KINGDOM ROXAS-VENTUS

-¿Está bien, no? Pensar tanto en los recuerdos, tal vez algún día se desgasten y no puedan usarse mas.

-¿No será más fácil dejarlos en el olvido?

-No… eso sería cerrar los ojos y no quererlos abrir… no voy a imitar a un ciego.

Un joven dio vueltas en su cama, con el rostro empapado en sudor.

-¿Qué es lo que quieres olvidar?

La nieve caía, el paisaje apenas empezaba a teñirse de blanco, el niño que había hecho la pregunta no era mas que una imagen difusa, estaba hablando con otro.

Por alguna razón sentía que había viajado ahí, veía a través de sus ojos pero no dirigía para nada los movimientos o palabras de aquel cuerpo.

-¿Qué… será…?

Cuando la luz tocó su piel lo supo, cuando el viento que entraba por la ventana intentaba secar su sudor, lo volvió a recordar..

-Día… de escuela…- repitió en ambos mundos, tanto en el real como en el del sueño, sin embargo la idea se perdió simultáneamente, seguía en aquel cuerpo siendo un mero espectador.

Escuchaba unas voces, aunque no entendía ninguna de las palabras porque eran opacadas con el frío viento y el sonido de unos sollozos.

TOC TOC TOC!

Tocaron la puerta casi con intenciones de derribarla.

Por fin los ojos azul profundo de Roxas se abrieron en conjunción con el último golpe, el chico respiraba aún tranquilamente en su cama, a pesar de que el molesto ruido volvió a repetirse.

-¡Roxas, abre ya!- gritó el castaño desde el otro lado de la puerta, tenía ojos azules, un chico muy vivaz y amistoso, estaba tocando la puerta con desesperación, a un lado de el estaba otro chico mirándolo con desaprobación pero sin intenciones de protestar.

Roxas seguía algo ajeno a la situación, en verdad quería levantarse para plantarle un puñetazo en la cara, pero las fuerzas no llegaban a él, tenía la extraña sensación de que su consciencia aún no estaba del todo en ese lugar, estaría apenas llegando de ese mundo de fantasía nocturna al que todos llamaban sueño.

Unos minutos después se levantó de un salto y se vistió, el uniforme estaba botado en lo más recóndito de su habitación, no era más que un pantalón azul marino y una camisa blanca de manga corta.

Se tomó su tiempo para abrir la puerta, así que tuvo la molestia de alborotarse sus cabellos rubios intentando peinarse… no estaba seguro si quería asistir hoy… pero era día de…

-¡Ya era hora, llevo siglos tocando! Apuesto a que me pudo escuchar la isla entera.

Roxas había abierto espontáneamente, en el lugar apareció Sora imitando a un anciano, haciendo énfasis en "siglos"

-¿Qué quieres?- preguntó el rubio con frialdad

-Sora, deberías considerar que estamos en casa ajena, no eres sus padres para despertarlo así, ¿sabes?- intervino un chaparro gordito que había aparecido en el pasillo, estaba todo agitado por haber subido las escaleras.

-Pero sí soy su amigo, se supone que ya deberías estar despierto- el castaño paso la mirada de Pence a Roxas, con una sonrisa triunfante en su rostro, como si su explicación hubiera sido la más inteligente del mundo.

-Pero quiero dormir…- dijo Roxas no de muy buen humor.

-Pero las vacaciones se acabaron hombre ¡ya acabaron!

-¿Desde cuándo te interesa llegar temprano?- preguntó el compañero a su lado, su nombre era Riku, un chico frío de cabello plateado, mucho más maduro y atento que Sora. Riku era su mejor amigo y la razón nunca se supo a ciencia cierta, él siempre estaba siendo arrastrado por las locuras de su amigo, cuando no era Roxas por supuesto.

-No aguanto las ganas de volver a reunirme con todos los amigos- contestó Sora como un niñato al que le prometían un nuevo juguete.

-Eso está muy bien, pero ¡falta una hora para que empiecen las clases!- protestó el de cabellos plateados.

Roxas se mantuvo a raya de la conversación, todavía estaba sedado por los efectos matinales de un día cálido.

-Igual podemos pasar a desayunar al restaurante de Dunia!

-Yo paso la invitación- Riku se perdió bajando las escaleras, estaba claro que la actitud de Sora lo estaba enfadando, él enrojeció de furia

-¡Puede que su comida no sea tan buena, pero su servicio es el mejor!

-Sí…- Pence parecía pensativo, -ayer sólo tardó 45 minutos en traernos las bebidas.

Ambos comenzaron una discusión infantil, mientras el rubio salió de un suspiro, escuchó a ambos correr detrás de él en cuanto avisaba a sus padres que ya se iba.

El chico no tuvo más que resignarse a ir, primer día de clases, que forma de empezar…