Abrió los ojos de forma repentina, su respiración más acelerada de lo que debería, pero su cuerpo permaneció quieto en su lugar, no captaba ningún sonido inusual en la oscuridad, solo el rápido batir de su corazón. Se mordió el labio recordando las imágenes nada agradables que aun plagaban algunas veces sus sueños, sabía que de algunas no podría deshacerse nunca, pero no se arrepentía, unas pocas pesadillas no eran nada para todo lo que había ganado en comparación.
Se giró un poco, volviendo a acomodarse contra el cuerpo que descansaba a su lado, su cabeza reposando sobre su pecho, dejando que el rítmico latido le trajera calma… el latir de un corazón… uno solo y no dos.
Cerró los ojos preguntándose donde se encontraría el doctor, su doctor. No se arrepentía de haberse quedado en esa dimensión, con su familia, su madre, su padre y su pequeño hermano… y con… él. Porque Jon Smith era todo lo que ella había soñado y más. Estaría a su lado y envejecerían juntos, algo que nunca creyó que podría encontrar entrañable hasta que lo tuvo.
Podría cuidar de él cuando enfermara sin temer que fuera alguna extraña enfermedad venida del espacio exterior, porque ahora el era igual que ella. Y como ella, era frágil e inventivo, tenía esa chispa que solo la voluntad de los humanos daba. Todavía había riesgos, lo sabía, pero no pensaba en ello, difruaba de la aventura y de lo que el tiempo quisiera darles, después de todo era un regalo que no iba a desaprovechar.
Pero aun así había cosas que no podía evitar, como que sus pensamientos vagarán por las noches, preguntándose donde estaría el doctor o que estaría haciendo, si estaría solo o si Dona aun seguiría con él, después de todo ella había prometido quedarse a su lado para siempre y no había podido cumplir...aun cuando en verdad lo deseaba. No era que se arrepintiera, pero el doctor le había dado mucho, inclusive, de alguna forma se había dado a sí mismo y ella no había hecho mucho por el...
Se lo imaginaba en la Tardis, emprendiendo una nueva aventura, sonriendole a alguien a su lado... o ¿quizá sonreía a sí mismo? ¿Estaría solo? ¿Quién cuidaría que no se extralimitara? Porque lo conocía bien y sabía que necesitaba de alguien que le frenara un poco, que le obligara a cuidar de si mismo y le recordara que pensara lo que pensara no era omnipotente ...
También era posible que se hubiera regenerado nuevamente para ese momento, frunció los labios preocupada al pensar en ello, ¿y si estaba solo y necesitaba ayuda? Recordaba claramente el susto que le dio cuando le toco presenciar la experiencia, verlo cambiar frente a sus ojos, el estado debilitado en que quedo después... el peligro que se enfrentaron esa navidad.
Casi pega un salto de la cama al traerlo a su memoria, aunque el movimiento que había hecho había despertado a la persona a su lado, la atrajo de vuelta hacia él, acunándola con ternura para que su cabeza reposara sobre su pecho y cruzando una de sus manos sobre su abdomen para acercarla más.
-Él esta bien- murmuro con suavidad en su oído -Después de todo soy yo- sonrió dejando un pequeño beso entre sus cabellos rubios y volviendo a cerrar los ojos.
Rose quizá replicar algo, pero suspiro sabiendo que su pareja tenía razón, después de todo se trataba del doctor y el siempre se las arreglaba para salir adelante de la mejor manera posible, ¡El le había enseñado a hacer eso! Solo espero que estés bien y seas feliz...
Quería que fuera feliz como ella lo era, porque a él le debía esa dicha, y esperaba que aunque separados por toda una dimensión, ambos pudieran compartirla.
