¡Hello!

Disclaimer: Los personajes de J.K. Rowling no me pertenecen.

Aclaración: Los personajes están iniciando su séptimo año, hay algunas alteraciones a lo expuesto en los libros y películas.

Vida de Mortifago

CHAPTHER 1: Mortifago por obligación

Podría iniciar esta historia como muchas otras han iniciado, con aquella famosa frase de "Había una vez…" pero esas historias suelen ser fantasiosas, mágicas, perfectas en su imperfección. Y en la mayoría de los casos…suelen tener finales felices. No pienso ilusionarte, ni siquiera estoy completamente seguro de que esta historia pueda ser considerada una historia de amor. Probablemente, si buscamos los estereotipos de una clásica historia de amor, esta narración que pienso llevar acabo no podría si quiera asomarse por los lares. Aun así, en medio de la imperfección de esta, mi historia, hay rastros de lo que es el amor más genuino, más puro, que un mortifago hubiese experimentado.

Tengo que advertirles que, esta historia, comienza en lo profundo de unas mazmorras, en el corazón frio y siniestro de un Slytherin desgraciado que maldecía una y otra vez su existencia. Tengo que advertirte que no vas a adentrarte en el perfecto mundo que fue, en algún momento, Hogwarts, vas a adentrarte en el caótico mundo de un mortifago que para sobrevivir a la oleada de traiciones y problemas no tiene más alternativa que aferrarse a la amargura y despojarse de los últimos hilos de decencia que le quedaban. Porque allí donde se encontraba, no había lealtad que costase lo suficiente como para no ser comprada.

….

POV Draco Malfoy

Llevo días merodeando el silencioso y vacio colegio de magia y hechicería. Desde lo profundo de las mazmorras no soy más que un vigía que pasa el día y la noche esperando instrucciones de su jefe. Así se resume la vida de un mortifago que no tuvo elección alguna, suelen decir que somos los seres más despreciables que podrían pisar el mundo mágico; no saben cuántos mortifagos estamos obligados a enredarnos en estos transmites oscuros sin opción a replica. Para un joven sangre pura como yo, ser un mortifago debería ser, de cierta forma, hasta un honor, pero jamás desee con tanto anhelo salir huyendo de un lugar…como aquel día.

Aquel día que dio inicio a este martirio, todavía permanece fresco en mi memoria; no puedes imaginarte cómo se siente el vacio en el alma hasta que lo sientes. Escuche a Luna Lovegood decir muchas veces que aquellos que han visto de cerca la muerte se vuelven más sensibles. Siempre creí que estaba loca, que todas sus extrañas ideas eran producto de algún problema mental con el cual había nacido. Hoy puedo decir que, más loco estaba yo que Lunática Lovegood al no poder comprender lo que en aquel momento llame locura. Ahora no sirve de nada saberlo, es solo un conocimiento inútil que ni aplaca el dolor, ni aplaca el vacio.

Me levanto del sillón de la sala común y camino a paso lento hacia la chimenea; la sala esta vacía, todos habían decidido salir a Hogsmeade como todos los fines de semana. Lamentablemente, aquí estoy yo, sin poder ir a ninguna parte porque no está entre mis encomiendas salir a distraerme. ¿Y acaso sigo viviendo? Me he preguntado esto muchas veces, no hallando respuesta a ninguna de mis preguntas y volviendo a sentirme más muerto que nunca. Extiendo mi mano derecha hasta depositarla en la pared fría y dejo mis ojos vagar hacia los restos de madera que reposan en la chimenea.

El fuego los había consumido hace algunos minutos, y en mi ánimo no estaba el deseo de encenderla, volviendo mis ojos sobre la madera consumida me volví a sumergir en la nube de pensamientos que me comían la mente. Mentiría si os dijera que entre todos los mortifagos soy el que más ha sufrido, en cambio, podría decir que soy el que más torturado ha sido. ¡Tener el valor de pararte frente a YA SABES QUIEN y decirle que no vas a apoyarlo es una de esas cosas que jamás debes hacer, si es que amas a alguien! ¡Si es que deseas permanecer con todas las partes de tu corazón unidas! Con EL QUE NO DEBE SER NOMBREDO tienes dos opciones, o estas a favor del o estás en contra; y si en contra…debes ser tratado al igual que cualquier sangre sucia; porque serías considerado un traidor.

A medida que mis ojos grises se dignan a vagar por los rastros de madera mis pensamientos se despegan de mi cabeza y se desplazan hasta aquel día a mediados de septiembre. Los mortifagos se habían adueñado de mi casa hace dos meses y medio; no nos quejamos en un inicio porque mi padre era muy amigo de todos ellos. Hubieron días en los cuales decidí no ir a casa sino solo a dormir, pero incluso cuando acudí a esa estrategia, al llegar a casa…presenciaba sucesos que no desearía que nadie presenciase. Todavía tengo muy fresco en mi memoria aquella primera vez que llegue de madrugada a casa con la esperanza de que todos estuviesen durmiendo…en cambio…cuando atravesé la sala…me recibieron los alaridos de una joven.

Me quede gélido allí de pie, sentía que cada uno de mis miembros había perdido la capacidad de moverse. Estaba allí…a pocos pasos de mí, no podría tener más años que yo, tenía el cabello rubio y la tez muy clara; se retorcía en el suelo entre tanto que los gritos salían de su boca y las palabras de suplica no se hacían esperar. Suplicas que apenas lograban ser pronunciadas cuando los efectos de los hechizos hacían que las palabras se disipasen en el aire y se volviesen nada. Bellatrix Lestrange estaba allí, de entre todos los mortifagos, era una de esas que producía en mi cuerpo un efecto de miedo, aun siendo parte de mi familia y con las palabras de mi padre calandrándome la y repitiendo que entre todos los seguidores de Voldemort, ella, era la más cobarde. A mí no me lo parecía en lo absoluto, solo hay algo peor que un genio con una varita y es un estúpido que haya aprendido a manipular una.

- Precioso ¿Qué haces aquí tan tarde?- cuestiono mi tía, sus palabras salieron de su boca a la vez que detenía su hechizo y la joven caía inerte sobre el suelo. No me atreví a moverme cuando aquellos ojos castaños se posaron sobre mí, cada vez que venía a visitarnos me ocurría lo mismo, era un sentimiento de desagrado, de repudio, mezclado con aquel miedo que siempre había sentido cuando se trataba de mi tía.

-Se me hizo tarde…- susurre dando un paso hacia la escalera decidido a seguir mi camino a mi recamara. Me detuvo la mano de mi tía sobre mi hombro, me gire a mirarla y dejo salir una sonrisa antes de acariciarme la mejilla.

- ¿No quieres intentarlo?- me pregunto señalando a la joven.

-No…estoy cansado.- respondí sin moverme

- Que lastima, pensé que podíamos tener un momento tía-sobrino.- me dijo pasando una mano sobre mi mejilla sin borrar su sonrisa. Se me tensaron los hombros pero no quise hacer mucho caso a ese moviendo involuntario por lo cual simplemente volví a mirar a la joven que parecía no haberse movido en lo mas mínimo tirada boca arriba y respirando agitadamente.

-Estoy cansado.- insistí

-Descansa entonces, querido.- susurro, antes que pudiese alejarme por completo deposito un beso en mi mejilla y se giro hacia la joven.

Mientras subía las escaleras volví a escuchar aquel grito desgarrador a mis espaldas, me detuve en mi ascenso y cerré los ojos durante un segundo. En mi interior tenía una lucha interna entre si debía o no regresar sobre mis pasos y detener a mi tía. Cuando volví a abrir los ojos, vencido por el temor que me inspiraba el simple hecho de contradecir a alguno de los que suelen denominarse, con orgullo, seguidores de Lord Voldemort. Seguí subiendo aun con los gritos a mi espalda, y las risas de los Lestrange al fondo de ese cuadro desgarrador en el cual se había convertido la que en algún momento denomine mi sala de estar.

….

Ahora los recuerdos de todos esos gritos me atormentan noche tras noche, intento olvidarlo, he incluso he llegado al grado de intentar aplicarme un hechizo para dejar la mente en blanco, pero nada ha funcionado. Pareciera que la vida se empeña en traerme a la memoria todos los gritos justo en el momento que recuesto mi cabeza sobre la suave almohada e intento conciliar el sueño. Los días se convierten en una rutina fastidiosa que desearía llegara a su fin, pero que aparentemente no terminara por el momento. Si escuchar los gritos de distintas personas cada vez que llegaba a mi casa no era suficiente castigo todo empeoro aquel día que decidí hacer frente a Voldemort y decirle que no formaría parte de su ejército…fue el peor error que pude haber cometido. Además, se convirtió en el día que marco mi historia...para siempre.

Estábamos todos de pie frente a Voldemort cuando decidí revelarme, y al decir todos, incluyo a mis padres y otros mortifagos más cercanos a Lord. El estaba hablando de las misiones que daría a cada uno de sus más fieles servidores hasta que llego a donde yo me encontraba. Ni siquiera lo mire cuando puso sus ojos sobre mí, al parecer esto hizo que se levantara de su asiento y se sintiese intrigado. Recuerdo que cuando volví el rostro para mirarlo estaba a pocos centímetros de mi rostro con una sonrisa surcando sus labios.

- Tu me mantendrás informado de todo lo que haga Harry Potter, y serás tu quien lo conduzca a mis manos en el momento que te lo ordene.- me dijo Voldemort sin borrar su sonrisa y sin quitar de mi su mirada. Di un paso atrás ante su cercanía, trague pesado ante la mirada de todos; allí seguía el mago más tenebroso en espera de una respuesta afirmativa o un movimiento que le dijese que contaba con mi lealtad.

-No soy parte de esto, no quiero formar parte de nada que tenga que ver con Potter.- sentencie irguiéndome.

- ¡El chico está jugando!- interrumpió mi padre con una sonrisa fingida.

-A mí me parece que habla con sinceridad…- susurro Voldemort, su mirada fija en mí.

-¡Para nada, el hará lo que tú le digas, solo son las hormonas!- exclamo mi padre

-Me asegurare de eso…acércate Narcisa.- comenzó a decir Voldemort.

- Pero…- interrumpió mi padre.

-¡Silencio Lucius!- exclamo Voldemort exasperado.

Mi padre apretó los labios y coloco sus manos sobre mis hombros mientras mi madre se acercaba a Voldemort. Estuve tentado en varias ocasiones a moverme hacia ella pero no fui lo suficiente valiente. Había usado de toda mi valentía para decirle al que no debe ser nombrado que no le ayudaría con Potter; y ya comenzaba a arrepentirme de mi esporádico ataque de valor. ¡Todo hubiese salido perfecto si hubiese permanecido en silencio y acatado las órdenes sin queja alguna!

-Chicos…saben que hacer.- susurro Voldemort mirando a un grupo de mortifagos a su lado, entre los cuales se encontraba Antonin, uno de sus más fieles seguidores, le había seguido desde hace muchos años. Los mortifagos se acercaron a mí y a mi padre mientras Voldemort levantaba su varita hacia mi madre.

Ella lo había visto venir, sabía lo que ocurriría pero en ningún momento lanzo hacia mí una mirada de enojo o decepción. Recuerdo que…antes de caer al suelo una sonrisa de amor se reflejo en su rostro al mirarme. La misma fue borrada cuando el centellón de hechizos cayeran sobre su cuerpo arrojándola al suelo, un grito me partió la garganta, pero Antonin me sujeto mientras los demás sujetaban a mi padre.

Recuerdo todavía como Bellatrix simplemente se quedo de pie junto a Lestrange observando todo, casi parecía no inmutarse lo mas mínimo ante el castigo a su propia hermana. Fueron los segundos más devastadores de mi existencia, probablemente los gritos de mi madre no eran tan desgarradores en comparación con los míos propios. Cuando logre zafarme del agarre de Antonin me abalance hasta el cuerpo de mi madre y caí de rodillas junto a ella.

-Que quede algo claro entre nosotros dos joven Malfoy…- me dijo Voldemort mirándome desde su asiento. Levante la mirada mientras apretaba el semblante tratando de detener el coraje que me recorría las venas, mi mano bajo hasta mi bolsillo y sujete mi varita en mano dispuesto a defender a mi madre si volvía a atacarla.

-Si te vas en mi contra…eres hombre muerto.- sentencio Voldemort antes de dejar caer sobre mí un hechizo que me dejo inconsciente; no tan claro como el resto del recuerdo esta la sonrisa de Lord mientras caía en la inconsciencia.

Cada día al abrir los ojos me atormenta la vivencia de ese recuerdo, es como si lo hubiesen impreso en mi memoria y quemado en mi disco duro con fuego. Con tanta fuerza que era lo primero que venía a mi mente cada mañana y lo último que veían mis ojos cada noche. Es el único motivo por el cual permanezco día y noche en estas mazmorras, es el motivo por el cual deambuló por Hogwarts siempre en la espera de estar informado sobre los movimientos de Potter y sus amigos. Es ese recuerdo el que mantiene mi alma adherida a esta historia de vacios y tristezas...que a medida que veo el final acercarse solo logro divisar caos y tragedias.

-Malfoy, vamos a Hogsmeade. ¿vienes?- me giro al escuchar mi nombre en la voz de Parkinson, allí están Crabbe y Goyle junto a Parkinson, no traían el uniforme y parecían tener ciertas ganas de salir del castillo ya que ni siquiera me habían preguntado si debían salir, simplemente me avisaban.

-Podría…- susurre girándome a mirarlos, no salía de Hogwarts desde que regrese, de cierta manera porque Voldemort me había enviado específicamente a permanecer en el castillo pendiente de los pasos de Potter, pero…el odioso pelinegro ni siquiera estaba haciendo cosas productivas en estos días, se la pasaban saliendo a tomar cervezas de mantequilla y a volar Hipogrifos.

- ¿Eso fue un sí o un no?- insistió la pelinegra

-Vamos.- susurre empujándola del hombro, la pelinegra dejo salir una sonrisa ante mi respuesta y se atrevió a devolverme el golpe. La mire y deje salir una risa antes de murmurar la contraseña y que pudiésemos salir de las mazmorras. Tantos años juntos nos habían hecho, a nuestra manera, una familia, quizás no tan empalagosos como los Griffindor, ni tan tontos como los Ravenclaw, pero una familia ciertamente.

-Esto fue la come-libros de Granger, todavía no desaparece.- le escuche decir al rechoncho Crabbe mientras le mostraba a Goyle una protuberancia en su brazo derecho.

-Cuando la encontremos le vamos a devolver el favor.- le contesto Goyle apretando uno de sus puños.

-Al parecer desde que no pones a la sangre sucia en su lugar se le han subido los humos.- me comento Parkinson mientras caminábamos hacia la salida.

- Ustedes también pueden colocarla en su lugar, es solo una Muggle con aires de grandeza.- comente sin mirarla, y sabiendo que me estaba escudriñando con la mirada. Entre todos los problemas que tengo Granger sería una nota al calce de todos ellos, lo que menos deseaba era discutir con la sangre sucia presumida y sabelotodo que se creía maga de nacimiento.

-Hablando de ellos…allí van.- dijo Crabbe señalando al trió que caminaba unos metros por delante, al parecer alguno había hecho un chiste porque estaban muertos de la risa, no sabía que me causaba mas enojo, si verlos reírse, o saber que mi vida era un desastre por causa de esos tres adolescentes con sueños de grandeza, en especial por culpa del tonto de Potter que debió haber muerto aquella noche en la cual se convirtió en "el niño que vivió".

-Granger va a saber lo que es respetar a un Slytherin.- sentencio Goyle apresurando el paso hacia el trió.

-¿Nos ayudas o tienes algo mejor que hacer? – me pregunto la pelinegra caminando tras Goyle y Crabbe. Me detuve unos minutos a observarlos, llegaron a donde el trió y ni siquiera sé que dijeron, pero los otros tres no se quedaron sin responder como era de esperarse.

Entre todas las cosas que quería hacer, las cuales no son muchas realmente, no se encontraba discutir con el trió Griffindor, realmente era bastante aburrido seguirlos y discutir con ellos no era ni un tercio más gracioso que lo primero. De todos modos me quede unos segundos más mirándolos, contemplando la posibilidad de adelantarme o volver a Hogwarts. Recorrí con mi mirada a los jóvenes que discutían más adelante y a medida que pasaba mis ojos sobre ellos me encontré con los ojos de Granger sobre mí, la mire durante unos segundos y luego di un paso hacia ellos.

-No vamos a perder nuestro tiempo con esta basura…y menos con una sangre sucia.- declare cuando estuve junto a ellos.

-Nadie les impide largarse. – sentencio Potter con una mirada de desagrado hacia nosotros.

-Solo queríamos dejarles claro que si vuelven a lanzar algún hechizo sobre alguno de nosotros…se convertirán en Griffindors muertos.- les advirtió Pansy

-Deja las amenazas para otro momento, Parkinson, y lárguense.- sentencio la sangre sucia mirándonos con muy mala cara, no sabría decir si era odio, asco, repugnancia, pero si puedo estar seguro que lo que sentía hacia nosotros era de todo menos algo positivo y bueno.

-Sí, lárguense, dejen de balbucear fanfarrias.- dijo exasperado la comadreja.

-Están advertidos, les haremos polvo si vuelven con una de sus bromas.- les dijo Goyle antes de adelantarse, Crabbe le siguió y también Parkinson.

-¿Qué esperas para irte serpiente? – me pregunto Weasley mirándome despectivamente, no aguantaba uno de más de sus comentarios así que me abalance sobre él y lo sujete fuertemente por la camisa mientras lo apuntaba con mi varita. Potter y Granger sacaron sus varitas y me amenazaron con las mismas pero no fue suficiente para que soltara el agarre que tenia sobre Weasley; quien me miraba seriamente aunque en el fondo de su mirada se veía algo de miedo.

- Suéltalo, Malfoy, o no responderemos.- me advirtió Granger

-Necesitaran más que eso para asustarme, sangre sucia.- dije sin bajar mi varita en ningún momento.

-Si no lo sueltas nos veremos obligados a atacarte, Malfoy, no queremos llegar a eso.- me amenazo Potter.

-Mira cuanto miedo tengo, Potter.- me burle dejando salir una carcajada

-¡Maldito, mortifago, solo suéltalo! – grito Granger dando un paso hacia mí y colocando su varita a la altura de mi rostro. Me quede helado ante aquella declaración llena de coraje y odio; un sudor frio me recorrió la espalda y no tarde en empujar a Weasley lejos, con tal magnitud de fuerza que logre incluso que se tambaleara y callera al suelo. Potter corrió a socorrer a Weasley y yo fije mi mirada en la castaña que firme mantenía su varita asida.

Di un paso corto hacia Granger consiguiendo que su varita quedase pegada a la piel de mis labios. Me miraba enojada pero sorprendida; en ese instante fui consciente de cómo la mano le temblaba imperceptiblemente y supe que sería incapaz de proferir un hechizo que me lastimara. En ese preciso momento, yo sería más capaz de acabar con mi vida que la misma Hermione Granger, por más odio que hubiese almacenado en lo profundo de su pecho hacia mi persona.

-Vamos, Granger, porque no acabas con este maldito mortifago de una vez por todas…ganas no te faltan.- me atreví a tentarla guardando mi varita

-Deja de jugar, Malfoy, lárgate.- me dijo la castaña temblando ligeramente.

-No juego, estoy indefenso, no hare nada para detenerte.- insistí

-He dicho que te vayas.- susurro Granger, a pesar de lo que sus labios y sus ojos decían, su mano permanecía firme sujetando su varita de forma protectora. Moví mi mano hasta colocarla sobre la mano de Granger, dejando de un lado el sentimiento que me producía sostener la mano de una sangre sucia y apreté la misma para presionarla contra mi barbilla.

-¡Vamos Granger, vamos!- insiste levantando la voz y consiguiendo que Potter y Weasley levantasen sus varitas hacia mi; había previsto aquellos movimientos pero no había previsto que alguien lanzase sobre mí un hechizo que me enviase a quedar inconsciente…pero si algo tengo claro…es que Granger no fue quien lo hizo.

Desperté horas más tarde, en la sala de enfermería de la señora Pomfrey con un latiente dolor de cabeza. Abrí los ojos y parpadee varias veces antes de sentarme, el lugar estaba desierto, y no había nadie cerca aparentemente. Me puse en pie dispuesto a salir de aquel lugar pero la puerta se abrió, justo cuando me gire hacia la puerta de entrada estaban entrando el trió dorado, Pomfrey y Dumbledore.

-Joven Malfoy, debería estar sentado.- me dijo Pomfrey al verme.

- Estoy bien. ¿Qué hago aquí?- pregunte acariciándome la cabeza

- He tenido que lanzarle un hechizo para desmayarlo joven Malfoy. Me parece que se ha salido de control esta tarde.- me explico el rector Dumbledore acercándose hasta donde yo me encontraba y señalando la cama para que tomase asiento.

-Te has golpeado la cabeza al caer inconsciente.- me explico Harry con los dientes de atrás, mas por compromiso que porque le importase mi bienestar.

- Estarás como nuevo en un par de horas, pero antes de que salgan todos de este lugar hay algo que quiero dejarles muy claro…a todos.- hablo Dumbledore y se giro a mirar a los Griffindor cuando hizo hincapié en las últimas dos palabras.

-Escuchamos.- susurro Granger

- Hogwarts siempre ha sido el hogar de miles de jóvenes, de niños, que han hallado en este lugar un segundo hogar…y una segunda familia. Quizás, la convivencia en cada casa sea diferente, y a veces las diferencias son más que las similitudes pero…somos, ante todo, una familia. Quizás hayan algunos no tan bueno como otros, quizás algunos elijan el peor camino cuando salen de esos portones pero…ante todo…permanecemos siendo familia…y quiero que jamás olviden que lo único que nos quedara al final serán los momentos que vivimos en este lugar…señor Malfoy…haga lo que haga, jamás olvides aquel primer día en el cual entraste a ese gran salón y te colocaste el sombrero seleccionador. Potter…nunca olvides aquellas cartas que entraron por tu puerta como ráfagas y que te trajeron aquí. Ronald nunca olvides aquel primer hechizo que parecía tan complicado en un inicio y que con la ayuda de tus amigos lograste formular. Y… Hermione…no olvides que cuando llegaste aquí tenias como misión ser la mejor…y ser el mejor, implica saber quién sería un buen aliado, aun cuando de momento sea un enemigo…- y tras esa última oración dirigió una mirada hacia mí y luego hacia el trió; mirada que durante meses no logre entender…y que quizás…jamás comprenderé completamente.- hablo Dumbledore con seriedad.

-Se que no es fácil, que se lleven bien, y no pretendo conseguirlo pero…mientras estén dentro de Hogwarts y bajo nuestro cuidado deberían seguir nuestras reglas. No quiero volverlos a encontrar en una situación como la ocurrida esta tarde, espero me estén escuchando atentamente y no me vea obligado a recurrir a medidas más radicales. Dejado esto en claro…creo que Hermione tiene algo que decirle joven Malfoy.- termino de decir el rector y se giro a mirar a Granger.

- ¿Yo?- cuestiono ella sorprendida.

-Sí, usted, joven Granger, estuve escuchando lo suficiente como para saber cuál fue el principal problema.- sentencio Dumbledore, Granger dejo salir un largo suspiro antes de dar un paso hacia donde yo me encontraba, levante el rostro dispuesto a escucharla aun cuando no tuviese el más mínimo interés por lo que fuese a decir.

-No debí decirte mortifago, lo lamento.- se disculpo Granger antes de cambiar el rostro y volverse hacia sus amigos.

-Dicho esto, lo acompañare a su cuarto Malfoy.- me dijo Dumbledore.

- No hace falta, me iré por mi cuenta. Conozco el camino.- declare poniéndome en pie.

-Pero…- comenzó a decir Pomfrey.

- Déjelo, estará bien, podrá llegar solo.- comento Dumbledore saliéndose de enfrente para que yo tuviese el espacio para pasar.

Pase junto al director sin despedirme, y justo cuando pase junto al trió sentí que me estudiaban con la mirada por lo cual decidí levantar la mirada y volví a encontrarme con aquellos ojos color miel de Granger escrutándome fijamente, pareció percatarse de la mirada tan penetrante que me estaba dando porque no tardo en bajarla. Mire a Potter y a Weasley segundos antes de seguir caminando y salir de la enfermería. Cuando puse un pie fuera me recibieron Parkinson, Goyle y Crabbe, parecían llevar minutos esperando allí.

-¿Estás bien?- cuestiono la pelinegra acercándome rápidamente.

-¿Dónde estaban? Pensé que me habían dejado- les dije deteniéndome delante de ellos.

- Estuvimos allí en todo momento…- dijo Goyle

-Te agitaste demasiado y no nos atrevimos a entrometernos, pero estuvimos ahí al pendiente por si Potter o Weasley te atacaban.- termino Crabbe la oración del otro.

-No pudimos impedir que el hechizo del director Dumbledore, podía expulsarnos.- explico la pelinegra bajando levemente la mirada.

-De todas formas no hubiesen podido detener un hechizo de alguien como Dumbledore; sería imposible.- comente restándole importancia.

Estando allí de pie junto a ellos la puerta de la enfermería se abrió y el trió estrellado hizo acto de presencia. Al parecer Dumbledore se había quedado adentro hablando con Pomfrey; los Griffindor se quedaron inmóviles delante de nosotros, quizás esperando algún insulto o comentario. Al contrario de lo que esperaban los tres, simplemente les dimos la espalda y seguimos nuestro camino hacia las mazmorras. Habrían más días para desquitarme aquel golpe bajo que Granger me había dado, había metido el dedo en mi llaga y me había dolido en gran manera.

Cualquier otro comentario lo hubiese pasado por alto sin darle importancia alguna, pero, acusarme de ser un mortifago era recordarme lo que con tanto anhelo deseaba olvidar. Claramente mi condición de mortifago era evidente para muchos Griffindors, creo que incluso para el director Dumbledore, pero mientras no tengan pruebas no pueden hacer acusaciones como la que hizo la sangre sucia; les costaría muy caro levantar calumnias contra un estudiante.

Al llegar a las mazmorras me deje caer en el sillón frente a la chimenea encendida; los chicos comenzaron a hablar de la experiencia vivida, a planear una forma de vengarse de los otros tres. Mis ojos simplemente se envolvieron en el vaivén de las llamas y las palabras de Granger se repetían una y otra vez en mi cabeza, solo deseaba no ser aquello que con tanto odio ella había declarado que yo era. Si ella supiese mi historia no abriría sus labios para declarar con repugnancia que yo era un mortifago más. ¡Pero Granger no sabe nada, al igual que todos los Griffindors! ¡Al final no es más que una sangre sucia que no ve más allá de lo evidente! ¡Qué fácil ha de ser para ella decir que yo soy un mortifago, porque ella corrió con la suerte de ser amiga del "niño que vivió" y tener todos los beneficios en la palma de su mano! En cambio a mí, a mi no me queda más alternativa que hacer lo que Voldemort me envié a hacer, si es que quiero seguir con vida y ver a mi madre cuando regrese a casa.

…..Continuara…

¿Qué les ha parecido? ¿Comentarios? ¿Sugerencias? ¿Hipótesis? ¿Qué creen que piense Hermione respecto a todo esto? ¿Preferís que el próximo sea POV Hermione o POV Draco?

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