¡Hola!, soy nueva por aquí, bueno no tan nueva, llevo ya varios meses en FF.Net leyendo las historias, pero apenas me acabo de registrar. Tenía muchas ganas de empezar a hacer un fic. Yendo con él, espero que les guste, es el primero que hago y me esforcé mucho por hacerlo bien, aunque en este capítulo no ocurre mucho, o bueno, sí, este... a mi me gustó escribirlo =), pero no es lo mismo escribirlo que leerlo, quizá al leerlo no esté tan bien q digamos, anyway, espero q les guste

Epílogo: (No sé si así se llama, pero es la parte esa en la que explicas la historia) Rei Kon es admitido en una prestigiada escuela, y al llegar se convierte en una persona muy popular, no solo por ser un chico extremadamente atractivo, sino también por sus habilidades e inteligencia, el único chico a quien Hiwatari Kai no tiene ganas de golpear por estúpidos comentarios. Quizá este nuevo chico logre abrir el corazón frío de Kai, y mientras eso pasa, algo está siendo planeado por Voltaire, director de la escuela, algo que puede cambiar el mundo.

Ñi, que chafa estuvo eso, pero bueno, este es un KaixRei (contiene shounen ai)! Y bueno, etc., etc., ahora pasemos al fic!!!

Disclaimer: Nops, cero, nada... no soy dueña de Beyblade ni de sus personajes... ahora ¿podemos pasar con el fic?

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Capítulo 1- 'Escuela, amigos y nuevos retos'

-----En alguna parte de China----

El tic tac del reloj resonaba en toda la habitación con sonidos suaves y rítmicos. Todo habría estado en silencio de no ser por aquel reloj, era lo único que rompía el silencio, aunque si se podía considerar como ruido el latir de un corazón, pudiera ser que no solo el reloj estuviera haciendo ruido. Un chico estaba en aquella misma habitación, con el corazón palpitando un poco más rápido de lo normal, sus cinco sentidos estaban alerta ante cualquier ruido o movimiento que se presentase.

Aquél chico estaba recostado sobre la suave cama, alado de la mesita donde se encontraba el reloj, con su cabeza sobre sus manos, mirando fijamente al techo, atento a cualquier indicio de que lo que estaba esperando pasara. Llevaba así largo rato, no sabía cuanto, había perdido la noción del tiempo desde el momento en que se levantó aquella mañana. Al parecer comenzó a escuchar algo, porque su corazón comenzó a latir más rápido y se levantó para quedar sentado en la cama, observando fijamente la puerta.

Súbitamente se abrió la puerta tan rápido, que golpeó fuertemente la pared ocasionándole un ligero rasguño, pero eso ahora no importaba. Entró por la puerta una chica de cabello rosado y ojos dorados como los del chico que yacía en la cama; su cara mostrando una gran sonrisa entusiasta. El chico al escuchar el sonido de la puerta golpeándose contra la pared se sobresaltó un poco, no por la sorpresa, ya que pudo escuchar los pasos apresurados de la chica cuando se acercaba, se sobresaltó porque cualquier ruido fuerte hace que uno se sorprenda.

Observó a la chica por unos instantes, y en esos momentos se paralizó el tiempo, se quedaron viendo durante un instante que parecían horas, luego en su rostro se podían ver ansias, su vista bajó y rápidamente localizó una carta que traía ella en la mano.

La chica al principio se quedó paralizada al ver a su amigo, siempre le ocurría eso al verlo, era hermoso, con cabello negro y largo, con ojos de un dorado inimaginable, piel ligeramente bronceada y características únicas en él. Por fin se había recuperado "¡Ya llegó, Rei!" decía la chica emocionadamente al tiempo que agitaba la carta para arriba y para abajo.

"Calma, Mao" le sonrió el chico "Creo que debemos leerla antes de entusiasmarnos" un ligero tono de duda era capaz de escucharse en la dulce y melodiosa voz del chico.

La chica llamada Mao se sonrojó un poco, y con una gran sonrisa le respondió "Tienes razón, Rei" se acercó lentamente hacia él, luego con cierta timidez y con una mano temblorosa le dio la carta al chico, quien la contempló por unos momentos.

Al tenerla en sus manos, el chico de cabello negro, sintió su corazón latir con fuerza, y lentamente, con unas manos algo temblorosas, comenzó a abrir el sobre liberando así la carta que estaba dentro. Sus ojos comenzaron a ir de un lado a otro leyendo las letras que contenía. Su rostro, al ir leyendo la carta, iba mostrando su sorpresa, y al mismo tiempo iba palideciendo, algo que comenzaba a preocupar a Mao, pero al mismo tiempo le hacía sentir algo de esperanza en su interior.

"!!Rei!!, ¿¿¿qué dice???"dijo Mao en un tono que dejaba ver perfectamente su preocupación. Esperó a que le respondiera, pero aquel chico no le daba una respuesta. Al no obtener información, Mao le quitó la carta a Rei con un rápido movimiento que provocó una brisa la cual levantó algunos cabellos del chico por unos instantes, quien seguía parado sin poder creer lo que había leído, con su mirada perdida en la pared y las manos aún puestas como si siguiera teniendo la carta.

Mao comenzó a leer la carta. Su rostro estaba totalmente oculto detrás de ésta, y entre más leía su corazón saltaba de alegría, pero al mismo tiempo sentía algo de dolor, pero ella no podía mostrar aquél dolor, en esos momentos ella debía darle todo su apoyo a su amigo, aún si eso significara que ella sufriría.

"¡¡Esto es genial!!, ¡¡pasaste!!" su mirada salió de la carta para posarse sobre Ray, quien se sentó en la cama, recargando sus manos sobre sus rodillas aún demasiado perplejo con la nueva noticia. "Bueno, era lógico, eres el mejor de la escuela..."

La chica al ver que Rei estaba pálido se preocupó por él.

´´¿Rei?, ¿qué tienes?" dejó la carta en una mesita sin darse cuenta de su movimiento, fueron algo parecido a reflejos, y se fue a sentar alado de su amigo "¿no debería de causarte esto felicidad?" lo miró con una cara intrigada, viendo como Rei observaba fijamente el piso.

Rei tardó algo en responder, volteó a ver a su amiga con ojos profundos, lo cual hizo que un ligero tono rosa coloreara las mejillas de la chica y nuevamente se hizo el silencio en la habitación por unos segundos, cuando finalmente le respondió, su rostro estaba serio "Lo sé, pero no puedo evitar el sentirme extraño" volteó su cabeza hacia el techo y continuó "Esto significa que me iré, tendré que rehacer mi vida en otra parte, donde no conozco a nadie y donde no sé si me acepten. Mis amigos, mis conocidos, las personas que quiero están aquí, y allá, no sé que es lo que me espere. Mi vida está aquí, y ahora tengo que moverla para rehacerla en otro sitio... no sé si me alegra la noticia..."

Mao lo miró, se mordió suavemente el labio inferior, odiaba ver que su amigo estuviera de esa forma, eso le causaba pesar en su alma puesto que ella le quería mucho, mucho más que un hermano y mucho más que un amigo. Ella hubiera podido hacer hasta lo imposible por Rei, ya que hacia aquel chico, tenía el sentimiento del amor, algo muy profundo para ella. Levantó su brazo y puso una mano sobre su hombro, con una mirada triste, pero con una sonrisa en los labios. "No te preocupes, ellos te aceptarán, ya verás que podrás tener una vida feliz allá, y es lógico que tendrás amigos ya que tienes una forma de ser que les gusta a todos. Por nuestra parte, ten por seguro que siempre podrás contar con nosotros, no importa que tan lejos nos encontremos, siempre te apoyaremos y te recordaremos. Siempre seremos amigos, siempre seremos hermanos." Al decir las últimas palabras, su mirada dejó ver por unos segundos una profunda tristeza... solo amigos y hermanos... solo eso.

Rei volteó a ver a Mao, él sabía que ella sentía algo muy fuerte por él, algo que él no podía corresponder de igual manera, aunque lo intentara le era imposible,  pero en esos momentos, ella estaba haciendo un intento por darle valor, aunque lo más seguro es que por dentro se estuviera deshaciendo, marchitando como una delicada flor que estaba apunto de morir, estaba tratando de darle ánimos como siempre hacía cada vez que él tenía problemas y Ray tenía que hacer que aquellos intentos no fueran en vano, tenía que demostrarle a Mao que su apoyo siempre le serviría y sería de gran ayuda.

Puso su mano sobre la de Mao que seguía en su hombro y le dirigió una pequeña sonrisa "Gracias"

Un leve tono rojizo se posó sobre las mejillas de Mao, pero parecía que Ray no se había dado cuenta de ello. Se quedaron un rato en silencio, y después Mao rompió el silencio.

"¿Cuándo parte tu vuelo?" su voz estaba temblorosa, algo que no pasó desapercibido por el chico de cabello negro, y sujetó confortadoramente la mano de Mao.

"Mañana en la mañana, quieren que llegue temprano para que comience clases lo más rápido posible. El curso escolar ya empezó desde hace unos días y no quieren que me atrase más"

"Oh… ya veo" la máscara de felicidad que llevaba Mao cayó un poco, aunque solo fue por unos segundos, segundos suficientes para que Ray se diera cuenta lo que estaba sintiendo su amiga en aquellos momentos: una tristeza infinita la cual estaba seguro le haría llorar en cuanto él desapareciera de su vista.

"Mao…" la voz de Ray adquirió un tono más suave de lo normal. Apretó ligeramente la mano de la chica que seguía en su hombro, y después se acercó un poco más a ella para darle un tierno abrazo.

Mao se quedó en silencio, sonrojada por el repentino abrazo en el que estaba. Luego se relajó y colocó su cabeza sobre el hombro de su amigo. Su mirada perdida entre las sábanas de la cama que estaban frente a ella. Aquellos ojos dorados que tenía comenzaron a llenarse de lágrimas, haciendo que su vista comenzara a volverse borrosa, pero intentó tranquilizarse y no permitió que saliera mas que una lagrima de sus ojos.

Logró escuchar la voz aún suave de Ray, que intentaba calmarla "sabes que siempre serás una persona muy importante para mí, y que jamás podría olvidarte, ni a ti ni a los buenos momentos que compartimos juntos, además de que este no es un viaje que valla a durar para siempre. Sabes que luego regresaré..." Sus manos acariciaron el cabello rosa de la chica al sentir que esta comenzaba a temblar un poco, tratando de suprimir su llanto. Luego recargó sus manos sobre los hombros de la chica y la alejó para poder verla, dirigiéndole una dulce sonrisa. Los ojos de Mao brillaban más a causa de las lágrimas, y una pequeña gota se posaba sobre su mejilla izquierda. Lentamente Ray dirigió su mano hacia la mejilla de la chica, retirando suavemente con su dedo aquella lágrima de dolor.

La miró por unos segundos, su amiga del alma, por quien no podía sentir más que amistad parecida a la hermandad, lo dejaba ir, puesto que sabía que eso era lo correcto y porque sabía que eso era lo que tenía que hacer. "Bueno, creo que tengo que hacer mi maleta y darles la noticia a Lai, Kikki y Gao"

Con esto se levantó de la cama, y dirigiéndole una última sonrisa a su amiga, salió de la habitación.

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"Bueno, nos vemos chicos"

Mao, Kevin, un pequeño niño de cabello verde y ojos violeta, Gao, un chico alto y fornido con escaso cabello negro y cuyos ojos no eran posible verse debido a que los tenía cerrados, y Lee, un chico de cabello negro, largo y con ojos ámbar observaban a Rei, quien estaba a punto de irse.

Se encontraban en el aeropuerto a muy temprana hora, era el día en el que su compañero, amigo y hermano se iría. No era un adiós definitivo, solo era un hasta pronto, pero igual, deja a las personas extrañando, sintiendo aquella dolorosa nostalgia al saber que la persona querida no está ahí. El ruido de los aviones despegando era constante. Las personas pasaban y pasaban, algunas despidiendo al igual que ellos a personas queridas, derramando lágrimas y dándose tiernos abrazos.

"Cuídate, Rei" dijo Kevin, con los ojos húmedos y formándoseles lágrimas en ellos. Con un movimiento rápido abrazó gentilmente a Rei por unos minutos, luego se separó y lo miró con cierta tristeza y dolor, pero a la vez con alegría de saber que su amigo iría a estudiar a un gran lugar, luego se agachó para esconder sus ojos y dejó escapar una lágrima que recorrió su mejilla silenciosamente.

"Nos vemos" dijo Gao, quien no era tan sentimental, pero eso no quería decir que no le importaran el hecho de que su amigo se iba. Le dio un fuerte abrazo, tan fuerte que hizo que Rei no pudiera respirar por unos segundos, era su propia manera de decir cuanto le importaba. Posteriormente se separó de Rei como Kevin, sus ojos eran los mismo ojos amistosos de siempre, solo que con un poco de lo que parecían indicios de tristeza.

"Has-hasta luego… Rei" Mao se acercó lentamente a él. Nuevamente tratando de suprimir las lágrimas que se le empezaban a formar. Rei la miró tierna y profundamente y la abrazó. Con todo el esfuerzo que podía, Mao no permitió que ni una sola lágrima se le derramara. Al terminar el abrazo, colocó sus manos en su mejillas para que la viera, le dirigió una mirada cariñosa y luego bajó un poco el rostro de Rei para poderle dar un tierno beso en la frente. Luego Lee se acercó.

"Rei…" ahora Lee estaba hablando. Lee había sido su mejor amigo toda su vida, eran inseparables, los mejores amigos de todo su pueblo. Juntos habían hecho tantas cosas, agradables recuerdos que permanecerían en sus mentes para siempre al igual que en su corazón permanecería aquel sentimiento que se tenían mutuamente. Lee le dio un fuerte abrazo que duró unos instantes, pero suficientes como para darle a entender lo mucho que lo apreciaba. Las palabras no hacían falta entre ellos, podían comprenderse muy bien sin hablar, era parte de todo eso de ser amigos desde la infancia. Lee buscó algo de entre sus bolsillos y se lo extendió a Rei. Era una pequeña figura de un tigre blanco hecho de un material muy extraño, pero a la vez hermoso, cabía en el puño de la mano, la luz se reflejaba en su superficie haciendo que pequeños puntos blancos resaltaran en el tigre, estaba perfectamente detallado, atado con una cadena de plata que relucía y contrastaba. "El tigre blanco que te otorgará su fuerza y que te recordará que en nosotros siempre tendrás a tu familia, que te esperará".

"Gracias... Lee" Rei lo miró cálidamente, la tristeza comenzaba a invadirlo. Este era su hogar, y lo estaba dejando, estaba dejando a las personas que más le importaban ahí. Se preguntaba si en realidad quería irse, si quería ir hacia aquel nuevo lugar y dejar parte de su vida ahí. Estiró la mano para tomar el pequeño tigre y sus manos se quedaron un rato sobre las de Lee, luego le estrechó la mano y lo miró. Los ojos de Lee ocultaban parte de sus emociones, dejando solo a la vista parte del afecto que le tenía a su amigo, pero Rei era más fácil de ser leído, y Lee se dio cuenta de que dudaba un poco el irse, así que le dio una mirada más cálida, y alentadora.

"Es lo que tienes que hacer, Rei, tienes que irte. Nosotros no nos iremos de aquí, te esperaremos" Rei asintió, y soltó su mano.

"El vuelo con destino a Japón está a punto de partir, por favor, se les pide a las personas si pueden abordar" sonó la voz a lo largo de aquella sala.

"Bueno, ese es mi vuelo, chicos" los miró por última vez en ese día. Veía como Kevin agitaba su mano mientras las lágrimas escurrían por su rostro, Gao agitaba la mano lentamente, Mao la agitaba y se secaba con un dedo una lágrima que intentaba escapar y Lee simplemente estaba parado, con su rostro firme y dándole confianza y valor "Nos vemos" fue un simple susurro, inaudible entre todo el ruido del aeropuerto. Vio una última vez a su familia, se dio la vuelta y caminó hacia la entrada que conducía al avión, pasando antes con la señorita que revisaba los boletos.

'Pase lo que pase, amigos, mis hermanos, siempre serán las personas a las que consideraré mi familia'

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Rei se encontraba ahora en una oficina, las paredes pintadas de un amarillo huevo que hacía parecer que todo estaba iluminado. Los muebles y objetos de ahí parecían ser muy costosos y valiosos, habían objetos muy raros y curiosos, algunos hacían sonidos muy raros, y mientras esperaba, Rei solo podía verlos y tratar de suprimir los nervios que tenía, que aunque eran ligeros, lo hacían sentir algo incómodo, con una extraña y suave sensación en el estómago. Había llegado a Japón, a un lugar enteramente desconocido para él al cual se tendría que acostumbrar, se preguntaba si podría hacer algún amigo ahí, y a la vez se preguntaba que clase de personas serían las que se encontraban en esa escuela. Muchas preguntas se arremolinaban en el interior de su cabeza, haciendo que Rei se sintiera un poco mareado.

Fue por esto que, no escuchó los pasos acercándose, y nada más salió de su concentración cuando la puerta de la oficina se abrió, dejando a la vista a una señorita de cabello rubio con una banda morada en la frente y de rostro muy gentil. La señorita le sonrió dulcemente, y luego se acercó a él.

"Ya arreglé tus papeles, Rei, ya te hemos asignado una habitación y estarás listo para tomar clases mañana. Creo que lo que tenemos que hacer ahorita es llevarte a tu habitación, ¿no lo crees?, así podrás acomodar tus cosas, luego veré que más puedes hacer."

Rei asintió, aquella señorita lo hacía sentir mejor, su mirada amistosa era reconfortante. Se paró y siguió a la señorita cruzando la oficina hasta la puerta. Pasaron por varios salones de clase, por la ventana podía ver como todos estaban atentos y callados, eso era algo extraño para él, ya que en las escuelas de China no estaban todos callados, había algunos que permanecían hablando aún cuando el profesor se encontraba explicando, aquí sin embargo, todos observaban al profesor. Algunos chicos que volteaban a la ventana y veían a Rei pasando se sorprendían, y volteaban a decirle al compañero de junto, pero Rei no sabía que es lo que decían o si iban a volver a voltear, ya que el continuaba caminando detrás de la señorita a través de los pasillos de la escuela, los cuales estaban vacíos debido a que todos estaban en clase. Salieron de aquella construcción, y atravesaron un patio algo grande, llegando hasta otro edificio. Luego de subir varias escaleras, llegaron hasta un pasillo en el cual había varias puertas, y pararon enfrente de una de ellas. La señorita sacó de su bata blanca unas llaves y abrió con ellas la puerta.

Rei contuvo la respiración al ver aquel cuarto. Todo era muy lujoso y limpio, en su casa en China no había este tipo de cosas, su casa era sencilla ya que venía de un pueblito, no estaba acostumbrado a ver este tipo de cosas. Un escritorio barnizado y de muchos cajones, con su silla respectiva se encontraba a un lado de lo que parecía una cama muy cómoda y suave, llena de colchas gruesas y acolchonadas, con una cabecera también de madera, pero esta era blanca, con detalles finamente tallados en los extremos y las orillas. Había una mesita al otro lado de la cama, también hecha de madera blanca que hacía juego con la cabecera de la cama. Tenía su propio teléfono de color rojo con contrastes azules y una lámpara cuya belleza radicaba en la sencillez, justo abajo, estaba su maleta negra esperando a ser desempacada. También había un librero que estaba vacío esperando ser llenado con libros interesantes y objetos peculiares. A lo lejos se podía ver el baño, exquisitamente formado, todo simplemente era más de lo que él hubiera esperado.

"Bonito ¿no?" dijo una voz alado de él.

"Bastante", respondió Rei, aún sorprendido.

"Bueno, Rei, este va a ser tu cuarto de ahora en adelante, así que puedes empezar a instalarte" miró la cara de Rei que continuaba inspeccionando desde aquel lugar el cuarto y sonrió "Le diré a mi hijo Max que te muestre la escuela cuando salga de clases, estará muy feliz de hacerlo."

Rei volteó a ver a la señorita, sonrió y asintió.

"Bueno, Rei, eso es todo, te dejo, Max llegará en la tarde y te explicará todo lo que necesitas saber. Yo tengo que irme a una junta, así que creo que nos veremos hasta mañana." Dijo gentilmente.

Rei volvió a asentir, "Está bien, señorita..." lo miró con la pregunta en los ojos dorados, había querido saber el nombre de la señorita desde hacer rato.

La señorita pareció leer la pregunta en su rostro, y sonrió aún más dulcemente "¡Oh!, perdona el no haberte mencionado mi nombre, me llamo Judy. Bueno, Rei, me tengo que ir. Nos vemos, y no te preocupes, ya verás que te lograrás adaptar a este lugar."

Lo miró por unos instantes, en el cual Rei murmuró un silencioso "Gracias", pero lo suficientemente fuerte para que Judy pudiera escucharlo. Luego se dio la vuelta y salió de la habitación, dejando a Rei solo en aquel majestuoso cuarto.

Rei se quedó observando un rato la puerta por la que había salido la señorita Judy, pensando en lo agradable que era, y tratando de reanimarse pensando que podía haber más personas como ella en la escuela. Sonrió, sin duda esperaba que así fuera, luego volteó y siguió examinando con la mirada su habitación. "Creo que lo mejor es que empiece a desempacar." Se dirigió a su maleta y comenzó a sacar las cosas que tenía.

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"¿Ya vieron sus estadísticas?"

La voz de un chico pequeño resonó en la habitación. Sus ojos, aunque no se podían ver debajo de su cabello café y lentes gigantes, mostraban sorpresa, nunca había visto estadísticas tan altas, nunca excepto en una sola persona.

"¡Valla!, así que podemos esperar mucho de él" dijo ahora un chico de cabello rubio, ojos azules y cara amistosa, mientras se mantenía apoyado en la silla de su compañero con la mirada y la cabeza extendidas hacia la pantalla de la computadora.

"¡Ja!, ¡eso no es gran cosa!" ahora habló un chico que se apoyó en el hombro de Max y casi estrella su cara contra la pantalla por lo mucho q la acerco. No iba a permitir que alguien nuevo le robara la atención de Maxie "Yo podría tener estadísticas mucho mejores que la de él" aunque sus palabras lo decían, sabía que eso no sería posible ni en un millón de años al ver todos esos datos en la pantalla, pero no le importaba, mientras pudiera darle una buena impresión a su amigo el chico rubio que se encontraba alado de él

"Claro, Takao, lo que tú digas" dijo el chico de cabello café, nuevamente, aunque no se viera, se podía saber que había girado sus ojos. Lo más común era... darle el avión al chico de cabello azul por algunas tonterías que no faltaba que dijera cada día.

"¡Oye, Jefe!, ¡no me des el avión! ¡Es en serio!" Ahora Takao lo veía con un rostro muy sorprendido.

Max no podía evitar soltar una risita al verlos discutiendo, era algo muy divertido verlos así, Takao podría parecer un bufón, pero era su mejor amigo, siempre lo hacía reír, aún en momentos grises. Después de un rato, cuando Takao hubo dejado tratar de impresionar, Max comenzó a caminar hacia la puerta.

"Bueno, es tiempo de que nos vallamos, mi mamá quiere que lo guíe alrededor de la escuela para mostrarle las instalaciones y todas esas cosas, tengo muchas ganas de conocer a nuestro nuevo compañero, quizá tengamos un nuevo miembro en nuestro grupo de amigos" Los volteó a ver, sus ojos azules demostrando toda la alegría que le daba pensar en tener más amigos.

"Tienes razón, Max, yo quiero conocer a la persona que tiene estas estadísticas tan sorprendentes" El Jefe cerró su laptop que estaba en el escritorio donde habían visto las notas sorprendentes de una persona, luego la tomó, saltó de la silla y fue con Max.

"No creo que sea gran cosa aquel chico, pero si tienen tantas ganas de ir, ¿qué esperamos?" Aunque trataba de sonar indiferente (seguía molesto porque el Jefe le había dado el avión) y sin curiosidad por conocer al nuevo alumno, pero se podía ver claramente en sus ojos que también tenía muchas ganas de hacerlo, y la idea de tener un nuevo amigo también le causaba gran emoción. Takao simplemente era un libro abierto aunque no quisiera.

"Creo que este chico va a causar algo grande entre la escuela, creo que Kai va a conseguir seria competencia" les dijo el jefe cerrando la puerta tras de sí.

"Tienes razón, oye, Jefe, ¿no tienes una foto del chico?" preguntó Max curioso.

"Ah, ah," negó el Jefe con la cabeza, "sólo tengo sus datos, pero ninguna foto o imagen que nos pueda decir como es"

"Mi mamá dice que es un chico extremadamente atractivo, me pregunto que tanto lo será. Todavía no me lo puedo imaginar." Dijo un tanto desilusionado Max.

"¡Oh, vamos, Maxie!, debes saber que no puede haber nadie más atractivo que yo, todos se quedan atónitos ante mi belleza" le guiñó Takao "Pero hay algo más, esas estadísticas, son demasiado buenas, tanto como las de Kai. Yo solo espero que no sea tan antisocial como el glaciar que tenemos de compañero" dijo Takao algo preocupado "¿Se imaginan?, ¡dos Kais entre nosotros!, ¡eso sería una verdadera pesadilla!", el solo pensarlo hacía que varios escalofríos le recorrieran el cuerpo.

"Ya, Takao, no creo que eso sea posible, según lo que mi mamá me dijo, resulta ser que ese chico es una persona muy agradable. No creo que alguien como Kai resultara agradable ni aunque sea un momento, ¿no te parece?" lo reanimó Maxie, luego prestando más atención al camino dijo "Su cuarto está en el otro edificio, muy cerca del tuyo, Takao, creo que no tardaremos mucho en llegar."

Ya recompuesto por lo que le había dicho Max, Takao había obtenido nuevamente sus energías de siempre, "No hay que tardar tanto, Maxie" dijo Takao jalándolo del brazo, "no queremos hacerlo esperar, ¿o si?" comenzó a correr con Max casi tropezándose por el repentino cambio de movimiento en el ritmo.

"¡Tienes razón, Takao!, ¡no hay que hacerlo esperar!" y corriendo tras él se apresuró para llegar más rápido con aquel nuevo alumno.

"¡Oigan, espérenme!" escucharon que gritó el Jefe a lo lejos, mientras ellos dos reían por la diversión del simple hecho de correr...

Fue hasta las seis de la tarde que escuchó que alguien tocaba a la puerta. Se había recostado en su cama leyendo un libro que en su opinión era muy interesante, lo dejó en la mesita de madera blanca y se levantó. Ese debía ser Max tocando a la puerta. Caminó hacia ella y la abrió, fue recibido por unos ojos azules que lo miraban con alegría, su dueño era un chico algo más pequeño que Rei, de cabello rubio y con pecas en la cara. Definitivamente aquel era el hijo de la señorita Judy, aquellos ojos agradables y amistosos se lo podían decir. Alado izquierdo de Max se encontraba un chico más pequeño de cabello café rojizo cubriéndole los ojos, unas grandes gafas se encontraban entre su alborotado cabello, Rei no sabía si eran para poder ver mejor y si eran por pura moda, llevaba una laptop en el brazo izquierdo que lo hacía ver como una persona dedicada a los estudios, pero en especial, la computación. Al lado derecho de Max se encontraba un chico de piel morena, ojos de un color azul obscuro, casi confundibles con negro, y cabello igual de azul. Algo característico de este chico, serían sus grandes cachetes y aquella colorida gorra. Todos (no sabía si el chico pequeño también, pero podía sentirlo) lo veían sorprendidos, con los labios ligeramente abiertos, aunque a Takao bien le hubiera podido caber una naranja por la boca.

A Rei esto le pareció gracioso, y a la vez curioso, le dedicó una sonrisa a Max, y éste al ver que Rei le acababa de sonreír, quitó su cara de sorpresa y en su lugar puso una amistosa sonrisa. "¡Hola!, tú debes ser Rei ¿no es verdad?" Rei asintió y Max le estiró la mano "Mucho gusto Rei, yo soy Max, creo que ya lo habías deducido ¿no?" dijo en un tono muy alegre.

Rei estrechó su mano "Un poco, tu mamá y tú se parecen mucho así que no es muy difícil de saber que tú eres su hijo."

"Jeje, sí, todo el mundo lo sabe" Max se llevó una mano a la parte de atrás de su cabeza ante el comentario  del Jefe. Sin duda alguna este chico era tan agradable como su mamá, tenía cierto halo que hacía que Rei no se sintiera tan mal de estar en aquella nueva escuela.

"Y ellos dos son mis mejores amigos, Takao y Kenny, aunque le decimos de cariño el Jefe por saber mucho de lo que pasa a nuestro alrededor, será pequeño, pero es muy inteligente, va en otro salón al de nosotros... ah!, por cierto, descubrimos que te tocó en el mimo salón en el que Tak y yo vamos. Y Takao la mayoría de las veces puede parecer un bufón..."

"¡Oye!" vino el pequeño comentario de Takao.

Max volteó para sonreírle a Takao, quien se sonrojo ligeramente "...pero es un gran amigo, y créeme, es muy divertido."

Rei les extendió la mano también a ellos "Mucho gusto, Takao, Kenny"

"Bueno, Rei, creo que querrás conocer más de la escuela, ¿estás listo para un tour alrededor de ella dado, por supuesto, por el mejor guía de todo el universo, Kinomilla Takao junto con sus colegas?" dijo Takao alegre y decididamente.

Rei soltó una pequeña risita, este chico era gracioso, lo trataba como si se conocieran desde hace mucho. 'Quizá esta escuela no sea tan mala como yo pensaba' se rió internamente ante aquel pensamiento "Por supuesto, súper guía"

"¡Bien!, ¿entonces que esperamos?, ven, sígueme" Takao lo tomó del brazo y lo jaló mientras Rei hacía un gran intento por cerrar la puerta al salir. Después de milagrosamente lograrlo, siguió a los chicos que recientemente había conocido para dar un recorrido por la escuela.

Horas más tarde, seguían en los numerosos pasillos de la escuela.

"Y este es el salón en el que normalmente vamos, excepto en la hora de inglés y los laboratorios. A ti te tocó el 201 en inglés, ¿no?, eso está doblando el pasillo a la izquierda, subes las escaleras y al fondo del pasillo está tu salón"

Rei analizaba toda la nueva información que había recibido, le era muy útil, ya que no quería perderse en su primer día de clases.

"De todas manera, mañana los chicos y yo vamos a estarte esperando en el comedor, y luego nos vendremos juntos al salón" dijo un animado Takao, mientras Rei asentía

"Seguro, gracias."

Como habían estado caminando al hablar, ahora ya estaban más lejos de su salón, en un pasillo distinto a todos los demás. La vista de Rei se quedó en una peculiar puerta de color negro. Esta era diferente, no había visto una así en toda la escuela, y había algo en ella que le producía una extraña sensación. "Esa puerta siempre está cerrada" dijo Max al ver la curiosa mirada de Rei "supongo que ahí ponen los documentos de todos los alumnos de la escuela o algo así."

Rei tenía la vista en esa puerta, pero volteó y le sonrió a Maxie, cambiando el tema "Esta escuela es muy grande, alguien podría perderse aqu

"Dímelo a mi, yo me perdí el primer día de clases, no llegué sino hasta después de las ocho de la noche, me encontró Maxie y me tuvo que guiar hasta mi cuarto, creo que es desde entonces que la Señorita Judy hace que Max les de un recorrido a los chicos nuevos" dijo tristemente Takao.

"Por lo que he visto, eso solo te podía pasar a ti, Takao, no creo que alguien se hubiera perdido todo el día" dijo Rei, conteniendo la risa.

"Así es, él fue el único, pero aún así mi mamá quiso tomar medidas drásticas."

Kenny, Max y Rei soltaron pequeñas risitas al ver la cara de perrito triste de Takao y al imaginárselo todo perdido en aquel inmenso lugar.

"Bueno, Rei, llegamos a tu cuarto nuevamente" señaló la puerta de la habitación mientras Rei asentía. "Los chicos y yo nos tenemos que ir porque mi mamá nos pidió ayudarle a buscar unos documentos, que creo que Takao perdió" Takao de repente pareció muy interesado en ver el techo "Así que te dejamos, pero ha sido muy divertido conocerte"

"Sí, mañana nos vemos en el comedor a las nueve" le recordó Kenny

"Entonces ahí estar

"¡Qué bueno que estás en nuestro mismo salón, Rei!, ya necesitábamos a alguien como tú" le dijo Takao mientras lo veía a los ojos, y luego, sin poder evitarlo, se abalanzó sobre él, casi tirándolo por su peso y abrazándolo. Luego se separó de él "Ehh, lo siento por eso" dijo algo apenado.

Max le sonrió a Takao, y después volteó a ver a Rei, a quien le dio un gran abrazo, aunque menos fuerte que el de Takao, y al final Kenny le estrechó  mano, y entonces se alejaron de su habitación hasta que se perdieron de vista. 'Al menos hay gente agradable en este lugar, y ya tengo amigos' Rei sonrió 'esto será una gran experiencia' con esto se metió en su cuarto cerrando tras de sí la puerta.

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El viento soplaba lentamente sobre la ciudad, produciendo un suave susurro muy relajante para cualquier persona. La puesta de Sol era visible en el horizonte, dando a mostrar aquel hermoso y esplendoroso espectáculo a todo aquel que lo quisiera ver, dando calidez con las caricias de sus rayos.

Desde un edificio, un chico observaba aquella puesta de sol. Su pierna estaba apoyada en una parte un poco más alta del techo, esa parte que semejaba una banqueta, mientras la otra estaba abajo, sosteniendo el peso de su cuerpo. Su mano estaba apoyada sobre la pierna que mantenía doblada. Su mirada carmesí fija en el horizonte, observando como sus rayos envolvían la ciudad en un tono naranja y rojizo, como si estuviera ardiendo, y a las nubes de un hermoso tono rosa y naranja, y en cierto punto rojo. Estaba en un completo equilibrio, no dejando que su cuerpo cayera hacia la calle, no había ni rastro de miedo o preocupación por si llegaba a caerse en su rostro.

Aquel era su lugar especial para ponerse a pensar, donde podía alejarse de todo el alboroto de la escuela, donde podía concentrarse en lo que realmente quería. A menudo iba ahí, cuando algo le molestaba o intrigaba, en esos momentos acababa de tener una plática con su abuelo. Su abuelo le había explicado sus planes, pero Kai sabía que le había ocultado más de la mitad de sus objetivos, eso le molestaba, le enojaba todo lo que tuviera que ver con su abuelo, lo utilizaba como una simple marioneta, ordenándole día tras noche. Cuando Kai le preguntó a su abuelo sobre sus verdaderas intenciones, él simplemente le dijo que en esos momentos lo que le debería de importar más era continuar siendo el mejor en la escuela, manteniendo el respeto y el miedo de todos.

La escuela... la escuela no ayudaba en nada, simplemente era algo que no valía la pena, demasiado simple y fácil, no entendía por qué su abuelo quería que pasara los años con niños que en su opinión, no usaban ni el diez por ciento de su capacidad mental. Todos en la escuela le parecían inferiores, no solo los chicos, sino las chicas también, siempre haciendo lo posible por robarle alguna mirada, nunca entendiendo que él no quería tener nada que ver con ellas. Prefería dar una impresión fría, prefería que los chicos tuvieran miedo cada vez que sus pasos sonaban, prefería no tener amigos. De todas maneras, nadie podía comprender lo complicado que era su interior, solo algunas personas, que podían ser contadas con una sola mano, eran las que tenían ganado su respeto y apreciación.

Cerró sus ojos y dejó que el viento soplara entre su cabello algo despeinado, levantándolo ligeramente y sintiendo las suaves caricias que producía al tocar su rostro, caricias que nunca había recibido de ningún otro ser.

Dejó que su mente se relajara, al igual que los músculos de su cuerpo. Los pensamientos volaron de su cabeza, dejándolo por un momento con una gran paz interior. Así pasó unos segundos, tan solo escuchando el suave susurro del viento recorriendo todo a su alrededor y los ligeros ruidos que provenían de la ciudad, luego dejó que sus pensamientos regresaran. Mañana sería otro día, otro día en el que seguiría la misma rutina de siempre. Nada especial, lo mismo de todos los días, siempre la misma soledad, aunque no era algo que le importara mucho, lo prefería así, así le habían enseñado a vivir su vida, así le había dicho su abuelo que debían ser las cosas, no podía ser de otra manera, y él no haría nada por tratar de cambiarlo, esa era su vida, y así la vivía, así le gustaba, pasarla en una infinita soledad.

Con una última mirada hacia la ciudad, saltó hacia el concreto, y se retiró por la puerta. El eco de sus pasos perdiéndose con los demás ruidos de la gran ciudad.

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"¡Eh, Rei, aquí estamos!"

La voz de Max fue captada por los sensibles oídos de Rei. Volteando, se encontró a un alegre Max a lo lejos señalándole con la mano para que se acercara a su mesa con él y sus compañeros. Rei se acercó, feliz de haberlos encontrado, y al estar parado frente a su mesa les sonrió.

"Hola, chicos"

"Buenos días, Rei, ¿cómo dormiste en tu primera noche aquí?" Preguntó Kenny

"Pues, podríamos decir que bien, hubo un mosquito zumbando por algunos momentos, pero extrañamente después desapareció" Dijo Rei recordando al molesto mosquito de aquella noche.

"Oh si" Takao sonrió "El extermina mosquitos es genial, me alegra que aquí existan de esos, odiaría estar toda la noche despierto por un maldito mosquito" dijo un Takao muy serio, lo cual hizo que Max se tapara la boca para suprimir una risita.

"¿Extermina mosquitos?" preguntó Rei intrigado por aquel extraño artefacto, o... lo que sea que fuese.

Takao le dio un gran bocado a la pierna de pollo que había en su plato. "Ow- se' ´s an imvemdo de acu..." la voz de Takao era descompuesta por tener el pedazo de pollo en la boca.

"¡Takao!, ¡no hables con la boca llena!" dijo Max horrorizado y rápidamente se volteó a Rei "Lamento sus modales, pero es algo a lo que Kenny y yo ya nos acostumbramos, siempre lo hace, además su estómago parece ser un pozo sin fondo" suspiró y le dirigió una pequeña sonrisa.

Rei miró aquella pequeña sonrisa, y aunque estaba sorprendido por la forma de comer de aquel chico respondió "No hay problema" sonrió "aunque creo que por el momento mi pollo ya no se me antoja, siento como si lo estuviera viendo masticado dentro de la boca de Takao" ante esto Max y Kenny se rieron, y Takao se atragantó con su pollo, ¡no podía ser tan repulsivo!, ¿o si?

Después del desayuno (aunque Rei no desayunó nada, pero eso se equilibra con todo lo que comió Takao) se dirigieron hacia su salón, donde les iba a tocar...

"¡No!, ¡Nos toca Mate! ¡La profesora puede parecer un monstruo cuando deja todas esas ecuaciones!" Takao exclamó horrorizado al entrar al salón

"Calma, Kinomilla, no es tan malo como parece" respondió la profesora a la que no habían visto al entrar, pero estaba sentada detrás de su escritorio. Era una mujer ya algo mayor, de cabello corto y pintado de color rojo, con las raíces ya ligeramente negras, de una figura no muy alta, más bien ligeramente pequeña, pero delgada, sus ojos eran de color café obscuro, conteniendo en ellos la mirada de sabiduría.

"¡Aww... Profesora Mayorga!" la cara de susto de Takao ahora adquirió más estupidez al ver a la profesora y haber sido descubierto en su desagrado por mate.

La profesora sonrió, mientras Rei y Max se reían de la cara de Takao, daban ganas de tomarle una foto y mandarla a concursar por la cara más tonta. Dirigiéndose a todos, la profesora dijo con voz alta y fuerte "Tomen sus asientos y respondan del Baldor en el ejercicio setenta y nueve, página ciento veintiocho, todos los ejercicios" Vio como todos los alumnos abrían sus mochilas para hacer lo que ella les había indicado y se le dibujo una pequeña sonrisa en los labios.

Sintió que alguien no se movía, y volteó a ver a Rei, pensando por qué no se movía y hacía lo que había pedido. Lo vio bien, el chico era lindo, a decir verdad, más que lindo, con cabello negro y ojos de un impactante color dorado, no lo había visto nunca, su mente comenzó a recordar que su colega Judy le había dicho que había un chico nuevo en el colegio y aunque le había dicho que era alguien muy atractivo, nunca había imaginado que fuera a tal magnitud. En sus ojos cafés brilló el entendimiento y se dirigió a Rei "Tu nombre es Rei, ¿no es verdad?, puedes sentarte..." con su mirada comenzó a buscar un lugar para Rei, notó como todas las chicas daban un respingo al ver que la miss buscaba un lugar para Rei y rápidamente se metían en sus libros, haciéndose las muy estudiosas con la esperanza de que lo pusieran cerca de ellas. La profesora daba gracias de que Rei no hubiera notado esto, sus ojos continuaban explorando el salón hasta que ya había encontrado un lugar para Rei "Puedes sentarte atrás de Max, creo que se llevan bien, ¿no?" Rei asintió, y le pareció escuchar los murmullos de descontento de la mayoría de los alumnos, pero él vio la cara de alegría de Max, y sonriendo fue a sentarse atrás de él.

Sacó sus cosas y comenzó a resolver las operaciones, vagamente preguntándose, por qué las miradas de todos seguían sobre él.

Ya llevaban algunos minutos haciendo las ecuaciones, todo el salón consumido en un silencio total de concentración, al fin habían quitado su vista de Rei, cuando de repente se escuchó el rechinido de la puerta característico que indica que alguien acaba de entrar. Rei estaba muy metido en resolver las ecuaciones, que no hizo caso a las suaves exclamaciones de sorpresa por parte de sus compañeros al ver a quien fuera aquella persona que había entrado al salón, sus ojos estaban muy atentos a los números impresos en las hojas.

"15x(-6x5)-2-(-x3)=-(7x23)-x(3-2x)..." mientras pensaba esta ecuación en su mente, logró captar las palabras de la maestra.

"Oh, Kai, toma asiento por favor, están respondiendo del Baldor, todos los números del ejercicio setenta y nueve, página ciento veintiocho"

Rei no escuchó que aquel chico Kai respondiera, por lo que supuso que nada más había asentido. Notó que ahora el salón estaba sumido en un silencio tenso, donde lo único que se podía escuchar era la respiración un poco agitada de los alumnos, el sonido del rasgar de los lápices sobre el papel se había detenido. Pudo escuchar como varios lápices rodaban en la banca para después caer al piso, signo de que los dueños los habían soltado, pero nadie se movía para recogerlos. ¿Por qué tanta tensión ocurrió cuando aquel chico entró al salón?, Rei tenía curiosidad por verlo, pero su mente no lo dejaba, tenía que seguir respondiendo aquellas ecuaciones.

"Menos y menos da más, por lo que aquí sería  x..." nuevamente sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando escuchó los pasos del chico llamado Kai que se dirigían hacia donde estaba él. El sonido de la respiración de sus compañeros ahora era más agitado, y Rei estuvo muy tentado a subir el rostro y ver a aquel chico, pero no debía dejar que algo así lo distrajera, claro que esta concentración no le duró mucho cuando Kai estaba pasando por su lugar y Rei pudo sentir algo muy extraño, cierta sensación que le hacía sentir aquel chico, algo diferente a todo lo demás. Comenzó a ponerse un poco nervioso cuando Kai se paró justo alado de su banca, lo cual le decía que lo estaba observando, sus nervios crecieron un poco más, era algo extraño, porque él no era de las personas que se ponían nerviosas por cualquier cosa. Su concentración se quedó olvidada en algún lugar sin que siquiera Rei se pudiera dar cuenta. Fueron tan solo unos segundos, y Rei decidió ver al chico aunque sea nada más moviendo la vista, pero cuando lo iba a hacer, los pasos de Kai volvieron a sonar, indicando que había vuelto a caminar, y para desgracia de Rei se sentó justo atrás de él. Esto lo incomodó un poco, podía sentir la mirada de todos en su dirección. Después de dar un ligero suspiro, intentó volver a su trabajo, lo cual le era algo muy difícil, pero con mucho esfuerzo, al final lo logró, envolviéndose nuevamente entre todos esos números que se encontraban en su cuaderno.

Al toque, cerró su libro y comenzó a guardar y acomodar sus cosas. Todo lo sucedido todavía no le regresaba a la mente.

"Ya saben, la tarea es terminar los ejercicios y practicar" se escuchó la calmada voz de la profesora Mayorga diciéndole a todo el salón.

Rei tomó su libro y lo puso en su mochila, y comenzó a levantarse. Se quedó paralizado al encontrarse cara a cara con unos ojos carmín que lo veían fijamente. Sentía como si se estuviera hundiendo en aquellas órbitas rojas, todo lo demás había quedado olvidado, podía ver en aquellos ojos tantas cosas, pero por el momento no podía saber que eran, era algo difícil pensar coherentemente. ¿Cuánto tiempo pasó?, no lo podía saber, había perdido la noción del tiempo, era como si todo fuera extremadamente lento... Entonces el dueño de aquellos ojos carmín parpadeó y rompió el contacto,  dándose la vuelta, camino hacia la salida del salón.

Rei seguía paralizado en su lugar, apenas captando la imagen de cabello azul saliendo del salón. Aquello había sido algo totalmente diferente a todo lo que había sentido antes... Su mente vagaba con la imagen de cierto chico de tez pálida y cabello azul que hacía contrastar asombrosamente sus ojos color carmín.

"Rei, ¿estás bien?"

Esa voz familiar logró hacer que Rei volviera a la realidad dando un pequeño saltito, volteó y se encontró ahora cara a cara con Maxie, a quien le sonrió "Sí, Max, de repente no sé qué me pasó"  seguía un tanto aturdido, pero ya se estaba recuperando.

"¡Valla!, ¡resististe la mirada de Kai!, no te preocupes, compañero, todos nos quedamos helados cuando nuestra mirada se cruza con la de Kai... tiene lo que yo llamo 'una mirada mortal'" dijo Takao tonta y seriamente, la típica forma en la que habla cuando trata de ponerle importancia a algunos asuntos, aunque la seriedad sinceramente no le iba muy bien, ni siquiera podía hacerla.

"Mmmm... ¿Mirada mortal?" murmuró Rei mientras pensaba en lo sucedido, no es que él se hubiera quedado helado, no había sentido frío con aquella mirada, sino al contrario, era otra cosa diferente a lo que Takao se refería. Pensando en algo más preguntó "¿Y ese era Kai?"

Comenzaron a dirigirse hacia su siguiente clase, educación física, por lo que tendrían que ir a uno de los patios de la escuela. Mientras tanto seguían conversando.

"Sí, se me olvidó contarte sobre Kai, ni siquiera lo recordé cuando te tocó justo delante de él. Ese es su lugar, ¿sabes?, por lo que ahora tendrás que estar delante de él en todas las clases de teoría, y eso"

"Valla mala suerte la tuya, Rei, te compadezco"  le dijo Takao, una cara fúnebre ahora en su rostro.

"Pero ahorita nos tenemos que concentrar en educación Física." Cuando Max dijo esto, Rei vio como a Takao lo recorría un escalofrío.

"¿Por qué el escalofrío, Takao?, ¿sucede algo malo con la clase?, ¿algo que deba saber?" preguntó Rei, prácticamente esperaba que Takao le dijera que el entrenador era un marciano o algo así.

"¡El entrenador es Boris Balcov!, ¡temido entre los alumnos!, te pone a hacer ejercicios que personas normales como nosotros no podemos realizar, ¡solo los anormales como Kai logran tener diez en su materia! Es horrible, te lo digo sinceramente, Rei, es la pesadilla de todo alumno de este colegio."

"¿Kai es un anormal?" preguntó Rei con curiosidad

"Oh, sí, es un súper cerebro andante, además de ser el mejor en deportes, ¡Es un fenómeno! Francamente, no me extrañaría que un día nos dijeran que es un androide..."

"¡Vamos, Takao!, Kai no puede ser un androide, has visto demasiadas películas de terror"

"P-pero, p-pero Max!" Takao estaba sorprendido de que su amigo no le diera la razón, no lo podía creer, e intentaba con gestos y moviendo las manos exageradamente convencerlo.

Rei se rió, aquel par era muy gracioso. Pronto llegaron al patio donde tendrían educación física, varios chicos y chicas ya estaban ahí. Nuevamente Rei vio como todos lo veían, esto se estaba haciendo costumbre por parte de ellos... 'me pregunto si tendré algo en el rostro...' También el entrenador estaba ahí, el temido Boris Balcov se encontraba parado cerca de un pilar, alado de Kai, su cabello morado hacía que sus temibles ojos parecieran a punto de matar. Esa, en opinión de Rei, era una mirada mortal y estar alado de Kai no era de gran ayuda para mejorar su imagen. Al ver al chico que tenía cabello azul, la extraña sensación volvió a hacerse presente en él, daba gracias de que Kai tuviera los ojos cerrados, así no podría quedarse nuevamente paralizado por aquellos ojos.

"Ahora, niños, quiero que se formen y me den la cara" vino la fría voz de Boris, con una orden que nadie se atrevía a desobedecer. Rápidamente todos hicieron una fila mientras Boris se paseaba de aquí allá viéndolos fijamente. "Continuaremos con la clase de la vez pasada, nuevamente saltos de altura."

"Lo que me temía..." Rei escuchó el pequeño susurro de una chica alado suyo, de no haber sido por su excelente sentido auditivo, no lo habría escuchado. Aunque nadie dijera nada, podía sentir el ambiente de desacuerdo que se había generado entre todos.

"Empezaré a decir sus nombres. Ya saben, cuando diga su nombre vendrán al frente y saltaran las bardas" señaló unas bardas que estaban colocadas en el patio, la primera estaba pequeña, la segunda incrementaba de tamaño, y así sucesivamente, hasta llegar a una altura extremadamente grande. "Todos los demás deben permanecer en silencio, ya saben que esto cuenta para su promedio" Se volteó a su lista y dijo el primer nombre "Abery Samanta" la chica que estaba alado de Rei se dirigió hacia donde estaba Boris, se podía ver como estaba temblando de miedo. Boris le señaló con la cabeza hacia las bardas y la chica las vio petrificada, luego comenzó a correr para tomar vuelo y saltó la primer barda, luego la segunda, la tercera, la cuarta, pero tristemente se quedó en la quinta, haciéndole falta saltar otras cinco bardas más. Cayó al piso con un fuerte 'tud' y Boris se dirigió hacia ella. "Cinco bardas, ehh. Bien señorita Abery, ya sabe que su calificación es cinco, vuelva a formarse."

Rei vio como la chica volvía a lado de él con cara derrotada, sus miradas se cruzaron, los ojos cafés de la chica parecían cristalinos, quizá por las lágrimas, y su cabello castaño estaba despeinado por la recién caída, en sus mejillas apareció un ligero rubor al mirar a Rei, y la chica tímidamente se puso alado de él. Esto se le hizo algo peculiar a Rei, pero no le prestó mucha atención, podía escuchar la voz de Boris continuando diciendo los nombres de los chicos.

"Jeremías Apricon" ahora un chico de cabello chino intentó pasar las bardas, pero con menor suerte que Samanta, se quedó en la cuatro. Así los ojos dorados de Rei pudieron ver chico tras chico pasando sin éxito alguno las bardas, lo máximo que había visto era un siete, luego un seis, y como tres cincos, los demás se quedaban en cuatros, tres, y hasta dos.

"Es imposible pasar esas bardas", escuchó que le decía en un susurro Max.

"¿Pueden pasar del siete?" le preguntó Rei.

Max negó con la cabeza "Como dijo Takao, el único que puede llegar hasta el final es Kai. Yo no paso de la barda cuatro. No entiendo como piensa Boris que podremos saltar eso" Rei miró las bardas, se veían altas, si, pero no veía que era lo difícil en saltarlas, quizá cuando pasara lo entendería. De repente escuchó que el aliento de Max se contenía, y volteando para verlo, Max le explicó sin quitar la vista de Boris. "Ya va a ser el turno de Kai, tienes que ver esto."

"Hiwatari Kai" fue el nombre que pronunció Boris en seguida de que Rei escuchó lo que Max le había dicho. Ahora escuchó como el aliento de los demás también se contenía, y como algunas chicas soltaban unas risitas tontas y comentaban en murmullos con la persona que tenían más cerca.

"Las va a saltar todas, siempre lo logra... es tan apuesto..." escuchó decir a una chica diciéndole a Samanta.

Rei no prestó mucha atención a los comentarios que de vez en cuando dejaban los labios de sus compañeros, ahora su atención estaba en el chico de cabello azul que se encontraba parado frente a Boris, quien tenía algo parecido a una pequeña sonrisa en su temible rostro. Rei no sabía si tomar eso por bueno o malo, aquella sonrisa era tan desagradable, que bien parecía como si Boris le estuviera haciendo burla. Kai no prestaba atención a los demás, ni a Boris, comenzó a correr y saltó con mucha facilidad la primera, la segunda, la tercera, la cuarta, la quinta barda, con gran agilidad pasó la sexta y la séptima, y con aún más facilidad, pasó la octava, la novena y al final, la décima, como si fueran tan fáciles como las primeras. Todos se quedaron boquiabiertos, Kai había terminado de dar el último salto, cayendo ágilmente sobre sus pies y luego incorporándose, el silencio característico que se hacía alrededor de Kai ahora era más notable que nunca.

"Bien, Hiwatari, nuevamente tiene diez" dijo la fría voz de Boris mientras anotaba en su lista junto al nombre de Kai, su calificación.

El nombre que dijo Boris después no lo pudo captar Rei, todos sus sentidos puestos en Kai, siguió cada uno de sus movimientos, y nuevamente sintió algo extraño cuando los ojos de Kai se posaron sobre los suyos, fueron simples instantes, pero eso bastaba para poner a Rei un poco nervioso, pero parecía como si Kai lo estuviera retando con esa mirada, y Rei simplemente tenía cierto orgullo, iba a demostrarle a Kai que no solo él era capaz de saltar las bardas, ¡oh, como iba a disfrutar ver su rostro si las saltaba! Trataba de regresarle aquella mirada desafiante. Finalmente, Kai se colocó en la fila, dejando así a Rei ligeramente emocionado.

No supo cuando tiempo había pasado, pero después escuchó la voz de Max "Ya va a ser turno de Takao"

"Kinomilla Takao" Rei escuchó como Takao daba un brinco del susto, y vio como temblorosamente se acercaba a las bardas.

'Suerte, Takao' pensó Rei, pero al ver la manera tonta en la que Takao comenzó a correr, no pudo dejar de poner una cara extremadamente sorprendida e incrédula, esa era la forma más graciosa en que había visto correr a alguien, y habría sido más cómico, de no ser porque Rei sabía que eso contaba como calificación. Takao corría, iba a dar su primer salto, y... fracasó terriblemente. Era algo difícil de creer. Rei se quedó paralizado, ahora de la risa y sorpresa combinadas, trató como pudo de suprimir la risa, en sus ojos se empezaban a formar las lágrimas de risa. Todos al menos habían pasado de la primera barda, pero algo parecido a la estupidez, hizo que Takao se tropezara con sus propios pies para ni siquiera llegar a pasar con aquel brinco la barda, su cabeza se estrelló contra la barda y ahí permanecía en el piso, sobándose la cabeza haciendo perfecta impresión de un mono. Escuchó como Max también trataba de suprimir la risa, viendo el movimiento agitado de sus hombros y como cerraba fuertemente sus ojos y sus labios. Algunos otros chicos no lo aguantaron, y soltaron unas que otras risas, pero la imponente figura de Boris les hacía intentar suprimirlas lo mejor que podían.

"Valla, Kinomilla, ¿por qué no me sorprende?, tienes un perfecto ce-ro" ahora la voz de Boris era fría y burlona. "Esperemos que la siguiente persona sea un poco más capaz, diría yo, y al menos pase la barda uno" seguía diciéndole Boris a Takao mientras él se levantaba y aún sobándose la cabeza, se dirigía a su lugar junto a Max. Boris entonces volvió hacia su lista, y vio el siguiente nombre en él. Algo nuevamente parecido a una pequeña sonrisa en su rostro, levantó la cabeza, y su mirada se posó en Rei.

En el momento en el que aquella fría mirada se posó sobre el, Rei supo que había llegado su turno...

"Kon, Rei"

Sintió nuevamente un silencio total, igual que con Kai, el aliento de todos se había quedado atorado en sus gargantas. Ni siquiera susurros podían ser escuchados, todos volteaban a ver expectantes a Rei, todos preguntándose si aquel niño bonito sería tan bueno para los deportes como lo era su aspecto.

Rei dio pasos decididos hacia donde se encontraba Boris, no permitía que su rostro mostrara alguna emoción, quería dejar en blanco su aspecto, sin darle armas a Boris para usarlas en su contra. Alcanzó a escuchar la suave voz de Max deseándole suerte. Se paró frente a Boris, quien aún no borraba aquella horrible sonrisa en su rostro, sus ojos manteniéndose más fríos y despreciables que antes.

Boris lo miró de arriba a abajo, Rei sentía como si estuviera viendo a través de él, lo cual lo hacía sentir extremadamente incómodo, pero no dejó que nada de eso se reflejara en su rostro. "Valla, valla, valla, ¿qué tenemos aquí?" escuchó que decía la fría y burlona voz de Boris "El chico nuevo resultó ser un niño bonito" dijo despreciativamente, Rei se sorprendió por lo que Boris acababa de decir, pero su rostro permanecía sin presentar emoción alguna. "Bien, niño bonito" Esta vez, Rei no pudo evitar el levantar una ceja ante el sobrenombre que le había puesto Boris "Creo que ya sabes lo que debes hacer, esperemos que lo bonito no te haga tonto para el deporte" si se podía, la voz de Boris era aún más burlona, pero Rei trató de no molestarse y mostrarse tranquilo, aunque eso claramente le estaba resultando difícil. No sabía que unos ojos carmín veían con interés aquella escena. Boris le hizo una seña con la cabeza hacia las bardas, y Rei se dirigió hacia ellas.

'Yo le mostraré a ese Boris' pensaba enojado Rei, sin darse cuenta comenzó a correr, estaba enfadado con el entrenador, no iba a permitir que se burlaran de él, su velocidad aumentó, le iba a demostrar que él podía pasar todas las bardas, llegó a la primera y la saltó, era cosa fácil. Su mente no parecía haberse percatado de que lo había hecho, lo hacía casi automáticamente, y así pasó la segunda, la tercera, la cuarta, la quinta... en su cabeza solo resonaban las palabras burlonas de Boris, la ira que sentía de que lo hubiera tratado así haciéndose presente en sus ojos, no se daba cuenta de lo rápido que estaba terminando con todas las bardas ni de los atónitos ojos que lo observaban, del repentino ambiente seco que comenzó a reinar el patio completo. Ya iba en la octava barda, y sin dificultad alguna la saltó, su mente al fin volvió en sí, aunque no del todo, podía ver las bardas frente a él, pero parte de su mente seguía envuelta en el enojo. Pasó la novena barda con un rápido movimiento, solo le quedaba la décima, sus ojos dorados se llenaron de decisión, y con mucha gracia y agilidad, la saltó sin poner esfuerzo alguno, cayendo silenciosamente sobre sus dos pies, sin siquiera respirar agitadamente.

Silencio total... Nadie se atrevía a respirar, sus mentes analizando lo que acababan de ver. Rei volteó a ver a sus compañeros, que tenían platos en lugar de ojos. Si antes había pensado que la boca de Takao era grande, ahora se contradecía, ¡ahí bien hubiera podido caber una sandía entera! Volteó a ver a Boris, cuyas manos estaban blancas al igual que su rostro, nunca habría pensado que aquel niño bonito fuera capaz de pasar las diez bardas. Su rostro expresaba sorpresa, miraba a Rei atónito, pero cuando finalmente logró tener control sobre sí mismo, borró aquella expresión, reemplazándola por la misma expresión fría y vacía que siempre traía. "Mmm... bien, Kon, tienes diez" aún así, su voz al principio se vio afectada por la sorpresa. Esto hizo que del rostro algo enojado de Rei, apareciera una pequeña sonrisa de satisfacción. Le había demostrado a Boris de lo que era capaz, había hecho que se tragara sus propias palabras, no había permitido que se burlara más de él.

Rei se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia su lugar, viendo ligeramente las expresiones de sus compañeros, que seguían con la vista cada movimiento que hacía, admiración, respeto y sorpresa todo mezclado en los ojos de sus compañeros. Su mirada dorada inconscientemente buscó los ojos carmines de un cierto chico de cabello azul, quien seguía sin mostrar emoción alguna, pero Rei pudo captar en su mirada cierto brillo de entretenimiento y sorpresa. Esto hizo que su sonrisa de satisfacción creciera un poco más, quitando su mirada de los ojos carmines, se formó en su lugar.

En sus ojos dorados había un brillo de victoria, cierto fuego fundido con el oro que podía dejar sin aliento a quien lo viera.

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 Ya estuvo!, ¡terminado el primer capítulo!

¡Dios, me encantó escribirlo!, creo que estoy empezando a disfrutar el hecho de escribir, jeje, pero en especial me gustó el final, jajaja, Rei y Kai rulez 8D . ¿A ustedes qué les pareció?, espero que bien, por fa, dejen reviews para hacerme saber lo que piensan, es mi primer fic y de verdad necesito saber si lo hice bien y si continuo con esa forma de escribir o le cambio algo. También cualquier idea es bien recibida, por pequeña que sea, y cualquier cosa que se les ocurra, lo pondré, ya sea como una escena o algo así, es algo así como que este es su fic, se puede decir que más o menos tienen el control sobre él y sobre lo que va a pasar (ya tengo toda la historia planeada, pero aún así existen varios espacios vacíos que me gustaría llenar), ¡eso me sería muy útil =D!

Bueno, ahora, tengo que irme, creo q me tardaré un poco más en publicar el siguiente capítulo, porque voy a salir de vacaciones, y tengo que asistir a varias clases que estoy teniendo en vacaciones (ya saben, mi má dice q es para que no pierda tanto tiempo, dice que es demasiada flojera p' mi u.u), pero lo trataré de poner lo más pronto posible.

Reviews por fa =P!!!