Declaración de responsabilidad: Ranma es de propiedad de Rumiko Takahashi, por lo tanto, no me pertenece, hago esto por diversión.


.

*. *. *. *. *. *. *. *

YUANFEN

*. *. *. *. *. *. *. *

.

Capítulo 1

Dolor

.


¿Alguna vez escuchaste "Cuando quieres tanto a alguien es inevitable sentir miedo a perderlo"?

¿Si?

Pues esa frase era el más fiel reflejo del cómo he vivido cada día desde que llegué al Dojo Tendo, en especial después de lo que sucedió en Jusenkyo. Los últimos meses me persigue una angustia desesperante día y noche.

Se supone que soy uno de los mejores artistas marciales de este lado del continente. Que no le teme a nada. Capaz de enfrentar cualquier peligro. Luché y en cierto modo, maté a un Dios con tal de protegerla, solo para volver a verla.

Pero ahora la necesidad de protección que me carcome las entrañas está derribando cada uno de mis más elevados límites y siento que estoy perdiendo la batalla.

Yo, que me contentaba con una de sus sonrisas, las que mandaban miles de mariposas a sobrevolar en mi estómago, haciendo mis piernas desfallecer. No existía mayor felicidad en mi corazón.

Pero ya no me es suficiente. No soporto más este secreto que me desvela. Bien puedo vigilarla día y noche. Me meto a hurtadillas a su habitación con el Umisen-ken, las madrugadas son un poco menos desesperanzadoras mientras la observo respirar. Lo sé, soy un desastre, un perfecto idiota, el más cobarde de los hombres.

En algún momento de desesperación pensé pedirles a nuestros padres que realizaran una boda express [cosa que facilitaría todo, pero no es lo correcto. Akane no está lista para asumir sus sentimientos y yo…

¡Que va! Creo que tampoco. Al menos no ante toda esta tropa de locos.

Por otro lado, algo no estaba bien últimamente y no me refiero a la banda de locos que siempre nos persigue.

No.

Es algo más, que pone mis pelos de punta y mis sentidos constantemente en alerta, me siento observado y casi puedo oler una fragancia que no me es conocida. Mi medio lado gato casi suplica por salir a la luz y golpear todo lo que se mueve cada vez que sucede.

Quizás comienzan a entender lo que me pasa. Entre eso y mi preocupación me tienen al borde la mayor parte del día.

Ese maldito presentimiento alojado en lo más hondo de mi pecho, que me perturba y me quita las ganas de todo se acabara, todo sería un poco más fácil.

Akane me mira extraña muchas veces, tanto que...pienso que ella también lo ha notado, pero no me dice nada y yo no puedo determinar qué, o el cómo y mucho menos el por qué, solo sé que desata ese sinfín de emociones que me carcome las entrañas, y tal como llega, desaparece.

Sin rastro alguno.

Por primera vez en mi vida estoy realmente cabreado. He intentado solucionar el problema de mis prometidas y ...

¡vaya que lo hice!

Mi cuerpo es la más fiel prueba de ello, todavía adolorido. Decir que no lo han tomaron muy bien sería hasta ironía, aunque es algo que esperaba, después de todo somos gente de honor, me persiguieron por todo Asia, no se detendrían porque solo se los pidiera solo podría luchar con ellos una vez más, o al menos eso creía.

Pero este día es especial, lo presiento. Algo dentro de mí me conduce a no dejar pasar más el tiempo, es "tiempo de crecer" me dije y les dije. Ya no somos adolescentes pseudo-hormonales, algo nos asechaba. Ya sea amazonas, dioses o lo que sea, estaba ahí y estos juegos no nos iban a ninguno, teníamos casi los 20 años, con infancias difíciles por decir lo menos. Es el momento de madurar, enfrentar la vida y ser feliz, y nuestros juegos solo nos hacían perder foco. Realmente quise gritarles con todas las ganas cuando hablaban de amor, seguido de su llanto y frustración, decirles que no importaba qué escaramuza inventaran o qué hechizo utilizaran, jamás tuvieron opción, esa pequeña marimacho tenía mi corazón desde el día uno. Que no necesitó nada para tomar todo de mí, que se lo di sin pedir nada a cambio, que nunca hubo marcha atrás. Ya no soporto esa agonía de tenerla tan cerca y no poder mirarla sin tener unas enormes ganas de besarla.

¡Dios!

¡Soy un maldito Saotome! ¡Hijo del rigor! Un artista marcial que pasó toda su infancia alejado de su madre para convertirse hombre entre los hombres, el mejor artista marcial que pisa la tierra y ningún loco me quitará la felicidad. No más.

No después de todo lo que hemos vivido juntos. No después que había prometido decirle todo lo que sentía cuando yacía inerte entre mis brazos, y si en alguien debía confiar, era en mí, tenía mi palabra. Ranma Saotome siempre cumplía...

Y así las visité una por una.

Ukyo, lo más cercano a un amigo que tuve en mi niñez no lo aceptó bien. Su demanda de honor me hacía sentir el hombre más pusilánime pisando la tierra, pero ¿qué podía hacer yo frente a lo que hizo mi padre? Era un niño que creía que "ella" era un "él". Nunca quise ni quiero hacerle daño, pero fue inevitable. Después de todos los posibles escenarios y discursos creados en mi mente, ninguno de ellos salió de mis labios. Tampoco tuve que decirle mucho. De cierta forma, ella entendió todo, me culpó, me golpeó y maldijo a Akane, es muy probable que me odie por hacer que duela su corazón, por no amarla, pero me es imposible, jamás ha dejado de ser solo una buena amiga.

Shampoo es otra historia, la mejor amazona de su generación no se daría por vencida de la nada, pero no quise luchar; ya era suficiente. Primero trató de seducirme de mil y una maneras. Como no resultó me retó a un duelo, esquive una y otra vez sus bomboris, no me importaron sus hechizos ni los de la vieja momia. Lloró y juró y maldijo en chino tantas veces que pensé que se suicidaría, Mousse pudo controlarla cuando me perdía en el horizonte.

De Kodachi ni me enteré, nunca fue mi prometida, y si volvía a interponerse en mi vida, bien podría adoptar el lema de Shampoo, "los obstáculos son para matar", el solo pensarlo trajo una pequeña sonrisa burlona a mi rostro, debo estar loco. Suspiré lentamente mientras el aire abandonaba mis pulmones miraba ese inmenso sol que se ocultaba en el horizonte, Akane me mataría al llegar a casa y haber desaparecido durante todo el día.

Luego que se calmaran un poco las cosas, esperando que ninguna de ellas atacara de nuevo y sin previo aviso. Me doy cuenta que me siento un más relajado, solo un poco. Esa presencia que me eriza las entrañas ha desaparecido estos días también, pero no tengo tiempo de pensar mucho en eso ahora. Quizás solo se trataba de vestigios de la preocupación que me cargaba desde China.

...

Aquí voy, en búsqueda de lo que llaman el primer día del resto de mi vida, mientras salto de techo en techo nervioso, rememorando cada detalles de los últimos días, los posibles "¿ignoré algo? o ¿qué podría salir mal?", al intentar encontrarme con mi pequeño tormento personal, esa muñequita frágil de sonrisa brillante, con un poder del tamaño del universo.

Me estoy volviendo loco, mira que decir tanta tontería…

Bueno, quizás ya no lo estoy.

¡El gran día! ¡El gran día ya estaba aquí! Mis mejillas se colorearon más por la vergüenza que por el esfuerzo al recordar, estaba seguro que ella ni siquiera se lo esperó.

=0=

Estuve varios días pensando con cómo hacer que Akane entendiera y creyera mis sentimientos, mal que mal llevábamos años jugando a odiarnos, por no mencionar solo un par de episodios que se podrían prestar para malos entendidos. Así que opte por lo más fácil dentro de esa larga lista de situaciones y me dirigí orgulloso a su habitación, abrí de un golpe la puerta sin tocar.

-¡AKANE! - Grité cruzando los brazos y mirándola desde mi altura, ella estaba sentada estudiando un gran volumen de una enciclopedia o algo parecido. Se volteó y me miró con cara de pocos amigos por la interrupción quedándose quieta observando la puerta azotar y devolverse, golpeándome.

-Bobo...- Dijo en un suspiro y desvió su atención nuevamente a los libros ignorándome.

-Akane, ¿podemos encontrarnos en el canal mañana?- Detuvo su dedo sobre una frase del libro y me miró con suspicacia achicando los ojos. La Universidad no nos soltaba a ninguno, el arte era nuestra vida y nuestro futuro, lo sabíamos y habíamos asumido esa responsabilidad hace tantos años, pero necesitábamos los estudios, las buenas calificaciones de Akane para mantener su beca era la prioridad y bueno, lo mío era ganar cuanta competencia se me cruzara, es lo que mantiene los negocios en la actualidad. Por un momento pensé que me ignoraría nuevamente, pero levantó la vista.

-¿Y por qué no puedes decírmelo ahora?- Será marimacho, pensé.

-No, quiero hacerlo mañana, ¿irás o no? - La impaciencia casi me estaba haciendo tirar de mis cabellos, casi.

-Está bien Ranma, espero que no estés jugando conmigo, tengo muchas cosas que hacer mañana y si recuerdo bien, tú también.- Pero sonrió y me guiñó un ojo antes de reanudar sus estudios.

¿Es que acaso sabía lo fantástica que se veía en ese momento? Estuve nervioso todo ese día pensando las palabras adecuadas, el cómo expresar lo que sentía, quería que ella me creyera. Ya sabía de sobra que mi carácter juguetón había provocado algunos malos entendidos antes, pero todo lo que necesitaba era enfrentarlo como un duelo, "tranquilidad Saotome" y en este caso la pelea es la mismísima Akane, la rival invencible y la única con la que estaría dispuesto a perder una y mil veces.

=0=

Acelero mi velocidad y mi corazón amenaza con salirse de mi cuerpo. Trato infructuosamente de controlar mi ansiedad envolviendo con mi mano la cajita que con tanto esfuerzo oculté durante todos estos años en mi bolsillo, en especial de Nabiki. Un anillo de oro blanco que tenía un pequeño diamante blanco, incrustado en una flor de crisantemo que lo envolvía radiantemente, como símbolo de te amaré por siempre.

¡Dios!

¿En qué momento me volví tan cursi? Mi parte femenina estaba haciendo definitivamente mella en mí.

En escasos minutos he reflexionado más que en toda mi vida, no sé cómo no ha estallado mi cabeza. Ahora entiendo a Ryouga.

¡Maldición!

El chico perdido me mataría si conociera mis intenciones. En especial, lo que tenía planeado para los siguientes minutos. Con un poco de suerte, nadie nos interrumpiría, estaba todo dispuesto, era ahora o nunca. Sonrió más feliz que nunca.

De repente, siento algo extraño. Casi caigo del techo y tuve que aterrizar forzosamente, provocando la detención de mi carrera. Me envuelve esa sensación brumosa, angustiante y me consume por completo. Mientras tocó por encima de la camina azul mi pecho, algo lo estaba oprimiendo, haciendo que mis piernas cedieran, caigo de rodillas.

¡¿QUÉ DIABLOS ME PASA?!

¡¿QUÉ DIABLOS ME ESTABA ESTRUJANDO EL CORAZÓN?!

-¡RAAANNMAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!

El grito me hizo levantar la cabeza con un látigo buscando el lugar.

Era ella.

¡AKANE!

Miles de pájaros negros salieron volando, mientras el tiempo se detenía.

El muchacho se levantó mareado y comenzó a correr frenéticamente, llegando finalmente a su origen.

Todo transcurrió en cámara lenta frente a sus ojos. Akane caía lánguidamente cerca de la orilla del canal que fue testigo de innumerables sucesos, recuerdos atesorados en el corazón de dos jovencitos intrépidos. Su vientre completamente atravesado por una espada que inmediatamente empapó su hermoso vestido blanco, mientras pequeñas lágrimas acompañaron su recorrido.

-¡Ranma…!

A pesar de su estupor, pudo atrapar su cuerpo en un esfuerzo sobrehumano desesperado, acunándola contra su pecho, tal cual si se tratara de un bebé.

-Akane, ya estoy aquí boba, mírame, ¿qué pasó? ¿Dónde está? Shhhhh…shhhhh…No, no, no digas nada, soy un idiota- No dejaba de temblar.

-Vas a estar bien, voy a llevarte donde el doctor Tofú y todo estará bien, ya verás, ¡por favor, no hables!, mírame ¿si? Ya todo está bien, déjame llevarte…- Ranma desesperado no sabía cómo actuar, sentía que algo tibio humedecía su pecho.

-Ranma, Ran…ma, por favor, cof cof… ¡Por favor, déjame…!- La muchacha valientemente intentó levantarse, pero cualquier tentativa era inútil. Dolía tanto, su vista estaba nublada y poco a poco su rostro se tornaba más blanco que el papel.

-¡No hables por favor! ¡Yo voy a llevarte donde el doctor, ya verás que no es nad…!"

-No llores Ranma, no llores, solo déjame…Ran…ma, déjame decirte lo que nunca pude, por favor ¿si?- El dolor y la falta de oxígeno estaban haciendo merma en sus fuerzas.

-No hables, mira, mira, ya habrá tiempo- La desesperación lo estaba carcomiendo, tenía que hacer algo, la sangre estaba empapándolo por completo, tenía que moverse y rápido.

-¡No! Ranma, escúchame, por favor, yo nunca pude, nunca…Nunca tuve el coraje Ranma, YO…Ranma!- Quemaba, cada palabra que pronunciaba era dolorosa, y su garganta se estaba cerrando poco a poco.

-No hables Akane, por favor, vas a estar bien- Se negaba a escucharla, tenía que llevarla urgente al hospital, lo demás podía esperar, pero la urgencia en la voz de Akane lo detuvo.

-Ranma… ¡Yo te amoo!- Lo dijo con tanta vehemencia, que se sintió mareado de repente. Sus mejillas se tiñeron de carmín, esto no podía estar pasando así. No podía. Solo hazme despertar de este sueño.

-Duele...Siempre lo hice y no importa lo poco que…Yo te amo y siempre te amaré, en esta y cada una de mis vidas- Con mucho esfuerzo levantó una de sus manos para tocar el rostro de Ranma y acercarlo más a ella y lo besó, lágrimas surcaban ambos rostros.

Akane cerró sus ojos definitivamente mientras se desplomaba suavemente en sus brazos, el deseo de su corazón expresado. El primer y único beso que habían compartido, era a la vez el último suspiro de la única mujer que amaba y amaría en su vida. Ya no respiraba. Comprendió que jamás volvería a ver su sonrisa, a escuchar el sonido de su voz, ni siquiera pudo decirle cuanto la amaba y algo adentro de sí termino de romperse, desgarrando pedazo a pedazo su alma.

¡Esto tenía que ser una pesadilla! Como aquellas recurrentes después de Jusenkyo, solo tenía que encontrar el modo de despertar, y se golpeó el rostro "Despierta imbécil", pero nada pasó. Los Dioses le dieron la espalda, ¿cómo diablos ese gran y maravilloso día se había convertido en esto?

Las lágrimas corrían libremente por sus mejillas: "AKAANEEEEEEEE", retumbó por todo Nerima. El cielo triste lloró, empapándolos. La abrazó, como siempre quiso hacerlo, para darle su calor, en un intento desesperado por despertar de este escenario grotesco, porque nada tiene sentido sin ella, Akane era vida y muerte para él, era el arte mismo, un todo o nada, ella o nadie.

Un brillo salvaje irrumpió en sus ojos azules, golpeándose con la realización.

-¡Jamás, jamás la perdería! ¡Nunca! Aunque tenga que pelear con cada uno de los dioses en el cielo. -Te traeré de regreso una vez y mil veces Akane, no importa cuanto tiempo me lleve, pero te encontraré y haré pagar a quien hizo esto.

"¡AKAAANNNNNEEEEE!"

...

-Mi venganza está completa, ¡NUNCA! Ni en mil vidas podréis tenerlo maldita Tendo. - Y desapareció.

...

[Continuará]

*. *. *. *. *. *. *. *


N / A:

¿Les gustó? ¡Házmelo saber!