PROFANO
Personajes de "Candy Candy": Mizuki e Igarashi.
Otros personajes e Historia: INUKY666
ADVERTENCIA.
En algún punto puede ser que esta historia no sea adecuada para personas sensibles y menores de 18 años, así que...absténganse de leer! Y si deciden leerla, lo harán bajo su propio riesgo y responsabilidad.
No deseo recibir quejas moralistas, religiosas o de alguna otra índole, por lo cual me veo en la necesidad de recordarles que si en algún punto de la historia desean abandonar la lectura, es mejor que así sea (no se preocupen, no es necesario que me lo hagan saber)…y si se animan a terminarla…bienvenidos sean.
Aclaro que la trama es completamente mía con la ayuda de un pequeño y hermoso libro: "El Pueblo del Sol" de Alfonso Caso.
Empecé escribiendo la historia por simple distracción…y terminó siendo una especie de "hechizo liberador"… y doy gracias por ello; Si logran leer hasta el final, entenderán a qué me refiero…
INUKY666.
1. Oscuros Deseos.
Siempre ha existido dualidad en el Universo? Probablemente sí. Así como existe el bien, existe el mal; Así como existe la vida, existe la muerte…así como existe lo sagrado, existe lo…profano.
La dualidad se encuentra en todas las cosas: Todo puede ser negro y blanco. Ambos aspectos son importantes y mientras más les conozcamos, más sabremos controlarlos. Las emociones y sentimientos humanos no son la excepción: pueden ser algo benéfico…pero también pueden destruirnos…o por lo menos transformarnos en algo completamente distinto a lo que solíamos ser.
Nunca sabremos con exactitud el momento en que nuestro lado oscuro se hará presente y nos lleve a tomar decisiones y realizar actos que…en otras circunstancias no elegiríamos. Muchos ya hemos estado en contacto con nuestra "parte oscura" alguna vez…Y TÚ?
Habían pasado ya seis años, este día era especial porque era la primera vez que se reunían todos; Acordaron viajar a un pueblo lejano de México, se diría que un tanto alejado de la "civilización", esperaban el momento de partir y súbitamente se presentaron dos "agregados culturales" a la aventura:
-Y ustedes a donde van?
-Vamos al mismo lugar que ustedes! Es que acaso pensaban viajar sin nosotros, sus adorados primos? –Dijo con una sonrisa maliciosa en su rostro-.
Sin poder evitarlo tuvieron que cargar con aquellos dos "personajes". Llegaron a un lugar donde apenas si habían unas 30 casas, sin energía eléctrica, ni algo que les comunicara con el bullicio citadino, serían unos días de vacaciones tranquilos y lejos de Norteamérica. Solo había algo que opacaba la felicidad de alguien en especial:
-"Ojalá hubiese podido hacer un viaje parecido con él" –Pensaba en silencio-.
Se hospedaron en una Posada y la anciana del lugar los recibió con júbilo explicándoles que pronto se celebrarían fechas importantes.
-"Día de muertos"? Y en qué consiste esa celebración? –Preguntaron con curiosidad-.
-Es una celebración muy antigua, se ha realizado desde hace más de tres mil años, incluso antes de que los españoles llegaran a nuestras tierras…Honramos a nuestros seres queridos que ya se han ido de este mundo. Es una celebración para recordarlos, para hacerles saber que siguen con nosotros, en nuestro corazón.
De alguna manera todos se sintieron nostálgicos y un poco tristes: habían perdido a dos seres queridos a pesar de ser tan jóvenes y nunca habían pensado en celebrar algo con "ellos" otra vez.
-Y qué realizan en esa celebración? –Preguntó una chica de cabello castaño y tímida voz-.
-Ponemos altares llenos de flores, comida, dulces, bebidas, pan, cirios y adornos, además de las fotografías de nuestros seres queridos que ya han fallecido…Y también visitamos sus tumbas.
Mientras escuchaban a la anciana, alguien sentía la necesidad de experimentar una celebración así. Hace mucho que él se había ido y aunque ya no lloraba por eso, simplemente no podía evitar que de vez en cuando su corazón se sintiera triste recordando los pocos días que pudieron estar juntos y soñar una vida feliz.
Otra chica también experimentaba la misma sensación pues su novio había partido antes de tiempo, prácticamente dejándola viuda antes de siquiera haberse casado. Hasta ahora no había vuelto a amar a alguien más, nadie podría nunca ser como él y ella lo sabía, al igual que sabía que no tenía sentido seguirse aferrando a un recuerdo…pero no podía evitarlo.
-Celebrar la muerte? Como es eso posible? Acaso la muerte no causa solo soledad, tristeza y dolor? –Decía con un poco de ira aquel elegante joven-.
-No, no es así, ese es solo uno de los aspectos de la muerte y es lo que más conocemos, por eso es que la gente le tiene miedo…Sin embargo, para algunos la muerte es el descanso y la liberación: Por ejemplo para aquel enfermo de algo incurable o para aquel cuyo cuerpo ha sido desgastado por el paso de los años y se encuentra postrado en una cama perdiendo la capacidad de valerse por sí mismo…Todo depende del cristal con que se miren las cosas… -Respondió la anciana-.
A la mañana siguiente aquella anciana encontró a una jovencita solitaria sentada en una roca, con la mirada triste y entonces le saludó:
-Buenos días niña…es muy temprano para estar tan triste no lo cree?
-Dígame…a dónde van los que fallecen?
-Bueno niña, eso depende de su religión. Según la religión católica, los muertos se van al paraíso o al infierno…dependiendo de cómo se hayan portado en esta vida…
-No hay algún otro sitio a donde ir?
-Sí, sí lo hay…pero tomando en cuenta la forma en que murieron.
Viendo el semblante de interrogación de aquella joven, la anciana procedió a explicarle:
-Según Los Aztecas, habían 3 lugares en el inframundo: El Tlalocan, el Omeyocan y el Mictlán. El Tlalocan es el paraíso de Tláloc, Dios de la lluvia, ahí van aquellos que mueren por causa del agua y la tormenta, también los niños que son sacrificados a un Dios, mejor dicho, que eran sacrificados. El Tlalocan es un lugar de reposo y de abundancia. El Omeyocan es el paraíso del sol, regido por Huitzilopochtli, Dios de la Guerra, ahí llegan solo los guerreros muertos en combate, los prisioneros sacrificados y las mujeres que mueren en parto…
-Las mujeres también?
-Sí, porque las mujeres que mueren en parto son como los guerreros que mueren en combate y acompañan al sol desde el cenit hasta su ocultamiento por el poniente. Su muerte provocaba tristeza y también alegría, porque por su valentía, el sol las llevaba como compañeras. Estar en el Omeyocan es un privilegio, siempre hay festejos para el Sol con cantos y bailes. Los muertos que están ahí, después de cuatro años, vuelven al mundo, convertidos en aves de bello plumaje para seguir acompañando al Sol!
-Si mi madre murió cuando yo nací…entonces hay posibilidad de que ella esté ahí…-Dijo para sí misma con nostalgia esa joven-.
-Hay un lugar más: El Mictlán, ahí van quienes mueren de muerte natural y todos los demás difuntos. Ahí se encuentran Mictlantecuhtli y Mictecacíhuatl, señor y señora de la muerte. El Mictlán es un sitio muy oscuro, sin ventanas, del que ya no es posible salir.
-Entonces él está ahí! –Exclamó súbitamente la joven-.
En ese momento la anciana comprendió la tristeza de esa joven, quiso ser prudente y no preguntar nada hasta que ella fuera quien decidiera hablar, por lo tanto continuó su relato:
-Pero el camino para llegar al Mictlán es muy difícil. Para llegar a él, las almas deben transitar por nueve lugares del inframundo durante cuatro años. Para recorrer este camino, el difunto es enterrado con un perro, el cual le ayudará a cruzar el primer sitio: un río llamado Chignahuapan, luego el alma debe pasar entre dos montañas que se juntan, después debe cruzar la montaña de obsidiana; el cuarto lugar es donde sopla un viento helado que corta como si llevara navajas de obsidiana, el quinto es donde flotan las banderas, el sexto lugar es en el que cae una lluvia de flechas; El séptimo es donde están las fieras que comen corazones; luego debe pasar por estrechos lugares entre piedras y finalmente llega al noveno sitio: el Chignauhmictlan, lugar donde descansan o desaparecen las almas de los muertos. Aquí es donde deben llegar ante Mictlantecuhtli y entregarle como ofrenda atados de teas (antorchas) y cañas de perfume, algodón (ixcátl), hilos colorados y mantas. Los difuntos que van al Mictlán reciben como ofrenda, cuatro flechas y cuatro teas atadas con hilo de algodón en el altar de muertos.
La joven quedó sorprendida al terminar de escuchar el relato, se preguntaba en silencio si realmente aquel muchacho que tanto amó alguna vez, se encontraba en ese lugar llamado Mictlán, pero la anciana nuevamente interrumpió sus pensamientos:
-Ah! olvidaba una cosa más: Hay trece cielos. En el cielo más alto se encuentran las almas de los niños que murieron antes de tener uso de razón, ahí existe un árbol que gotea leche de sus ramas y los alimenta; ahí se engendran las almas de los futuros hombres y volverán a este mundo cuando la raza que actualmente existe, sea destruida por el cataclismo final…De esa manera, la vida renacerá de la muerte!
Durante toda la noche no pudo dormir tranquila, una opresión en el pecho le obligaba a sentarse y tratar de respirar profundamente. Hubo un instante en que pronunció aquel nombre suavemente, entre un suspiro…y segundos después creyó escuchar muy cerca de su oreja que alguien correspondía a su llamado, que alguien decía el nombre de ella suave y dulcemente.
Pasaron varios días y pronto finalizaría ese mes; de alguna manera le emocionaba poder presenciar todos aquellos preparativos para la celebración de Día de Muertos…pero también crecía en su corazón la duda y un solo deseo que cada vez cobraba mayor fuerza: 'La vida renacerá de la muerte'…Eso dijo la anciana y esa frase es la que más se gravó en la mente de aquella dulce joven. Dudando un poco, volvió a buscar a la mujer mayor y casi en un susurro le preguntó:
-Señora, recuerda lo que me comentó hace unos días sobre El Día de Muertos?
-Así es mi niña…qué duda tienes ahora? -Preguntó esbozando una sonrisa amable-.
-Usted dijo que 'la vida renacerá de la muerte' verdad?...Será posible que pueda uno recuperar al ser amado y perdido ya hace tiempo?...Me refiero a…
Bruscamente la mujer interrumpió a la chica con un tono de sorpresa y temor:
-No mi niña! Nunca ocupes tus pensamientos en algo como eso! Eso es profano, es perverso! Tu alma se condenará si siquiera piensas en ello! Los muertos, muertos están! No deben ser invocados ni molestados de ningún modo!...Además, como te dije antes, el alma que entra al Mictlán jamás vuelve a salir de ahí!
Los ojos de aquella joven, verdes como un par de esmeraldas, se llenaron de lágrimas y repentinamente, como en un ruego de auxilio, dijo:
-Me siento sola…No quiero seguir así! Es que acaso siempre tengo que quedarme sin lo que quiero? Quedarme sin las personas que quiero? Debo siempre cuidar de la felicidad de otros aunque yo me esté muriendo de tristeza?...Quiero tenerlo a mi lado! Quiero que vuelva!
-Sabes que eso es imposible!...Va contra toda ley!... Olvídate de esos pensamientos mi niña! Sé feliz con lo que ahora tienes! Sonríe y ve hacía adelante, deja ir el pasado, no te aferres a eso que ya no volverá! –Suplicaba la anciana tomándole de las manos-.
Candy lloraba en silencio, se sentía desesperada y muy sola. Cada vez que pensaba más y más en ello se convencía de que se volvería loca si continuaba así. Los días pasaron y ella cambió gradualmente, ya no se le veía sonreír sino que todo el tiempo estaba triste, con lágrimas en los ojos…y por momentos se tornaba temiblemente furiosa. Nadie comprendía ese cambio tan radical, tampoco nadie se atrevía a preguntárselo pues prefirieron pensar que era algo pasajero y que pronto volvería a ser la misma Candy de siempre: alegre, risueña, amable, generosa…No sabían cuán lejos estaba de volver a aparecer aquella rubia de ojos verdes que tanto extrañaban.
Los días siguientes ella permaneció aislada, parecía haber perdido todo interés en lo que ocurría a su alrededor y se negaba a permitir que alguien siquiera intentara penetrar en sus pensamientos.
-Es hermoso ese relicario de plata! A mi abuela Martha le encantará!
-Ah sí? Pues creo que no podrás llevárselo porque yo lo acabo de comprar.
-Pero Candy dijiste que no te interesaba tenerlo! Sabías que Patty iba a pagarlo!
-Pues lo lamento Annie, he cambiado de opinión. El relicario es mío y no pienso deshacerme de él. –Dijo fríamente y salió de aquella tienda-.
Sí, era solo un tonto relicario…que más tarde Candy botó al bote de basura; Había dado franca muestra de egoísmo con algo tan simple. Annie estaba preocupada, pues hasta donde ella recordaba, su amiga jamás le había quitado nada a nadie y al contrario: Cedía lo poco o mucho que tenía.
-Candy qué te sucede? Has cambiado en estos últimos días…
-No me pasa nada…simplemente que esta soy yo!...Es que acaso es malo que me muestre tal cual soy?
-Pero Candy…
-Estoy harta de fingir siempre estar feliz! Estoy harta de que la gente siempre quiera verme con una sonrisa en el rostro! He llegado al punto de que ya no sé si esa sonrisa la tengo porque realmente la siento…o porque se ha convertido en una especie de máscara con la que me es menos difícil soportar la soledad!
Annie observaba a aquella joven con la que había compartido prácticamente toda su vida, notó que sus ojos no eran los mismos, habían perdido su característico brillo, ahora se veían opacos y con una mirada gélida; Se preguntaba si sería posible que alguien cambiara radicalmente de la noche a la mañana.
-Porqué pones esa cara? Te sorprende darte cuenta de que aún cuando fuimos criadas en el mismo lugar, realmente no me conoces ni sabes nada de mi? Qué me dirás? Me dirás que me comprendes? Que te imaginas cuán mal me siento?...Cómo podrías tú siquiera imaginarlo? Si jamás has experimentado lo que yo!
Nuevamente Annie bajaba la cabeza, las palabras de Candy eran duras…pero tenían algo de verdad. No podía decir nada más, no podía dar excusa a eso que le reclamaba la rubia, solo atinó a alejarse y dejarla sola, tal vez eso era lo que necesitaba realmente.
Cayendo aún más en el abismo de desesperanza y tristeza en que se encontraba, Candy decidió volver a intentar que la anciana le explicara aquella forma de recuperar al ser querido que perdió, pero fue en vano. Resignada a que no podría modificar nada, sintió una mano que la jalaba y entonces la conoció:
-Niña, yo tengo lo que usted quiere, yo puedo ayudarla en eso que usted tanto pide… Aunque…si tanto desea que eso suceda…tal vez a cambio perderá su paz interna…Se condenará por toda la eternidad!
-Usted?...Quien es usted?
-Mi nombre es Micap…Bueno, solo llámeme Mica; Yo conozco la forma de hacerle volver…Pero es complicado…además hay un precio que debe pagar…
-No permitiré que él vuelva a separarse de mi lado! Nadie me lo volverá a quitar! Quiero que él siempre esté conmigo, que siempre esté a mi lado, que pase lo que pase él jamás se aleje de mi!
-Señorita, está segura de que sabe lo que está diciendo? –Dijo la mujer con horror- Si alguien no pudo quedarse a nuestro lado es porque su destino no era así!...Usted quiere modificar eso? El precio que tendrá que pagar será demasiado alto!
-Basta! Simplemente dígame qué debo hacer y lo haré! Mi familia tiene demasiado dinero! Puede comprar lo que se le antoje! -Decía Candy apretando sus puños-.
-Es que no se trata de 'comprar' exactamente!
-Ya le dije que mi familia puede pagar lo que sea!
En la mente de la mujer resonó con fuerza esa frase y entonces accedió a dar la información que le pedía la joven y con tono apagado respondió:
-Si su familia 'puede pagar lo que sea' y a usted no le importa…entonces que así sea.
La joven rubia ignoró ese último comentario pero en cambio escuchó con atención las instrucciones que le daban. Su atención estaba inmersa en todo aquello que simplemente no notó que otras dos personas, desde distintos puntos, escuchaban también esa 'información'.
Continuará...
