PROFECÍAS

por
Jerm

Prólogo


Janus volaba sobre el mundo muerto cubierto de hielo. Lo que alguna vez fue conocido como Zeal era ahora una tierra yerma de nieve, hielo y sufrimiento. Sin embargo, no le prestó atención en ese momento, estaba concentrado en su vana búsqueda de Schala.

Se había acabado. Él había estado fuera por un tiempo que rayaba en los cinco años. Su búsqueda fue inútil. Janus finalmente admitió que no tenía caso, no podría encontrarla así. Lo mejor que podía hacer era regresar a su castillo.

Su castillo.

Por alguna razón, se sintió arrastrado otra vez hacia él. Aunque Janus no había estado en él desde hace mucho tiempo, se sintió empujado hacia allá por alguna razón que no conocía. Casi como si algo lo estuviera arrastrando hacia allá a propósito.

Ignoró a su conciencia, que le decía que olvidara al castillo para continuar su búsqueda. Pero ya habían pasado cinco años, tenía que regresar por algún día. Si no para detener la búsqueda, al menos para descansar por un rato. Cinco años eran un tiempo muy largo para desperdiciar tu vida.

Pasó rápidamente por una nube, la niebla lo envolvió. Unas gotas de aguas del vapor se condensaron en su traje, provocándole un ligero escalofrío. Y en un momento ya la había pasado, de vuelta al cielo abierto. Tembló, sacudiéndose un poco del agua, pero no toda.

Esto estaba llegando demasiado lejos, necesito dejar de hacerme esto, se dijo a sí mismo Janus finalmente se volvió, deteniendo su vuelo y cambiando bruscamente de dirección. Se dirigiría a la pequeña cueva en la que estaba el portal.

Se había esperado que los portales se cerraran cuando su causa, Lavos, fue destruido. Muy extrañamente, no lo hicieron, aunque ello no fuera del todo malo. Le permitían a Janus explorar el mundo con más libertad, más ampliamente.

Janus volvió a temblar de frío, aun cuando se repetía a sí mismo constantemente que se estaba acostumbrando. Era obvio que no era así, pero todavía creía que si pensaba que era inmune al frío, podría serlo. Tristemente, no era así.

Estaba frío. Algunas noches, sentía que se congelaba. El clima de Zeal se estaba poniendo peor cada día. Era obvio que mejoraría con el tiempo y aún más obvio que la humanidad sobreviviría a ello. Aun así, sería duro. Él ya lo había comprobado.

La tierra bajo él desapareció cuando llegó al océano. Desvaneciéndose a lo lejos tras él, Janus pronto la perdió de vista, y sólo el agua y el cielo lo rodearon. La cueva estaba a sólo cinco minutos de allí, pero odiaba estar sobre demasiada agua en el medio de la nada.

Tembló otra vez, pero esta vez aumentó su velocidad para impedir que eso volviera a pasar.