Queda decir que los personajes de twilight pertencen a nuestra querida meyer . . .
Y la vez.
Ella siempre te recuerda lo egoísta que eres.
Aun si sus mejillas ya no adquieren ese color rojizo que te encanta, aun cuando pueda caminar ella sola sin que Tu cuides sus pasos. Porque Ella es la razón por la que vale la pena vivir una eternidad.
Te sigues preguntando si valió la pena haberle cortado las alas aquel ángel de ojos color chocolate o si ella escogería bien, en haberse quedado contigo, un monstruo, que ella dice que tienes alma. ¿Pero la tendrás?
Y la vez, nunca te cansaras de observarla, como pasa las hojas de su libro, que por cierto esta mas gastado de lo normal, cumbres borrascosas, te gusta discutir con ella sobre ese libro, te encanta la manera en que se enoja, aun cuando ya no se ruborice. Sabes que sin ella no eres nada, que a pesar del tiempo ella estará contigo.
La vez observándote atreves de sus largas pestañas, sabes que no está leyendo y lo compruebas porque no ha pasado página. Ella está esperando por ti, pero te haces el desentendido, ella resopla, abre la boca dese juro para protestar pero cambia de idea y la cierra, te vuelve a ver, te sonríe y tu le muestras su sonrisa favorita.
Se inclina sobre el respaldo del sillón y te incita acercarte, pero no, ella debe ir por ti, enrosca sus piernas, sabes que no puedes aguantar más. Ella voltea a verte y ya no puedes soportarlo. Te abalanzas sobre ella, como el monstruo que eres, porque ella logro sacar a esa bestia que hay en ti, no solo su sangre cuando era humana, si no ahora es su cuerpo. La besas con todo el amor que puedas transmitirle, no necesitan aire pero les encanta esa tortura, bajas lentamente tus labios a su cuello, succionando el lugar donde está la media luna, que demuestra que es tuya, donde la tomaste.
-Tardaste.- Dice orgullosa.
Y si, no pudiste aguantar más, ella es tu perdición, la besas, profundizas el beso, pides acceso y ella no duda en dártelo, sus lenguas juegan parecen no tener fin, lentamente la atraes más contra ti si es que es posible. Y lo obtienes. Ella ve lo que provoca en ti, sonríe satisfecha, sueltas un suspiro de frustración.
Y la tomas, sin piedad, otra vez el monstruo a renacido, ya no por su sangre, le arrancas la ropa, sin admirar ese conjunto rosado que Alice la obligo a ponerse, para ti, porque si, es solo tuya, te dedicas a delinear con tu boca todo su cuerpo, desde sus labios, senos, ombligo, su entrepierna, sus muslos y tu perdición, su sexo. Te dedicas a jugar con tu lengua esa zona, ella toma tus cabellos incitándote a más.
-Ed-ward.-Gime tu nombre.
Y tu orgullo crece porque sabes que eres el único que ella quiere, y dejas de jugar la tomas, la haces tuya, porque solo tú puedes tocarla, ambos gritan sus nombres y te dejas caer encima de ella, ya no te tienes que preocupar por aplastarla, es la ventaja de que ella sea como tú.
-Listo para la segunda ronda.-te pregunta con un brillo travieso en su voz.
Y la vez
Ella es la nueva Bella, no te arrepientes, te gusta su manera de ser, ya no es la humana torpe y tímida, pero sigues amándola como siempre. La besas con mucha ternura como si de un cristal se tratara, rompes el beso y le sonríes como a ella le gusta. Te inclinas a su oído.
-Siempre mi Bella.-le susurras para luego mordisquear lentamente su oreja.
Porque si, fuiste egoísta por haber tomado a tu ángel. Para toda la eternidad. Y sin tu Bella, la eternidad no seria nada.
