Zafiros.
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Amu ignora por qué es que con ella todo es diferente; Amu quiere entender qué es lo que hace que la sonrisa de Ikuto la suma en ese trance hipnótico del que no puede escapar.
Ella quiere entender por qué es que le duele tanto el ventrículo izquierdo cuando lo mira sonreír a alguien más cuando sus ojos se iluminan y a ella el dolor hace que le tiemblen las rodillas.
Convencida, se dice que el demonio apoderándose de su cuerpo, y este viene acompañado de dos ojos zafiros que le engullen la voluntad hasta que sus huesos son polvo.
