Universo Alterno.

Género: Sobrenatural/Suspenso/Romance

Pareja: SasuHina.

Autora: DarkAmy-chan (Amy-chan, Amita-chan)

Beta:Konoha Girl (Thankies!)

- pensamientos

- "recuerdos"
- Hablan

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Los Personajes de Naruto no me pertenecen, son del Maestro Kishimoto

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I'll Be There

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Era otra noche como todas. En la oscuridad de su habitación, – la que se había ganado después de matar a uno de los demonios superiores. Orochimaru. – apreciando en un espejo de cuerpo completo en lo que se había convertido, como sus ojos negros que expresaban que había perdido la humanidad que alguna vez pudo tener.

Su fría mirada se perdió en su reflejo, en como éste se iba dispersando, dando paso a imagen de un niño de no más de ocho años, que se dirigía con alegría de vuelta a su hogar, con la ilusión de contarle a su madre como le había ido el primer día de clases.

Los puños de quien observaba la escena de su pasado, se apretaron sin darse cuenta. Porque así era. Aquello que sus perlas negras capturaban, no era más que una parte de su pasado. La misma memoria que había forjado su destino, su razón de vivir.

La sangre, el silencio que olía a muerte, y por último visualizar como un ser de apariencia humana, les arrebataba la vida sin esfuerzo alguno. El pequeño trató de gritar, de moverse para escapar, pero el miedo le impedía dar paso alguno. Por mucho que se decía a si mismo que debía escapar, que si se quedaba ahí su vida se extinguiría, le era imposible.

Esa noche fue muerto a manos de ese demonio de ojos rojos, siendo revivido por un ser que jamás había visto, que se había valido de su odio para tentarlo con poder. En ese preciso momento perdió su alma, pero había vuelto a nacer como un vengador.

No importaba que los años siguieran pasando, porque eso sólo permitía que su rencor creciera con más fuerza.

Sus ojos negros de pronto cambiaron de color. El crujir de un cristal comenzó a hacerse presente. El espejo estaba trizado, reflejando de manera desfigurada las expresiones de odio que portaba el que alguna vez fue un Uchiha.

Todo fue culpa de Fugaku…─ Aquella persona había sido el padre de Sasuke, cuando él era aún humano. El azabache al estar ya cerca de quienes deseaba eliminar, pudo averiguar que su padre había hecho un pacto con el demonio para así obtener todas sus riquezas. Y al no cumplir con su parte del trato, su vida y la de los suyos fueron tomadas como parte de pago.

Eso le dio a entender por qué había sido revivido. Tenía que terminar de pagar las deudas de su padre, trayendo más almas puras al inframundo.

No tenía problemas con eso, mientras así pudiese cumplir con su cometido: Matar a cada uno de los seres que le arrebataron su felicidad.

¿Cuántos seres nauseabundos se había llevado a las redes del infierno?, ¿Cuántas veces les escuchó pedir misericordia, y él solo sonrió con sorna para luego arrancarles el corazón sin clemencia alguna? Ya había perdido la cuenta, después de todo ya su cuerpo mostraba las señas de haber crecido. Y aunque no fuera un humano ya, si aún lo siguiera siendo, no pasaría de los dieciséis años.

Unos golpes en la puerta le sacaron de sus pensamientos. No respondió ni fue a ver quién era. No porque no le interesara, sino porque ya sabía de quien se trataba. Y la voz de la fémina le comprobó que así era.

Yami-kun, es hora de ir. Ya todos están preparados ─ El azabache termino de ajustar su espada favorita devora almas en el cinturón que rodeaba su cintura. Sería otra noche de aplastar insectos, otra noche donde se demostraba que de humano no le quedaba nada.

Al abrir ignoró por completo a quien le veía con fascinación, pero soltaba un bufido molesto al ser pasada sin siquiera obtener una mirada.

….

El azabache observaba desde arriba de un rascacielos las muchas luces que opacaban el brillo de las estrellas. Sus ojos negros se tornaron rojizos, aumentando así su poder y visualización. Una mueca de asco se posó en sus facciones al apreciar en uno de los callejones a unos sujetos intentando robarles a una pareja que les veían con pavor. En otro lugar un tipo obeso intentaba forzar a una mujer a tener relaciones, mientras la tipa pedía ayuda. Pero aunque varios pasaron y escucharon su pedido de auxilio, solo fingían que nada veían. Era asqueroso.

Aquellos seres eran las victimas perfectas para esa oscura noche sin luna. Les torturaría lentamente, hasta que pidieran con clemencia que les matara. Pero no les daría en el gusto, ya que ante sus ojos, ellos merecían sufrir…lentamente.

Dio un gran salto para ir a los lugares en cuestión, ignorando por completo los llamados de quien le había ido a buscar. Él no necesitaba a nadie para cumplir con su cometido, todos eran simples herramientas para conseguir sus metas. Claro, hasta que él los matara junto con los demás que le arrebataron su humanidad.

Una sonrisa llena de malicia adornó sus facciones al caer en el lugar donde esos tipos ahora le daban una golpiza al sujeto que intentaba proteger a su novia, al apreciar sus miradas llenas de espanto por ver el rojo de sus ojos. Era hora de que corriera un poco de sangre.

El grito desgarrador de los sujetos inundó el lugar en cosa de segundos. Impactados de ver tal atroz acto salido como de una película de terror, la pareja observaba con estupefacción los cuerpos sin vida de quienes les habían asaltado. Asustados sus ojos habían presenciado como habían sido destajados sin piedad y esfuerzo alguno, como si el tipo que ahora les veía en silencio no fuera de este mundo.

Tres menos, y falta uno ─ Susurro más para sí mismo, que para los presentes, antes de voltearse para irse, dejando sin palabras a quienes le observaban alejarse en completo mutismo.

A gran velocidad el que alguna vez fue un Uchiha emprendió su camino a su próxima víctima. Le haría pagar por sus pecados, así como todo aquel que mirase sin hacer nada al respecto. Esos seres merecían la peor de las muertes, porque incluso eran peor que los demonios.

Al llegar y notar como todo estaba casi igual, ya que por lo visto ese tipo había logrado rajarle la parte de arriba del traje de la mujer, estaba todo listo para que ardiera Troya en sus manos. Mataría a todo ser que estuviese cerca, en represalia por no haber hecho nada.

Una sonrisa cursiva se posesionó en sus facciones, mientras posaba una de sus manos en la empuñadura de su katana. Atacaría. Pero su intento de avanzar se vio detenido por una presencia, por una chica que gritaba con nerviosismo que se detuviera, que no lo hiciera, al sujeto que sonreía con malicia mientras soltaba a la otra mujer, para voltear a ver a la recién llegada.

¿Quién era esa mujer, que ahora daba un paso atrás temerosa? Eso era interesante.

¿Cómo era posible que una simple humana de débil apariencia, se atreviese a dar frente a un desgraciado como ese? Si estaba hecha un mar de nervios. Pero había algo que al azabache le hizo sonreír divertido. Y eso era que aunque se notase en su respirar, en olor que estaba completamente asustada, sus blancas perlas reflejaban una determinación que muy pocas veces lograba apreciarse en esos entes.

¿Es que piensa hacerle frente?─ Entre las sombras el azabache observaba con detenimiento como la recién llegada tomaba una posición de lo que parecía ser un arte marcial.

Estaba bien. Ella parecía saber defenderse. Pero lo que no se esperó, es que su contrincante también supiera defensa personal, y que fuera mucho mejor. Era cosa de tiempo que acabara sin seguir poniéndose de pie. Después de todo ya estaba bastante herida, y a duras penas lograba mantenerse consiente.

Pero lo que le causó más coraje al moreno, fue que esa mujer que aquella ojiblanca estaba tratando de proteger, buscaba la manera de huir del lugar, dejando así a quien había intentado salvarle, con el problema.

Al verla correr aprovechando la golpiza que le estaban dando a su salvadora, el que antes había sido un humano, le siguió oculto entre las tinieblas de la noche.

La mujer espantada intentaba apurar el paso entre los callejones de la ciudad, mientras con sus manos sujetaba lo más que podía sus ropas maltrechas. De pronto sus lágrimas cesaron mientras un escalofrío atravesó su columna vertebral. Ya no estaba sola, y lo sabía.

¿Quién está ahí? – Consultó en un hilo de voz. Una risa macabra fue lo que retumbó en todo el lugar, atrayendo así de nueva cuenta aquellas gotas saladas. Tenía miedo, más que cuando estaba a punto de ser violada.

La chica de cabello anaranjado solo atinó a correr a lo que más sus piernas daban, pero su intento se vio cortado por una sombra que de la nada se le cruzó en el camino. Sus piernas le fallaron por el miedo, por el vacío de esos ojos rojos que le veían sin cambio alguno.

Eres una basura ─ El Ex Uchiha sonrió con sorna al verla pedir piedad, al escucharle decir que no deseaba morir. ─ Descuida, no te mataré.

El alivio que había sentido al escucharle decir tales vocablos, desapareció en un segundo al percibir como con una de sus manos le invitaba posar su mirada en la suya. Todo alrededor de esta se volvió oscuro.

Te dije que no te mataría, más tu alma vagara en el limbo, hasta que sea la hora de tu fin. ─ El cuerpo de la mujer cayó al suelo. Sus perlas color jade no reflejaban vida, pero si uno se concentraba bien, lograba apreciarse en ellos, las llamas del infierno. ─ Ahora…

….

Estúpida mujer, por tu culpa se escapó la otra, pero… ─ A paso lento el sujeto avanzaba hacía la ya derrotada chica de cabello azulino, quien mantenía su rostro cabizbajo. Lo único que lograba apreciarse, era que mantenía sus manos empuñadas, reflejando su impotencia. Estaba arrodillada en el suelo, esperando lo que fuera. Sintiéndose como todas las veces, alguien débil. ─… ¿Q-Quien eres t-tú?

¿Qué pasaba? Se preguntó la morena al sentir como su agresor se detenía, al escuchar las palabras brotar de sus labios llenas de pavor.

Al levantar adolorida su mirada, pudo ver unos botines oscuros, seguidos del resto del cuerpo de esa persona que ahora se hallaba frente a su ser, dándole la espalda.

Quien soy no tiene la menor importancia, sino más bien, cual será tu destino. ─ asustado el acosador dio un paso hacia atrás al notar la fiereza con que el otro chico le miraba, más al ver como anunciaba con una de sus manos un número tres. ─ Tres segundos, es todo el tiempo que te daré. Y es más del que te mereces.

Así fue como empezó la cuenta regresiva de los labios del demonio de ojos rojos. Que cuando ya iba en el número dos, su mano se dirigió con lentitud a la empuñadura de su espada. Aterrado, el que iba a ser asesinado se dio la vuelta para darse a la fuga. Pero justo cuando la palabra muere salió de la boca del verdugo, unos brazos le sujetaron con fuerza, mientras su camisa negra era empapada en agua salada.

¿Cómo era posible que esa chica estuviera llorando, por alguien que estuvo a punto de marcarla de por vida?

Mujer. Ese fue el hombre que no dudo en hacerte daño, que casi abusa de ti. ─ La ojiblanca bajó su rostro, recordando así lo que había estado a punto de pasar. Pero ante sus memorias negó con ahínco, respondiéndole que no importaba, que no lo lastimase por favor. Sin comprender aún, el azabache volvió su atención al sujeto en cuestión, quien había volteado a ver a la mujer, al escucharle pedir por su vida. Aborrecía a los sujetos como él, que aún a pesar de que estaban mostrando algo de misericordia por su patética vida, él aún continuaba sonriendo con sorna. Cerrando sus ojos volvía a acomodar su arma, para luego posar su oscura mirada en el que iba a ser su víctima. ─ Te has salvado…por ahora.

La última frase retumbó en los oídos de la otra persona, quien al notar la expresión de muerte que le daba quien aún era sujeto por aquella chica, se echó a correr como si su alma se la llevase el diablo, provocando que esta vez el que fue el último de los Uchiha, sonriera.

Corre, que tus horas están contadas… ─ Un suave Gracias atrajo su atención nuevamente a quien ahora le soltaba a medida que perdía la conciencia. Estaba muy débil tras la golpiza, por los nervios. Pero antes de que cayera al suelo, los brazos de éste lograron impedirlo.

….

En completo sigilo le observaba dormir en la cama cubierta por su cobertor color lavanda. No había sido problemas para él curar sus heridas. Solo había tenido que hacerse un pequeño corte, y con su sangre sanarle. Sonrió ante la ironía de eso, al aún no comprender como un demonio podía sanar, si su sola existencia era para todo lo contrario.

Hyuuga Hinata… ─ Leyó en lo que parecía ser su licencia de estudiante, que había obtenido de su bolso, el cual había tenido que cargar junto con la chica hasta donde ésta vivía. ¿Cómo supo dónde? ¿Es que era complicado haber investigado en sus cosas?

Esa noche como todo un demonio, no dejó su trabajo incompleto. Sólo tuvo que utilizar a sus sirvientes del inframundo para poder hallar al insecto que había quedado suelto. Después de todo, su ser no era alguien misericordioso, y malnacidos como aquel no merecían piedad alguna. Solo una muerte lenta y dolorosa.

Su meta para esa noche, estaba cumplida.

….

La curiosidad es algo de lo que nadie está libre. Es un sentimiento que nace al desear observar algo, más cuando éste te llama la atención. Pero eso no era un sentimiento que aceptaría el vengador, ya que sería aceptar que la mujer esa le intrigaba e incluso le encontraba interesante.

Pero a pesar de las contradicciones de sus pensamientos, ahí estaba como tantas veces, viéndola asistir a clases como cualquier alumno.

Había varias cosas de las cuales se pudo percatar con cada una de sus visitas. Una de esas tantas, es que su padre era un prestigioso hombre de negocios, que no tenía buen trato con ella, lo que la hacía un ave enjaulada. Y otra es que no contaba con muchos amigos tampoco, solo dos chicos hombres, con los cuales a veces platicaba luego de terminar las clases.

Era una humana común y corriente, que a simple vista parecía tenerlo todo, más no lucía feliz.

Con cada instante del día o la noche que el azabache se dedicaba a observarla actuar ante los suyos, o incluso apreciar todos sus problemas, solo le hacía recordar su antigua vida, el sufrimiento que siempre soportó cuando era humano, cuando sólo era un crío.

¿Q-Quién e-está ahí…? ─ Al sacarlo de sus memorias y verla cubrirse con las colchas de cama hasta su pecho, el moreno no pudo evitar sonreír de manera cursiva. Ella se había dado cuenta por fin de su presencia, a pesar de que desde hace muchos días contemplaba su sueño. Ya no tenía caso permanecer entre las sombras, por lo que mostró su silueta a la sorprendida ojiblanca ─…U-Usted…es…aquel chico.

El silencio se hizo presente entre ambos, quienes sólo se observaban en completo mutismo, sumidos en sus propias ideas. Momento el cual fue interrumpido por aquel que era un demonio, al comenzar a caminar rumbo a donde había entrado, la ventana.

¡E-Espera...! ─ Su figura se vio detenida por el suave llamado de quien ahora apretaba con sus manos las sábanas que le habían estado cubriendo, en un intento de coger las fuerzas necesarias, y no morir de vergüenza en el intento. ─... ¿Q-Quién eres…? ¿P-Por que…?

¿Quién crees que podría ser, Hyuuga Hinata? ─ Ahora el rubor que había estado presente en las mejillas de la chica, se expandió hasta las orejas, causando que quien se había volteado a verla, sonriera de manera cursiva, divertido.

¿C-Cómo sabes...? ─ Con el palpitar de su corazón en aumento, la ojiblanca vio como el chico bajaba su rostro mientras cerraba sus ojos, para luego volver a darle la espalda y caminar rumbo a la ventaba nuevamente. ─... ¿A-Acaso eres...?

Si crees que soy un ángel...─ Su oscura mirada se centró una vez más en quien le observaba con atención, para luego subirse al barandal del lugar por el cual se disponía a abandonar la compañía de aquella morena. Sonrió de nueva cuenta al apreciar la pureza de su ser. ─…No podrás estar más equivocada.

Sin más, abandonó el lugar a la vista de unos ojos blancos que reflejaban su desconcierto.

Después de unos segundos de estupefacción, sus blancas perlas reflejaron asombro, mientras sus pómulos fueron tomando un rosa intenso. Se había dado cuenta de un pequeño gran detalle.

¿Q-Qué hacía aquí...? -

...

Sus pasos le guiaban con tranquilidad por los oscuros pasillos. Se dirigía a sus aposentos.

No era que estuviese cansado o algo por el estilo, pero era necesario si el día de mañana pensaba ir temprano al reino de los humanos.

Cuando sus dedos tocaron la perilla para acceder a su habitación, una voz demandante detuvo su clara intensión. Karin, quien se hallaba a su espalda, le exigía saber dónde había estado, ya que se estaba haciendo común que desapareciera; que volviese a altas horas de la noche.

Pero el azabache ignoró sus vocablos, para luego proseguir con lo que le habían interrumpido, dejando a una molesta demonio, quien soltaba maldiciones al viento.

Una vez dentro de su alcoba, el azabache permaneció en completo silencio, sentado a los pies de su cama. De improvisto media sonrisa se dibujó en sus facciones, al no saber que estaba pasando con su persona.

Porque a pesar de las niñerías de quien no dejaba de hostigarlo en el inframundo, había algo en lo que tenía razón, y eso era que desde hace un tiempo no podía dejar de observar a esa chica.

Había conocido muchas caras de su persona. Pero por sobre todo, es que a pesar de estar siempre sonriendo, en sus ojos blancos lograba apreciarse una sombra de oscuridad, de dolor. Era por eso mismo que iba a ponerla a prueba, para ver si su alma era como la de todos los demás.

...

¿Por qué estás tan sorprendida? ─ Media sonrisa se posaba en los labios de aquel demonio, que había sido convertido. Había decidido poner su plan en marcha, ¿y qué mejor que en el instituto que esa mujer iba? Después de todo, la había estado observando lo suficiente como para saber, que ella gustaba de una persona.

E-Eh. Y-Yo lo siento. E-Es sólo que...no esperaba encontrarlo aquí. ─ Sasuke podía oler su vergüenza mezclada con nerviosismo. ¿Es que era siempre igual? La veía jugar con sus dedos, mordiéndose el labio inferior de manera constante. Deseaba decirle algo, o tal vez consultarle él porque estaba en ese lugar.

Era mejor poner las cosas claras.

Primero que nada, no me preguntes que soy. Si te lo dijera, tendría que matarte. ─ Miedo. Estaba bien que sintiera eso, ya que él era un demonio después de todo. Disfrutaba hacer sentir eso a los humanos. ─ No pongas esa cara. Era mentira.

Muy bien. Eso sí que no espero que saliera de sus labios.

Apartó su mirada al notarla sonreír. ¿Era tan inocente como para creerle? Inconcebible.

El silencio los rodeó momentos después. Instantes en que sólo el viento se podía sentir, junto con las risas y murmullos de quienes iban accediendo a ese lugar de estudio. Había sido buena idea después de todo, el haberla guiado hacía la azotea para tener más privacidad.

Juguemos un pequeño juego. ─ Ahí estaba nuevamente esa timidez mezclada con claro nerviosismo. La vio dar un paso atrás, dudosa de aceptar. No pudo evitar sonreír por eso. ─ ¿Qué sucede, tienes miedo de perder?

La chica negó después de unos instantes de completo mutismo, bajando su rostro en el proceso. No comprendía sus deseos. ¿Jugar justo antes de entrar a clases?

Es un juego de retos. ─ Reflejando su sorpresa mezclada con incertidumbre, la morena le observó voltear su cuerpo completamente hacía ella. Se encontraba apoyado en las rejas que protegían aquella azotea. ─ Y para que veas mi benevolencia, te dejaré retarme primero.

Las mejillas de la chica se tiñeron de rosa intenso, mientras nuevamente su labio inferior estaba siendo preso de su inseguridad, de su duda.

P-Pero yo... ─ Sus palabras quedaron atrapadas en su garganta, al percibir la cercanía del moreno, quien mantenía ahora sus rostros a escasos centímetros del suyo. No pudo seguir manteniéndole la mirada. Aquellos ojos negros lograban inquietarle. ─...¿C-Cómo debo...llamarle?

Tras lo escuchado, el azabache se alejó segundos después. Si bien seguía ocupando su antiguo cuerpo, solo que más crecido, ¿Qué tanto conservaba de su antiguo yo? Sólo la apariencia externa, porque toda la vida que antes reflejaba, se había apagado junto con la de los suyos; cuando su corazón había dejado de latir.

Te lo diré, si juegas conmigo, si logras superar mi reto. ─ Ante su característica sonrisa torcida, aun mordiendo su labio inferior nerviosa, la muchacha asintió lentamente. Quizás era muy inocente como le había dicho tantas veces, tal vez demasiado flexible que terminaba aceptando todo. Pero algo en su interior le invitaba a aventurarse, a querer conocer aunque sea el nombre de quien le había salvado. ─ Adelante. ¿Qué quieres que haga? Puede ser lo que sea.

Sus ojos blancos mostraron la sombra de los recuerdos, de sus anhelos, lo que el demonio deseaba averiguar. Ella ocultaba algo, tal como todos los humanos. Una carga o deseo oculto. Pero aunque el azabache trataba de agudizar sus sentidos, no podía, no lograba entrar en las dudas de su corazón. ¿Por qué con ella era diferente?

...L-Lo reto a...entrenarme. ─ Las negras orbes del ex Uchiha se abrieron reflejando su asombro. Pero su impresión no fue por el reto en sí, sino por la determinación que ahora ésta reflejaba. Trató de calmarse, de meditar su petición. ¿Por qué una chica que aparentemente lo posee todo, le pediría tal cosa? ─... ¿P-Puede hacerlo...?

Si logras cumplir mi reto, te entrenaré. ─ No supo porque aceptó sus palabras. Supuso tal vez que era por la curiosidad que ella le causaba, o quizás porque sus blancas perlas llenas de determinación, le decían que lo hiciera, que viera hasta donde podía llegar.

El sonido de la voz de quien estaba esperando llegó a sus finos oídos. Los actores estaban en la mesa de ajedrez. Probaría si la chica que tenía en frente, sería capaz de cumplir egoístamente uno de sus sueños, si era posible que su alma se tiñera de oscuridad deseando su felicidad por sobre la de los demás.

Era un demonio después de todo, el tentar a estas criaturas era su diversión, su placer.

Confiésate a quien quieres... ─ La mirada de la chica reflejó el asombro ante sus vocablos. Dando un paso hacia atrás, le dio a entender la duda que sentía. ─ Delante de quien él ama.

No pudo evitar sonreír con malicia al ver aquellos ojos blanquecinos, temerosos, adoloridos por lo que acababa de escuchar. ¿Cómo era posible que la retara a algo tan...cruel?

"Si crees que soy un ángel...No podrás estar más equivocada."

Los minutos pasaban, ambos permanecían de pie uno frente al otro, en completo silencio. Ahora el demonio no lograba detectar lo que la mujer estaba mostrando, puesto que ella había bajado el rostro, escondiendo sus facciones a través del flequillo que lograba tapar sus ojos. No decía nada, no hacía nada, solo se mantenía cabizbaja mientras volvía a morderse el labio inferior con insistencia.

Y-Yo...─ Las perlas negras del que aparentaba tener unos dieciséis años, mostraron su asombro, al visualizar nuevamente ese aire de determinación en aquella que lucía tan frágil, pero que poseía un espíritu inquebrantable cuando deseaba. No podía evitar sonreír complacido al verla nuevamente de esa manera. ─ Lo haré.

...

Dijo que lo haría, pero ahí está nuevamente...─ Apoyado en una de las paredes del establecimiento, el demonio con apariencia de humano, observaba como su reto trataba de ser cumplido. ─...esa vergüenza mezclada con incertidumbre.

Ella se había prometido cumplir lo que le pidieron. Necesitaba hacerlo para volverse más fuerte, para poder proteger a sus seres queridos del mal que los asechaba. Ese era su secreto, su descubrimiento, el cual la atormentaba todas las noches. Tenía miedo, pero no podía quedarse de brazos cruzados.

No pudo mantener por más tiempo la mirada de quien quería. Ya había logrado mucho al pararse frente a ellos, a decir su nombre. Pero ahora su voz parecía haberse perdido en alguna parte de su garganta, porque se negaba a salir por más que lo intentase.

Estas muy pálida Hinata. ¿Te sucede algo? ─ La pareja de quien la morena estaba enamorada, le observaba con preocupación. Ella conocía de los sentimientos de ésta hacía el Uzumaki, y como cualquier persona, no podía evitar sentir dolor por eso. Pero aquello no quería decir que tuviese que ser mala con ella o algo por el estilo. Ambas gustaban del mismo chico, eso era todo. Además, Sakura era muy segura de sí misma, de los sentimientos de su novio para su persona. ─ Naruto, pregúntale si quiere que la llevemos a la enfermería.

¿Qué cree que hace ese idiota? ─ Las perlas negras del oscuro ser del inframundo, veían con detenimiento como aquel que no gustaba de la chica de cabellos azulinos, acortaba la distancia entre sus rostros. Parecía que deseaba tratar de escuchar lo que esta quería decirle, pero solo estaba logrando que ella se colocase de múltiples colores. ¿Se estaba hiperventilando? Eso no podía ser lo que creía, es lo que se limitó a pensar, pero su respuesta vino sola. ─ ¿Esto es broma, cierto?

Ella se había desmayado.

...

La suave brisa proveniente de la ventana que estaba cerca de donde se hallaba, le invitaba a volver del mundo de los sueños. Visiones en las cuales quedaba como una tonta frente a quien quería, como siempre. Sus dedos se aferraron a las sábanas que cubrían su cuerpo. Aquello no había sido una simple ilusión, en verdad había pasado. Era por eso que ahora, se encontraba en una de las camas de la enfermería.

Era un caso perdido.

Lo que falta ahora, es que te pongas a llorar. ─ Sus blancas perlas reflejaron sorpresa, mientras se dirigían al marco de aquella que le había vuelto del mundo de ensueños, con esa brisa tan acogedora. Pero aunque se mostrase sorprendida al ver a esa persona ahí, el escuchar sus vocablos sólo ayudo a que las gotas saladas se decidieran a salir. Pero no lo hicieron. ─ Está controlando sus ganas de llorar. ¿Por qué...?

Hinata bajó su rostro mientras sus manos apretaban aquellas mantas que cubrían su cuerpo. No deseaba ser más débil, ya que por aquel sentimiento no había podido lograr su reto, así como tantas otras cosas más. Siempre terminaba llena de amargura, derrotada bajo la vista de su progenitor, de toda persona.

Quiero cambiarme a mí misma, quiero...─ Un peso en donde yacía sentada, le sacó de sus pensares. Al levantar su mirada, sus pómulos se encendieron con violencia. Aquel moreno estaba tan cerca, que podía sentir su respiración contra la suya. Estaba nerviosa.

Uchiha Sasuke...─ Fue todo lo que dijo antes de tomar distancia de su persona, de dirigirse a donde había estado observando en primer lugar. ¿Por qué le estaba diciendo su nombre, si ella no había logrado...?. ─ Desde mañana te entrenaré, pero no seré flexible.

Sin nada más que decir, saltó por la ventana, dejando atrás a una sorprendida muchacha, quien aún no salía de su estupefacción.

No sólo le había dicho su nombre, sino que había accedido a su petición.

Quizás no sea un ángel, pero...

...

¿Has ido a ver a esa humana de nuevo? ─ Un gruñido de molestia escapó de los labios del moreno, quien posaba sus negras orbes sobre la demonio que se hallaba frente suyo. La pelirroja pudo sentir como un escalofrío le recorría al sentir la fría mirada de quien gustaba, pero sus celos podían más. ─ Recuerda que ellos son nuestras presas, no otra cosa.

Hazte a un lado Karin. ─ Su cabreo solo fue en aumento al ver que ella no le hacía caso, sino que se mantenía en el mismo lugar, con sus ojos almendrados puestos en los suyos. ─ Si te sigues metiendo en mi camino... ─ Su voz era oscura, llena de la más profunda maldad, que aunque ella también era un ser corrupto y malintencionado, logró que se estremeciera de miedo, que diera un paso atrás al ver que se acercaba con cada palabra dicha. ─...te mataré sin contemplación alguna.

Aquella demonio pudo percibir como lentamente volvía su respirar al notarle alejarse, al verlo emprender nuevamente su camino. Nunca antes había sentido tanto miedo, pero eso solo lograba que su furia aumentase, que deseara que esa mujer desapareciese de ese mundo.

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Al llegar a su alcoba y recostarse de espaldas, no pudo evitar maldecir a quien se empeñaba en entrometerse en sus asuntos. Desde que había sido traído de vuelta a la vida, esa mujer maldita no dejaba de acosarle, aun cuando él seguía despreciándola. En un comienzo había tenido pensado utilizarla para sus planes, pero ahora podía ser un incordio para su nueva diversión. Y si se atrevía a meter sus narices, la eliminaría del mapa.

Tras esos pensamientos oscuros, cerró sus parpados. Los segundos pasaban, cuando en sus facciones una sonrisa llena de diversión era lo que se posaba. La imagen de aquella frágil mujer había venido a su mente, justo cuando ella se había hecho un mar de nervios intentando confesarse, para luego caer en la inconciencia.

Ella sumamente extraña, y eso no sólo le causaba curiosidad, sino que también diversión. ¿Qué tanto iba a lograr hacer ella con su duro entrenamiento? ¿Sobreviviría o desistiría el primer día? Sólo quedaba averiguarlo.

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Fin Chapter 1:-

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Notas Dark: Este es un two-shot (Al menos hasta el momento). La idea habia sido en un comienzo para un concurso de one-shot`s de halloween, pero mi tiempo fue escazo por dramas personales, y no logre terminarlo a tiempo. Bueno. Ademas que la idea salio más larga de lo que pensaba, por lo que, como vieron, no fue un shot.

Well. Les cuento que me falta un poquito para subir continuación de esclava tambien (antes de que me llamen la atención jejeje), por lo que, no se desesperen.

Sin más que decir, me despido.

Cuidense

DarkAmy-chan