Notas Iniciales: Si, soy yo, nuevamente, aunque hace tantos siglos que no me paso por aquí, y mis historias deben estar tan anacrónicas con lo que (supongo) debe ser ahora el fandom de Digimon, que nadie debe acordarse de mi. No, no vuelvo al fandom de Digimon. Y no, por ahora al menos, ni "Padres", ni "Bolicheras", ni "La luz más allá del túnel", ni "Vivir Intentando" (aunque tal vez si "Engaños") tienen continuación. Ya casi no tengo tiempo para escribir, y el fandom de Harry Potter me consume casi todo ese poco tiempo. El poco tiempo que NO me consume, lo uso para escribir cosas como esta que, de pura casualidad, pude encasillar muy fácilmente dentro de esta serie tan querida y que tantas satisfacciones me trajo. Espero que lo disfruten.

Música

Viñeta 1: Enamorarse

"Es mentira que un músico puede enamorarse mientras toca. Los instrumentos son damas egoístas. Un músico (en el sentido más propio y a la vez más amplio de la palabra.

Aunque parezca que esté hablando solamente de ti, ¡no es cierto! No eres todo en mi vida, y me gustaría que a veces lo tuvieras en cuenta.

Considero músico no solo a aquel capaz de producir música y encontrar en ella una vía purificadora para la catarsis, sino también a quién puede encontrar en el sonido justo y armónico el éxtasis sublime, el placer intenso y la emoción mínima que agita los días e impulsa al carpe diem)

Yo, por ejemplo.

que tiene entre las manos una cuerda, un acorde, una nota pura y cristalina, no fija (no puede fijar) sus ojos extasiados en otro ser humano. Es sencillamente imposible El arte lo absorbe, lo abstrae y lo completa (no requiere el roce de una mano, el temblor de una boca, el suspiro trémulo y final de un párpado que se abre para decir definitivamente que si, para ser hombre, para ser tiempo, para ser arte, para ser materia finita e infinita del Universo), lo convierte en dominante y dominado. En su mente solo hay arte. Como a un escritor que (válganme Dioses la redundancia; pero aunque parezca evidente, no lo es) escribe las letras lo envuelven en un manto celeste y prístino (y quien no lo siente no es y no merece ser escritor), a un músico es imposible liberarlo de la trampa mortal de la clave de fa. Hizo un pacto letal con las Musas y ya no puede romperlo. Para él no hay camino alternativo, no hay vía de escape, no hay siquiera tregua. Las Musas serán diosas, pero primordialmente son mujeres.

Y es extremadamente bien sabido lo que eso conlleva.

Cualquier sentimiento, no importa cuan puro o romántico pueda ser, que su protegido, su niño dorado, pueda llegar a dedicar a otra sería entendido por ellas como una traición y una clara invitación a la guerra. Nadie desea una mujer celosa con poderes divinos, y mucho menos nueve"

Jun Motomiya

Repasó el texto con la vista. Era lo más bajo que había caído en los dos años que llevaba enamorada de Yamato Ishida. Había tenido la vaga idea de echarle la culpa a su guitarra (era imposible no sentir celos de esa guitarra), y había terminado alegando conspiraciones divinas para excusar que el rubio de sus sueños apenas percibía que ella existía. Se llevó las manos a las mejillas y se limpió dos lágrimas apenas existentes. ¿Había caso algo que podía hacer? No, absolutamente nada. Solo morderse los labios y seguir cruzando los dedos bajo la falda para poder ser esa guitarra en la próxima re-encarnación.

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¿Comentarios?

Lean, sueñen, amen, escriban, sonrían

Estrella