Bella pensaba que sería una vampira. Pero ahora eso es cosa del pasado, no convertida y abandonada, está rodeada por el peligro por todos lados. De una vengativa vampira que desea tener su sangre en sus manos, a los hombres lobos que están dispuestos a destruirla a ella y su familia.

Cuando es secuestrada, dependerá de sus únicos amigos, Jacob y Ángela, para ser salvada.

¿Pero podrá Bella salvarse así misma de Sam, quien la ve como un peligro para la manada y Forks?

¿Qué será de su propio destino si entrega su corazón a lo único que queda de él?

(…..)

Prologo

Por Ángela

Viernes 17 de Agosto de 2005, temprano en la noche.

Normalmente no me encontraría en el medio de la nada. Éste era un sacrificio supremo de mi parte para la única persona que consideraba mi amiga, Bella, quien estaba teniendo un día realmente malo, el cual estaba a punto de convertirse en una realmente mala semana. Estaba por llegar su decimoctavo cumpleaños, y no estábamos hablando de viajes y a que universidad asistir. No en su lugar estábamos preparándonos para la llegada de un nuevo miembro a su familia. Aunque esto no era mucho mejor.

Ella estaba parada en el medio de la carretera, tratando de orientarse y pretendiendo que no estábamos perdidas. El sol estaba poniéndose tras los árboles con todos los colores de una sanguina siendo jalada en pedazos. Prácticamente la había arrastrado hasta aquí; no había mucho más que hacer en uno de los últimos fines de semana antes del comienzo de exámenes.

―Esto fue una terrible idea,- murmuré. Bella sonrió suavemente, abandonando su búsqueda

―Fue una linda consideración.

―Fue estúpido,- admití. Ella lucía tan triste últimamente, esperaba que un completo cambio del ritmo pudiera llegar a distraerla de toda esa preocupación. ― ¿En qué demonios estaba pensando?

Ella medio sonrió. ―Es poco común en ti

Parpadee ante Bella. Incluso en jeans y musculosa, ella lucía dramática. Era todo eso de la piel pálida y aquellos ojos chocolates. Su flequillo estaba algo desparejo porque se lo había cortado ella misma. El resto era largo y colgaba pasando los hombros. El mío era un simple castaño y cortado en cuña a la altura de mi barbilla. Mis anteojos eran retro – marco oscuro y vagamente con forma de ojo de gato. No los necesitaba para ver la forma en que su piel languidecía.

Entrelacé mi brazo con el de ella. ―Salgamos de aquí. El sol se está empezando a ocultar de todas formas, y tal vez podamos salvar el resto de la noche.

El viento era suave a través del la hierba, haciendo agitar los tallos al tiempo que pasábamos. Las estrellas estaban comenzando a asomarse, como ojos animales en la oscuridad. El ocaso estaba comenzando a asentarse como un suave velo azul. Habíamos caminado desde mi casa, la cual estaba a media hora de camino. Probablemente habíamos esperado demasiado tiempo. Elevamos nuestro ritmo. Y entonces Bella se detuvo.

― ¿Qué?- me congelé a su lado, mis hombros tensionándose hasta que prácticamente los tuve de orejeras. Estaba en exceso consiente acerca de qué podía estar allí fuera. Nunca debí haber sugerido esto. Simplemente la puse en más peligro. Era una idiota. Fruncí el seño hacia las sombras que se reunían alrededor nuestro.

― ¿Animales?- sugerí, en su mayor parte porque parecían la mejor alternativa. ―Siempre salen a estas horas.-Sacudió su cabeza. Lucía delicada y etérea, como si fuese hecha de pétalos de lilas. Pocas personas conocían la dureza que esa suavidad escondía.

―Ellos están cerca,- murmuró. ―Observando

― ¿Corremos?, sugerí. ― ¿Justo como en este instante?-Sacudió su cabeza nuevamente, pero al menos comenzamos a caminar. ―Si actuamos como presas, actuarán como predadores.

Traté de no hiperventilar, intenté caminar rápidamente pero con confianza, como si no estuviésemos siendo acechadas. A veces realmente odiaba la vida de Bella. Era totalmente injusta.

―Estás comenzando a enojarte,- dijo suavemente.

―Con un demonio, sí que lo estoy. Aquellos bastardos creen que pueden hacerte esto a ti sólo porque –

―An, quiero que corras

―Cállate,- dije, el aturdimiento haciendo mi voz chillona.

―Ellos me seguirán si yo corro en la dirección opuesta.

―Ése es el peor plan que alguna vez haya escuchado,- protesté, peleando contra la urgencia de mirar tras de mí. Un grillo sonó repentinamente y mi corazón casi sale eyectado de mi pecho. En verdad presioné una mano contra mi caja torácica, medio preocupada. El grillo se calló y fue reemplazado por el rugir de los neumáticos de un auto sobre el terreno. Un jeep familiar derrapó deteniéndose en una polvareda frente a nosotras.

―Jake,- Bella respiró aliviada.

―Métete dentro- contestó bruscamente. Estaba ligeramente enojada con él, pero tenía que admitir que tenía un buen sentido del tiempo. En su remera negra y cabello oscuro, se mimetizaba con la noche. Él era guapo, no había caso en negarlo, pero siempre sabía cómo hacerme quererle clavar un tenedor en el ojo. Como justo en este preciso instante.

―Conduce,- le dijo a su amigo Embry, que estaba tras el volante.

Bella abrió la puerta trasera y me metí dentro. El auto aceleró. Las sombras ajustándose a nuestro alrededor, amenazantes, hambrientas. Tirité.