Me alegro mucho que me siguieran hasta acá... Que me acompañarán junto a mi hermosa novia en cada uno de los capítulos de las tres entregas.
Ahora le dejo con la primera petición que la hizo mi cuñado Franz que fue el que me inspiró para el papel del "Conejo de la suerte" el que fue mano derecha de Aro y el que ahora es el jefe del aquelarre francés.

Él deseaba saber que había sido de la vida de Franz Braunschweig y si había socavado lo que pasó entre ellos sobre la integridad de Jasper... Así que aquí les dejo el primer Extra... Ya luego complaceré a mi hermosa Frances con su deseo de ver un día en la vida de Francesca junto a Klaus, esperando sus peticiones de algo que desearon ver, saber de cualquiera de las tres entregas... Puede ser pasado, presente o futuro...

Ustedes son los que ahora deciden que quieren saber... Solo pido algo... Sean específicos... No que me digan "Quiero ver a Bree decirle a Idali que se vaya a la mierda" eso no es una petición... Debe ser algo como: "que fue de la vida de equis persona o quiero saber sobre lo que sucedió con Charlie cuando encontró a Bella muerta" Es un ejemplo... Así deseo que sean las peticiones o como bien lo hizo Franz y Francesca explicando su inquietud más no pidiendo que fuese así o asa. De antemano... Gracias.


La fuerza del amor por sobre la pasión.

Jasper

Dos años más tarde

Observaba todo desde una enorme roca cerca de los riscos que dividían la reservación con nuestro territorio.

Me encontraba con los ojos cerrados, era una de mis actividades favoritas… quería ver hasta dónde podía llegar mi don y lo que podía captar de los seres que me rodeaban.

Una lechuza perturbada ante el asecho de un depredador que pretendía llegar hasta el nido... el depredador alerta ante cualquier movimiento de esta.

Un puma dormía en las cercanías del riachuelo y un par de gacelas sucumbían ante el deseo animal de la procreación mientras que un poco más allá un pequeño conejo los observaba intrigado.

Abrí los ojos volviendo a sentir aquel malestar en mi interior.

"Deja de pensarle"

Soltaba la conciencia del Mayor Whitlock reprendiendo a aquel lado mío que había sucumbido ante ese beso.

Me levanté encaminándome hacia la casa cuando siento un golpe seco y la silueta que cae a mi lado indicándome que no estaba solo.

-¿Cómo está el hombre más sexy de Forks?-

Decía mi Alice haciéndome sonreír mientras volteaba el rostro para verle.

-Pues el hombre más apuesto del mundo no creo que sea yo… pero si poseo a la mejor mujer del universo-

Ella sonreía mientras se montaba sobre mi espalda haciendo que la llevara en chuco hasta la casa.

-Tengo algo para ti- yo seguía caminando mientras preguntaba de que se trataba a lo que ella sacaba un sobre colocándomelo en frente contemplando que era un boleto de avión.

-¿A dónde iremos?- pregunté mientras ella se guardaba el sobre y me soltaba de lo más natural.

-Es solo para ti- yo me detenía mientras ella se bajaba de mi espalda entregándome el sobre.

Lo abrí observando que en efecto era para una sola persona contemplando que era un pasaje para Francia.

Yo la miré fijamente de soslayo a lo que ella acercándose a mí y dándome un beso en los labios me soltó.

-Debes ir- yo comenzaba a caminar entregándole el sobre mientras ella caminaba a mi lado tratando de llevarme el paso.

Sus sentimientos eran confusos para mí, sentía dolor y angustia por mí… no comprendía porque… yo pensaba que jamás había dado algún indicio de que aquello que había ocurrido me había perturbado.

"¿Sería Edward?"

Negué con la cabeza, sin duda él no me haría algo así… seguí caminando hasta que ella rompía el silencio haciéndome detener en seco ante lo que decía a continuación.

-Iras, ya lo he visto- yo la miraba serio mientras le respondía que sus visiones podía cambiar a lo que ella respondió.

-Si no vas jamás podrás salir de esta agonía en la que estás viviendo Jasper y así no me estás haciendo feliz porque TÚ estás siendo infeliz-

-¿Me estas queriendo decir que piensas que ya no soy feliz a tu lado?-

Ella negaba con la cabeza ante mis palabras mientras me acariciaba el rostro.

-Por más esfuerzo que hagas en ocultar tu malestar… me lo transmites sin querer y no deseo verte en ese estado en el que a veces te encuentro-

Sin duda no me había percatado de eso hasta ahora… no sabía que decir, simplemente seguí caminado hasta la casa pensando que era lo mejor para nosotros.


Dos días después

Aún no me creía estar en el aeropuerto… Alice acariciaba mi brazo mientras Edward me observaba fijamente a lo que yo simplemente miraba el tablero de los vuelos que estaban a punto de salir.

-¿Por qué lo haces?- preguntaba yo sin voltear a verla mientras ella respondía que lo hacía porque me amaba.

-Extraña manera de amarme- ella sonreía mientras Edward alegaba de que ya era hora de abordar, ambos nos levantamos dejando a Edward atrás mientras entregaba mis documentos y le decía.

-Si accedí a ir es por una sola razón-

Ella sonreía mientras decía que yo no haría lo que le había prometido a lo que respondí rápidamente.

-Nada está escrito Alice y tú misma has dicho que puedo cambiar el destino- ella me asintió dándome un beso mientras yo recogía mis documentos caminando hacia el pasillo de abordar abrazándola intensamente, prometiéndole que volvería a pedirle matrimonio por décima vez a mi regreso.

Ella sonreía y asentía respondiéndome muy dulcemente.

-Esperaré con ansias- y dicho esto comencé a caminar por el pasillo teniendo solo una imagen en mi mente… la de asesinar a Franz Braunschweig y acabar con aquella tortura de una vez.


Francia

Ya tenía reservaciones en uno de los hoteles de la ciudad… después de cambiarme y dejar todas mis cosas en el hotel salí en busca del auto que había pedido para mí, el cual me trasladaría hasta el Night Club de Franz.

Entraba observando el lugar, sin duda había cambiado bastante… el decorado era mas gótico y al parecer se había vuelto exclusivo para vampiros imaginando que los humanos que traían solo servían de aperitivos y deguste a los deseo de Franz o de uno que otro inmortal.

Comencé a caminar sintiendo los diversos sentimientos de aquel antro… sin duda lo que predominaba era la lujuria y esos se percibía en cada rincón del Night Club.

-Jamás pensé en volverlo haber por aquí señor Cullen-

Soltó la morena que nos había dejado entrar aquel día del rescate en los dominios de Franz imaginando que ella pensaba que yo usaba el mismo apellido que mis hermanos.

-¡Señora Braunschweig!-

Le soltaba yo a la mujer observando el anillo de matrimonio que traía en su mano a lo que ella respondió con desdén.

-Lamentablemente-

Sus sentimientos eran de odio hacia don Rabbit imaginando que este seguía en sus andadas.

-¿Puedo preguntar por qué accedió entonces a desposarse con él?- a lo que ella alegó que no había sido su elección, que aquel matrimonio había sido obligado usándola como una pantalla de moral y buenas costumbres ante la sociedad francesa.

No sabía si sentir pena por ella o por Franz al imaginarme aquella falsa vida suya.

-Comprendo- Ella miraba a mis espaldas volteando el rostro comenzando a retirarse con cierto aire de molestia mientras yo escuchaba aquella voz que me dejaba sin poder moverme.

-Sin duda que soy un conejo afortunado-

Yo me quedaba en aquella posición de espalda a él mientras este me rodeaba posándose enfrente de mí.

-¡Mayor Whitlock!... que gusto el volver a verlo-

Yo lo miraba serio mientras aquella vocecita dentro de mí volvía a molestar.

"Aléjate" yo rodaba los ojos a modo de fastidio ante aquella sensación de culpa mientras le respondía.

-Yo no podría decir lo mismo- una sonrisita nerviosa sonaba en mi cabeza… era mi parte incoherente la que lo deseaba con desesperación la que reía de manera irónica ante mi respuesta poco creíble.

-Pues si no deseaba verme, bien podría haber visitado otro Night Club, ¿no le parece?-

El mayor Whitlock como yo nombrara a mi parte coherente rugía mientras que Jas que era mi parte incoherente y deseosa soltaba un "¡toma de tu propia medicina!" haciéndome sentir estúpido y sin saber que responder.

Él me miraba y sonreía acercándose a mí y Jas temblaba mientras el Mayor maldecía ante no poder controlar al maldito niño que moría por jugar con fuego.

-Tu manera de mirarme me dice que me odias pero tu forma de mover los labios me indica algo más y quiero saber que es-

No me había percatado de aquello, pero mordía mi labio inferior de lado haciendo sin duda una extraña mueca que pronto borre de mi boca tratando de ponerme serio; pero Franz no ayudaba y tomándome de la mano después de posicionarse detrás de mi pregunto con aquel maldito tonito pretencioso.

-Después de matar al tigre, ¿le tienes miedo a la piel?... ya hiciste lo más difícil que era tomar la decisión de venir hasta acá… estas solo a un paso de tomar la decisión final, así que después de un largo recorrido sería estúpido huir ahora… ¿No te parece?-

Yo no decía nada volteando mi rostro para verle, tragando grueso al observar el modo en que éste me miraba.

-¿Qué te hace pensar que estoy aquí para eso?- le preguntaba yo mientras él posaba mi mano en su hombro comenzando a caminar aferrándolo con fuerza con su mano sobre la mía haciéndome caminar detrás de él mientras volvían a joder ambas vocecitas dentro de mi cabeza donde una le decía a la otra.

"Déjalo ser" y la otra respondía "se arrepentirá de esto"

Llegábamos hasta aquella pared secreta la cual abría tan solo con un botón comenzando a caminar mientras me soltaba la mano esperando a que yo decidiera por mí mismo si seguirle o no.

"Malditas piernas, deténganse" me decía a mi mismo sintiendo como le seguía volteando a ver hacia atrás para ver cuánto había avanzado escuchando como Franz abría la puerta haciendo que me detuviera con una punzada en el estomago.

"Aún no es tarde" soltaba el Mayor Whitlock mientras Franz volteaba posando sus manos sobre el marco de la puerta y me susurraba a escasos centímetros de mi rostro.

-Dime qué quieres y te diré cuanto te pienso entregar-

A lo que yo respondí sin poder creer mis propias palabras

-Entrégame lo que me vas a dar y yo te diré lo que vine a buscar-

Franz me hacía entrar en la habitación cerrando la puerta tras de mí recostando mi espalda en esta posicionando una mano a cada lado de mis hombros mientras preguntaba.

-¿Tu boca aún recuerda el sabor de mi ponzoña?-

Yo bajaba el rostro sin poder creer lo que está sucediendo mientras el vampiro alegaba.

-Mmm… déjame comprobarlo por mi mismo-

Y dicho aquello me tomó entre sus brazos de una manera tan imponente que me hizo sentir en una guerra donde me desarmaban por completo y el enemigo tomaba posesión de todas mis defensas haciéndome sentir vulnerable.

Mi boca respondía como si ya conociera la suya, mis manos se encontraban empujándolo hacia atrás imaginando que el Mayor Whitlock se resistía mientras Jas devoraba su boca como si aquello fuese un festín de sangre.

Él se separaba de golpe haciéndome abrir los ojos encontrándome con aquella mirada que me hacia bajar el rostro.

-Sin duda esa boca aún recuerda la mía- alegaba el acariciando mis labios con el pulgar mientras yo simplemente seguía peleando con las dos voces internas que me atormentaban como nunca.

Era difícil mantener la compostura ante aquellos sentimientos suyos… eran fuertes y gritaban a viva voz lo mucho que me deseaba.

"¿No te das cuenta?... es solo deseo… no hay amor en todo esto"

Soltaba el Mayor mientras Jas le respondía que aquello no importaba y que no buscábamos su amor sino el calmar aquel anhelo de saber que sentiríamos ante la entrega.

Yo levantaba el rostro y él me sonreía tomándome de la mano mientras hacía girar mi anillo de matrimonio a lo que yo solté de lo más normal.

-Ella fue la que me obsequió el boleto-

Él alzaba una ceja asombrado a la vez que metía mi dedo en su boca sacándome el anillo con los dientes, mientras respondía quitándose éste de la boca.

-Pues vamos a respetar a la señora de Hale… no lo usarás mientras estemos juntos- él se guardó el anillo en el bolsillo del saco tomándome entre sus brazos y yo volvía a escuchar la jodida voz que decía.

"Huye" mientras que mi lado inconsciente gritaba "déjate querer", éste me llevaba a la cama donde me acostaba observándome detenidamente

-¿Qué sucede?- preguntaba Franz mientras yo simplemente callaba... Imaginaba que si tuviese el poder de llorar ya hubiese roto en llanto como un crío pequeño... Pero este no era el caso, un enorme nudo se me hacía en la garganta mientras observaba como Franz se despojaba de la ropa "huye soldado, aun hay tiempo" volvía a escuchar en mi interior mientras que mi otro yo me acariciaba el corazón susurrándome al oído un "déjalo ser te lo ruego"

El conejo comenzó a quitarme la ropa y lo primero que hacía era enfocar la mirada en mi sexo.

-¡Perfecto!- soltaba él mientras comenzaba a desvestirse arrodillado en la cama observándome como si temiera el perderme de vista.

-No huiré- solté al fin y Jas brincaba victorioso dentro de mi pecho mientras el mayor sentía vergüenza de aquella afirmación.

-Lo sé, ya lo hubieses hecho- soltó mientras se sacaba el pantalón y los bóxer quedando completamente desnudo delante de mí.

"Es grande, masculino y duro" decía aquella voz en mi interior como dándome detalles de aquello que jamás pensé desear... Volteé el rostro esperando su primer movimiento y éste fue acostarse a mi lado acariciándome el pecho.

-Mírame- decía el alemán/francés con aquel acento socavando lo más hondo de mi ser.

Yo volteaba a verle y éste preguntaba sin ningún tipo de vergüenza.

-¿Quieres que sea rudo o quieres la miel del conejo?-

Aquello me hizo sonreír observando que mi sonrisa le había agradado.

-¿Qué harás si pido ambas?- él se acostaba sobre mi cuerpo pegando su sexo al mío mientras una descarga eléctrica "y no precisamente las que daban aquella condenadas cadenas" recorría desde aquella zona hasta mi pecho haciéndome abrir la boca observándolo fijamente.

-Pues espero que logres soportar mis sentimientos y los tuyos porque voy a bombardearle con toda mi artillería pesada mayor-

Dicho esto separó mis piernas metiendo su sexo entre mis nalgas pero sin penetrarme comenzando a moverse mientras yo instintivamente lo tomaba por el cuello observando cómo este sonreía al ver mi reacción.

-Si te poner en modo, "no quiero" seré más pervertido aún y lo sabes-

Como agradecía el no ruborizarme aunque sentía en mi rostro aquella sensación de vergüenza que no me abandonaba perturbándome el doble de lo que ya me encontraba.

Él seguía haciendo aquel movimiento de vaivén con su sexo entre mis nalgas mientras comenzaba a comerse mi cuello con besos tan apasionados que me hacían desvariar de repente.

"Esto es tu culpa por no tener fuerza de voluntad" me reclamaba aquella voz coherente mientras que la otra gritaba "más, dale más"

Yo alaba su cabello tratando de soportar tanto hasta que el sentir como su sexo se comenzaba a deslizar por mi orificio anal me hacía gritar de golpe.

-NOOOO…-

Él me observaba mientras yo me cubría el rostro y este sonreía divertido al ver mi reacción.

-Como me gustas Jasper- yo lo miraba entre mis dedos sin apartar las manos de mi rostro observando cómo se enfocaba en mi pecho relamiendo mis tetillas haciéndome gemir como una vulgar zorra.

"Mírate" decía la voz del mayor mientras yo volteaba a ver mi rostro en el espejo que se encontraba del lado izquierdo de la cama observando cómo este bajaba hasta mi sexo el cual ya se encontraba por demás erecto y esperando sus caricias.

"Mira lo bajo que has caído" yo cerraba mis ojos mientras la otra vocecita en mi interior le decía.

"Vete de una buena vez al carajo maldito reprimido y déjanos disfrutar este momento"

No se volvía a escuchar la voz del mayor sintiéndome pleno ante todo lo que este maldito alemán le hacía a mi cuerpo.

Si bien disfrutaba a plenitud el sexo con mi esposa allí era yo el que daba… pero esto era sin duda algo que no cabía en mis posibilidades de lo que encerraba la palabra, sexualidad explicita y sin tapujos.

No fue sino hasta la mañana que pudimos detenernos sintiendo nuevamente aquel único y exclusivo orgasmo compartido… ya que no solo podía saborear el mío sino que mi don estaba a flor de piel haciéndome probar el suyo como si fuera el mío propio haciéndome sentir aún mayor placer.

Él se encontraba sobre mi mientras yo me encontraba de espaldas sintiendo como este sacaba su sexo de mi cavidad anal haciéndome estremecer contemplando cómo se acostaba a mi lado observándome fijamente.

-No puedo creer lo aguantador que eres, sin duda Alice es afortunada-

Al decir aquello la vocecita de la razón volvía a aparecer escuchado como esta me decía que ya no tenía nada que hacer allí.

Me levanté y comencé a ponerme la ropa buscando entre sus cosas alguna camisa de él que me quedara.

-Ten, usa esta- me soltaba el conejo lanzándome una camisa de Dolce Gabbana negra con rayas blancas.

Yo me la colocaba mientras él se levantaba en busca de su bata de seda, se acercaba a mí y me preguntaba tomándome por la cintura desde atrás.

-¿Te irás tan pronto?- yo le asentía sin articular palabra mientras me acomodaba el cuello observándome por el espejo que adornaba toda la pared contemplando cómo éste me miraba serio.

Yo me apartaba de él comenzando a sentir que aquella vocecita insensata dormía deseando que no despertara.

Yo volteaba a verle mientras le preguntaba.

-¿Sabes a que había venido yo a Francia?- a lo que él respondió cruzándose de brazos.

-¡Venías a matarme!- yo sonreía bajando la cara asintiéndole a lo que él respondió mientras caminaba hasta donde había dejado su chaqueta.

-Supongo que esto fue solo un anhelo de descubrir el porqué no podías dejar de pensarme, ¿no es así?- el conejo sacaba mi anillo de matrimonio y se acercaba a mi mientras yo respondía que así mismo era.

-Comprendo- respondía él colocándome el anillo en el dedo correspondiente mientras decía.

-¿Sabes lo que esto hará en tu matrimonio?- yo levantaba el rostro y lo miraba esperando a que prosiguiera mientras me imaginaba que trataría de alegar algo para que no me fuera.

-Alice te amará tanto después de esto que ya no te faltará nada más en la vida- yo lo miraba inerte mientras él me acariciaba el rostro y proseguía.

-No digo que olvidarás lo que sucedió acá hoy… suelo ser inolvidable-

Yo apretaba mis labios para no reír ante su descaro aunque él tenía razón.

-Pero sin duda una mujer que deje ir a su hombre para que este se enfrente a sus dudas y temores debe ser la mujer ideal-

Yo sonreía y le asentía alegando que ella era única en sus especie… el me sonrió y tomándome del rostro, planto un último beso en mis labios haciéndome perder el aliento, como si aquello fuera posible en un vampiro.

Franz apartaba sus labios de los míos pero no su rostro mientras me soltaba al oído pegando su mejilla a la mía.

-Debo de admitir que imaginé que jamás volvería a verte, pero me alegra el haber podido dejar un poco de mi en alguien como tú-

Volvía aquel maldito sentimiento de querer llorar comenzando a tragar grueso mientras me apartaba de él, el cual me tomaba de la mano y yo comenzaba a caminar hacia la puerta soltando su mano al momento de abrirla volteando a verle y este me guiñaba un ojo mientras yo soltaba un gélido.

-Gracias- a lo que el asintió despidiéndose con un ademán de su mano mientras yo me perdía por el pasillo que daba al club saliendo de este rápidamente tomando mi auto llamando al hotel donde pedía liquidar mi cuenta lo más pronto posible alegando que me iría a penas llegara.


Forks

Llegué a Forks a eso de las doce de la noche… Edward me había ido a buscar mientras yo trataba por todos los medios de mantenerlo lejos de mi mente.

Él no decía nada y simplemente decidimos que el silencio fuese nuestra compañera hasta llegar a la casa donde bajando del auto este me soltaba.

-Está en la cabaña-

Yo le agradecía el favor y comenzaba a correr hasta aquel lugar observando como ella abría la puerta saltándome encima a lo que yo correspondía alzándola entre mis brazos comenzando a dar vueltas enfrente de la entrada de la cabaña mientras la colocaba lentamente en el suelo contemplando como ella estiraba su mano derecha mientras me decía.

-Ya lo vi y me encanto-

Yo le había comprado un anillo de compromiso Louis Vuitton comenzando a sacarlo de mi bolsillo mientras decía.

-Es difícil sorprenderte, ¿no es así?- ella alegaba que igual la había sorprendido no solo ante el obsequio sino al ver que yo había vuelto a su lado.

-Acaso, ¿lo dudaste en algún momento?- ella bajaba la mirada mientras yo la tomaba por el mentón alzándole el rostro y le decía acercándome al suyo.

-Jamás conocí ese tipo de pasión salvo por mi hermano Edward y Jacob, pero no es lo mismo experimentarlo en carne propia que el solo percibir los sentimientos de alguien más, te agradezco lo que hasta hecho por mí al dejarme ir, pero mi amor por ti no ha disminuido en lo más mínimo… al contrario... Se ha intensificado aún más-

Ella sonreía observándose el anillo mientras acariciaba mi rostro escuchado atentamente lo que yo le decía.

-Franz me demostró el homo-erotismo y el deseo sexual ante lo prohibido, pero eso no sirve de nada si no hay amor y yo Mary Alice Brandon Cullen te amo por sobre todas las cosas que jamás adoré en la vida-

Ella hacía aquel gesto suyo de arrugar su pequeña naricita haciéndome derretir de amor por ella.

Sin duda cualquier que hubiese escuchado esta historia diría que el que ama no traiciona, pero yo no me creía un traidor… simplemente tenía una guerra interna con mis demonios de la lujuria y le di frente y batalla, tomando mi regreso como el retorno a la paz de mi verdadero hogar junto a Alice.

Casándome con ella por décima primera vez en Francia donde el mismo Franz accedió a hacer el padrino de bodas junto a mi sobrina Francesca que no le agradó en lo mas mínimo la idea de compartir el padrinaje con otro Amo como ella veía al alemán, pero no le quedaba de otra mientras que Klaus y Agnes estaban fascinados ante la boda de sus padres y EdwJake… bueno… todo lo demás es sin duda es parte de otras historias.