Titulo: "Familias poco convencionales"
Rating: K/+6
Categoria: Humor/Family
Pairing: Ninguno.
Summary: ¿Muchas veces te quejaste de que tu familia es un desastre? Pues agradece lo que tienes, ya que hay veces que puede ser mucho peor; más si perteneces a una familia de Pura Sangres aburridos.
Advertencia: Ninguna.
Disclaimer: Vampire Knight es propiedad intelectual de Matsuri Hino. Los derechos de edición y distribución le pertenecen a la Editorial Hakusensha, publicándose la misma de forma mensual en la revista LaLaDX.
A/N: Puestas a la coña, se me ocurrió esto mientras miraba Tierra de Osos 2. Lo sé, es patético, pero me gusta tanto la familia Kuran que quise rendirles un tributo.
Familias poco convencionales
Short I
"Familias funcionalmente vampíricas"
By Lifheith
Una familia tipo está constituida, —en su mayoría—, por dos mayores —comúnmente llamados padres—, y dos menores —los hijos. En lo posible, la deseada parejita.
Esta adorable familia tipo, lleva una vida normal: el padre se va a trabajar luego del desayuno, los niños van al colegio y la esposa se queda en casa a limpiar y preparar todo para cuando vuelvan de sus obligaciones. Los críos llegan gritando, destrozan todo lo que hay a su alrededor y juegan y pelean hasta que es la hora de la cena; papá llega cansado, se quita el traje y se sienta a mirar la televisión hasta que llega la hora de acostarse; mamá, limpia los destrozos, duerme a los diablillos y acompaña a su esposo a la cama para esperar un nuevo día.
Eso, haría una familia tipo normal. Porque los Kuran normales, lo que se dice normales, no son.
Yeah, cumplen con la estructura básica de familia tipo, pero comencemos por algo: son vampiros; y no cualquier vampiro: son los venerados y sobreprotegidos Sangre Pura; por lo que, difieren totalmente de la rutina antes mencionada.
Entonces la pregunta es, ¿cuál es la rutina normal de los Kuran? Pues... ir a reuniones pijas, visitar a los Nobles a sus mansiones, concertar reuniones con el Concilio, vivir vigilados con guardaespaldas equipados con colmillos para acabar durmiendo en una habitación que no es la suya. Digamos que los reclaman tanto que casi no viven ni en su propia casa.
Sin embargo, a pesar de tanta movida cansina y monótona, tienen un salvavidas de la locura y adquieren una cuasi-normalidad con una niña de cinco años que vive en un sótano. No, no es una nena secuestrada, sino que es la hija menor de la familia: la consentida Yuuki.
¡Oh! Qué linda y mona es cuando sonríe, ¿no? Bajo este pensamiento, Haruka se sienta en su sillón gregoriano favorito y se pone a leer un libro, mientras espía lo que hace su niña por el rabijo del ojo; Juuri se sienta en el suelo con un libro de cuentos junto a su pequeña; y Kaname se limita a guardar silencio y acomodarse delante de su hermanita mientras finge estar pensando en algo importante, cuando en realidad está pendiente de todo.
Sí, sí, sí. ¡Normalidad!, gritan sus mentes. Al menos hasta que los chillidos y exclamaciones de Juuri sobre lo lindos que eran sus hijos llenaron el lugar, acompañados del sonido de un volumen cerrándose suavemente y la sonrisa cálida que Haruka comenzó a esbozar, conteniendo la risa, al notar la mueca de incredulidad de Kaname al sentir todo su cabello tirante.
¿Qué demonios estaba pasando, se preguntarán?
Les contaré. Mientras mamá le leía un cuanto a su niña, esta comenzó a recrearse con el sedoso cabello de su hermano: primero le pasaba los dedos, luego enredaba mechones en sus dedos y acabó usando las banditas que traía en la muñeca para hacerle dos coletas y una trenza. Yuuki reía y palmeaba la cabeza de Kaname como si fuera un cachorrito y se reía, diciendo que su hermano se veía muchísimo más mono así. El pobre chico, solo se limitó a mantenerse estoico y sonreírle a su hermana, ocultando la vergüenza que sentía al ser el centro de atención.
Así, amigos míos, se va uno de los pocos días normales que puede disfrutar esta no-tipo familia de vampiros, constituía por una mamá —la dulce Juuri—, un papá —Haruka, el gentil— y los queridos hijos —la deseada literal parejita que todo padre quisiera tener.
¿Conseguirán seguir así? Eso es tema para otro documental, amigos míos.
