Situación: Este one shot/drabble/viñeta/loquesea está situado en la Sala Común de Slytherin, durante el sexto libro.
Disclaimer: supercalifragilísticoespialidoso y Jotaká Rowling.
"Jaque Mate"
A Pansy Parkinson siempre le gustó el ajedrez.
Nunca se le dio especialmente bien, a decir verdad. Ni le gusta pensar en jugadas complicadas, ni le gusta anticiparse a los movimientos de su oponente. Se limita a comer fichas, se limita a atacar. No emplea intermediaros, no se beneficia de la libertad de movimientos de un Alfil, Torre o Caballo. La Dama, siempre la Dama. Moviéndose por el tablero a su antojo, ésa es su ficha. Ésa es ella.
A Pansy Parkinson siempre le gustaron las metáforas.
Imaginar el mundo como un camino con más o menos bifurcaciones, como una escalera con más o menos escalones, como un puzzle con más o menos piezas. Como un tablero de ajedrez.
A medida que pasan los días, las piezas se asemejan cada vez más a las personas, las personas son cada vez más piezas. Pasan las semanas y la vida empieza a tornarse partida, la partida se convierte en tu vida.
Pero las blancas siempre mueven primero y su Dama está lacada en tonos oscuros. Le toca esperar.
Quizá deba tratar de desentrañar el extraño juego de su oponente, que emplea todas sus fichas para hacer algo que aún no alcanza a comprender.
Quizá sólo deba encenderse un cigarro.
Y, mientras se escucha el levísimo crujir del tabaco al prenderlo y dar la primera calada, sonríe.
—¿Por qué te quedas sin hacer nada? —pregunta el fiel Alfil, sentado a su lado, mirándola por encima de su periódico.
—Aún no me toca mover.
—Quizá cuándo te toque ya sea tarde. Astoria no parece ser de las que se van por las ramas —dijo, escrutando a la niña que en ese momento se tocaba el pelo sentada al lado de Draco Malfoy. Su Draco Malfoy.
—El juego no termina hasta que muere el Rey y el mío, Blaise, querido, está a mi cuidado.
Bien es cierto que empezó su partida en clara desventaja, con sólo un Alfil, una Torre en la que apoyarse cuando la desesperanza la vencía y un Rey. Y no había otra persona que pareciera más una pieza que ese Rey. Siempre moviéndose poco a poco, siempre a la sombra de la defensa de la Dama. La pieza más importante, la que codicia el equipo contrario.
Pues sin el rey, se acaba el juego. Sin él, no hay partida. Por él, comienza la batalla.
—¿Por qué no mueves? Las suyas ya están colocadas —comenta su Torre, sin dejar de leer un libro sobre pociones avanzadas.
—Porque como bien sabrás, Theodore, el ajedrez es un juego complicado en el que no hay que precipitarse. Además, como pasa en todos los juegos, una vez pierdes no puedes ganar. No influye el azar, no hay dados que tirar esperando fortuna.
—Quizá no deberías limitarte a situar a la Dama frente al Rey —sugiriere su Alfil.
—Es lo mejor, por el momento.
—¿Por qué no tratas de atacar?
Se ríe y niega con la cabeza. Es mejor ser paciente, contenerse, mirar para otro lado. Es mejor pensar en nada y sentarse a la espera de algo que nos traiga la solución, de que un par de dados muestren una pareja de seises.
—¿Qué crees que pasaría si atacaras? —insiste.
—Jaque Mate.
—¿Por parte de quién?
—Aún no lo sé.
