¡Bienvenido seas, lector!
Por primera vez en mucho tiempo he venido con el propósito de escribir un fanfic largo. ¡Yay!
Como ya saben; no soy de escribir fics largos… Pero la inspiración ha estado de mi lado estos últimos días y para disfrute de ustedes he decidido arriesgarme y empezar a escribir esta idea que se me ocurrió en medio de clases de biología –si, en ese momento en el que debería estar prestando atención pero mi mente se va a volar por quien sabe donde-.
Mas o menos la cosa va así; el principio de esta historia va a ser tal vez demasiado con la película original de RotG, así que para que no se torne aburrido –ya que nosotros ya conocemos la historia- voy a tratar de subir los capítulos rápidos –o de ponerle varios toques personales, para tomar la trama original solo como una base- capaz y al final se termina alejando por completo de la trama original xD
Este es un pequeño epílogo, el primer capítulo lo subiré pronto; lo prometo ^^ Espero que les guste y bueno… ¡Deséenme suerte!
Disclaimer: Los estúpidos y sensuales(?) personajes de RotG y de Frozen son propiedad de DreamWorks y Disney respectivamente. El contrato para que sean de mi propiedad aun no está firmado xD (Apuesto que esperaban un Disclaimer normal ¿Cierto? Pues no .w.)
Historia escrita por meros motivos recreativos y sin fines de lucro.
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Cap. 1
Hace 300 años.
Oscuridad.
Ese es mi primer recuerdo.
Estaba oscuro, hacia frio… Y tenía miedo.
Pero luego… Luego vi la luna; era tan grande y era tan brillante que parecía ahuyentar la oscuridad. Y cuando lo hizo, ya no volví a sentir miedo.
Mis ojos se la quedaron viendo… Admirando la belleza de aquella oscura noche la cual era solamente iluminada por la luna. Era una sensación extraña la que me recorría… Era como si la luna me quisiera decir algo, pero al mismo tiempo no me quisiera decir nada.
Me sentía perdido, pero estaba en paz.
Con lentitud mi cuerpo empezó a descender, colocando mis pies descalzos sobre la superficie congelada del lago del cual había salido y sintiendo el frio subir por todo mi cuerpo… Pero no era un frio normal; era diferente… Era como si ya estuviera acostumbrado a ese tipo de temperaturas, o como si hubiera sido diseñado exclusivamente para ese tipo de entorno.
Cada vez estaba más confundido.
¿Por qué estaba en ese lugar y que es lo que tenía que hacer? Eso jamás lo he sabido y parte de mi se pregunta si lo sabré.
Baje mi vista, viendo primero mis manos, mi ropa y mi entorno. No tenía ni la más mínima idea del lugar en el que me encontraba, ni la más remota, ni siquiera un pequeño o vago recuerdo.
Nada.
Pero entonces, volví a ver la luna; haciéndome sentir en paz, como si esta me quisiera transmitir que todo iba a estar bien… Que no tenía que tener miedo.
De manera torpe empecé a desplazarme por el hielo, perdiendo el equilibrio pero recuperándolo casi de inmediato. No dejaba de sorprenderme por mí alrededor. Después de todo; era la primera vez que abría los ojos. La nieve y el hielo era lo que predominaba aquella noche. La luz de la luna hacia que la nieve pareciera brillante; como si fueran montículos de escarcha arrojados alrededor del lago.
Caminando para acercarme a la orilla pude ver como a mis pies llego un extraño palo de madera, parecido a un cayado o cachava. Por mera curiosidad lo toque suavemente con mi pie y este inmediatamente se cubrió con una capa blanquecina parecida a la escarcha.
¿Qué?
Impulsado por la curiosidad me agache para tomarlo entre mis manos; paso exactamente lo mismo ante el contacto y de nuevo, por impulso lo solté haciendo que esta vez la escarcha se materializara en la superficie congelada del lago, formando una especie de flor hecha de escarcha y nieve.
Volviéndolo a tomar entre mis manos me encamine hacia la orilla del lago hasta llegar a unos árboles. Por un momento pensé que estaba soñando así que para asegurarme repetí la acción con dos árboles que se encontraban a pocos pasos. Tal cual y como paso con el lago; a ambos arboles le aparecieron aquellos grabados florales hechos de nieve, hielo y escarcha.
Entusiasmado con mi descubrimiento solté una risa divertida, aferrándome al cayado y empezando a correr sobre el lado dejando que uno de los extremos del objeto rozara con la superficie; dejando una estela de nieve, hielo y escarcha que luego tomaba la forma de aquellos grabados florales que con anterioridad ya había hecho.
Me tropezaba constantemente perdiendo el equilibrio por lo liso y pulido de la superficie, pero… ¿¡Eso que importa!? ¡Había encontrado un cayado fenomenal! La diversión del momento hacia que mis ojos se abrieran más de lo usual por la emoción y de mis labios saliera una risa juguetona. Corría y corría llenando todo a mí alrededor de hielo y escarcha, jugando como un niño pequeño.
Nuevamente había perdido el equilibrio, pero a diferencia de las otras veces parecía que esta vez si me iba a estampar contra el hielo.
Parecía…
No sé cómo, no sé cuándo y no sé por qué… Solo sé que cuando me di cuenta ya estaba flotando en el aire pudiendo admirar mi obra acababa de tomar forma. ¡Era hermoso!
Sin poder controlarlo ni saber mantenerme, empecé a ser afectado por la gravedad nuevamente haciendo que cayera desde el cielo.
Golpe. Golpe. Golpe… ¡Alto!
Después de haberme golpeado quien-sabe-cuantas veces con las numerosas ramas, trate de sostenerme de algún lugar, tratar de encontrar un soporte. En mi primer intento la rama se rompió, por lo que me prepare para agarrar de manera firma la siguiente; chocando con ella en un fuerte impacto.
Sacudiendo mi cabeza para eliminar el exceso de nieve y riendo como un niño pequeño fue cuando por fin vi luz. Literalmente. A lo lejos pude ver un pequeño poblado; perfecto para un chico perdido como yo.
Sin saber cómo lo hacía o saber cómo controlarlo, volví a surcar los cielos con ayuda del viento, arrastrando unos cuantos copos de nieve conmigo. Cayendo al suelo sin saber cómo hacer equilibrio; rodé y mi capa marrón se interpuso en mi campo de visión. Todavía entre risas me la quite de encima y sacudiendo de la misma el exceso de nieve empecé a caminar.
De manera educada saludaba a las pocas personas que se me atravesaban, pero estas no me respondían. Ni siquiera se dignaban a verme… Me sentía algo incomodo y muy ofendido por eso, pero trate de restarle importancia. Después de todos habían pasado cosas muy buenas y divertidas en ese pequeño lapso de tiempo como para amargarme por algo así. Un perro pasó tras mío, sorprendiéndome en el acto pero gracias a ello pude ver a un niño corriendo tras él. Con la esperanza de que fuera por lo menos más educado que los adultos de este poblado me acerque a él, sonriendo de manera amable y agachándome para quedar a su altura.
— ¡Hey! Disculpa ¿Puedes decirme dónde estoy?— salió de mis labios… Pero aquel niño tampoco me escucho.
De hecho, hasta ese momento nadie me había escuchado. El niño fácilmente me traspasó mientras corría. No se detuvo, no se inmuto, no sintió nada… Pero yo… Yo si sentí algo.
Vacio.
Un extraño vacio que hacía que me sintiera sin aire, como si de repente me estuvieran oprimiendo el pecho con una fuerza extrema que impedía que a mis pulmones les llegara el oxigeno.
Anonadado por aquello, me levante y empecé a caminar de espaldas; fue cuando sentí nuevamente ese vacío una, dos y hasta tres veces. Cualquier persona que se me atravesaba me podía traspasar con facilidad como si de una cortina se tratara. O peor…
Como si yo no existiera.
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En la soledad del frío y la oscuridad, en donde reinaba el silencio, en donde fácilmente se podría decir que es el borde del mundo, cercano a unas enormes e imponentes montañas invernales se encontraba el reino de Arendelle. La noche era fría, oscura y aterradora. En el silencio que inundaba el castillo real solo se escuchaba el llanto… El de una mujer la cual lloraba desconsoladamente por su hermoso par de hijas.
La reina de Arendelle, acomodando los fríos cuerpos de sus hijas a un lado se levanto hecha una furia. Su rostro denotaba tantos sentimientos, pero sobre todo rencor. Le lanzo una mirada fulminante a la mujer de oscuros cabellos que frente a ella se encontraba con una mirada en la que la locura se denotaba.
— ¡Vete de aquí!— impuso con aquel tono de voz lleno de firmeza. La mujer frente a ella hizo una mueca, negando lentamente con su dedo índice el cual levanto frente a su rostro.
— ¡Pero qué mal tratas a tus familiares!— exclamó llena de burla y altanería —Si tan solo nuestro padre nos viera, estaría muy pero muy avergonzado de ti— apuntó con un tono de voz chillón, que desgarraba los tímpanos a medida que hablaba.
— ¿De ti o de mi?— desafió nuevamente la mujer de cortos y oscuros cabellos — ¡Tu eres una completa deshonra!— acusó —Usar la magia para motivos tan egoístas… ¡Eres una desgracia!— le señalaba con reproche.
La pelinegra bufó, empezando a caminar alrededor de la sala; fijando su mirada en aquellas pequeñas niñas de no más de ocho años. Era extraño; miraba a la más pequeña con ternura y a la mayor de ambas con desprecio… Era un sentimiento de rencor que le quemaba por dentro; parecido al que nació dentro de ella cuando cumplió la mayoría de edad.
— ¡Que belleza de niñas!— exclamó como si nada.
—Aléjate de ellas— con tono maternal y protector, la reina de Arendelle se posiciono frente a las dos niñas de oscuros cabellos —Tu problema no es con ellas, sino conmigo…
— ¡En eso te equivocas!— exclamó, interrumpiendo —Mi problema es con esto— señalando su muñeca empezó a hablar —Mi problema es con la Sangre Real que corre por mis… nuestras venas— hablaba en un tono lento mientras seguía dando vueltas. Por cada paso o cambio de posición que daba, la reina también se movía con tal de mantener a sus hijas y herederas a salvo — ¿No crees que es tonto el sistema real? Eso de "el hijo primogénito debe tener más privilegios" es una total estupidez. Yo pienso que esta pequeña— señalo a la menor de las niñas —Merece lo mismo que tu primogénita… ¡Así como lo merecía yo!— la furia se podía notar en sus palabras. Sus puños ardían en un extraño fuego verde y señalo a la reina con rencor. Las llamas se alargaban a lo largo de sus brazos, la temperatura empezaba a descender y la oscuridad consumía las paredes del castillo.
El instinto y el impulso despertaron en el interior de la reina. Lo más rápido que pudo agarro a sus dos hijas entre sus brazos, empezando a correr por los largos y solitarios pasillos del castillo, pero era en vano… Poco a poco la oscuridad iba consumiendo el castillo; quedando solo ella con sus dos hijas encerradas en un vacio.
No tenía principio o final, no tenía ruido o silencio… Estaba solo ella con sus dos hijas.
—Tonta hermana— se escuchaba una voz parecida a un extraño eco, sin dirección fija — ¡No tienes idea del error que cometiste!
— ¿¡Cual error!?— preguntaba con desesperación. Las saladas lágrimas empezaban a correr por sus mejillas
— ¡Nacer! Y ahora tus hijas la pagaran... Y no solo ellas— amenazaba. La reina de Arendelle soltó el llanto que tanto había retenido, abrazando con fuerza a sus hermosas hijas las cuales seguían dormidas — ¡Escúchame bien! Pues lo siguiente será el principio del fin… ¡Escucha tu maldición eterna!
Desesperada, se tapo los oídos con la esperanza de no escuchar su destino. Sentía tantas cosas al mismo tiempo; ira, dolor, impotencia.
Tristeza.
Una tristeza infinita al tan solo pensar que sus pequeños tesoros sufrirían las consecuencias del egoísmo de su hermana menor.
A lo largo de las épocas, a medida que pase el tiempo esta maldición jamás perderá efecto. La línea de sangre, el linaje de la familia real de Arendelle estaría condenado hasta el final de sus días.
"Estas palabras has de escuchar muy bien, pues tu destino ya ha sido escrito. Desde ahora en adelante siempre su primogénito sentirá el poder y el dolor de mis palabras.
Portador de la oscuridad será, con un poder infernal… Aunque al principio crea que lo pueda dominar, en algún momento de su control se saldrá. Condenada al aislamiento eterno estará para a su familia no poder lastimar."
A medida que las palabras se escuchaban el llanto de la reina seguía, el cabello oscuro de su primera hija poco a poco fue tornándose a uno más claro, un rubio que casi llegaba a blanco. Su temperatura corporal bajo drásticamente, sin embargo su respiración seguía pausada al seguir estando dormida.
—Que hermosos son los poderes de frío… ¿Cierto?— volvió a escuchar aquella voz burlona, aquella lengua punzante que solo sabia decir palabras llenas de dolor, ira y egoísmo.
"Oh Arendelle, portadores de una familia Real tan noble, tus valores morales será el principal motivo de tu perdición, el principal motivo de tu sufrimiento…
El principal motivo de tu soledad.
Esta es la maldición eterna impuesta al linaje de Sangre Real de Arendelle.
Y por los siglos de los siglos seguirá, marcando el destino de su primogénito…
Hasta el final de su existencia…"
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¡END! Final del cap. 1…
Okay, okay. Sé que dije que era un epilogo, pero me quedo más largo de lo que esperaba… Así que mejor tómenlo como el primer capítulo. ¿Les parece?
Muy bien, no tienen idea de lo nerviosa que estoy así que agradecería que fueran completamente sinceros; ¿Les gusto? ¿Ha quedado bien? ¿Alguna crítica constructiva? Como siempre, estoy dispuesta a recibir críticas constructivas, sugerencias, consejos… Y por supuesto; tomatazos .w.
Espero que hayan disfrutado leyendo esto… Apenas pueda subiré el próximo capítulo –CofCofCuandoLoTermineCofCof- ¡Lo prometo! ^^
En fin, espero leernos pronto. Los quiero mucho mis copitos de nieve; gracias por dejarme reviews y apoyarme en esto *-*
¡Nos leemos en el próximo capítulo!
¿Un review? —BrokenDoll-K
