Los personajes e historia de Ansatsu Kyoshitsu/Assassination Classroom pertenecen al maestro Yusei Matsui, la escritora de este fanfic no tiene derecho sobre nada excepto los OC que aparezcan y la trama del mismo fanfic.


Hace muchos años, cuando la luna perdió el 70% de su masa, el ministerio de defensa japonés, apoyado por los buros de defensa de los demás países del mundo, se vieron obligados a responder a las peticiones del terrorista que voló la luna. Amenazando que si en el aniversario en el que la luna fue prácticamente destruida no se cumplía su petición el planeta tierra compartiría el mismo destino que su satélite natural.

El terrorista: Un pulpo superdotado.

La petición: Que un grupo de los peores alumnos de una de las secundarias más prestigiosas, Kunugigaoka, lo asesinaran antes del lapso acordado.

Los gobiernos pusieron manos a la obra y en menos de un piz-paz consiguieron que el presidente de la junta administrativa les diera luz verde para tan curiosa y extraña petición.

Fue así como la clase 3-E se convirtió en la única y diminuta luz de esperanza que tenía el mundo… no que el mundo y sus habitantes se dieran cuenta pues el asunto fue tratado como secreto nivel S y nadie fuera de los altos rangos militares y gubernamentales tenía acceso a dicha información. La destrucción de la luna fue explicada como un natural choque de meteorito contra la superficie del satélite y el pánico mundial fue evitado.

Sin embargo los estudiantes de la clase 3-E experimentaron una metamorfosis. Poco a poco los que alguna vez fueron tomados como escorias de la sociedad al ser individuos cuyas habilidades individuales les dificultaban la interacción con el resto de la sociedad que les rodeaba, al pulir esas habilidades en el nuevo entorno al cual se les había asignado sin preguntarles su opinión, estos chicos se convirtieron en una fuerza de elite que a pesar de seguir siendo tratados como la escoria de su escuela jamás en su vida volverían a ser los mismos chicos abnegados y rechazados.

Los gobiernos se maravillaron con la trasformación del grupo 3-E, que de marginados sociales pasaron a ser la mejor fuerza de elite secreta de Japón, al graduarse de la secundaria los estudiantes fueron aceptados en grupos paramilitares y de investigación, se les dieron becas en química, leyes, deportes, arte, claro, siempre y cuando siguieran sirviendo a su país, algunos otros se negaron y salieron adelante por si solos, otros, que le habían agarrado un sabor a la vida de asesino se quedaron con esa vida, siendo respetados y temidos en el nuevo submundo al que pertenecían. Pero ninguno de los alumnos del 3-E, los primeros chicos que fueron colocados en aquella peliaguda situación, olvido, ni jamás olvidaran, a aquel que les enseño y que los trato como seres humanos, como iguales, jamás olvidaran a aquel que les recordó que está bien caerse y levantarse con la frente en alto, ninguno de ellos olvidara a su primer objetivo, a su maestro, a su amigo, ¿Qué importa si era un pulpo pervertido y goloso? Un asesino jamás olvida su primer trabajo, un estudiante jamás olvida a su mejor maestro.

El gobierno Japonés acordó con la escuela Kunugigaoka que a partir de ese entonces la clase E seria designada para los alumnos que fueran aceptados en el nuevo programa llamado "Entrenamiento para Especialistas en Ejecución, Exterminio e Inteligencia". La institución acepto los términos cuando se le informo que una considerable cantidad de dinero se le seria donada mensualmente para la manutención de las instalaciones designadas para los jóvenes reclutas. Se tomarían las instalaciones de un edifico a parte alejado de las instalaciones principales, seis años de entrenamiento, los tres de secundaria y los tres de preparatoria, ningún civil tenia permitido saber de esto. Los demás gobiernos del mundo abrieron sistemas similares en sus propios países, Rusia y EUA siendo los que aplicaron el programa en conjunto con Japón.

Han pasado ya veinte años desde que la clase 3-E cumplió su primera misión. La clase E se convirtió en el edifico E, y los algunas vez estudiantes se convirtieron en maestros.


Nacido en enero de 2001, el ministerio de Educación, Cultura, Deportes, Ciencia y Tecnología de Japón, abreviado "Monkashō", anteriormente siendo dos ministerios diferentes (el de educación y el de ciencias y tecnología), es el encargado de regular la educación en el país del sol naciente, su actual ministro, un tal Akabane Karma.

Karma es un hombre carismático, su ley en contra del Bulling y su ambicioso proyecto para mejorar la educación rural en el país fue lo que lo llevo a ser el más joven ministro electo por el primer ministro japonés en la historia de dicho país.

El joven ministro estaba sentado en su enorme oficina sin hacer nada en específico, esperaba una noticia importante, eran las vacaciones de primavera y los exámenes de admisión para las primarias, secundarias y preparatorias ya habían sido implementados, pero a Karma solo le interesaban los resultados de una institución en específico.

- Bzz, Akabane-sama. – llamo la que sería la secretaria de Karma por el intercomunicador que tenía el ministro en su escritorio – Llegaron los archivos de los alumnos que aplicaron para entrar a primero de secundaria en Kunugigaoka. – informo la mujer.

La sonrisa Karma, antes tranquila, se ensancho maliciosamente, como la de un pequeño planeando su próxima travesura. El ministro se estiro y oprimió el botón que le permitiría responder a su secretaria.

- Perfecto. Envíamelos de inmediato. – ordeno con voz suave el de cabello carmesí.

- Bzz, sí, señor. – respondió la secretaria desde la bocinita.

Karma se reclino en su mullido sillón y saco su celular del bolsillo de su saco, marco un número que conocía de memoria pues lo ha estado marcando desde que era estudiante de secundaria.

- ¿Los tienes? – hablo desde el otro lado de la línea una voz fuerte y profunda.

- Yo! Karasuma-sensei, también me alegra escuchar su voz, ¿Yo? He estado bien, esto de ser ministro de educación no está tal mal. – bromeo Karma fingiendo estar dolido ante la actitud de su antiguo profesor.

- Karma. – suspiro exasperado Karasuma al otro lado de la línea – Ya tienes treinta y cinco, estas a punto de ser padre, madura. – reprendió Tadaomi a su ex alumno.

- Buu, algo me dice que usted se comió una bolsa llena de limones cuando era pequeño. – se burló el ahora ministro.

- Karma. – volvió a decir exasperado Karasuma al otro lado de la línea.

Karma entendió que se estaba acercando a terreno prohibido.

- Llegaron hace un instante. – informo ya más serio el de cabello carmesí.

- Bien, ya sabes que hacer. – y Karasuma corto la llamada.

Karma miro su celular por un instante con una sonrisita divertida y lo volvió a guardar en su bolsillo.

- Bzz, Akabane-sama. – volvió a llamar por el intercomunicador la secretaria – Ya envíe los archivos a su correo electrónico. – informo la eficiente secretaria.

- Gracias. – respondió Karma desde su lado del intercomunicador – Puedes tomarte el resto del día. –

- Bzz, gracias señor, que tenga buena tarde. – se despido la secretaria.

Karma coloco su laptop sobre su carísimo escritorio y la encendió, ingreso a su cuenta privada y ahí encontró un archivo que decía "Aspirantes_Kunugigaoka", el de cabello carmesí abrió el archivo y cientos de carpetas que contenían información confidencial sobre los aspirantes a dicha institución le fueron mostrados.

Karma sonrio, la luz que emanaba de la laptop en la oscuridad de la oficina del ministro lo hacían ver siniestro y al mismo tiempo travieso, sus manos comenzaron a moverse sobre el teclado.