Q onda? Akí Mr. E con una idiotez. La verdad me gusta escribir sólo con personajes propios, pero hoy m dieron ganas de hacer un fic.

Nota: Crossover. Si lo pongo acá es porque ksi no hay gente q lee crossovers en español. Ojalá leerla les divierta tanto como a mí me divirtió escribirla Espero sus comentarios!


Mio entró al salón de clases muy molesta. Estuvo esperando a Ritsu por más de media hora sólo para que le mandara un mensaje diciéndole que se adelantara. El resultado: casi llega tarde.

-Ohayo, Mio-chan. ¿No viniste hoy con Ricchan?

-Ohayo, Mugi. No. Ano Baka. Un día me va a matar de un disgusto -suspiró. Miró a su alrededor y como siempre, Yui estaba retrasada. Las clases no habían comenzado todavía y ya se sentía cansada. Entonces se fijó en los ojos de Mugi. Estaban más claros que de costumbre, parecían más plateados que azules.

-Eh... Mugi... tus ojos...

-¿Qué hay con ellos? -preguntó confundida

-¿Siempre han sido plateados o es sólo el reflej... -Se calló de repente cuando vio que Mugi sacaba su estuche de maquillaje frenéticamente y se miraba en su espejito.

-Oh! Mio-chan arigato. No me había dado cuenta.

Se puso a rebuscar en su mochila cuando sacó dos píldoras redondas color café lodoso. Pensaba tragárselas cuando llegó Sawako-sensei.

-Ohayo minna. ¿Eh? Hirasawa-san y Tainaka-san no han llegado todavía? -Entonces se fijó en Mugi. -Kotubuki-san. ¿Sería tan amable de decirme qué son esas píldoras?

-Eto... son medicina Sawako-sensei. Si no las tomo cada 24 horas yo... algo malo me pasa y... y... !Y se me pasó la hora de la dosis!

-Kotubiki-san, lo siento pero no puedo permitir que estudiantes se droguen en mi clase. Deme esas píldoras y vaya directo a la oficina del director para llamar a sus padres.

-Pero Sawa-chan...

-¿Qué es lo que pasa sensei?

Toda la clase volvió a ver hacia Ritsu y a Yui, que al parecer acababan de llegar; pero el asunto entre Mugi y la sensei era más interesante, así que les dejaron de prestarles atención.

-!Kotubuki-san! Estoy a punto de perder la paciencia.

-Pero Sawa-chan... -entonces se fijó en Ritsu. Empujó a la sensei y se quedó viendo fijo a su amiga. Ritsu la miraba confundida. Y se puso más confundida aún cuando Mugi comenzó a llorar. Eso era demasiado raro. Y no raro a lo Mugi, sino raro a lo preocupante. Las demás pensaron que eran síntomas de abstinencia.
Mugi estaba destrozada. No Ricchan. ¿Por qué su amiga y no alguien más? No, no podía ser. Tenía que estar segura. Tomó el rostro de Ricchan en sus manos y la miró a los ojos. Entonces cayó en la cuenta. Ojos dorados, ¿Cómo no se había dado cuenta? De haberse fijado antes hubiera terminado su trabajo antes y no se hubiera hecho tan amiga de Ricchan.

Ritsu no sabía qué hacer. Esto comenzaba a asustarla. Mugi enjuagó sus lágrimas y se acercó al escritorio de Sawa-chan. La sensei quiso detenerla, pero la chica la empujó tan fuerte que terminó del otro lado del salón. Todas se asustaron, ¿desde cuándo Mugi era tan fuerte?
Mugi tomó el escritorio de Sawa-chan con una mano y lo arrojó lejos; luego comenzó a arrancar las baldosas del suelo, al parecer con mucha facilidad, dejando ver poco a poco la enorme espada que estaba enterrada bajo ellas.

Ella tomó la espada y apuntó la punta a Ritsu.

-En el nombre de la Organización, es mi deber eliminarte, Yoma.

-Mugi, estás demente -respondió temblando la castaña y echó a correr.

Mugi echó a correr tras ella. Su velocidad de Claymore le permitiría atrapar a Ritsu rápidamente, pero no contaba que su escándalo hiciera salir a las demás estudiantes frenando su paso. Por su parte, Ritsu lo agradecía de todo corazón y le pedía a Dios no ser alcanzada por la rubia.

-Onee-chan, Mio-san, ¿Qué es lo que está pasando?

-No sé Ui, creo que Mugi-chan quiere matar a Ricchan.

-No pierdan el tiempo platicando démonos prisa! Debemos evitar a toda costa que maten a Ritsu -gritó Mio enloquecida. Aunque era verdad que Ritsu la sacaba de sus casillas, era su mejor amiga y no iba a dejar que nada le pasara. Por mucho miedo que tuviera.

Siguieron corriendo, abriéndose paso como podían entre las estudiantes. Era vital llegar a Ritsu rápido. Cuando llegaron, Mugi tenía a Ritsu acorralada en una esquina. La castaña no sabía qué hacer. Estaba temblando de miedo.

-MUGI ESPERA!

-No Mio-chan. Hace más de mil años que me encomendaron acabar con un Yoma en una aldea del sur, pero era demasiado escurridizo y era un trabajo encubierto. De no ser por los malditos supresores de Yoki, hubiera acabado con la criatura desde hace mucho tiempo.

-YO NO SOY UN YOMA, POR EL AMOR DE DIOS!

-No puedo equivocarme, Ricchan. Te he estado persiguiendo durante mucho tiempo. De verdad lamento que tú seas mi objetivo porque yo te quería de verdad -dijo con lágrimas en los ojos -yo era la número 47 Ricchan y no puedo dejar que un Yoma me gane. Es verdad que hace mucho tiempo que la Organización ya no existe, pero mi orgullo es lo único que me queda.

-MUGI, QUE NO SOY UN YOMA! NI SIQUIERA SÉ QUÉ DEMONIOS ES ESO! Por favor Mugi...

-MUGI YA BASTA -gritó Mio agarrando la mano con que Mugi sostenía su espada -conozco a Ritsu desde que éramos niñas y es mi mejor amiga. La quiero demasiado, no dejaré que la mates.

Mugi agarró a Mio del cuello. Seguía llorando.

-Gomen ne Mio-han -luego se dirigió a Ritsu -Ricchan, si no quieres que muera, admite lo que eres, aquí mismo frete a toda la escuela.

-NO SOY UN MALDITO YOMA!

Mugi comenzó a dirigir su espada hacia Mio, que temblaba de miedo. Mio cerró los ojos esperando lo inevitable, pero cuando los abrió se encontraba junto a Ritsu y ahí, frente a ellas estaba el brazo de Mugi.

-Ahá! Así que sí eres un Yoma, Ricchan -dijo Mugi tomando su brazo del suelo y poniéndoselo de vuelta.

-No Mugi. La Organización te mintió. No soy un Yoma.

Mio gritó cuando su amiga comenzó a liberar su Yoki.

-Soy una Kakuseisha...


¿Que tal? Es mi segundo crossover, pero este no será gore como el primero. Ojalá lo hayan disfrutado

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