Amour Sucré/CdM no me pertenece.

¡Oh! ¿Qué es esto? ¡Una pareja Crack!


La garganta le dolía y su voz se quebraba más de lo que podía controlar. Sus ojos los sentía húmedos y en cualquier momento las lágrimas saldrían. Su sonrisa era tan forzada que en cualquier momento Violeta o Iris la notarían, por ahora solo Kim la había visto y agradecía el que la chica no fuera entrometida y le preguntara, sin embargo la mirada de lástima que le dedico no paso desapercibida. Melody hablaba menos de lo que solía hablar y mantenía un perfil bajo en clases, ¿por qué? Ella no era así, ella era alguien extrovertida, siempre participativa, siempre amigable, ¿qué la llevaría a estar de esa manera?

La clase acabó y ya no podía soportarlo más. Tomó sus pertenencias con un poco de prisa y guardó todo en su bolso, sin esperar a ser vista, salió del aula y caminó apresuradamente por el pasillo, con la mirada baja y ocultando sus ojos con su flequillo lo mejor que podía. Abrió de un fuerte empujón la puerta principal del instituto y su respiración ya era agitada, las lágrimas comenzaban a salir. Miró desesperada a todas direcciones, ¿a dónde ir? En el gimnasio había practica de baloncesto, en el jardín centrar siempre habían alumnos, su única escapatoria era el club de jardinería.

Sin dudarlo más, casi corrió hacía el club. Sin detenerse a observar, corrió al invernadero y se escondió detrás del mismo. Su bolso se resbaló de su hombro y no hizo nada para intentar detenerlo así que cayó en el césped, sin crear sonido más que el de las cosas que se movieron dentro. Se mordió el labio inferior, aún intentando ser fuerte y retenerlo, pero no podía. Las lágrimas caían por mejillas, recordándole el dolor de horas antes. Se llevó las manos a la cara y trato de taparse, sus manos temblorosas no lo lograron. Se recargó en la pared del invernadero.

Gimoteos débiles y las lágrimas que no paraban. En su mente las cosas estaban revueltas, una parte responsable le decía que perdería una clase, otra le decía que ya se fuera, otra le indicaba que siguiera llorando y otra no la conocía siquiera. Se limpió con brusquedad y torpeza las lágrimas, aunque no sirvió de nada, ya que volvieron a aparecer. Quería gritar con tanta fuerza hasta quedar afónica, pero no lo haría, así no era ella. De vez en cuando se mordía el labio inferior, para intentar calmarse, logrando solo dejar su labio enrojecido y muy sensible. Una sensación de impotencia la hacía llorar más.

-Hey, ¿qué diablos haces aquí?-.

Giró rápidamente, sin limpiarse las lágrimas ni intentar cubrirse el rostro. La había tomado por sorpresa, tardo en comprender de quien se trataba, cuando lo hizo al instante le dio la espalda y procedió a limpiarse. De todos los que podían encontrarla en tal situación, le había tocado toparse con Castiel, definitivamente ese día no era el suyo. Mientras Melody seguía intentando recuperar la compostura, el varón permaneció en silencio; había ido ahí porque era el último escondite que la directora y Nathaniel aún no le descubrían y ahí podía esconderse, nunca espero encontrar a Melody ahí.

-¿Qué te pasa?-. Preguntó, sin acercarse a ella.

-Nada…. Nada-. Respondió con una voz débil y quebradiza la chica.

Castiel arqueó las cejas, no le importaba en lo más mínimo el porque la delegada estaba llorando detrás del invernadero, pero el que estuviera llorando y faltando a una clase estaban dándole señales de que era algo importante. Nunca le gusto eso de entrometerse en asuntos ajenos pero una chispa de curiosidad, impropia en él, le quería hacer preguntar sobre la situación. No era amigo de Melody, apenas y habían convivido y solamente por cosas conectadas a Nathaniel, así que la chica podría no contestarle.

-En serio, ¿qué te pasa?-. Volvió a preguntar.

-He dicho que nada-. Melody alzó un poco la voz. –No es nada-.

-Entonces tu pasatiempo es llorar detrás del invernadero-.

Melody se tensó pero no contestó. Se giró, libre de alguna lágrima, pero sus ojos enrojecidos, su labio inferior algo inflamado, en general toda su apariencia la delataba. No estaba bien y con cualquier pequeña cosa, explotaría de nueva cuenta. La chica se inclinó y procedió a recoger lo que había salido de su bolso y a organizarlo. Castiel seguía cada movimiento con la mirada, logrando ver que la chica aún respiraba agitadamente.

-Te rechazó, ¿no?-.

No se necesitaba ser un genio, solamente tener muchas horas de detención y pasar más tiempo de lo necesario en la sala de delegados. Castiel había descubierto que a Melody le gustaba Nathaniel, en primera instancia pensó que la chica tenía unos pésimos gustos y en segundo que la pobre terminaría mal. Incluso una vez le comentó a Lysandro, entre risas burlonas, que la chica terminaría llorando. Obviamente Lysandro se molestó. A Castiel le había causado gracia, e intentó hacer una apuesta con su amigo sobre eso; él habría apostado porque Melody lloraría al final.

Ahora, frente suyo, la chica había estado llorando y, francamente, no sentía ganas de reírse. Melody no levantó el rostro, apretó la correa de su bolso con fuerza y sintió que las lágrimas amenazaban con salir de nueva cuenta, ¿cómo sabía él eso? ¿Acaso alguien lo había dicho? Nadie, absolutamente nadie, sabía de sus sentimientos. No tenía tiempo para preguntarle, ni pretendía hacerlo. Se levantó y desvió la mirada.

-No sé de que hablas-. Respondió, queriendo dar por zanjado el tema.

Castiel levantó los hombros desinteresadamente. –Que el estirado del delegado te ha rechazado, porque te declaraste, digo yo-.

Melody aumento la presión en el agarre que mantenía en la correa. Se mordió el labio inferior, ¿Cómo es que Castiel sabía eso? ¿Había estado escuchando o lo estaba deduciendo? No tenía porque pedir explicaciones, no en ese momento. Negó con la cabeza y trató de mantener su voz firme, pero esta flaqueaba más cada vez que decía algo. El dolor estaba volviendo y no quería dejar que Castiel la viera llorar de nueva cuenta, inhaló con fuerza.

-Por favor, deja de decir eso, alguien puede escucharte y crear rumores-. Habló diplomáticamente. –Rumores que pueden afectar a terceros-.

-Como al delegado que te rechazo-.

-¡Ya basta!-. Gritó Melody, asustando un poco al varón. –Que no ha pasado eso, así que deja de insistir en ese tema, ¿quieres?-. Dijo, bajando el nivel de su voz.

Castiel asintió lentamente con la cabeza, aunque no fue visto por ella, ya que Melody no despegaba la vista del suelo. Observó a la chica y dio por sentado que si había sido rechazada, suspiró y metió sus manos en los bolsillos del pantalón. Era obvio el temblar de la chica, además de que estaba plantada ahí y que mantenía la cabeza baja. Permaneció en silencio un buen rato, formulando la oración perfecta para la situación. Melody respiraba agitadamente y sentía palpitaciones en su cabeza, su corazón latía con velocidad, quería irse, largarse de ahí, pero no podía moverse; sabía que una sola palabra de Castiel la haría estallar. Agradecía el silencio del chico.

-…Pero si te rechazo, ¿verdad?-.

Molody gritó y soltó su bolso, dio un fuerte pisotón que no fue escuchado debido al césped. Apretó los puños y por fin miró a los ojos al varón, aunque había lágrimas en ellos, su ceño fruncido la contradecía en su estado de ánimo. Castiel no se inmutó ante eso, en su lugar le dedico una mirada de superioridad a la castaña, que ahora le miraba furiosa.

-¡Ya cállate! ¡Que si me rechazo, deja de repetirlo! ¡¿Qué si lo hizo?! ¡Sí, lo hizo!-. Gritó, con voz entrecortada pero fuerte. –¡¿Eso querías oír?! ¡Pues, anda, ahí está! ¡Ahora ríete si quieres!-.

Levantó las manos y realizó ademanes sin sentidos y que mostraban su frustración, dio un gruñido, para después volver a mover las manos con frenesí. Observó a Castiel, el cual le miraba con indiferencia, tanta que solo la hacía enrabiar más. Ya no sabía que sentía más, molestia o dolor. Se acercó unos pasos a él.

-¡Anda! ¡Vete a contárselo a todos! ¡O ríete de mí! ¡Búrlate si quieres, que para eso has venido!-.

-No he venido a eso-. Se defendió Castiel, sin perder la compostura.

Melody sonrió momentáneamente con ironía para después girarse y alejarse de él, y darle la espalda. –¡Claro que has venido a eso! ¡¿Para qué más si no?!-.

-¡Ya sabes lo que paso! ¡Burlarte! ¡Ríete en mi cara!-. Dijo, si verlo. –¡Que se te da bien eso de pasar de otros y burlarte de ellos!-.

A pesar de los gritos y la adrenalina que sintió al darlos, Melody se sentó en el césped. La garganta le dolía por lo anterior y ahora solo tenía ganas de llorar. Que más le daba que Castiel la viera, que se burlara, ya no le importaba nada. Se abrazó a sí misma y comenzó a llorar. Gritos y gimoteos, tantas lágrimas estaba derramando que comenzaba a olvidar donde estaba, con quien y el porqué de su llanto. Detrás de la chica, Castiel se alejó lentamente y observó la entrada del club, alguien podría llegar en el momento y encontrarlos. Si alguien llegaba se aseguraría de que se fuera y no regresara por unas cuantas semanas. Entre más desgarrador se volvía el llanto de Melody, menos quería verla, un nudo se formó en su garganta. Conforme pasaron los minutos, la voz de la chica se volvió más débil y dirigió su vista a ella. Todo el estruendoso ruido había desaparecido, y ahora solo quedaba el silencio.

Cubriéndose el rostro, Melody tomó su bolso y lo arrastró hacía ella y comenzó a rebuscar en el. Castiel dio una última mirada a la entrada antes de acercarse a ella, pero aún a sus espaldas. Y la asalto con una pregunta que la chica nunca espero por parte de él.

-¿Cómo te sientes?-.

Melody no contestó, asintió levemente con la cabeza, para indicarle que se encontraba bien. Castiel bufó, no muy convencido y rebuscó en los bolsillos de su chaqueta, hasta dar con lo que buscaba; una paleta de caramelo. Se acercó más a Melody y la colocó frente a ella, asustando a la chica en el proceso. La movió un poco al ver que ella no la tomaba, no iba a decirle "Anímate, ten, te regalo una paleta", ni que fuera tan amable y eso sería algo denigrante, en su pensamiento. Algo dudosa, Melody la tomó y Castiel se alejó de ella.

Permanecieron en silencio unos minutos más, hasta que Melody se levantó y se acercó a él. Aún con la mirada baja y con la paleta en su mano izquierda. Permanecieron frente a frente unos segundos, con una atmosfera algo tensa pero a la vez ligera, no lograban sentirse mal del todo ni excepcionalmente bien. Melody inhaló.

-Lamento haberte gritado de esa manera, no debí-. Su voz sonaba ronca. –Realmente lo siento-.

-No hay problema-. Contestó Castiel. –Todos deben gritar en algún momento, supongo-.

Ella asintió levemente con la cabeza para después caer de nuevo en el silencio, el cual fue roto de nueva cuenta por Melody, la cual no quería dejar que Castiel viera sus enrojecidos ojos y sus mejillas marcadas por las lágrimas.

-Te agradecería que no le digas a nadie sobre esto, es algo muy... personal y no me gustaría que se enterasen, mucho menos Peggy-.

-No soy un boca floja-. Se defendió el chico, algo ofendido al ser comparado con Peggy. –No diré nada-.

-Gracias, Castiel y…-. Comenzó a jugar con la paleta. –También, gracias por esto-.

Él no respondió y ella tampoco espero la respuesta, Melody comenzó a caminar a la salida, no solo del club de jardinería, también del instituto. Castiel observó la retirada de la chica, y se sentía en parte aliviado al ver como Melody no regresaba al instituto. Una vez la perdió de vista, se recargó en la pared del invernadero y cruzó sus brazos. Un sabor agridulce le lleno el paladar, él nunca había sido tan amable, menos con personas con las cuales no convivía, pero tampoco era un desgraciado. El ver a la pobre chica así le tocó su, a veces, insensible corazón y el recordar como se había reído de ella antes le hizo sentir mal. Suspiró y tomó rumbo al instituto, necesitaba despejar su mente y la clase de química era perfecta para eso.

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Al día siguiente no espero nada realmente, su expectativa era llegar y que todo permaneciera igual. Así que cuando Melody le dio los buenos días tan alegre lo descolocó un poco, además de que ella se veía como si no hubiera pasado nada. Algo entendible, pero se veía tan renovada, que no evito pensar que la chica se estaba reponiendo demasiado rápido a un rechazo o podía estar ocultando su dolor, de una manera magistral que hasta daba miedo. La sorpresa siguió cuando ella lo detuvo antes de salir del aula, quedando solos en el aula.

Melody rebuscó en su bolso y sacó una paleta de caramelo, que le entregó a Castiel. El varón la observó sin entender muy bien la situación, sabía que era un pago por lo del día anterior, sin embargo no pensó que Melody fuera a hacerlo. Observó a la chica, pidiendo explicaciones. Melody, que ahora si le veía a los ojos, sonrió.

-Pensé que debía devolverte el favor-.

-No te hice ningún favor-.

Melody rió y se colocó un mechón de cabello detrás de la oreja. –Lo sé, pero no sé porque tenía la necesidad de pagarte-.

Un momentáneo silencio los inundo. Melody juntó sus manos detrás de la espalda y aún con una sonrisa siguió hablando. Castiel le observaba con gesto indiferente y aburrido.

-Solo acéptala, como yo acepte ayer. Sin rechistar-.

Castiel suspiró derrotado y levantó los hombros. –Bien. Aceptada-.

Melody rió y caminó hacia la puerta, abriéndola y saliendo, antes de cerrar se despidió de Castiel, no sin antes recordarle que debía asistir a todas sus clases. Él asintió con desinterés y ella se fue. Castiel retiró la envoltura de la paleta y arrojó el papel desinteresadamente al suelo. Se sentó en uno de los pupitres y metió la paleta a su boca, saboreando el sabor a cereza. Seguía sin saber porque había ayudado a Melody, pero si estaba seguro de algo, y ese algo sería el hacerle ver a Nathaniel de lo que se perdía. Sonrió, tomó su mochila y salió del aula; ¿Cómo no se había dado cuenta de lo linda que es la sonrisa de Melody?


Si llegaste hasta acá, pues: ¡Felicidades!

Melody es de las chicas más odiadas de este fandom y Castiel de los chicos más queridos, pero me defenderé diciendo que me gustan las parejas Crack y con eso espero no recibir linchamientos.

Si alguien deja comentario, solo pido que no se insulte a ningún personaje (obviamente me refiero a Melody xD) ni a mi persona, ya que en gustos, colores.

Iba a publicar esto en el foro de CdM, pero al final fue de; "No, mejor en FF". Me arriesgo a mucho, pero bueno, soy bien jarcor (?)

Repito, si leíste todo este fic, felicidades xD ¡Y gracias! Por darle una oportunidad :)