Disclaimer: Los personajes de CCS no me pertenecen, son de la propiedad exclusiva de CLAMP. Hago esto sin fines de lucro, únicamente por mera diversión.
-La banca-
Pasos. Silbidos del viento. Trinar de pájaros. Adiós verde, bienvenido amarillo. El choque de un rastrillo contra la acera. Risas de niños. Ladridos lejanos, ladridos cercanos. La tos seca de un anciano.
Allí estaba, otra vez, la anciana de cabello cano y piel marcada por la experiencia. Podías preguntarle a cualquiera y todos te dirían lo mismo: siempre estaba allí, a la misma hora y en la misma banca.
Día, tras día. Semana, tras semana. De los últimos seis meses.
No cargaba bolsa con migajas de pan para alimentar a las palomas. Tampoco hacía mucho más que mirar a su alrededor. Sólo se sentaba allí, probablemente memorizando todo con profundo interés.
Esa tarde, apareció en la esquina un anciano de paso ágil. Sujetaba su peso en el bastón de su mano derecha, mientras cargaba una bolsa de papel en la izquierda. Hizo una pausa e intentó aplanarse los cabellos, sabiendo que sería inútil.
El anciano miró directo a la banca que ocupaba la anciana, y se acercó para sentarse a su lado. Ella parecía no notar su presencia y siguió mirando hacia el otro lado.
Susurros. El bamboleo de un bastón. Zapatos negros. Hojas secas. Un globo rojo. Cielo oscuro. Otra tos de anciano. El frenar de un automóvil.
Él comenzó a tararear una canción suave, mientras su pie marcaba el ritmo contra las piedras sueltas bajo la banca. Ella volteó para mirar su perfil, sorprendida de encontrarse acompañada.
–Conozco esa canción. –Comentó –. La conozco de hace mucho tiempo.
–También yo. –El anciano murmuró antes de descubrir que había perdido la atención que ella le había brindado.
Ella había volteado, nuevamente, interesada en el mimo que se encontraba unos metros más adelante. Él, con sumo cuidado, abrió la bolsa de papel y sacó un trozo de pastel de chocolate y par de cubiertos.
El aroma suave y delicioso llegó hasta la nariz de la anciana y la hizo voltear a verlo. Él, como todo un caballero, le ofreció un cubierto de plástico, aún sin mirarla.
– ¿Le gustaría compartir conmigo este trozo de pastel? –Su voz era profunda, con algo de suavidad y quizás, sólo quizás, esperanzada.
–Yo… –Parpadeó un par de veces antes de que el hombre, por primera vez, la volteara a ver.
Sus ojos se encontraron. Verde profundo, tormentoso, confundido, asustado; contra ámbar cálido, cansado, emocionado, ilusionado.
– ¿Va a querer? –Contuvo la respiración, expectante.
Uno, dos, tres.
–Claro que sí, mi querido Syaoran. –Sostuvo la mirada al sonreír.
–Mi pequeña Sakura. –La abrazó –. Me recordaste.
–Recordé tus ojos. –Lo abrazó.
No necesitaban palabras para decir que se amaban. Ella lo había recordado.
A veces tenía días malos, en los que no lo recordaba. Otros, como hoy, podía ser feliz por algunos minutos. Lo olvidaría más tarde.
Él siempre buscaría la manera de traerla de vuelta, porque una tarde como esa, hace cincuenta otoños, le había dicho, por primera vez, que la amaba…
… Con un trozo de pastel de chocolate, en esa misma banca del parque.
Nota de la Autora
Buenos días, buenas tardes y buenas noches a todos mis lectores.
Como verán, les dejo este mini-OS para que lo disfruten. En un principio, este iba a ser mi reto para el 'Primer Amor' de la comunidad Sakuriana, pero me desvié totalmente del tema y nació esto.
Personalmente me gusta mucho y disfruté escribiendolo, espero que todo el que lo lea disfrute de la misma forma. Besitos a todos los que me han dejado review en mi historia 'Primer Beso', prometo responderlos todos apenas me sea posible. Gracias por los lindos mensajes :3
¡Hasta la próxima! n.n
