Todo lo reconocible no es mio, y menos Thomas que sí es mio, el resto de personas que salen se pertenecen a si mismas., ya me gustaría tener a Lana para mi, pero bad luck.
Totalmente A/U Henry tiene un flipe pero bien grande con los cuentos de hadas, y Regina se presenta las elecciones de estados unidos, casi nada, pero le pega más que simple alcadesa :D. Emma será poli, y el resto ya veremos.
Habrá Lemon. LxL.
Enjoy (or not)
Salud2
0-Prólogo
Regina Mills llegó a su despacho donde le esperaba uno de sus impacientes consejeros junto a un viejo conocido suyo y a otro hombre desconocido para ella.
Su andar se aceleró mientras sus facciones se volvieron aún más duras de lo normal. Estaba cansada de tener que lidiar con el mismo tema desde que saliese elegida Gobernadora de Massachusetts hasta ese momento dónde estaba luchando por la candidatura Demócrata para las elecciones presidenciales.
-Buenas tardes, caballeros, ¿Qué puede hacer por ustedes esta vez?-preguntó Regina mientras abría la puerta de su despacho dejando que los tres pasasen antes de cerrarla.
-Gobernadora Mills- comenzó su consejero Thomas Bechken mientras tomaba asiento en una de las elegantes sillas frente al escritorio de la Gobernadora.
-No necesito volver a oírlo Thomas, no pienso mandar a Henry a un internado aunque todos en el maldito partido penséis que es lo mejor. Y te lo prometo Thomas, si seguís insistiendo en que lo lleve, lo medique por tener demasiada imaginación, o lo eduque como vosotros queráis me retiro de la carrera por las primarias. Él es lo más importante, ¿queda claro Thomas?-le cortó ya enfurecida la Gobernadora Mills.
Desde que decidiese presentarse a las presidenciales todos sus consejeros le fueron diciendo continuamente que hacer o no hacer y para una mujer como Regina Mills eso era duro; jamás en su vida adulta había dejado que nadie le diese órdenes y no pensaba empezar en ese instante.
Había logrado ganar primero las elecciones del pequeño pueblo donde nació sin consejos de nadie, pero nada más empezar a ganar peso en el partido todo el mundo parecía saber mejor que ella cuáles eran sus obligaciones, aunque la gota que colmó el vaso era Thomas y sus constantes alusiones a la educación y al estado mental de su hijo, cosa que Regina no pensaba permitir más.
-¿Y bien Thomas, eso era lo que querías decirme?
-No, bueno sí, señora Gobernadora, hemos encontrado una solución mejor, puesto que la nuestra no le gusta-comentó Thomas temiendo la reacción de la gobernadora.
-Gobernadora le presento al Doctor Archie Hopper-terminó Thomas Bechken mientras el susodicho se acercaba a la mesa con intención de estrechar la mano de Regina.
-Buenas tardes Doctor-dijo Regina estrechando la mano estirada sobre su mesa. –Dígame, ¿usted también va a decirme que mi hijo está loco?,¿o que debería mandarlo a Europa?
-Oh no, no, por favor, no. Por lo que me han contado no creo que su hijo esté loco señora Gobernadora, creo que su hijo ha sufrido grandes cambios en muy poco tiempo. En menos de 5 años pasaron de vivir en un pueblo con una vida tranquila a vivir en una gran ciudad, dónde no conocía a nadie, y para colmo usted terminó siendo elegida Gobernadora, lo que seguramente le ha alejado algo de él por no tener tiempo suficiente para todo. Creo que ha encontrado en los cuentos una forma de expresar sus sentimientos-contestó el doctor ganando confianza al ver como la gobernadora parecía relajarse.
-¿Y qué opina usted de que yo sea la Reina malvada en su cuento, doctor?- peguntó la Gobernadora Mills intentando ver si por fin habían encontrado la solución al problema de Henry con los cuentos.
-Oh bueno… Creo que su hijo le echa de menos, echa de menos a su mamá, ahora para él usted es como la Reina: todopoderosa. Y presentarse a las presidenciales sólo reafirma su teoría; usted sólo busca poder y ha dejado de quererle. Por supuesto sabemos que eso no es cierto, y si lo desea puedo trabajar con él, para hacerle ver que usted le sigue queriendo y para que aprenda a expresarse sin necesidad de los cuentos-agregó Archie ganando confianza al ver que la cara de la gobernadora seguía mostrando curiosidad y no enfadó.
-Bien, bien, puede empezar mañana mismo-contestó Regina, mientras acompañaba al Doctor Hopper a la puerta.
-Una última cosa, señora Gobernadora, sería conveniente que empezase a pasar un día a la semana, el domingo por ejemplo, haciendo todas las cosas que le gusten a Henry. Así el niño vería que usted se esfuerza por estar con él y por hacer cosas que le gustan a él, y no cosas políticas.
-Lo tendré en cuenta, Doctor Hopper, nos vemos mañana-terminó Regina, mientras le abría la puerta.
-Siguiente tema, ¿Graham que haces aquí?-preguntó Regina mientras se sentaba encarando a los dos hombres aún restantes.
-¿Os conocéis?-dijo un sorprendido Thomas Bechken.
-Sí, larga historia que no viene al caso, ¿Qué haces aquí Graham?-repitió la gobernadora mirando a ambos hombres.
-El agente Graham se encuentra aquí para ayudarnos con el acoso que está recibiendo, Gobernadora Mills- contestó el señor Bechken.
-Bien, ¿y como nos va a ayudar la policía de Boston a parar a los fanáticos religiosos, y lunáticos varios que quieren boicotear mi carrera, si se puede saber?- volvió a preguntar una escéptica Regina.
-Tengo una agente ideal para tu caso Regina- dijo Graham pasando de formalismos; él, Regina Mills y su ahora fallecido marido, Daniel, tenían un pasado juntos que hacía que pudiese tutearle sin ningún temor.
-¿Una agente ideal para mi caso? ¿Qué hará: compaginara el trabajo policial con protegernos a Henry y a mí? Qué trabajadora tiene que ser- ironizó Regina sin creer que un policía fuese la solución a sus problemas. Lo que necesitaba era un buen guardaespaldas sin miedo a usar la fuerza, no una policía con ganas de colgarse una medalla.
-La agente Swan es mejor que un guardaespaldas Regina- dijo Graham intuyendo los pensamientos de Regina. –Es nueva en el cuerpo, sin ambiciones políticas y viene de un trabajo dónde pillar a los malos de cualquier manera le daba de comer. Y además es muy buena rastreando, atrapará a esa gente que te está acosando- terminó Graham.
-Thomas es evidente que en el partido ya sabíais esto, ¿verdad?- preguntó Regina directamente a su consejero. –Bien, dos semanas a prueba, si me gustan sus formas se queda sino elijo yo un equipo que se encargue del tema- zanjó Regina sin darles pie a los otros dos hombres.
-Puedes marcharte Thomas, me gustaría tener unas palabras a solas con el agente Graham.
-Le veré en la reunión del lunes Gobernadora, pase un buen fin de semana- concluyó el señor Bechken mientras cerraba la puerta tras de sí.
Nada más ver la puerta cerrada Regina se puso en pie y se acercó hasta Graham, y sin que este pudiese reaccionar le golpeó con su puño en el hombro.
-Te marchaste sin decir nada.
-Lo siento Regina-le contestó Graham sin saber realmente que decir; Regina estaba en su derecho a estar furiosa con él, y lo sabía.
-Daniel murió y tú simplemente te largaste, ni una semana, no esperaste ni una maldita semana, ¿y ahora vienes como si nada con ese capullo de Bechken a solucionar mis problemas?- continuó una furiosa Regina.
Habían pasado 6 años desde la muerte de Daniel, Regina parecía que había seguido adelante: se fue de Storybrooke a Boston, ganó peso en el partido, consiguió una impresionante victoria en las elecciones para gobernadora y en ese instante estaba luchando, y si las encuestas no mentían, ganando la candidatura demócrata para las presidenciales.
Pero Regina Mills no era feliz: su hijo parecía creer que era la mala de algún cuento de hadas, su marido y mejor amigo murió de un problema de corazón con sólo 30 años y por si eso fuese poco el mejor amigo de la familia y Sheriff del pueblo abandonó todo y se marcho de Storybrooke apenas dos días después. Dejando a la alcaldesa con el corazón destrozado por doble partida, un hijo al que cuidar sola y un pueblo que manejar.
-Yo… Daniel era… mi amigo, y… lo siento Regina.
-Fuisteis un par de tontos, y yo también.
-¿Qué estás diciendo?- preguntó preocupado Graham, ¿acaso Regina lo sabía todo?
-Mi marido era gay, y tú estabas con él- no era una pregunta, era una afirmación, pero al contrario de lo que Graham creía Regina no estaba enfadada al decir eso, incluso parecía relajada y lo que parecía una sonrisa asomaba de sus labios. –Mi marido era gay y yo lesbiana, me casé con mi mejor amigo de la infancia porque nos convenía a ambos y a nuestras carreras Graham, nadie habría visto con buenos ojos a una política y a un jinete profesional fuera del armario hace 15 años. Y tú fuiste un tonto al pensar que me estabais poniendo los cuernos, lo sabía todo, Daniel me lo contaba todo, por el amor de Dios.
"¿Regina Mills lesbiana? Imposible. No puede ser, Daniel habría dicho algo, nos habríamos podido ver con más frecuencia, él…"
-Daniel no te dijo nada porque quería darte un susto, un día iba a aparecer y "pillaros" por sorpresa, quería ver tu cara. Ya sabes, él era el gracioso de los dos- siguió la Gobernadora con cara soñadora sin darle tiempo a pensar.
-Regina… lo siento- el ex-Sheriff se apoyó en la silla más cercana.
-Ya bueno, la vida sigue, ¿no?- la expresión relajada y risueña volvió a desaparecer de la cara de Regina. –Espero que hayas rehecho tu vida, aunque ya veo que tienes un trabajo nuevo.
-Sí, me vine a Boston, comencé con la policía, ya sabes, y ahora dirijo una comisaria, no me puedo quejar.
-Bien, bien. Entonces esa agente de la que hemos hablado, ¿Cuándo la conoceré?- preguntó la Gobernadora saltando de un tema al otro.
-Oh, Emma, bueno si quieres ahora mismo, está fuera en el coche.
-Pues ve a buscarla- ordenó Regina, haciendo gala de su carácter dominante.
10 minutos más tarde mientras Regina miraba la calle apoyada en el marco de la ventana un golpe en la puerta la saco de su ensimismamiento.
-Adelante.
Una mujer rubia, ojos azules, mirada segura y una ropa que para nada parecía la de un agente de la ley entró en su despacho cerrando la puerta tras de sí. Acto seguido de cerrar la puerta se dirigió hasta la mesa y se puso a observar a la Gobernadora sin decir nada, realmente es más guapa en persona que por televisión, pensó Emma, piel ligeramente morena, una melena corta castaña oscura perfectamente peinada, ojos igualmente de oscuros, labios jugosos, y un cuerpo perfecto metido en un traje pantalón gris oscuro...perfecto. "Sip no está nada mal, será un trabajo interesante pasarme todo el día detrás suyo".
La Gobernadora notó el escrutinio al que estaba siendo sometida, "y esa mirada no es precisamente profesional que se diga", por lo que carraspeo ligeramente para sacar a la rubia de su mundo.
-Oh sí, perdón Gobernadora, luce diferente en televisión, Emma Swan- dijo la mujer algo avergonzada de haber sido pillada "pasando el escáner".
-Mucho gusto, señorita Swan.
Comentario final: He puesto a Regina en el partido demócrata, porque no me gusta el republicano, aunque sin toda la maldad y tal, y la perra de su mami, yo creo que Regina habría sido una gran madre y muy feliz y como es mi historia, y en estados unidos no se puede elegir más partidos, pues me quedo con ese.
Salud2
