¡Hola! He vuelto a escribir una historia para este fandom. Puse todo de mí parte para crearla, y desde ahora, continuarla.

Decidí usar los personajes de Pokémon FR y LG, como también de HG y SS. Espero que disfruten este primer capítulo y no olviden dejar sus comentarios, sus críticas constructivas y destructivas (?), lo importante es que todo sea dentro de los margenes del respeto.

Pokémon la pertenece a Satoshi Tajiri y compañía. No pretendo lucrar con la franquicia.

ADVERTENCIA: este cpítulo contiene lemon, así que si no le gustan estas cosas, se puede ir largando de aquí #ConRespeto xD.


I

Desatémonos.

El día en Pueblo Paleta estaba soleado y agradable, cosa que entusiasmaba a Green, ya que podría celebrar su cumpleaños número 20 con una gran fiesta en el patio de su casa. Es que a él no le gustaba mucho eso de desordenar el interior de su morada, mucho menos a su madre y hermana.

Green tenía casi todo preparado para esa noche, solo le faltaba la confirmación de un par de invitados a su fiesta: Red y Leaf. Como aun no tenía una respuesta de sus vecinos decidió llamarlos a sus casas, para mala suerte ninguno de los dos estaba. Lo único positivo que pudo obtener de esas llamadas es que las madres de ambos le comentaron de que sus hijos tenían pensado ir a su fiesta. –Al menos es algo –pensó.

De pronto, alguien llamó a la puerta y Green fue de inmediato a abrirla. Esperaba de que fuera alguno de sus amigos, porque así tendría a quien presumirle sus regalos.

-¡Hola Green!

-¡A-Abuelo! Hola –dijo el chico.

-No podía perderme el cumpleaños de mi nieto favorito –contestó el Profesor experto en Pokémon.

-¿Nieto favorito? Pero si soy tu único nieto. Bueno, aparte está mi hermana, pero hoy la atención es para mí.

-Lo sé. Lo digo como una forma de cariño, nada más. Toma esto. El Prof. Oak le entregó un regalo envuelto en papel verde ad hoc con su nombre, decorado con una cinta blanca.

-¿Qué es esto?

-Ábrelo, ¿qué esperas? No me digas que quieres quedarte con la duda.

El nieto del Profesor Oak no aguantó la curiosidad y comenzó a quitar el papel rápidamente. Estaba ansioso por ver qué era. Cuando rompió todo el envoltorio vio que era un libro, más bien, una enciclopedia Pokémon que tenía todas las investigaciones del Profesor.

-Es un libro que estoy próximo a lanzar oficialmente. Quise regalarle la primicia a mi nieto, además tú eres parte de ese trabajo, igual que Red y Leaf.

-Se ve interesante. Muchas gracias, abuelo. Por cierto, ¿sabes algo de ellos?

-¡VERDAD! –exclamó el Profesor. –Ellos están en una misión que les encomendé en Ciudad Plateada. No te preocupes, se supone que hoy deben volver y estarán aquí en tu cumpleaños.

-Eso espero.

En eso entra la madre de Green a la sala para saludar al Profesor y además, avisarle a su hijo que iría a buscar el pastel de cumpleaños a la casa de Leaf. La madre de ella era una experta en repostería, la mejor de todo Pueblo Paleta.

De pronto llamaron a la puerta –Esos deben ser Red y Leaf. Green fue de inmediato a abrir la puerta con la esperanza de que fueran sus amigos, pero no fue así. Quienes estaban llamando a la puerta eran Ethan, Silver y Lyra.

-¡FELIZ CUMPLEAÑOS! –exclamaron todos al unísono.

-¡Chicos! Gracias –dijo el cumpleañero algo sorprendido.

-Oye, qué esperas, ¿no nos vas a invitar a pasar? dijo Ethan haciendo una mueca. -¿O nos invitaste para tenernos aquí parados?

Green esbozó una leve risa –Lo siento. Pasen.

Los chicos entraron a la casa del festejado y se encontraron con el Profesor Oak a quien saludaron cordialmente. Pronto, los cinco estaban conversando sobre las batallas y sus aventuras en sus respectivas regiones. De pronto Ethan se salió del tema –Oye, ¿y Red?, -le preguntó a Green de una forma muy sutil, le habló prácticamente al oído.

Green suspiró antes de dar una explicación –Lo invité junto a Leaf, pero aún no llegan -contestó el cumpleañero de la misma forma en que le preguntaron. -El abuelo dijo que los había enviado a una misión y que hoy estarían de regreso en Pueblo Paleta.

-¿Qué misión? –preguntó Silver que había alcanzado a escuchar unos pequeños murmullos.

El Profesor Oak interrumpió porque sabía perfectamente de qué estaban hablando. -Los envié a buscar unas carpetas de investigación sobre la Piedra Lunar y los Clefairy. Fueron hasta el museo de Ciudad Plateada. Seguro llegarán pronto, no se preocupen.

-¡GREEN! ¡GREEN! Se escuchaban los gritos de su madre afuera -¡Abre la puerta, por favor!

El obedeció las palabras de su progenitora y fue de inmediato a abrirle. Estaba sosteniendo el pastel y necesitaba ayuda para entrar a su casa.

-¡OH! ¡ES PASTEL! –exclamó Lyra mientras lo observaba con ojos grandes y brillantes.

-Sí, pero todavía no es hora de comerlo –dijo Green mientras la tomaba de los hombros y la volvía a sentar en el sofá.

-Como ya todos están aquí, deberían ir al patio a compartir –propuso la madre de Green.

-Vayan –dijo el Profesor –Les avisaremos cuando lleguen los dos invitados faltantes.

Los chicos obedecieron y fueron al patio. Ahí todos conversaban, excepto Lyra que se sentía sola por ser la única mujer, Leaf le hacía falta para conversar cosas de chicas.

Todos estaban en lo suyo, conversando, comiendo y bebiendo refresco. En eso, llamaron a la puerta –Yo iré a abrir –dijo la madre de Green. La mujer salió del patio, atravesó el pasillo hasta llegar a la sala, cuando abrió la puerta se encontró que eran el par de invitados faltantes: Red y Leaf -¡Hola muchachos! Green y los demás los están esperando. La señora los hace pasar al interior de la casa y les señala en donde está el patio –Gracias –dijo Red mientras caminaba hacia el lugar. Leaf agradeció solo con un movimiento de cabeza.

El par de invitados atrasados se asomó al patio y todos se alegraron. –Oigan, ustedes, por qué se tardaron tanto –les dijo Green mientras se les acercaba.

-Estábamos en una misión en Ciudad Plateada –contestó Red.

-Sí, una misión –expresó Green con una mirada pícara hacia los recién llegados.

-¡Hey, hey! Lo importante es que no nos olvidamos de tu cumpleaños –Leaf lo apuntaba con el dedo un poco molesta.

-Se nota que le falta... –pensó Ethan mientras se reía levemente al ver a Leaf.

El Profesor Oak se acercó hacia donde estaban los chicos –Que bueno que ya llegaron. -¿Trajeron mi encargo?

-Claro Profesor –respondió Leaf –Tengo las carpetas sobre la Piedra Lunar. La chica abrió su bolso, sacó unas carpetas de color naranja y se las dio el Profesor. Por su parte, Red también hizo lo mismo y le entregó las carpetas que tenían la información sobre los Clefairy –Espero que esto le sirva en su investigación, Profesor. –Claro que me servirá, Red, -le dijo el investigador mientras los recibía.

En eso se acercó la madre de Green al grupo –Como veo que ya están todos preentes, deberíamos partir el pastel –les dijo.

-¡CLARO! –exclamaron todos.

La madre de Green tomó el pastel y lo llevó a la mesa que estaba en el centro del patio. Todos se ganaron alrededor de ella, dejando al festejado frente a tal delicia. Las 20 velas ya estaban encendidas, así que los chicos, la madre de Green y el Profesor Oak entonaron la canción de cumpleaños para el festejado. Green solo miraba sin saber mucho qué hacer. No le importó para nada pedir un deseo, solo sopló las velas para que estas se apagaran. No le importaban esos temas cursis de los deseos, para él eran niñerías.

-¡Ya, ya, ya! Apagué las velas. ¿Para qué aplauden? Nunca he podido comprender eso de los aplausos en los cumpleaños.

-Es una forma de felicitarte, querido –dijo su madre.

El Profesor Oak se acercó hacia donde estaba el cumpleañero -Bueno, es hora de retirarme, –le dijo. –Tengo que comenzar la investigación usando lo que Red y Leaf me trajeron.

-Gracias por venir, abuelo.

-¡Adiós a todos!

El Profesor Oak abandonó el lugar y se fue a comenzar sus investigaciones. La madre de Green también se acercó a los muchachos –Los dejaré solos. Debo ir a casa de Leaf, con su madre estamos preparando una receta de pastelillos muy deliciosa. Se portan bien. -¡Nos vemos! La madre del festejado salió del patio en dirección a la casa vecina. Los jóvenes entrenadores al fin estaban solos.

-¿No creen que esto está un poco aburrido? –dijo Ethan a los presentes. El muchacho tomó su mochila y de ahí sacó un par de botellas de alcohol que puso sobre la mesa –Ahora va a empezar lo mejor.

Green aprobó la situación levantando su pulgar derecho –Voy a poner algo de música –dijo mientras encendía el equipo de audio.

El ambiente estaba encendido: alcohol, música y conversaciones creaban una atmósfera fiestera ideal para que pasara cualquier cosa. Todos bebieron de los destilados que trajo Ethan. Lyra, con tan solo un trago se sentía completamente feliz y en las nubes. Leaf, por su parte, bebía de a poco, prácticamente a sorbos.

-Oye Leaf, ¿por qué tardaron tanto en llegar junto con Red? –preguntó la chica con el rostro algo congestionado.

-No tardamos tanto –contestó tímidamente.

La chica de Johto le dio golpecitos con el codo a Leaf –Vamos, vamos. Ustedes se gustan y eso se nota. Estoy segura que pasó algo.

Leaf se puso un poco nerviosa, hasta se sonrojó. –E-Este… Nosotros nos tardamos porque tuvimos un pequeño inconveniente –contestó mientras movía sus manos para evitar que Lyra le siguiera preguntando.

-Dilo, dilo. Lyra solo quería saber lo que había pasado en el trayecto hasta regresar a Pueblo Paleta.

Leaf seguía sonrojada y nerviosa –Este... Este...

-¡Vamos! ¡Bebe esto mejor! Te dará ánimos. Lyra le dio otro vaso de alcohol a Leaf con la intención de que esta lo bebiera y tuviera más valor para hablar. La chica tomó el vaso –Está bien. Leaf de un solo trago bebió todo el contenido, suspiró y empezó a contar su historia.

-Era el atardecer. Caminábamos por el Bosque Verde en dirección a Pueblo Paleta. Como el trayecto es largo se nos hizo tarde, por lo tanto buscamos un lugar para pasar la noche en medio del bosque. Lo importante es que tenía que ser un lugar seguro, pero lamentablemente caímos en una trampa.

-¿Cómo que cayeron en una trampa? –interrumpió Lyra.

-Así fue… -Genial, ahora estamos atrapados aquí, en un agujero –dijo ella molesta. -¿Podrías apartarte de mí? –dijo el chico de cabello castaño sonrojado. -¿Qué me aparte? Apenas hay espacio aquí. La chica estaba sobre su compañero, sus piernas quedaron alrededor de las caderas de este y la entrepierna de ambos rozaba levemente. -¡QUIERO SALIR DE AQUÍ! –gritó la muchacha de una forma desesperada. –Cálmate, Leaf –dijo el chico mientras sujetaba el rostro de ella con sus manos. Este pequeño gesto hizo que la joven se sonrojara. Leaf miró a Red con sus ojos un poco llorosos, –Por qué tuvieron que ser así las cosas. Qué pena me da. Eran las palabras que rondaban por sus pensamientos. -¿Trajiste a tu Victreebel? –preguntó el castaño. –Sí. Lo malo es que no puedo mover mis brazos, el espacio es muy reducido. ¿Y tu Venasaur? -preguntó ella. -Lo tengo conmigo, pero mis pokebealls están en mi cinturón, no puedo alcanzarlas. -Vaya... Pero tenemos que salir de aquí -respondió Leaf. Red se quedó en silencio por un rato, tratando de idear un plan para salir de ahí, pero especialmente pensaba en cómo no incomodar a su compañera. No negaba que era una chica bonita, que le gustaba y que hasta ese momento lo había disimulado muy bien. Siempre quiso tenerla cerca, pero de la forma correcta, no por accidentes tontos. -¿Cuál es la pokeball de Victreebel? –preguntó él –Está en mi bolsa. En un bolsillo que además tiene una Piedra Hoja. –Entiendo. No te muevas, por favor. Para tratar de sacar la pokeball del tipo planta/veneno, el joven de cabello castaño acercó más a su compañera hacia su cuerpo. La apegó a él usando su brazo izquierdo. Ella se sonrojó más de lo que ya estaba y solo ocultó su rostro apegándolo al hombro del castaño. Él solo usó su brazo libre e introdujo su mano en el bolso de la chica para buscar la pokeball. Su cuerpo estaba totalmente pegado al de ella, pero aun así evitó pensar en cosas que le podían crear algún problema. –Aquí está –dijo. El muchacho lanzó la pokeball hacia arriba y de esta salió el Victreebel de su compañera. -¡Perfecto! Leaf, Victreebel ya está aquí. La chica levantó la cabeza para observar -¡Victreebel! –dijo alegremente –Usa tus látigos y sácanos de aquí. El Pokémon obedeció la orden de su entrenadora y usando sus látigos sacó a los chicos de la trampa.

-¡TODO ESO PASÓ! –exclamó Lyira. –¿Lo tenías tan cerca, no dijiste y no hiciste nada con él?

-Es que ese no era el momento –contestó.

-Para ti nunca es el momento. Lyra se cruzó de brazos mirando a su colega entrenadora con el ceño fruncido.

Leaf bebió otro trago para pasar ese momento –Ya le diré.

Mientras tanto, en otro sector del patio estaban los muchachos bebiendo y conversando. Red, al igual que Leaf, fue convencido de dar las explicaciones por su tardanza. Les contó lo que sucedió en el Bosque Verde. Sus amigos no podían creer que había dejado pasar la oportunidad de tener a Leaf solo para él.

-¡Tonto! Algún día se va a ir y lo vas a lamentar –dijo Ethan.

-Pero ese no era el momento –contestó el chico con una leve sonrisa.

-Creo que te daré una mano. Para que veas que igual soy un poco bondadoso –dijo Green mientras lo abrazaba. –Dicen que a veces tienes que ser generoso con tus enemigos y rivales.

Siguieron conversando y el chico de Johto, Ethan continuó repartiendo alcohol para todos los presentes. Él ya estaba ebrio. Silver por alguna extraña razón no caía en los efectos del alcohol. Lyra, con tan solo sentir el olor a las bebidas se embriagaba. El otro trío si que sabía como resistir el los efectos del alcohol. Red y Green se bebieron tres vasos y ni se les notaba, mientras que Leaf apenas probó un vaso y medio de alcohol.

La música seguía fuerte y las botellas de alcohol se seguían haciendo notar, especialmente en Ethan que estaba empezando a ser grosero con el par de chicas.

La noche cayó sobre Pueblo Paleta y la madre de Green no llegaba a casa. Parece que tenía mucho trabajo junto a la madre de Leaf. Los chicos se habían bebido casi todo. Se terminaron una de las botellas de vodka y solo quedaba la segunda. Para Ethan llevar dos botellas a una fiesta era sinonimo de estar preparado para una noche de desenfreno.

Decidieron entrar a la casa, no sin antes de deshacerse de la evidencia del alcohol. Silver decidió que era mejor guardar las botellas en la mochila de Ethan, así no levantarían sospecha alguna de lo sucedido.

-Esto fue demasiado –dijo Green mientras se sentaba en uno de los sillones.

Algunos se sentían un poco mareados, sobre todo Ethan, así que el festejado decidió que era hora de dormir. Había habitaciones para invitados en su casa. Pero él mismo se encargó de hacer la distribución de los cuartos para cada uno.

-Muy bien, muy bien. Ustedes dos han tenido un largo viaje, así que se merecen un lugar cómodo para descansar –dijo el dueño de casa mientras llevaba a Red y a Leaf hasta su cuarto. -Las otras habitaciones son más pequeñas, -les decía mientras los llevaba hasta su cuarto. Al par de muchachos aún les quedaba un poco de alcohol en sus vasos, así que se los llevarlos con ellos. –Ahora entren –dijo Green mientras les daba un empujoncito para meterlos en su habitación. Apenas los chicos quedaron adentro, Green les cerró la puerta por fuera.

-Le dije a Red que le iba a dar una mano y estoy cumpliendo -pensó. El cumpleañero guardó la llave en el bolsillo de su pantalón –Ahora, cada uno a las habitaciones de visita. -Ordenó Green. Los cuatro chicos usaron las pocas fuerzas que les quedaban y se fueron a los cuartos a pasar la borrachera.

...

El par de muchachos que Green dejó dentro de su habitación seguían disfrutando del poco alcohol que quedaba en sus vasos. Conversaban y se reían. Leaf daba vueltas por alrededor de la cama, mientras Red se encontraba sentado en ella. De pronto, la chica se detuvo frente a él y comenzó a observar al castaño de una forma muy sugerente. Ella sentía un deseo enorme de lanzarse a sus brazos. A él le pasaba algo similar. Siempre había considerado que ella era bonita, pero no se lo decía, es más, nunca se atrevía a decirle que se sentía atraído como un imán hacia ella. Era tentador tenerla cerca. Decidió beber el último sorbo de alcohol que le quedaba. Se acercó a la chica y le arrebató el vaso que ella tenía. No lo tiró ni nada, solo lo dejó sobre la mesa de noche.

El chico de cabello cataño se paró frente a su compañera y le quitó su característico sombrero blanco para lanzarlo a cualquier parte de la habitación. -Leaf… Yo... Ella solo lo observó envuelta en un atado de nervios. El muchacho tomó el rostro de la mujer que estaba frente a él y besó sus labios. La chica se sorprendió, pero terminó uniéndose a él, entregándose al gesto de su compañero. Después de todo el deseo de ambos se estaba haciendo realidad.

Mientras seguía besando a su compañera, Red cargó a Leaf en sus brazos, dejándola en la cama. Ella lo observó a los ojos y acarició su rostro. –Red, yo quería decirte… El muchacho interrumpió a Leaf –Lo mismo que te quería decir yo –contestó.

La chica le quitó la gorra a su compñero y la dejó a un lado e inmediatamente se dispuso a besarlo, gesto que él correspondió. Otra vez se sumían en un beso que en cada segundo se hacía más intenso. El joven castaño empezó a recorrer el cuerpo de la chica e introdujo una de sus manos bajo las ropas de esta. Ahí se dio cuenta que la temperatura de su cuerpo se había elevado, por lo tanto decidió despojarla de su blusa color azul, dejándola casi desnuda, solo con su brasier rosa. Leaf se sonrojó un poco, pero no le prestó mucha importancia. Ahora era su turno, así que le quitó la chaqueta y camiseta negra al castaño, quien quedó con su torso completamente desnudo frente a ella.

La temperatura de esa habitación claramente se había elevado. Entre besos y caricias por todas partes, terminaron de desvestirse y dieron rienda suelta a su ritual amoroso. El chico comenzó a juguetear con los pechos de Leaf, acariciándolos y besándolos. Mientras tanto, ella besaba la oreja de Red. Esto prendía más al castaño, que comenzó a recorrer el cuerpo de Leaf con sus besos hasta llegar a su intimidad. Ahí estimuló la zona de la mejor forma posible, besando e introduciendo sus dedos. Leaf lo estaba disfrutando y eso se notaba en sus gemidos. Después de juguetear en su entrepierna, Red besó nuevamente a su compañera y la apegó a él. Leaf se acomodó. Sabía lo que venía y aunque se sentía un poco nerviosa por lo que iba a sentir, continuó el acto. Sus piernas rodearon las caderas de Red, abriéndole el camino hacia su sexo. El chico entró en ella y esta sintió un poco de dolor. Una mueca en su rostro, un par de lágrimas y la forma en que ella se aferraba al castaño enterrando las uñas en su espalda era evidencia de que era la primera vez que alguien tocaba ese cuerpo. –Si te hago daño, me detengo -dijo el chico. Leaf movió su cabeza en señal de negación, tragándose esa sensación de dolor. -No importa. Sigamos. Ella misma comenzó a moverse lentamente para guiar el ritmo y hacer que el miembro del chico se acoplara a su interior. Red la siguió y empezó de a poco a embestirla y con cada movimiento iba subiendo la intensidad. Ahora sí, los dos estaban sincronizados en sus movimientos y recibiendo placer el uno del otro. Con cada estocada sus cuerpos temblaban por la pasión que estaba encendida entre ellos. Estaban excitados, sí. El vaivén entre ambos era placentero. Pero lo que más lo calentó a él, fue cuando la tenía a ella arriba moviéndose con desenfreno y sensualidad. Estuvieron así por veinte minutos. Los gemidos de ambos era la señal más clara de que lo estaban gozando. Su respiración era entrecortada y les costaba articular palabras. Cambiaron de posición y esta vez era Red el que estaba arriba. Leaf tenía las piernas sobre los hombros del chico, de esa forma podía explorar con más profundidad a la chica, dándole una serie de intensas embestidas. La presión en su virilidad y el éxtasis en el que estaban sumidos no se hizo esperar. Los dos llegaron juntos al desenlace, con Red esparciendo su semen dentro de Leaf y esta sintiendo un orgasmo que la hacia explotar por dentro.

El chico miró fijamente a su compañera con una sonrisa que expresaba puro amor. Estaba jadeando por el cansancio. Leaf, que también estaba cansada, dejó caer sus brazos y piernas en la cama, exhausta, le correspondió la misma mirada –Te amo –le dijo. -Me guardé esto por mucho tiempo. –Lo sé. El chico hizo una pausa para tomar un poco de aire. -Yo también te amo –dijo el castaño. El joven retiró su miembro del interior de su compañera y se recostó al lado de ella. Se dieron cuenta que eran las 4 am, así que se vistieron solo con su ropa interior, blusa y camiseta, respectivamente, se metieron bajo las sabanas y se quedaron dormidos, abrazados el uno del otro, esperando que la luz del amanecer se asomara por la ventana.

Esta historia continuará.


Próxima entrega: probablemente la próxima semana. Haré todo lo posible para acomodar mis tiempos y continuar con esta historia y también de terminar otra xD.