El principio de la aventura

Ya era demasiado tarde, solo faltaban 24 horas para que nos mudáramos. Nuestra vida iba a dar un giro de 180º, otra vez, al pasar de vivir en un pequeño pueblo de Inglaterra, a vivir en una gran ciudad como es Seatle, que se encontraba al otro lado del océano, en Estados Unidos, en el estado de Washington.

No era la primera vez que nos mudábamos por el trabajo de mi madre, ella es una especia de investigadora científica o algo así, y me lleva a rastras por todo el mundo investigando y ayudando a la fauna y flora de todos los lugares del mundo. Es una de las mejores en su trabajo y le llueven ofertas por todos lados, yo me alegro por ella incluso al principio esta bien eso de conocer nuevos sitios, pero cuando ya te has mudado más de tres veces te empiezas a cansar.

Yo nací en Lisboa, Portugal, y desde que cumplí 6 años he vivido en cuatro países. Primero nos fuimos a Venecia y al cabo de un tiempo mi madre sale con que estaría bien apuntarme a una academia de idiomas y aprender francés, claro al año siguiente estábamos en Paris y al otro en Dinamarca y por último Castle Combe. Al llegar a Castle Combe lo primero que pensé fue, aquí te debes aburrir mucho, ya que es un pueblo pequeño, muy bonito pero con pocas cosas que hacer si no conoces a nadie.

Poco a poco fui adaptándome y conociendo gente y tenia incluso una mejor amiga y entonces llegó esa carta, con una oferta de empleo para la Doctora Mariah Cruz en Seatle, y otra vez a mudarse.

Esta es la historia de mi vida resumida en unas cuantas líneas, se resume en traslados y más traslados. Y aquí estoy a 24h de coger un avión y dirigirme a una nueva vida, una que no quiero vivir ya que tenia que dejar atrás otra vez a amigos, colegio, pueblo, todo un sin fin de cosas.

Ya me había despedido de Ariel, mi mejor amiga y solo faltaba acabar de hacer las maletas. Ya eran las 10: 30, mejor me acostaba ya que mañana había que madrugar para coger un avión. Me acosté con mil preguntas en la cabeza, ¿cómo sería la nueva casa? ¿Y el instituto? ¿Me costará hacer nuevos amigos? Y así hasta que me dormí.

La luz de la mañana ya entraba por la ventana, Leina aún dormía, la habitación estaba a rebosar de cajas de mudanzas llenas de libros, zapatos, etc. Y maletas a rebosar de ropa, de pronto un grito se escuchó del piso de abajo de la casa:

-¡Lei, despierta que se nos irá el avión!- Era su madre, Leina se despertó, y bajó a desayunar con tanto animo como quien acaba de salir del dentista. Cogió el único vaso que no estaba empaquetado y se sirvió un vaso de leche.

-¿Mamá, cuanto tardaremos en llegar en avión a Seatle?- Preguntó Leina.

-Pues tardaremos unas 6 horas o por ahí...

-¡6 horas!

-Si, que quieres tenemos que cruzar un océano hija...

Lavé el vaso de leche y me fui directa a bajar las maletas y las cajas al rellano. Cuando acabé de bajar todas las cajas, el camión de las mudanzas ya había llegado. Los transportistas ya habían empezado a guardar en el camión los mubles y las cajas, salí al jardín y vi que había más de un camión. Unos tres o cuatro camiones de mudanzas estaban aparcados delante de casa y cinco o seis hombres llenándolos con nuestros muebles y cajas hasta que el camión se llenaba, y así con los otros tres. Me quedé de pie allí, sin hacer otra cosa más que mirar como cargaban los grandes camiones de mudanzas. De pronto me miré los pies y me di cuenta que aún llevaba el pijama. Salí corriendo del jardín, ni siquiera me fijé en el cartel de vendido. Subí las escaleras con tres saltos y en un abrir y cerrar de ojos ya estaba en mi habitación. Cogí la ropa que tenía preparada para hoy y guardé el pijama en la maleta.

Los camiones ya se habían ido y mi madre estaba en el rellano con las maletas.

-¿Que, lista para otra aventura?- Le preguntó su madre.

-Claro... ¿no hay otra opción no?

-Lei todo saldrá bien ya veras.

-Uff... eso espero mamá, eso espero...

-Venga que ya a llegado el taxi.

Cogimos las maletas y las metimos en el coche, luego entremos y empecemos a alejarnos de la que iba a ser nuestro antiguo hogar, que cada vez se hacía más pequeño en la lejanía.

No me había dado cuenta de que me había dormido asta que noté que el taxi se iba parando, y habíamos llegado al aeropuerto de Londres. Mi madre pagó al taxista con los últimos peniques que nos quedaban ya que ya habíamos cambiado todo nuestro dinero a dólares.

Solo faltaban apenas dos minutos y tendríamos que embarcar en el avión, ya estaba oyendo a las azafatas pedir el billete de avión y el pasaporte.

-¿Me pueden enseñar el pasaporte, por favor?

-Tenga.

-Muy bien, pasen. Esta por la parte final, asientos 23 y 24.

Pasamos dentro del avión hasta llegar a nuestros asientos, y al llegar a los asientos, desastre, los asientos estaban separados, mi madre en un lado y yo en el otro, al menos estaba al lado de la ventana.

Me senté y al poco tiempo empezó a despegar el avión, y cada vez las personas se veían más y más y más pequeñas.

No me acuerdo de mucho más, ya que al poco tiempo cerré los ojos y me dormí. Al despertarme ya aviamos llegado a Seatle, no me lo podía creer había dormido 6 horas seguidas. Mire para ver a mi madre, y estaba a mi lado:

-Que haces aquí, ¿tu asiento no era otro?

-Si, pero como no estaba ocupado le he preguntado a la azafata si lo podía ocupar. Y aquí estoy.

Me sonrió con esa sonrisa tan suya, como si se le iluminara la cara, era increíble la fuerza que irradiaba mi madre solo con una pequeña sonrisa, transmitía paz, y energía suficiente para continuar lo que hiciera falta. En ese aspecto no me parecía en nada a ella, mi sonrisa siempre era muy pequeña y resultaba forzada, eso es una de las muchas cosas que heredé de mi padre, soy un poco seria y tiendo a parecer malhumorada, pero todo lo contrario, suelo tener una actitud feliz ante la vida, soy muy positiva, esto me viene de mi madre, cosa que me va bien para soportar tanto traslado.

A las 17 horas y 34 minutos ya estábamos en Seatle, esperando que pasara un taxi que nos llevara a nuestro nuevo hogar.

-Mira Lei, allí hay un taxi libre, quédate con las maletas que voy a decirle que se acerque y así no tener que ir con el peso hasta allí...

-Vale.

Al cabo de unos instantes mi madre ya estaba de vuelta y con el taxi aparcado justo delante de nosotras. Metimos las maletas, entramos y mi madre pronunció las palabras mágicas... A la 77 de la avenida Lonelyday, por favor.

Carteles de anuncios, árboles, señales de trafico, fabricas,...

Mientras nos encaminábamos a Seatle, iba mirando por la ventana del taxi, la ciudad ya se veía de lejos lo que significaba que nos quedaba muy poco para llegar.

-Mira Leina, ya estamos llegando. Pronto estaremos en nuestra nueva casa.

-¿Cómo es?

-Bueno, es un poco diferente a la anterior. La de Castle Combe era una casa unifamiliar, grande y con una pequeña parcela de jardín, en cambio esta...

-Esta que mama?

-Es un piso que esta en una zona próxima al centro. Por lo que es mucho más pequeño que nuestra antigua casa.

Mucho más pequeño, me había quedado pensando esas palabras. ¿Cómo de más pequeño?

Aunque no lo quería reconocer tenia ganas de llegar, para ver por fin la casa en que íbamos a vivir durante algún tiempo y porque después de 6 horas de avión y 2 de taxi ya tenía ganas de descansar en una cama y comer comida de verdad, no solo bocadillos, y de usar un lavabo como dios manda.

Ya estábamos en la entrada de la ciudad, edificios altos y nuevos se alternaban con pequeños edificios antiguos, que parecían resistirse a ser derribados y sustituidos por edificios nuevos como lo eran sus altos vecinos. Ciudadanos paseaban por igual por las calles que por los lados de las carreteras, y un olor a comida flotaba en el ambiente.

Salimos de la carretera por una calle ancha que se dirigía a una plaza donde se encontraba el ayuntamiento y la mayoría de las tiendas.

Había dos panaderías, una peluquería, una tiendo de ropa de fiesta y otra de moda joven, en ese momento el taxi se paró un momento y fijé mi vista en la tienda de ropa, era muy nueva comparada con las demás y parecía bastante grande. Pensé que cuando la mudanza estuviera finalizada, podría pasarme por aquella tienda y mirar algunos trapitos. "Un capricho de vez en cuando no va mal", me dije a mi misma, así que ya estaba decidido, la semana que viene, que ya estaría la casa organizado, me pasaría por la tienda a ver que tal esta.

El semáforo se puso verde y el taxi volvió a arrancar, yo iba memorizando por donde iba y así poder saber como ir a la tienda.

Derecha, izquierda, recto, dos semáforos, otra vez a la derecha y lleguemos a una avenida bastante ancha llamada avenida Lonelyday,

Esa era mi nueva calle, y en el numero 77 mi nueva casa.

El taxi siguió avanzando unos diez minutos más y se paró. Mi madre le pagó y bajemos las maletas.

Ya estábamos allí, delante del enorme edificio, un edificio donde iba vivir por un tiempo que aún no sabía cuanto iba a ser.

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Mi primera historia publicada aqui.

debo decir que esta historia no me pertenece a mi sino a una buena amiga k me la a prestado para subirla aki de manera k espero algunos reviews para seguir subiendo los capitulos

ella no espera k le guste a nadie kiero algunos reviews k lo nieguen.

este capitulo viene a ser el prologo asi k un poko de trankilidad k mas adelante se pone muy interesante.

nos vemos en el siguiente capitulo

la autora es Pili.