Ladybug se dio cuenta que desde que conoció a Chat Noir que sus ojos, los cuales eran verdes, tenían una pupila rasgada de color negro. Agregándole un toque más gatuno de los que ya poseía, como los de su traje y los de su actitud.

Debía admitir que se maravillaba al notar los diversos cambios de sus pupilas. Si, realmente se quedaba fascinada.

El minino podía reducir sus pupilas a rayas cuando se sentía amenazado o enojado, de forma similar a la de un gato. Pero cuando él era dócil o feliz, sus pupilas se hacían más grandes.

No es que le gustaran particularmente los gatos, pero debía admitir que eran de los más tiernos y cuando observaba a Chat con las pupilas dilatadas, era muy difícil resistirse a esos ojos.

No obstante como conocía bien a Chat, no tenía la intención de decirle lo tanto que le encantaban sus pupilas.

Y lo confirmo al momento, en el cual, se imaginó al gatito sabiéndolo.