Disclaimer: Canción de Hielo y Fuego no me pertenece, ni tampoco ninguno de sus personajes. Todos ellos son propiedad de George R. R. Martin. Las letras de las canciones tampoco son mías, sino que pertenecen a sus respectivos autores: Nightwish, Delain y Tarja. Lo único que es mío son las traducciones.
Nota: Este fic participa en el reto "El Cancionero", del foro Alas Negras, Palabras Negras.
TAENA MERRYWEATHER:
ELLA ES MI PECADO
Canción: "She Is My Sin" (Nightwish)
Ten cuidado, corazón mío
Una vez separadas, no podrá tocarnos ni a ti ni a mí
Vestidos igual
Un lobo traicionará a un corderito
Me dolió tanto tener que dejarla atrás… No podía pensar en otra cosa aquella noche en la que mi esposo me hizo recoger lo imprescindible y subir a toda prisa al primer barco que encontramos, sin apenas darme explicaciones. Más tarde supe que, probablemente, yo habría sido la siguiente en caer, así que debíamos huir y escondernos. Acusada de traición…
Los observadores conducen al mal camino
Las cuchillas en tu seductora piel
En el prado de los pensamientos pecaminosos
Cualquier flor es perfecta
Pero no pasa nada, leona mía. Ya estoy aquí. Yo curaré tus heridas. Sí, aún se te notan las secuelas del tiempo que has pasado encerrada, pero para mí sigues siendo tan hermosa como la primera vez que te vi en el banquete de bodas de tu hermano. Deja que te lo demuestre.
Al paraíso, con placer, asaltada por el miedo
Cierro la puerta de tus aposentos, con cuidado. No queremos que nos descubran, ¿verdad? Te conduzco lentamente hasta la cama y me siento junto a ti. Te quito la capucha. Sinceramente, no sé ni por qué la llevas. Los bucles dorados han vuelto a crecer, aunque no sean tan espectaculares como lo fueron en su momento. Los tomo entre mis dedos, juguetona. Aún consigo hacerte suspirar cuando te toco así, como la última vez. Me encanta ese sonido.
Un pecado para él
Deseo interior
Un velo ardiente
Para la novia a la que tanto amaba
Un pecado para él
Deseo interior
Enamórate de tu pecado oscuro y profundo
Al encontrarme con esas esmeraldas que tienes por ojos, que despiden un resplandor ígneo, soy incapaz de contenerme más. Ya ha habido suficiente dulzura por hoy. Mis labios están hambrientos de probar los tuyos. Los muerdo y los saboreo con deleite, y comprendo por qué tu hermano Jaime siempre fue tan adicto a ti. (Sí, sé lo vuestro, siempre lo he sabido. Pero nunca me ha importado). Al ver cómo correspondes al beso, un ardor y un cosquilleo se apoderan de mí.
Yo soy la que cayó
Tú eres lo que encierran mis pecados
La lujuria no es tan creativa
Como su descubrimiento
Con un suspiro, ambas caemos de espaldas sobre el mullido lecho, entrelazadas en un abrazo. Veo que tú lo has echado de menos tanto como yo. Me besas de nuevo, y tus manos buscan los lazos de mi vestido para deshacerlos. ¡Pero no! Te aparto las manos. Esta vez me toca a mí. Quieras o no, voy a devolverte el favor que te debo desde hace tiempo…
Al paraíso, con placer, asaltada por el miedo
Sé que te asusta no tener el control, pero me es indiferente. Te sonrío desde arriba a la vez que te sujeto las manos. Estás indefensa. Ya eres mía. Por una vez, la leona se convierte en la presa. Poco a poco me deshago de las finas telas que se interponen entre tu piel y yo, sin dejar de acariciarte ni llenarte de besos. Mas iré despacio. Quiero hacerte esperar. Quiero que estés tan húmeda como yo.
Un pecado para él
Deseo interior
Un velo ardiente
Para la novia a la que tanto amaba
Un pecado para él
Deseo interior
Enamórate de tu pecado oscuro y profundo
Eres tan perfecta como recordaba, así que me deleito en tu cuerpo; juego con tus senos, tu cuello, tu boca… Pero hay una parte de ti que grita mi nombre, deseando que la conquiste. Me siento como una niña traviesa al colocarme entre tus piernas y dejar un rastro de besos hasta tu sexo. Nunca una fruta me pareció tan apetitosa. Sin poder esperar más, separo tus labios, los que no muestras a los demás de la corte, y deslizo mi lengua entre ellos.
Bendíceme, desnúdame
Atrapa a tu presa de una forma retorcida
Dioses, debo confesar…
...que envidio a los pecadores
¿Quién me iba a decir que cazar una leona pudiera ser tan excitante? Estás aún más deliciosa de lo que imaginé en mis fantasías. ¡Mi dulce Cersei! No me detendré hasta que no te oiga gritar mi nombre mientras mis dedos y mi boca te llevan al éxtasis.
