Me presento ante ustedes en el primer reto que se me ha ocurrido participar. Este fic participa en el reto "Viñetas de emociones" para el foro de La noble y ancestral casa de los Black. En fin, serán tres viñetas, cada una presentada como un capítulo, tan sólo me falta terminar la última pero creo que ya pueden ir leyendo.
Sin más, les dejo mi contribución al mundo (?)
Disclaimer: todos los personajes, lugares y actividades pertenecen a J.K. Rowling.
Vanidad
Tan solo un deseo…
Le está mirando y eso es prácticamente lo que lleva haciendo desde… ¿Cuatro meses? Ya no recuerda hace cuanto le mira porque básicamente estaba bastante concentrado haciendo eso ¿verdad? No es que solo se limitase a mirarle. No. Lo suyo es algo más profundo, morboso y estúpido, pero de todos modos lo hace. Hay algo en esa pequeña bastarda inmunda que le tiene mal.
Lo importante es que le está mirando y no puede dejar de pensar en que es un intrincado y complicado acertijo que le ha llevado — por poner un tiempo considerado, sabemos que menos de cuatro meses no ha sido, tal vez un poco más — su maravilloso y obstinado tiempo en resolver, pero el punto es que lo ha hecho. Lo que le lleva molestando, como una maldita mosca zumbándole a lo hora de dormir — como suele comentar Goyle, porque en su mansión no hay espacio permitido para aquellas inmundicias, menos si abundan en lo indigno, como el hogar de Goyle — es el hecho de que Granger por si misma es sólo Granger, con su cabello enmarañado, sus incisivos modificados y de la mano de Weasley. Pero el acertijo ha sido esquivo hasta el punto de casi volverle loco. Casi. No, el problema, el quid de la cuestión es que Granger por si misma no sirve de una mierda. Necesita de una extensión y eso es lo que Draco ha descubierto. Para que ella le sirva — a él, como bien podría servirle a Weasel o Potter, le da igual mientras él sea único por el momento — necesita de una aplicación, un cómodo complemento y remover ciertas molestias, se entiende por — en efecto, cómo no — Potter, Weasley — ¡Por supuesto! ¿Acaso quieres que muera? — y esas malditas telas que osa llamar prendas.
¡Ese debería ser el cuadro! Más morboso si es posible — o más estúpido, aún no me decido — Granger voluptuosamente desnuda, con su delicioso exceso de peso acumulado en las caderas tímidamente y sus pulposos senos rebosándole del pecho, acostada en su sobria y elegante cama de Slytherin, entregada como una vulgar impura. ¿A qué no es excitante?
Se saborea y sonríe con malicia. De haber sido una serpiente real habría hecho sonar su cascabel y probablemente su lengua estaría jugando fuera de su boca, degustando desde su posición el aroma dulce de su piel. Es sólo cuestión de tiempo, ella le adorará, deseará meterse en su cama y gemir como una prostituta su nombre. Jadeará presa del placer que sólo él puede brindarle y le querrá.
Pero Draco no es estúpido, él tiene una morbosa obsesión que pretende solucionar en poco tiempo, no por nada ha invertido cuatro meses en investigación. No le amará, después de todo él es el digno de ser vanagloriado, perseguido y admirado.
Una sonrisa torcida cubre su rostro — Granger caerá fácilmente.
Coge un pedazo de su pergamino y escribe una rápida nota: "Estoy preguntándome qué se sentirá tenerte en mi cama, Granger, y la idea me resulta de lo más excitante. D.M." Con un golpe de su varita el papel se transforma en una serpiente y se aleja deslizándose entre los pies, hasta treparse silenciosamente en el pupitre de Hermione. Draco la ve tocar su nota con la varita y lanzarle una mirada de advertencia antes de leerla. Pronto las mejillas de la muchacha adquieren una adorable coloración y una presión deliciosa se hace presente bajo el cierre de su pantalón.
En cuestión de segundos una nutria saltarina se le sube a la falda y él no duda en abrir el mensaje:
"¿Debería sentirme halagada por ello o asqueada? Pues has sido beneficiado con lo segundo. ¿Por qué no mejor me ignoras? Lo encuentro realmente gratificante. Con cariño, Hermione J. Granger"
La serpiente de papel volvió a deslizarse por el suelo hasta llegar a las manos de su destinataria.
"Aunque te ignorase tu cuerpo desnudo no dejaría de aparecer en mi mente, pasaré largas noches a solas alimentándome de tus deliciosos senos, sabiendo que tú sabes lo que hago con mi mano, hasta que cambies de opinión y decidas perderte entre mis sábanas de seda y descubras junto a mí lo que debe sentirse tenerte en mi cama. Deseoso de tu cuerpo, D.M."
En ésta ocasión ella jadeó y le miró escandalizada, recibiendo como toda respuesta una sonrisa torcida y la vehemencia de su mirada acerada.
"Eres desagradable ¿Te lo han dicho ya? Estoy segura que sí… Pues bien, Malfoy, tendrás que armarte de paciencia y hacerte a la idea de que esa pregunta tan descarada solo la contestará tu mano y que no le dedicaré ni un minuto de mi tiempo a pensar en lo que ustedes dos se monten cuando te sientas… con ganas. Con muchos deseos de que te pudras en el más cruel de los infiernos, Hermione J. Granger (quien nunca, jamás, se acostará contigo)"
La serpiente no se hizo esperar.
"Dime lo que dices y te diré lo que haces. Un muy seguro y convencido Draco Malfoy, de que tú acabarás en mi cama."
Hermione abrió desmesuradamente los ojos y le miró severamente, para luego prender fuego la nota e ignorarle el resto de la clase.
Y? qué les ha parecido?
Con cariño, R.C.
