero no me atrevía a actuar, sabía que no podían contar con mantener la mentira mucho tiempo y tenían un plan para escapar y esperaba a ver como lo intentarían. Debí ir por ella tan pronto te atacaron pero no pude.

—Y apuesto a que no lo hiciste porque en ese momento estarían alerta y listos para usar a la familia de escudos humanos.

—Si… yo… solo no pude. Pero su familia está bien, no volverán a embarcarse pero...

Astrid le dio un beso en la mejilla, a pesar de los años que llevaban ya de casados a veces un gesto como ese seguía poniendo colorado a Hipo como en ese caso.

—Y todo Berkk sabe ahora de los dragones.

—Si… ¿Qué sucedió?

—Que quisieron matarme pero logre que me escucharan.

—¿Como?

—Lleve a los 4 dragones conmigo, les dieron casi tanto miedo como tu enojada.

Astrid no rio ante la broma, solo se le quedó viendo fijamente.

—¿Y bien….?

—Comprendieron que esos dragones deben quedarse en Berk. Pero habrá un cambio aún más grande.

—¿Cual?

Hipo empezó a hablar, levantándose y gesticulando como hacía años que no lo hacía. Como cada vez que intentaba explicar algo que no creía que los demás entendieran. Y como siempre Astrid lo hacía. Tan pronto termino, se levantó aunque por un momento las fuerzas le fallaron, Hipo fue a sujetarla y esta aprovecho para pegarlo a ella y besarlo en los labios.

— A la siguiente noche —

Kinkaid camino con cuidado hacia la casa de los Abadejo, en silencio, había dejado a su dragón un poco más atrás y había explorado todo el lugar con mucho cuidado pero no había vigías alrededor. Cuando estaba a punto de llegar, la puerta se abrió de golpe, Kinkaid retrocedió asustado cuando una persona vestida con armadura de dragón salió de la oscuridad, el hombre rápidamente saco su cerbatana disparando pero el dardo se enterró en el pecho de la armadura sin que la persona se viera afectada. Saco su espada pero el guerrero siguió caminando hacia el sin parecer preocupado en lo más mínimo, entonces el comprendió que no estaba solo, tiro la espada y echo a correr. El sonido de un objeto cortando el aire lo hizo darse cuenta de que había sido un error pero no logro moverse antes de ser derribado por un hacha que se enterró profundamente en su hombro. Kinkaid se arrastró y silbo para llamar a su dragón pero no ocurrió nada. Le arrancaron sin miramientos el hacha de su espalda y lo voltearon. El guerrero se quitó el casco mostrando a la misma mujer que él creía haber asesinado hacia unos días.

—Eso es por lo que le hiciste a mi hija.

Lo último que pensó Kinkaid antes de morir fue que fue una estupidez huir, ya que al ver la palidez de la mujer, sin duda la hubiera vencido. Finalmente Astrid bajo de nuevo su arma.

-Y eso, por todo lo demás.

Valka e Hipo se acercaron a ella desde la casa.

—Era necesario, con lo que has hecho, el no será el primero.

Hipo solo la abrazo, sabía que había tomado la decisión correcta pero que aun así, vendrían muchas batallas por delante debido a esta, después de todo era un gaje del oficio, no había salida, pues el único plan que había desaparecido era el "ojo del dragón" que Hipo había diseñado años atrás.

Esa misma semana por todo el archipiélago que antes era su hogar, los marginales, los Bersekers, las doncellas aladas, los cazadores, amigos y enemigos de todos lados solo hablaban de una cosa: "Berkk ha vuelto, por los dragones que hace años dejaron atrás."

Y bueno, por fin acabando esta cosa.

Desde que me vi la tercera película de como entrenar a tu dragón no me saco de la cabeza una pregunta ¿Entonces los dragones de los Bersekers, los dragones de Mala, las doncellas aladas, del reposo del dragón, todos aquellos dragones que no estaban en Berk cuando se fueron de la isla?

Sin contar que por lo que dice Hipo, ellos si recuerdan a los dragones y solo Hipo, Astrid y los niños sabe donde se encuentran.

Desde entonces me quedo la idea de hacer una historia con esto, siempre me imagine que Hipo y los vikingos aparte de esperar por el regreso de los dragones y mantener vivo su recuerdo y el secreto de su ubicación (conocido solo por sus jefes) también los protegerían e incluso, pelearían para salvar a todos los que pudieran, si no podían ir con sus dragones a un lugar seguro al menos podrían ayudar a otros a llegar.

Así que aquí les presento mi historia, a pesar de que parece que será en secuencia esta va a estar echa de one shots, solo que serán todos en el mismo universo y en secuencia, la historia si va a tener un final el cual ya tengo planeado, pero lo hice de esta manera para poder abarcar muchas ideas que tengo para historias cortas y exigirme menos con planear una continuidad para todas, que es en lo que mas batallo últimamente. (Traducción: Si, prefiero evitar la fatiga) y bueno espero que quien lea la historia la encuentre de su agrado.

Los nombres, excepto el de Deathgripler, son sacados del juego dragones el resurgir de Menma para hacerlos lo mas correctos posibles, además de sus características.

Y bueno es todo, nos vemos.