Disclaimer: Los personajes no me pertenecen son de J. K. Rowling y yo solo los uso para jugar con ellos un poco en mi loca mentecita esperando que sea de su agrado.
Summary: Hermione se da cuenta de una manera poco agradable de lo que hacía su novio a sus espaldas, el dolor que le provoco le nublo la mente llevándola a un lugar inesperado en donde fue rescatada en más de una forma por Snape.
Y hubo alguien
La mañana transcurría como de costumbre después de tres años de haber concluido la guerra en la que muchas vidas inocentes tuvieron que pagar el precio, mientras que más personas pagaron con crisis emocionales y económicas, por lo que se había creado un departamento de ayuda a magos y brujas con secuelas post guerra el cual era dirigido por nada más y nadie menos que Hermione Granger quien sufrió también y vivió en primera fila la batalla contra quien no tenía que ser nombrado.
También cabe mencionar que hasta la fecha seguía en la búsqueda de sus padres de los cuales no había podido conseguir información alguna sobre su actual paradero, era por ese motivo que Hermione estaba al frente de ese departamento en el ministerio de magia donde además de ella trabajaba Harry y su por fin novio Ron en el departamento de aurores ya que aún les quedaba mucho trabajo por hacer al buscar a los mortífagos prófugos y los juicios contra los que estaban ya en Azkaban.
Hermione estaba tranquila con la vida que tenían, ella vivía en un pequeño departamento que por fortuna no tenía que compartir esperando el momento en el que Ron decidiera llevar a mas su relación, no esperaba aun un anillo de compromiso y una boda, pero si tal vez que se fueran a vivir juntos ya que el pelirrojo aún vivía en casa de sus padres mientras que su gran amigo del alma vivía en la que había sido la mansión Black la cual le fue heredada por su padrino Sirius y que por un tiempo oficio como guarida de la orden.
Hermione tenía entre sus manos algunos documentos que le gustaría que revisaran Harry o Ron, pero dado el hecho de Harry había salido a un estudio para seguir una pista que había obtenido solo le queda ir a ver a Ron, por lo que tomo los papeles sobre su escritorio se puso de pie y se fue a los elevadores presionando el botón adecuado para ir al departamento de aurores que estaba un piso debajo del suyo y así acompañada de algunas notas salió del elevador y se dirigió a la que sabía era la oficina de su novio, sin estar preparada para lo que iba a ver.
Cuando giro el pomo de la puerta no se percató de los extraños ruidos que se escuchaban del otro lado de la puerta, así que confiada abrió llevándose una desagradable sorpresa cuando se dio cuenta de lo que pasaba.
Su ahora estúpido exnovio resoplaba furiosamente mientras movía las caderas de manera errática penetrando sin el menor decoro a un par de piernas abiertas sobre el escritorio en el que debería de estar trabajando Ron y que soltaba quejidos sofocados.
Hermione no sabía qué hacer, si llorar, lanzarles un hechizo, dejarlos que terminaran o que hacer; lo único que se le ocurrió fue carraspear llamando la atención de la acalorada pareja y fue que descubrió el rostro de la compañera de Ron y no fue grande su sorpresa al descubrir a Lavander quien tuvo la decencia de tratar de cerrar las piernas aunque fue en vano ya que el cuerpo semidesnudo de Ronald se lo impedía.
- Herms, esto no es lo que parece – dijo el idiota del exnovio que Hermione tenia.
- Ronald no creas que soy idiota, solo venía a dejarte estos papeles para que los revises y te sugiero que cierres bien la puerta para que nadie más pueda presenciar este vergonzoso espectáculo – dijo Hermione calmadamente dejando donde pudo los papeles que llevaba en la mano para después dar media vuelta y regresar a su oficina a tratar de asimilar lo que acaba de ver.
Hermione no sabía que sentir, claro que se sentía traicionada al final de cuentas era su novio ¿no?, pero estaba tan tranquila que se sorprendía a sí misma.
Trataba de analizar lo que acababa de ver, cuando unos ligeros golpes en su puerta le cortaron el hilo de sus pensamientos y volviendo a ser la mujer profesional que era dio un seco "adelante" para ver asomar una alborotada melena rojiza, seguida de unos suplicantes ojos azules.
- Ron si no es por cuestiones de trabajo te suplicio que te vayas, pidió calmadamente Hermione.
- Herms tenemos que hablar y tiene que ser ahora - dijo Ron haciendo caso omiso a la castaña.
- Te he dicho que no Ronald, estamos en el trabajo - dijo Hermione elevando un poco más la voz.
- Es que no te das cuenta que ese es el problema, primero está el trabajo y luego todo lo demás incluido yo - exploto el pelirrojo.
- Eso no es verdad Ron y tú lo sabes - se defendió Hermione mientras una parte de su cabeza se preguntaba si eso era cierto.
- Hermione eres de las primeras en llegar y de las últimas en irte, sin importarte que sea fin de semana y te necesiten aquí vienes, aunque estemos juntos pasando el tiempo - dijo Ron acusadoramente.
- Ron, yo… - Hermione se sintió sin argumentos, todo lo que acababa de decirle Ron era cierto.
- Y de intimidad mejor ni hablar, no permites que te toque más allá de un par de besos y yo tengo necesidades y antes de que me digas algo no estoy en contra de tus ideales, podemos seguir en la misma situación y cuando nos casemos seré totalmente tuyo - dijo Ron luciendo una sonrisa arrogante que nada tenía que ver con el chico que Hermione conoció.
Hermione estaba hecha una furia, aceptaba que no le daba el tiempo suficiente y que no permitía momentos tan íntimos, pero de ahí a permitir que Ron cogiera a quien se le diera la gana y la hiciera quedar como una tonta era otra cosa.
- ¿Desde hace cuánto tiempo me estas poniendo el cuerno? - pregunto Hermione lo más calmada que podía.
- No creo que sea necesario que entremos en detalles - dijo Ron a la defensiva.
- Desaparece de mi vista Ronald o no respondo, vete con la buscona de Lavander - dijo Hermione poniéndose de pie mientras apuntaba con su varita a Ron quien temblaba en su lugar.
- ¿Esa es tu última palabra? - pregunto Ron dando sus últimos intentos de persuasión.
- Verte Ron, no me gustaría hacer un espectáculo - dijo Hermione volviendo a tomar asiento.
- Está bien Herms, siento que esto no pueda funcionar, porque yo te quiero mucho - dijo Ron antes de salir de la oficina de la castaña dejándola sumida en un mar de amargas emociones.
El cuerpo y la cabeza de Hermione se encontraban desconectadas, actuaba y se sentía como una autómata y por primera vez en su vida dio gracias de que llegara a su fin su jornada laboral.
Salió del misterio por el acceso muggle agradeciendo internamente de que ante los demás mortales que ahora le rodeaban solo era una chica más y no les importaba lo que hacía o dejaba de hacer con su vida.
Seguía avanzando en estado zombi cuando para no variar con su buena costumbre una ligera lluvia cubrió el centro de Londres.
Solo hasta que sintió las gotas de lluvia resbalar por su rostro fue que se preguntó si se estaba mojando por sus lágrimas o por la lluvia.
Siguió con su andar errático hasta que la lluvia se volvió lo suficientemente fuerte como para comenzar a ahuyentar a los peatones.
Fue ahí cuando levantó la vista y se encontró con un letrero en letras neón de un bar de dudosa calidad, pero poco le importaba así que entró y tomó asiento en la mesa más alejada y oscura del lugar, se avergonzaba de sí misma al encontrarse en esa situación.
Una vez sentada vio acercarse un tipo el cual dedujo sería el mesero y no se equivocó, en su vida había consumido algo diferente a la cerveza de mantequilla o vino de elfo así que no tenía ni idea de que pedir y lo único que le vino a la mente fue whiskey y eso pidió.
Cuando se lo llevaron y dio el primer trago casi se ahoga al sentir el líquido quemar su garganta y esófago antes de llegar a su estómago el cual estaba vacío.
Poco a poco fue perdiéndole el desagrado y comenzaba a disfrutar del adormecimiento que el alcohol le producía.
Mientras tanto repasaba una y otra vez su encuentro con Ron y todo lo que le dijo, ella reconocía que tenía parte de culpa en que su relación no prosperará pero de ahí a ser la culpable de que estuviera peor que perro en celo y sintiera la necesidad de tener los pantalones abajo era completa responsabilidad de Ron.
Después del tercer vaso de líquido ambarino Hermione comenzaba a sopesar la idea de seguir al lado del pelirrojo al final de cuentas ya le había pasado otras cuantas cosas, después de todo quien se iba a fijar en ella siendo como era, una amante de su trabajo y de los libros.
Por otro lado estaba el hecho de no desear estar íntimamente con un hombre, no eran tanto los principios de llegar pura al matrimonio que le habían inculcado sus padres, sino más bien que cuando Ron trataba de ir más lejos de un par de besos ella comenzaba a sentirse sumamente incomoda, no sentía esas famosas mariposas en su estómago, simplemente no sentía nada que le alentara a continuar. Tal vez algo estaba mal con ella.
Estaba tan absorta en sus pensamientos que no se percató de que alguien estaba frente a ella hasta que trató de tomar su vaso y una mano blanca y grande se lo impidió.
- Mire nada más a quién tenemos aquí - dijo con burla y sarcasmo el dueño de la mano.
- Profesor, podría hacerme el favor de soltar mi vaso que no me deja tomarle - dijo Hermione comenzando a arrastrar las palabras.
- Creo Granger que para empezar ya no soy su profesor y después ya ha bebido de más - dijo Snape retándola con la mirada.
- Creo que ya estoy lo suficientemente grandecita como para saber cuándo decir basta - dijo Hermione tratando de ponerse de pie cosa que fue sumamente difícil mientras todo el lugar daba vueltas.
- Cree acaso que Weasley se merezca tantas atenciones, porque me supongo que ya se ha dado cuenta del tipo de persona que es - dijo Snape haciendo una mueca.
- Es que solo vino hasta aquí para burlarse de mí, porque si es así le pido con todo respeto que se vaya al carajo y me deje en paz - dijo Hermione arrebatándole el vaso de los largos dedos del pocionista.
- Yo solo estaba de paso y no creo que sea prudente que malgaste su tiempo, dinero y salud en alguien que no la puede apreciar - comento Snape sentándose a su lado retirando sutilmente el vaso al tiempo que desaparecía el líquido ámbar.
- ¡Oiga aún tengo que pagar por el como para que lo desaparezca! - se quejó Hermione.
Snape la ignoro olímpicamente y pidió la cuenta haciendo caso omiso a las quejas de la castaña.
Después de que Snape pagara la cuenta se puso de pie y con la mirada le indicio a Hermione que hiciera lo mismo a lo que como niña pequeña hizo un puchero y negó con la cabeza.
- Granger es hora de que nos retiremos ya es tarde e imagino que mañana tiene que trabajar - dijo Snape colocando una mano debajo del codo de Hermione produciendo un calor que irradió todo el cuerpo de la joven dejándola lo suficientemente aturdida como para dejarse sacar del lugar.
Una vez afuera siguieron con sigilo hacia una calle desierta para desaparecer y reaparecer en un edificio con departamentos.
- ¿Dónde estamos? - pregunto Hermione confundida.
- No creerá que se dónde vive - dijo Snape levantando una ceja de manera interrogativa.
- Muchas gracias, creo que es hora de regresar a casa - dijo Hermione soltando a Snape percatándose hasta ese instante que no le había soltado aún, después de levantarse de la mesa.
- Que cree que está haciendo niña estúpida - casi grito en pocionista al verla tratar de concentrarse.
- Irme a mi casa claro está - dijo Hermione ignorando la mirada furiosa de Snape.
- A penas y se puede mantener de pie y aun así quiere hacer una aparición, no sea tonta - dijo Snape conduciéndola al interior de uno de los departamentos.
- Este bien, hasta mañana - dijo Hermione abriendo una puerta y encontrándose con la habitación de Snape aunque no era consciente de ello.
Snape no dijo nada solo observó cómo se introducía a su habitación y se colaba debajo de las cobijas como si estuviera en su propia casa.
- Yo y mis brillantes ideas - se quejó amargamente el pocionista dirigiéndose a la sala donde transformó su sofá en una cama.
Al día siguiente Hermione sentía que la cabeza le explotaría en cualquier momento mientras un aroma suave y relajante se colaba por sus fosas nasales aunque no se le hacía familiar.
No quería poner a trabajar su cerebro, ni siquiera quería abrir los ojos.
- Buenos días señorita Granger - dijo la voz varonil de Snape corriendo por primera vez en un largo tiempo las gruesas cortinas de su habitación.
- ¡Por todo lo sagrado!, ¿Que está haciendo en mi casa? - pregunto alarmada Hermione dándose cuenta de la escasez de su ropa.
- Si ni se ha percatado que usted es quien está en mi casa - dijo Snape con burla.
- ¡Por Merlín!, ¿qué paso anoche? - pregunto Hermione angustiada mientras un profundo sonrojo de vergüenza cubría su rostro hasta la base de su cuello.
- No pasó nada anoche, estaba lo suficientemente ebria anoche como para aparecerse en su casa y decidió que mi cama era lo suficientemente cómoda como para adueñarse de ella - dijo Snape logrando poner aún más nerviosa a Hermione.
- Lo siento mucho, es que no estoy acostumbrada a beber y creo que me sobrepase - dijo Hermione hundiéndose en la cama.
- No creo Weasley se merezca tanto por su parte - comentó Snape.
- ¿A qué se refiere con tanto? - pregunto Hermione confundida.
- No creo que se merezca la resaca que debe de tener en estos momentos, así como la falta que se acaba de ganar en el ministerio - enumeraba Snape cuando Hermione pego un brinco en la cama.
- Tengo... - Hermione se irrumpió al inicio de su frase cuando por la prisa de levantarse todo a su alrededor comenzó a girar y la cabeza amenazaba muy seriamente con explotar.
- Acéptelo Granger tiene una falta - dijo Snape metiendo una de sus manos entre su túnica para sacar un pequeño frasco.
- Esta bien, si logró que todo deje de dar vueltas - se quejó Hermione uniéndose en la cama.
- Tome esto y cuando esté lista la espero afuera - dijo Snape dejando el frasco en la pequeña mesita de noche a lado de su cama.
Hola buenas noches, espero que les haya gustado, sera una pequeña historia de máximotres capítulos.
Nos leemos hasta la próxima.
Besos Ana Lau
