Las hermanas Black van de compras

Disclaimer: todo pertenece a J. K. Rowling.

Este fic participa en el minireto de septiembre de la V edición de la copa de la casa del foro La noble y ancestral casa de los Black.

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–Tenemos que ir a Madame Malkin –Dice Bella –Necesito una nueva túnica. La del año pasado me queda pequeña.

–Eso es porque te has puesto como una vaca –Contesta Andrómeda –Yo necesito que vayamos a mirar los calderos. El mío tiene una abolladura. No sé qué le ha pasado.

–Que eres una bruta, eso le ha pasado –Replica Bella.

Narcisa las observa molesta. Tiene once años y este será el primer curso que vaya a Hogwarts. Deberían estar comprando sus materiales. No obstante, a sus hermanas les ha dado por ponerse a discutir y nadie le presta atención a ella.

Para colmo de males, su padre está trabajando y su madre ha tenido que ir a casa de tía Walburga porque Regulus y sirius tienen accidentes mágicos todo el tiempo y ella sola no puede con los dos. Así que Narcisa está a merced de Andrómeda y Bellatrix.

Sus dos hermanas siguen discutiendo mientras avanzan por el callejón.

–Mi túnica es más importante que tu caldero. No es mi culpa que seas una negada para las pociones.

–Ni la mía que parezcas el Fraile Gordo.

Narcisa no puede más. Bella no está gorda y Andrómeda no es una negada para las pociones y sus hermanas deberían estar prestándole atención a ella en lugar de únicamente a sí mismas.

Hasta que de repente Andrómeda se acuerda de ella y la mira con una sonrisa que Narcisa le devuelve esperanzada.

–Cisy, nos habíamos olvidado de ti ¿Tú qué opinas? ¿Qué es más importante: mi caldero o su túnica?

Narcisa la mira con furia.

–Mis cosas. Va a ser mi primer año y si fuera por vosotras iría al colegio sin ni siquiera un baúl. Así que callaos las dos y hacedme caso. Iremos a dónde yo diga.

Dicho esto comienza a caminar en dirección a la primera tienda que encuentra y sus hermanas la siguen con una mezcla de sorpresa y culpa tal que ni si quiera preguntan para qué quiere su hermanita una escoba si nunca le ha gustado el deporte.

Narcisa, por su parte, lleva orgullosa su nueva adquisición bajo el brazo y camina con paso firme hasta la siguiente tienda asegurándose esta vez de mirar de cuál se trata. No quiere volver a coger algo que no necesita solo por la vergüenza de tener que decir que no miró dónde entraba por culpa de su arrebato.