–¿Cómo se encuentra ese fantástico novio tuyo?–

La pregunta de su amiga Gumi tomó a la aguamarina por sorpresa. Ese novio suyo. Miku suspiró con fastidio.

Miku Hatsune era una estudiante de universidad de 23 años, y salía con Len Kagamine desde hacia 7 años. Se habían conocido en la secundaria y se volvieron inseparables amigos, para pasar luego a ser una joven parejita. Normalmente esos romances adolescentes y efímeros duraban poco, pero ellos habían conseguido hacer que durara 7 años. La gente ya empezaba a imaginar un futuro para ambos. Matrimonio, hijos, nietos.

Ese era uno de los temas que más molestaba a Miku. ¿No podían solamente dejarla en paz?

Al parecer, según le demostraron Luka y Gumi esa tarde, no.

—¿Len? Está de maravilla— murmuró de mala gana.

—Bueno, Miku, tampoco es cosa de responder así— dijo Luka cordialmente. La aguamarina bufó.

—¿Se han enterado de que desapareció otra chica en la Universidad?— Teto apareció de la nada con las noticias. Miku suspiró aliviada; Len quedaría en el olvido por un rato. Pero no tuvo tanta suerte. Su rubio novio apareció de la nada, con un ramo de rosas. Las chicas empezaron a babear, como de costumbre. Miku suspiró enfadada.

— ¿Qué sucede? —

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—¡Ouch! ¿Ahora que hice?— el rubio reía mientras Miku lo golpeaba con un puerro.

—¡Era una conversación súper importante, tonto! ¡Idiota! ¡Novio Estúpido!-

Len seguía riendo, detuvo el puerro con una mano y le robó un beso a Miku.

-Así esta mejor, ¿Qué pasó con las chicas que desaparecen?-

-Al parecer alguien está secuestrando chicas sin dejar rastros.-

-Hay cada enfermo…- murmuró Len. Se sentó en la cama que compartía con Miku y puso su mano en el mentón, como siempre hacía cuando estaba pensativo. Miku sonrió de medio lado y lo abrazó.

-Tu me protegerás, ¿Verdad, Len?-

El rubio le regresó la sonrisa

-Por supuesto que lo haré.-

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Len Kagamine era el típico chico perfecto. Pero no sólo era el mejor estudiante, sino que era un perfecto caballero. La gente se sorprendía al oír de la boca del rubio las palabras que salían, combinadas, formando frases amables y educadas. Casi nunca se podía oír de la boca del chico alguna majadería, propia de las personas de su edad. Las demás chicas sentían celos de Miku, por semejante suerte. Miku parecía ignorar eso, y prefería abrazar a su amado rubiecito y disfrutar el tiempo a solas. Miku describiría al rubio como "un caballero en la mesa… pero un pervertido en la cama."

Claro que nadie se esperaba de Len semejante cosa. Una persona corriente consideraría que Miku era tan virgen como el aceite de oliva. No podían imaginarlos en esas situaciones cotidianas de las parejas.

Hablando de eso…

Miku dejó escapar un suspiro de satisfacción una vez que el rubio había cumplido su tarea. Era bueno, muy bueno, y eso le agradaba a la chica. Nunca llegó a pensar que aquel jovencito de 14 años, quien se había saltado cursos, hubiera terminado siendo ese chico de 21 años. Además con ella. Eso también era un shock.

Len estaba profundamente dormido. La aguamarina no pudo evitar reír ante eso. Era bueno, pero se había quedado exhausto.

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-Otra desaparecida.- fue lo primero que oyó Miku al entrar a la cocina. Len había preparado el desayuno. Perfecto, además cocinaba. ¿Era qué ese chico tenía todo?

-¿Otra más?- preguntó Miku desganada. Len la miró con gesto preocupado, después de emitir un carraspeo. El gesto de "malas noticias". Miku empezó a decaerse.

-La víctima parece ser la Señorita Megpoid.- dijo Len, con un gesto culpable. Miku saltó a los brazos del chico, buscando consuelo. Gumi era su mejor amiga desde la primaria, y eso dolía mucho. El rubio la recibió con cariño, y le acarició el pelo dulcemente.

-Lo siento mucho, Miku…-

-Está bien… no es tu culpa, Len. Tú no secuestraste a Gumi…-

Len tragó saliva. No era su culpa. ¿O si?

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Tachan! Bueno, nuevo fic. Dedicado a Natty que me ayudó con esta cosita fea (?) te quello, nee~

Como sea, este será un fic de tres o cuatro capítulos. ¡Espero les haya gustado! ¡Hasta luego!.