El amor de Bella
Cap.1 Las presentaciones
Eran las doce, la mansión Black estaba gobernada por el silencio, hasta que fue interrumpido…
-¡Madre! ¡Me estoy aburriendo, quiero irme ya! –Dijo una niña pequeña, de unos diez años, de increíble belleza, con cabello negro, mandíbula marcada, y ojos pesados.
-Bella espera un poco más, no te impacientes querida, vendrán, son una de las familias más respetadas, casi, o tanto como la nuestra, ya te lo dije…
Bella resopló y siguió sentada en el sofá, contemplándose, los grandes anillos que llevaba.
-Por cierto… ¿Y Andrómeda? –Dijo la señora Black.
-No esta, no la veo desde la tarde…-Respondió, una niña de ocho años, con cabellos rubios, y ojos de color cielo.
-Cissy cariño, ¿no te habrá dicho por algún casual, a donde iba? –Narcisa negó con la cabeza.
-¡Uff…..donde se habrá metido esa condenada niña!
-¿Todavía lo preguntas madre? –Dijo Bella, en el tono infantil que la representaba.
-Seguro que fue a casa de la tía Walburga, a ver al indeseable mocoso de mi "primito" Siriuuuuus… -Puso mucho énfasis en el nombre.
-Solo tiene dos años, no le juzgues por ahora, es demasiado temprano…
-Solo hay que verle madre, aggggggg… -Puso cara de asco. -¡Odio a los crios!
-Pues tú también lo eres…-Dijo Andrómeda, apareciendo por la puerta. Se parecía mucho a bella, pero tenía el pelo castaño oscuro, y unos ojos amables, al contrario que esta.
-¡Cómo es que vienes tan tarde!, ¡Solo tienes seis años para andar por ahí a estas hotras, además te dije que hoy tendríamos visita!
-Ya lo se mamá, pero por lo que veo todavía no han llegado –Dijo en tono desafiante.
-Y he estado en casa de la tía y el tío.
-Ya eso lo suponíamos. –Dijo Druella (la madre de ellas).
-Pero madre, no lleva toda una tarde, visitar a unos familiares ¿no? –Dijo Bella malintencionadamente, y dirigiendo una malévola sonrisa a Andrómeda.
-¿Qué insinúas Bella? –Preguntó Druella.
-No insinúo nada madre, solo digo, que me parece extraño.
-Pues yo… yo solo fui a casa del primo y ya…
Bellatrix sabía que algo más se traía su hermana, y decidió que iría a vigilarla, cuando volviera a hacer una de sus escapadas.
Doce y media… y llamaron a la puerta.
-Muy bien deben de ser ellos, ¿preparadas?
-¿Para que? –Dijo Andrómeda, que no tenía ni idea del juego que se traía su madre y sus hermanas.
-Si hubieras llegado a tiempo la sabrías. –Y antes de abrir la puerta le dijo. –Tu sientate en el sofá, y no te muevas, ni digas ni una sola palabra ¿entendido?.
-Hola, que bien te ves Ciria querida jeje. –Le dio un beso en cada mejilla.
-Tu también estas radiante, cuanto tiempo sin vernos…
-¿Y tu esposo? –Dijo Druella buscando detrás de Ciria, pero solo vio a un niño.
-A este debe ser el pequeño Ignatius ¿no? que guapo…dijo pellizcando una de sus mejillas. –Bella desde el sofá curiosa, miró a la entrada para ver al chico. -"Se ve bien guapo, y encima es de una familia muy respetado mmmm……sería un buen partido…." –Pensó, mientras se mordía el labio.
-Si él es mi pequeño, y sobre lo de mi marido… pensé que te llegaron noticias…
-¿Noticias? ¿Qué ha pasado?
-Murió… -No pudo contener las lágrimas y se puso a llorar, Druella la abrazó.
Mientras el chico seguía detrás de su madre, y las chicas, observaban la imagen, Andrómeda sintió pena por la pobre mujer, Narcisa solo miraba, y Bella puso los ojos en blanco, en señal de pesadumbre, apoyada en una parte del sofá, y con una mano apoyada en la cara aburrida.
Cuando se separaron las dos mujeres, ya para entrar, Bella rápidamente se sentó correctamente, y colocó las manos en su regazo, con las piernas juntas.
-¡Ays que monas se ven las tres juntas!
Las tres sonrieron, más bien por no hacer un feo, y portarse con decoro.
-Tu debes de ser… ¿Bella no? jeje, tu madre me ha hablado mucho de ti.
-Si, encantada de conocerla, me tiene para lo que necesite. –Dijo haciendo una pequeña reverencia.
-Y tu eres… e… ¿Andrómeda?
-Sí, señora.
-Entonces tu debes de ser… Narcisa ¿no?
Esta asintió con la cabeza.
-No se como te he reconocido, jeje, no te veo desde que eras un bebe… -Sonrió.
-¡Ay! Pero no os he presentado, mirad, este es mi hijo…
Y Detrás de ella apareció, Ignatius, era castaño, ojos miel, y tierna sonrisa.
-Mira hijo, ellas son, Bellatrix, Andrómeda y Narcisa Black.
-Encantado, yo soy Ignatius Bulstrode. -Dijo vergonzoso, pero a la vez, educadamente.
-Encantada. –Dijeron las tres al unísono.
-Bueno… ¿pasamos a la mesa?
Los seis se sentaron, y esperaron, a que los elfos domésticos que tenían, trajeran la comida, y entablaron una conversación.
-Y tu Ignatius, debes de tener la edad de mi hija mayor ¿no?
-Si, supongo, yo tengo diez.
-Entonces igual que yo jeje. –Dijo Bella con cara de niña buena.
-En serio, que suerte has tenido Druella, que encanto de pequeñas…
- "¿Pequeñas?, ¿pequeñas?, como se nota que esta señora no me conoce, pero me conocerá, -Se le dibujo una pequeña sonrisa. –ya lo creo que me conocerá…", -Sus pensamientos fueron interrumpidos.
-Bella, Bellatrix…
-¿Si?, perdón, me distraje…
-Oh no importa cielo, te decía que si tienes ganas de ir a Hogwarts…
-Si muchas, ya se bastantes hechizos, he estado dando clases particulares. –Era verdad que había estado dando clases, por parte de su madre, pero en cuanto podía iba a la biblioteca de la mansión, a buscar libros de magia negra, le encantaba todo lo relacionado con ella, había practicado con animales, e insectos, a escondidas, y ya sabía realizar, las más difíciles maldiciones, ella pensaba que a su madre eso le encantaría, pero no corría el riesgo de contárselo, por si a caso…
-Pues Ignatius también tiene muchas ganas de ir verdad ¿mi amor?
-Sí mamá. –Dijo el aludido.
-Aunque pensé en llevarlo a durmstrang, pero al final decidimos que Hogwarts sería el colegio apropiado, ¿Te acuerdas Druella que bien nos lo pasábamos?
-Ni que lo digas Ciria, me acuerdo, cuando íba…
-Bella deconectó, "estupendo, a escuchar batallitas". -Se quedo mirando de reojo a Ignatius, y este la miró, ella impactada por la sorpresa, miró hacia otro lado, pero sin sonrojarse, ya que no era su estilo, según ella.
