(Notas por si un queso:

Semi-AU. Rey no es sensible a la fuerza, no rescató a Finn. La Primera Orden gobierna en la galaxia y ella y Kylo Ren son "emperadores" y "marido y mujer".)


- Admira todo lo que te voy a dar. Esta galaxia es solo el principio, mi querida Rey of Sunshine

- No hace falta, Ben... quiero decir Kylo Ren

- En privado me puedes llamar Ben, mi hermosa Rey. Déjame llenarte de todo lo que te mereces. Tu eres la emperatriz, mi emperatriz, y mi amor. Mi abuelo, Darth Vader, estaría orgulloso de todo lo que he conseguido para ti como él quiso para Padmé.

Paseando por uno de los tantos sencillos jardines de palacio, Rey no dejaba de lamentarse. Esa hora cada semana era el único en que podía pensar para ella, estar sola y tomar algo que no fuera caro té. No habían sirvientas ni modales ni falsos sentimientos. Solo ella, las plantas, el templete y la comida que ya le habían dejado. Le hubiera gustado no usar uno de esos extravagantes vestidos, pues no terminaba de acostumbrarse desde el corset a todos los adornos, los zapatos y el maquillaje. Se sentó (lo mejor que pudo, aun necesitaba practica para aquello) en una de las sillas e intentó beber un poco. Cualquiera podía pensar que era la primera vez que lo hacía, pero ya habían pasado meses desde la primera vez y no lograba terminar de aprender como hacer las cosas bien.

Aun no se creía ni lo mínimo de lo que estaba pasando. Miró con pura nostalgia cada uno de los buenos recuerdos que le quedaban. Aquellos en los que realmente era libre, despreocupada y con carencias económicas pero no tenía el peso de un imperio en los hombros. Con una sonrisa triste, se acordó del día en que conoció a "Ben Solo". Ella se había escondido de las tropas de la Primera Orden cuando comenzaron a atacar los poblados de Jakku y La Resistencia no llegaba para ayudarlos. Ella odiaba los dos bandos, más a La Resistencia por no ir a ayudarlos. Solo después de cerciorarse que los stormtroopers había acabado, decidió salir a recolectar la chatarra a las afueras y se encontró con un moribundo. No supo porque, quizás por sentimiento humano, decidió ayudarlo con lo poco que tenía. Al segundo día, recordó que le pudo hablar y se presentó como Ben Solo e hicieron muy buenas migas. Era el primer amigo y la primera persona que se preocupaba realmente de ella al ver que no tenía gran cosa para darle. Rey se sintió un poco especial por es atención.

- Mira, Ben, hoy he conseguido un poco de agua y cuatro unidades más- le dijo con una gran sonrisa

- Me sienta mal que por esta herida no pueda ayudarte todavía- seguía martirizándose él.

- Cuando estés completamente curado, ya veremos lo que pasa- con una sonrisa, hizo las raciones y le dio la suya

Parecían casi una pareja de recién casados, pues ella intentaba ayudarlo con las heridas y a comer cuando decía no tener muchas fuerzas. Nunca supo, en ese tiempo, cuando se había enamorado de él. Quizás cuando le confesó que no se acordaba de grandes cosas pero que iba a ayudarla en lo que pudiera porque la quería. Realmente se preocupaba de ella. Él fue su primer beso y su primera vez. Hasta se sonrojó de solo recordar como fueron aquellas veces en que dejaron ser íntimos y buenos amigos a una pareja. Aun con carencias, todo le parecía perfecto. Hasta le había contado su más íntimo secreto solo para afianzar más ese lazo que habían creado.

Pero todo se perdió cuando le contó ese detalle. Le dijo esa verdad, que recuperó todo el día anterior y que ya no podía dar más el esquinazo a su destino. Y lo vio partir con una promesa: volvería a ella con una gran noticia. Tardó meses en volver, meses en los que volvió a contar cada día y pensar si era correcto haberse enamorado de un sensible a la fuerza. Se convenció de que si. Que ellos dos compartían un lazo rojo inquebrantable. Y volvió. Vestido de negro, como un caballero oscuro, sin ninguna cicatriz y unos soldados vestidos de rojo. Le dieron igual los soldados, el calor y la ropa: se lanzó a sus brazos para recibirlo con un beso, aliviada de verlo vivo.

- Por fin juntos, Rey of Sunshine

Solo cuando entró en esa nave y notó el frío de la galaxia, supo que los cambios que iban a pasar no le iban a gustar. Empezó por desmentir cada cosa con una sonrisa que realmente le dio miedo. No solo era un sensible a la fuerza, era Kylo Ren y que, con la Primera Orden, acababan de reconquistar la galaxia. Sin ella y esa fuerza por volver a sus brazos, no hubiera reconquistado la galaxia. Aquella promesa antes de marcharse le dio las fuerzas para matar a gente. Todos los sistemas estaban a sus pies, atemorizados. En aquel palacio donde la llevo y enseño por el balcón todo lo que les pertenecía, le dijo aquellas palabras. Y sintió miedo. Él simplemente le dijo "no tengas miedo, yo lo siento". Ya no lo veía de aquel hombre del que se había enamorado. Ella quería convencerse, inútilmente, que se había enamorado de aquel chico bueno y no del letal y asesino emperador. Ya ni se acordaba de la última vez que estuvieron realmente juntos como antes, no habían ganado nada con ese cambio más que ausencias.

Lo echaba de menos.

Unas gruesas lágrimas cayeron de sus ojos y se los limpió rápidamente, con miedo a que apareciera alguien y la tratara de débil. Algo que había aprendido por la Capitana Phasma fue nunca mostrar la verdadera pasta de uno, pues habían malas raíces que solo estaban con el nuevo imperio por el buen puesto que tenían. Era lo que más odiaba. Todo era negro, frío y carente de compasión. No se sentía ya "una luz", de ella solo podía quedar una larga sombra de tristeza. No quedaba nada de aquela chatarrera luchadora. Quería a Ben a su lado, un amor sencillo pero real, en el que solo existían los dos y él era la mejor persona que jamás había conocido, sin manos manchadas de sangre y un lugar donde guardaba cenizas de sus enemigos.

Escuchó un ruido y miró a todas partes, alerta. No veía nada. Quería mantenerse tranquila, pero no podía. Ya habían intentado acabar con ella en una ocasión por ser la mujer de Kylo Ren. Ese miedo a morir sin poder luchar podía con ella. Pero vio en el suelo una bola de papel. Con desconfianza, agarró aquella bola e intentó deshacerla. Solo era una nota con el mensaje más extraño y dulce que nunca había escuchado.

"No puedo matarte. Eres un ángel con grandes alas de cadenas. Te prometo que destruiré esta jaula de oro solo para verte sonreír en libertad."

No sabía de donde había llegado el mensaje, pero había tocado una fibra realmente sensible. No era un ángel, no se sentía como una mujer con cadenas por estar al lado de Kylo Ren y la única libertad que quería era estar en un lugar lejos del imperio y su lucha por destruir La Resistencia. Volver a ser una chica que buscaba chatarra en vez de tener lujos para atarla más a ese lugar. Ella nunca creyó que acabaría realmente así.

Guardó la nota con mucho cuidado en el vestido y se marchó a las puertas del jardín con un rostro sin ninguna emoción, escondiendo esa sonrisa de esperanza. Quizás la respuesta estaba en destruirlo todo para volver a estar en la paz y quizás volver a ver ese Ben del que ella se había enamorado.

En la privacidad de su habitación, pudo vestirse con aquel camisón de con encaje cómodo. No podía negar que echaba de menos la ropa Jakku, no era tan compleja todos los días. Escondió la nota y pacientemente espero que Kylo Ren llegara. Pero tardaba demasiado. Más cuando estaba con Hux planeando como matar a aquellos que se negaban a ser colaboradores del nuevo Imperio. No era una exageración, solo la realidad que tapaban con "ofensivas contra el enemigo". Era una forma de mentir que no le gustaba nada. La simple idea de Ben matando no le gustaba nada. Miro por la ventana la noche estrellada y solo esperó a que él llegara.

- Te noto distraída- susurró a su oído, haciendo que se asustara. Él se rio por su reacción

- Sabes que no me gusta que me asustes, Ben

- Ya echaba de menos que me llamaras así- aquello fue acompañado de una sonrisa sincera, una de aquellas que Rey extrañaba verdaderamente- ¿Qué tal en el jardín?

- Sabes que bien- dijo ella con una sonrisa y dando media vuelta para besar a su esposo- te echaba de menos, cariño. ¡Ya se! Podríamos pasar un poco de tiempo fuera, los dos...

- Me gustaría que te fueras a Naboo por unos días- le pidió Ben con rostro un poco serio, cortando en seco la propuesta de su mujer- vamos a estar de misiones y no quiero que te quedes aquí

- Vais a matar a gente de la resistencia otra vez y temes que vuelvan a colarse para matarme- corrigió sus palabras de una forma bruta y tosca, cambiando su alegría por tristeza. Así solo perdía a la persona que ella más amaba. Rompía su corazón.

- No... no lo digas así- Kylo Ren no sabía como arreglar la situación. Lo sentía. Sabía que a cada muerte la alejaba más de su lado, pero era algo que debía hacer- La Resistencia casi te mato y no quiero perderte. Eres lo más valioso para mi, eres el amor de mi vida y si te sucede algo, no se de lo que sería capaz. Me daría igual la vida si no estas a mi lado...

- Tranquilo, Ben- Entrelazó sus dedos y se apartó de la ventana para arrastrarlo a la cama- Pensemos en el ahora: los dos solos, nuestra habitación, nuestra cama...

La invitación estaba hecha. Kylo simplemente la aceptó y la hizo suya como en otras ocasiones, expresando ese amor que tanto se procesaban. Y terminaba dormido en su pecho, momento que Rey aprovechaba para acariciar su pelo y grabar en su mente ese rostro inocente que tenía.

A la mañana siguiente, se despidió de ella con un beso y prometiendo que se verían en Naboo. Aquello lo hizo totalmente triste. Un par de sirvientas se dedicaron a preparar todo su equipaje. Ella quiso llevar solo lo primordial, pero metieron mil y un vestidos y zapatos en dos maletas. Por un momento quiso regresar al templete y ver si estaba el mensajero de aquella extraña misiva llamándola ángel, pero las prisas la obligaron a no ir al jardín. Solo se marchó hacía aquel lugar con aquella carta que guardó en el único lugar que ningún sirviente podría ver. Nada más llegar, se puso uno de los vestidos más ligeros y salió a los campos sola. Sabía que no podía pasarle nada, y que Kylo Ren, si llegaba como lo había prometido, solo podría enfadarse. La naturaleza del campo al lado de lago saco esa Rey que se emociono al ver tanto verde en la galaxia. Se sentía como una niña. Aprovecho para hacer trizas la carta y dejar que el viento los llevara al olvido.

- ¿No te gustó lo que escribí, Rey de Ren?

Aquella pregunta hizo que se sorprendiera. Nunca había escuchado esa voz y cuando se giro, lo que sintió fue miedo. Era un hombre y un droide. La primera reacción que tuvo fue ver si tenía un arma. Al ver aquella pistola, lo primero que hizo fue correr lejos de él, pero ese la siguió y al cogerla, bajaron rodando por los prados. El droide los intentó seguir. Ella quedó debajo de él, que lucía una sonrisa bastante tonta. Uso su fuerza para darle un golpe en la entrepierna y moverlo para levantarse, pero nada más darle el golpe y moverlo, ya estaba el droide dispuesto a darle un calambrazo. El adolorido hombre le dijo que parara.

- No te dejare matarme tan fácilmente

- Te perdoné la vida y lo volvería hacer por verte sonreír. Eres un ángel encadenado a la persona equivocada

- Kylo Ren es...

- Una persona que no te merece- completó su frase, enfadando a Rey- Es un asesino cruel y despiadado. He visto impotente como ha matado a la persona que amaba y estaba dispuesto a matarte cuando vi que llorabas. No pude matarte. Me enamoraste con esas lágrimas y esos ojos con luz propia. Te llevaré conmigo a la resistencia. Podrás ser libre del yugo de Ren aunque no tuviera todos esos lujos

- Estas loco... Aléjate de mi- Rey entraba en pánico, tanto que se chocó con el droide. Intentó tranquilizarse. Aquello era demasiado surrealista- Yo me enamoré del hombre detrás de la máscara. Aunque me mintiera

- Si te mintió, solo te enamoraste de una sombra, mi princesa. Ven conmigo a la resistencia, revélate contra el tirano.

- ¡No voy a abandonar a mi marido por un hombre que acabo de conocer!

- Me llamó Poe Dameron y soy uno de los mejores pilotos de la galaxia. Él es BB-8, mi droide y mejor amigo. Y estoy enamorado de la emperatriz del mal Rey de Ren, mi enemiga- aquella "carta de presentación solo sorprendió a Rey. Se acercó a ella y le robó un breve beso- Me cortaría la mano, rasgaría mis ojos y bebería sal solo por una muestra de cariño tuyo. Accede a mi propuesta y ven a la resistencia conmigo

- Dameron, no puedo aceptar. Te acabo de conocer...y Kylo Ren no se merece que lo abandone. Amo a la persona detrás de la máscara y más que amarme, parece que me quieras usar como arma o moneda de cambio

- Haré que cambies de opinión- dijo serio, levantándose y ayudando a ella en el proceso- Te enamoraré sin mentirte. No te voy a usar para castigar a Kylo Ren por matar a mis compañeros y amor. Rey, es la verdad

Asombrada, el piloto se marchó con el droide, quien pito de despedida. Se tumbó en la hierba, sin creerse que demonios acababa de pasar. Aquello debía ser una broma. ¿un piloto de la resistencia declarando su amor "a primera vista" a la emperatriz de un imperio oscuro? Debía ser una gran broma. No podía creerlo. Pero su oferta era totalmente tentadora. Ser libre, volar a su aire. ¿abandonaría a Ben? Lo amaba, no podría. Iría con el hasta el final. Pero no con Kylo Ren.

Para ella, Kylo Ren era quien estaba matando a Ben.

No pudo dejar de pensar en el tema por aquel maldito beso. Paseando sola por todo lo largo de la casa, esperando que su marido volviera. Aquella noche la paso sola, deseando que llegara a su puerta sano y salvo. Deseaba tan fuerte que dejara esa vida tan arriesgada. Ansiaba un momento juntos solos, perdidos en la hierba de aquel campo. Estar con Ben, no con Kylo y todos aquellos hombres de negro y blanco. Quizás aquel piloto, le daba la oportunidad de estar alejados de todo. No. Era más fuerte el pensamiento de que la quería usar para vengarse de todo lo que había hecho su esposo.

Al día siguiente, volvió a salir sola, pero menos rato y más cerca para no coincidir con aquel loco piloto. Al ver que no caía ninguna nota y que ya había estado lo suficiente al sol, volvió a la biblioteca, donde se topó una carta doblada en la mesa. Decidió leerla, sorprendiéndose de la osadía de Poe Dameron. Le preguntaba porque no había ido al mismo lugar que la vez anterior, que si la amaba realmente y un trozo que dudaba realmente si era de su pasado o no, alegando que eran para conocerse sin mentiras. Por una parte se enterneció realmente. Era como hablar con el alma de un piloto/poeta enamorado. Sus palabras de amor se leían tan reales que pareciera ser él quien los estuviera susurrando en su oído en la misma sala. Pero, por otra parte, al ser escrito, se le ocurrió que no leía más que la pantomima para usarla contra Kylo Ren al verla vulnerable a los encantos de cualquiera que asegurase que no mentía a diferencia de él. Bajó a la cocina donde mando que la dejaran sola por un momento y la tiró al fuego. Al ver que de esa carta solo quedaban las cenizas, mando entrar a las cocineras y que terminaran sus platos.

Pasaba otro solitario día sin Ben.

Y otro.

Y otro.

La única compañía que tuvo era de aquellas cartas del piloto, deseando que al día siguiente se volvieran a encontrar urgentemente, asegurando que la necesitaba ver tanto como el aire que respiraba, que todos esos trozos de recuerdos eran reales y que, si abandonaba esa vida de emperatriz, sería totalmente libre. Y quería saber de ella. Aseguraba que quería conocer a la mujer detrás del titulo y la belleza de un ángel. Al quinto día, decidió hacerle caso. Temerosa, salió tan lejos como pudo, cerca del rio. Allí estaba él, escribiendo junto al droide la carta que ella tendría que recibir Dejó de escribirla y la tiró al río. Se levanto para saludarla, con una sonrisa idiota. No iba armado esa vez.

- Por fin nos volvemos a encontrar- fue lo primero que dijo, bastante nervioso. No parecía el mismo hombre de las cartas.

- ¿Por qué me sigues llamando "Ángel con grandes alas de cadenas"?- fue lo primero que le preguntó, sin rodeos

- Es como te veo- la naturalidad con la que lo dijo sorprendió a la chica. Se sentaron juntos en el borde de la orilla. Bb-8 se acercó a ella y solo pudo abrazar al droide- Te amo, Rey

- No me mientas más. No te puedes enamorar de alguien que has visto por una vez y prometerle cielo y tierra. Además, estoy casada y lo más importante: enamorada.

- No mientas. No puedes estar enamorada de un monstruo que no te valora y te miente

- Hay un hombre detrás de esa máscara que ha sabido llegar a mi corazón. Si, con mentiras, pero no dejaba de ser ese hombre: el primero que llegó aquí- señaló donde debía estar el corazón- Y no se de que sería capaz el monstruo si desaparezco

- No vale la pena que te sacrifiques por un hombre que te llena de lujos pero vacía tu corazón

Rey se marchó al ver la intención del hombre de volver a besarla. Ella no era infiel. Y tenía una verdad que dolía. Esa misma tarde, Kylo Ren había llegado. Sintió un gozo que fue arrebatado por sus propias palabras, asegurando que solo estarían dos días en aquel pacifico planeta por el horrible trabajo que cargaba en sus hombros Snoke. Intentó que aquellos días pudieran aprovecharlos como pareja que eran. Fueron como preciosos días en Jakku pero llenos de unas comodidades que la Rey de antes no hubiera pensado. Le llegaban misivas de Poe, pero se deshacía de ellas tan rápido como podía. Quería aprovechar de ese amor que le estaba ofreciendo Ben.

Al volver a su hogar, las cosas realmente no cambiaron. Solo se veían muy pocas horas y notaba a Ben muy distante. Sabía que era su culpa, pues cada vez que se entraba, notaba que se disminuía ese amor que sentía por él. Casi estaba diario en su jardín, recibiendo notas de Poe y las quemaba después de leer para que ninguna sirvienta se lo dijera a su marido. Se sentía como si tuviera un amante que la llenaba de palabras de amor que Ben cada vez le decía menos. Intentar mantener esa esperanza ya la agotaba mentalmente. No podía con tanto frío.

Esas cadenas dolían.

Esa no era la vida que se había imaginado con el Ben que conoció en el desierto.

Sucumbió a la división de su amor. Una parte de ella ansiaba seguir con Kylo Ren como su emperatriz, demostrar que amaba al hombre detrás de la máscara y formar una familia como planearon en una noche de Jakku. Su otra parte gritaba leer más palabras de Poe, ese hombre que no la había mentido desde el día que lo conoció y la había llenado de palabras de amor que cada vez Ben decía menos. Era una división que la atormentaba, pues había nublado ese juicio de saber si era amor de verdad o un encaprichamiento que le pasaría factura al verdadero amor. Eran palabras demasiado grandes para ir meditando en esos tiempos en los que la única compañía eran las frías paredes y las lejanas estrellas de la galaxia.

Dameron le enseñó esa parte loca suya y a veces salía de su escondite para darle la carta y un beso antes de volver a desaparecer. No quería que él se arriesgara, pero no le quedaba otra que ver como simplemente lo hacía, sin importar los guardias de fuera o que estuviera en la misma casa de su peor enemigo.

- Rey, cada día te noto más distante- le dijo una noche Kylo Ren, sentado en su regazo mientras ella solo acariciaba su pelo y miraba por la ventana- ¿ya te has cansado de mi?

- No es eso, Kylo

- No me has llamado Ben, no estas cantando una de tus canciones... ¿ya no me amas? ¿el asesino que soy ha podido contigo?- en sus palabras se notaba esa angustia que aterraba y enternecía a Rey

- Tranquilo, mi amor, solo estaba pensando en que hace tiempo que no me decías cosas bonitas y estábamos los dos así. Nunca imagine todo esto...

- Se que en Jakku te mentí sobre mi persona, tenía miedo y esa fue mi respuesta. Pero lo que te dije, que te amo y que quiero pasar el resto de mis días contigo en paz son verdad. Por eso tarde tanto, reconquistar la galaxia no ha sido fácil pero así no tendremos que escondernos de nada ni nadie. Amarnos libremente. Una vida juntos, una familia...

- Yo nunca te hubiera pedido que mataras a nadie en mi nombre ni tuviéramos sistemas a nuestros pies. Ben, yo solo te pedía que no me abandonaras como mis padres. Y cada día te noto lejos

- Tranquila. En cuanto el arma final este preparado, podremos irnos a donde queramos. Será en nada, dame solo unas semanas.

Aquello no fue un alivio para Rey. Más bien una pesadilla llena de sangre y sufrimiento. No podía imaginarse un final feliz con él si se dedicaba a matar y crear armas para hacerlos en masa y tener a la gente atemorizada. Tuvo grandes deseos de salir corriendo con Poe lejos, a Yavin o a las tierras desconocidas. Pero en un lugar donde él le demostrara que la amaba de una forma sana. Ese pensamiento duro muy poco en la cabeza, pues quería aprovechar el momento con su marido, pero la idea seguía viva.

No mentía: fue cuestión de semanas de verlo cada vez menos por estar terminado esa arma. Sentía que se iba a romper en dos, pues Poe seguía con sus cartas y besos, dividiéndola mucho más de lo que aparentaba a simple vista. Quería una tercera salida, un comodín o algo que la dejara respirar. Kylo Ren se la ofreció: se marcharan de vuelta a Naboo en lo que su general lo probaba. Aquello no era para nada un respiro, era escuchar agonía.

Incluso ahí, Poe Dameron los siguió y mando cartas.

Tenía que obligarlo a parar.

Sin medir las consecuencias, salió en plena noche creyendo que Ben estaba durmiendo a su encuentro. Poe la recibió con un beso que ella no correspondió ni aparto. Simplemente lo recibió como los otros.

- Dime que por fin me aceptas, ángel con grandes alas de cadenas

- Poe, tienes que parar con esto- lo dijo muy tajante- También te quiero, pero tengo obligaciones con él

- Porque a diferencia de ti, piloto estúpido, soy su marido

Aquellas respuesta era de su marido. Ella se asustó y el pánico inundó su cuerpo. Poe se puso delante de ella. Iba armado y las dudas saltaron fuertemente sobre su cabeza. ¿había sido una treta? Al ver que Ben llevaba el sable laser, sabía que quien estaba delante era Kylo Ren y que debía pararlo antes de que su corazón dejara de tener dueño.

- Amo a tu mujer- se lo reconoció en la cara sin ninguna vergüenza y sacando su arma- Tu no te la mereces

- Que esas sean tus últimas palabras, piloto

Con mayor rapidez que el piloto, Kylo Ren le cortó el cuello. Rey solo pudo gritar del horror y gruesas lágrimas empezaron a caer de sus ojos, para mayor odio del caballero. Con ayuda de la fuerza, la acercó a él, aun sin medir el dolor que debía sentir tanto en el cuello como en el corazón.

- ¡¿Como pudiste serme infiel?! ¡Te lo di todo! ¡Tu eras mi todo! - ella intentaba respirar, no podía hablar. Nunca había visto así a su marido- ¡Podíamos haber tenido una familia juntos, traicionera! ¡Tu eras la única que no debía herirme!

Se dio cuenta de que la iba a matar y la soltó. Ella intentó recuperar el aliento como pudo, mientras Kylo Ren intentaba controlarse para lo que venía. Ella decidió sacar esa Rey que había enterrado todo ese tiempo, la atrevida, la que era capaz de vivir sin nadie hasta que él llegó a su vida y llena de reservas capaz de darle una paliza a cualquiera. Aun con el cuello mal y su respiración cortada, se encaró.

- Él me llenó de palabras de amor, no mató a nadie en mi nombre y ha estado a mi lado cuando tu no estabas

- Lo hice porque eres mi emperatriz y te mereces mucho más que la galaxia entera...

- ¡Lo único que quería de ti era tu amor y cada vez me dabas menos!- estalló finalmente- Me mentiste desde el primer día, éramos felices hasta que tuviste que regresar por esas pesadillas y decirme la verdad a medias. ¡Hasta ahora solo me has dado verdades a medias! ¡Dime como amo a alguien que solo me da verdades a medias y no muestra amor!- este intentó acercarse a ella, pero reaccionó de una forma que solo hirió a Ben- ¡No me toques, Kylo Ren! Le decía que no me iba con él a la Resistencia porque estaba contigo, pero ya no

- ¿Te uniras a esos traidores para verme muerto?- ella no contesto, simplemente le dio la espalda- Porque si es así, mátame ahora. Coge mi sable mátame, húndela en mi pecho. No podría vivir sin ti. Sabes que tienes más que mi corazón y razón...

- Pero no tu verdad- terminó la frase. Ella seguía sin girarse, sin ver como Kylo Ren o Ben Solo se había arrodillado en la tierra, rogando en silencio que no se marchara y lo dejara solo. No sabía de lo quera capaz si ella lo dejaba solo- No me uniré a la Resistencia porque te amo, no quiero ver tu cadáver quemando en la hoguera. Solo me iré. Búscame cuando muera Kylo Ren y viva el Ben Solo del que yo me enamoré y vi una futura familia.

Se marchó de aquel lugar acompañado del sonido del rio y los gritos de Kylo Ren queriendo evitar su marcha ver. No podía con él. Acababa de matar a la única persona que fue capaz de dividir su amor. Lo sentía por Poe, sus cartas la habían enamorado y sus besos vuelto caramelo, pero no podía marcharse con él estando legalmente casada con Kylo Ren. Algo si que le había dado con su muerte. Una llave que jamás pensó que iba a coger: abandonarlo para volver a Jakku. Solo cogió lo que ella creía imprescindible en aquella mansión y cogió una de las naves para volver, haciendo creer al piloto que era orden de su marido.

Esa soledad y la vuelta a la dulce ignorancia de la guerra habían hecho regresar a la verdadera Rey.

¿Algún día volvería Ben a su vida? Esa pregunta dejó de planteársela al tercer día de soledad en Jakku. No pensaba en él porque había dejado de amarlo, había dejado de pensar en él porque con su imagen, recordaba las manos de la muerte y aquello resentía más los sentimientos que tenía.


Iepale~

Esto no pensé que fuera una historia auto-conclusiva/one-shot/como jamones se diga. Realmente iba a ser algo pequeño, de tres capitulos, pero me he dicho "ya que estoy on fire, lo subo todo junto, que fanfiction slo me trolee una vez (porque como trollea ahora, debe de estar de vacaciones). Ahora que pienso, podría tener un segundo capitulo concluido, pero...ya veré.

Hasta la próxima~