Buenas a todos!
Dado que estoy en un Brainstorming se me ha llegado la idea de publicar todo lo que se me pase por la mente.
Aunque esto fue mas un desahogo. Una amistad mia ha sido rechazada por su gran amor y tuve que hacer de consejero para que no saltara del puente, tranquis esta a salvo, solo se rompio unas costillas y los tobillos. Soy un pésimo consejero.
Jeje, y eso me hizo recordar mi caso similar hace ya meses, donde la tipica frase que pondre al final de este capitulo casi me mata. !Tanto como a Rumble!
Dejo de hablar xD a por cierto si alguien quere que le fabrique un cover para el fic que escrien nomas me mandan un MP que ahora estoy con tiempo. Espero que lo disfruten.
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Friendzone
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La friendzone es el lugar en el que ningún soldado quisiera estar. La sección más peligrosa del campo de batalla, el área suicida de un escuadrón de artilleros, el horizonte de sucesos de un agujero negro. Y Rumble estaba ahí.
- Prueba ZA-001, da inicio! – dijo alegre Rumble mientras sostenía una grabadora imaginaria en su mano.
Tiró de dos palancas que se conectaban a un objeto esférico y pulso un botón rojo que sobresalía de él.
Dio unos pasos atrás y contemplo alegre como el dispositivo anti-gravedad empezaba a elevarse agitándose sobre su propio eje manteniéndose estable.
- ¡Si! ¡Si lo logré! ¡Lo hice!
Rumble "disparaba" con pistolas imaginarias a su alrededor.
- ¡Y en tu cara cuatro ojos! – Grito apuntando a un cuadro del renombrado inventor Heimerdinger.
Giró nuevamente hacia su prodigioso invento encontrándolo en un estado que no tenía planificado.
- No no no no – Grito al correr intentando detener la esfera inestable que hervía en color rojo y expulsaba vapor.
Boom.
Hasta la más pequeña de las flores en el límite de la ciudad se agito al sentir aquella explosión.
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Caminaba frotándose su cuello peludo y lanzando maldiciones en voz baja. El cuerpo le dolía pero fue una fortuna el que los fragmentos de metralla de su invento fueron contenidos por su imán de emergencia. Aunque a éste le gustaban bastante sus otros inventos y la vajilla de plata de su madre.
-Fallo el calibrador. Si eso fue, estoy seguro – murmuró pensativo dirigiéndose a la tienda de piezas, pero antes pasaría por la farmacia a ver si tenían algo que quitara el bip que seguía resonando en sus oídos…
Al llegar al primer establecimiento, tomó una cajita de Sonidil que según él quitaba su estado, pero fue detenido por la encargada que decía que aquel producto tenía que ver más con los dolores de estómago.
Hubo una pequeña discusión entre ellos que se extendió por saber quién tenía la razón en el cual Rumble pensó que ganaba por elevar la voz, pero ésta fue interrumpida por los constantes golpecitos en el hombro que le dio otra cliente que estaba de tras de él.
- ¿¡Que!? – grito al darse la vuelta encontrándose con la asustada mirada de la yordle mas importante para él.
- A-a-a-a l-lo siento Tris, digo Tristana no quería gritarte ni nada parecido – se disculpó mientras juntaba las manos y agachaba la cabeza.
Los gestos de Tristana, antes temerosos cambiaron abruptamente a una sonrisa con una carcajada incontenible.
- Jaja. Awww Rumble, eres tan tierno. Tranquilo, sé que no eres así. ¿Ocurre algo?
- Si, que la encargada no desea venderme estos.
- Le digo, que son laxan-
- Jeje, no se preocupe yo lo arreglo – le dijo la yordle a la encargada, dando unos pasos atrás con él – a ver, por como luces parece que…
- Mi laboratorio estallo.
- Oh entonces fuiste tú – sonrió – se escuchó hasta el campo de tiros.
- Pues parece que tengo una nueva forma de llamar la atención con mis inventos. ¡Agh! Aun no me quito este asqueroso pitido de los oídos.
- Jeje. ¿Viniste aquí por eso? Umm, no necesitas medicinas, mira, extiende el cuello.
- ¿Qué planeas?
- Solo hazlo.
Rumble obedeció, bajo las solapas de su ropa y descubrió su cuello como ella indico. Pero un nerviosismo total lo invadio cuando ella extendió los brazos hacia él tomándolo de la nuca, acercando sus rostros a una distancia muy peligrosa. Sus manos taparon los oídos y sus dedos índices se tocaron, seguidamente Tristana empezó a golpear suavemente los dedos en la cabeza de su amigo como si tocara un piano.
- ¿Q-que haces? – susurro Rumble con un carmesí que inundaba su rostro pero que era tapado con su pelaje azul y blanco.
La artillera alejo sus brazos y no pudo aguantar la risa cuando Rumble se alejó avergonzado.
- ¿Sigues escuchando ese sonido?
El joven inventor se froto los oídos dando a entender que ese pitido casi había desparecido, luego miro sorprendido a su compañera.
- Es un viejo truco de los tiradores – dijo al caminar al centro del establecimiento – si me esperas fuera te dejo invitarme un helado.
- ¿Qué vas a comprar?
- No se le pregunta esas cosas a una chica que va a entrar a una farmacia.
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- …y solo por hacerle estallar la pólvora en la cara tuve que hacer quinientas sentadillas. Definitivamente ese instructor es de lo peor.
- Pero al menos viste su cara explotar. Además, vele el lado positivo, ahora luces unas hermosas piernas que conquistarían a cualquier… - Rumble se detuvo al notar su comentario fuera de lugar – e-emm no me refiero a esa manera, digo, claro que podrías conquistarlos con tu sonrisa oh… je, no, espera no pienses que…
- Jaja. Rumble que cosas dices – rio – sabes que yo no voy a enamorarme nunca.
- Je… si ya me lo dijiste un millar de veces – suspiro frustrado – pero algún día puede llegarte esa flecha sabes.
- Meh, la esquivare. Ya te dije que cosas así no me interesan, además ¿No comente contigo que todos los chicos son iguales?
El inventor la miro con ojos bajos, algo disgustado.
- Jeje, lo siento, quiero decir que todos los chicos son iguales, menos tú. Tú eres especial, eres como un hermano para mí Rumble.
¡Bum! Eso definitivamente le había dolido mas que cualquier otra explosión en su laboratorio.
- Si… gracias, de verdad lo aprecio mucho.
- ¡Hay vamos anímate! ¡Hey! ¿Te apetece ir a probar a Tristy mañana en el bosque?
- Solo si tú llevas la comida.
- Así será – dijo al levantarse y frotar la cabeza de su amigo – bueno es hora de irme. Te espero en el lugar de siempre a medio día.
- Te estaré esperando Tris. Y suerte con tus propias explosiones.
Tristana sonrió saliendo del local despidiéndose animosamente de su mejor amigo.
- Aghhhh – grito Rumble al frotarse la cabeza – ¡Maldita sea porque no puedo decirle que me gusta!
El pequeño inventor estaba en este dilema durante mucho tiempo. Los momentos cercanos abundaban, pero ella siempre remarcaba su amistad y su negación a una relación en el futuro afirmando lo absurdo que sería tener una pareja. Claro que Rumble intento tomar cartas en el asunto dándole obsequios, impactándola con sorpresas e incluso mejorando su arma; pero esto únicamente había ganado una firme y verdadera amistad a lo largo de casi siete años.
No había modo de salir de ese círculo, no existían maneras de escapar a la mirada fraternal que ella sentía hacia él, no existían formas de enamorar a alguien que solo se considera una amiga.
¡MALDITA SEA LA FRIENDZONE!
