Primer encuentro

Kagome miraba la pizarra vagamente, las formulas químicas estaban ya muy lejos de sus pensamientos, cuando vio un enlace covalente polar, se desplomó en su pupitre, estaba agotadísima, si tenía suerte al terminar este semestre, sería oficialmente, alumna de Medicina de sexto año de la Universidad de Tokio. Anotó un par de apuntes, que más bien, parecían garabatos de un alumno de primaria y luego con sorna, tacho lo escrito, estaba tan nerviosa que estaba anotando cosas incoherentes. Levantó su cabeza, encontrándose con la mirada de Ayumi, la cual le mostró la mano, ya solo quedaban cinco minutos de tortura y las vacaciones vendrían. Volvió a tomar el lápiz y rasgando apenas el papel, termino de anotar lo de antes, casi en el instante en que sonó el timbre y el tutor, daba por finalizada la clase.

- Menos mal, que quedaba poco de clases, mis ojos no lo soportaban más- Comentó Akira, un pelirrojo.

- Eso pasa por irse a un Karaoke de noche, pero lo pasamos de lujo- Concluyó Ayumi riendo avergonzada.

- Ahora me tengo que concentrar en el examen final de Química electivo- Celebró Kagome, ante la mirada de sus amigos.

- Es una suerte, yo tengo que repetir dos ramos- Susurró apenada Eri, una rubia de ojos negros.

- Ya saben quien dará el discurso- Ironizó Akira- Quien diría que serías una cerebrito Higurashi.

- ¬¬ Esta en mis genes, además todos en mi familia, menos mi estúpida hermana, han sido médicos, es obvio que trate de terminar el primer año- Aclaró con fuego en los ojos.

- Se nota que le apasiona el tema- Dijo Ayumi con una gotita en la cabeza.

- Bueno, nos vamos, tengo que estudiar para el examen de recuperación de mañana, por cierto que entraba- Preguntó Akira, ante la mirada fría de sus amigas.

- Todo lo del año- Dijo Eri sonriendo macabramente- Y lo mejor entra tú materia favorita.

- En serio, acaso tengo una- Pregunto dudoso Akira, logrando que sus amigas se fueran de espalda.

- Bueno me voy, mis padres me esperan, los veo el lunes- Se despidió Kagome con sus manos, ya doblando la calle.

La mansión Higurashi, rebozaba de encantos de una tradición de por más de 700 años, pero estaba a punto de perderse todo, una crisis dejo casi en la ruina a la familia, el padre de Kagome, Asato Higurashi hizo un par de arreglos con los bancos y por un par de años, el terror había pasado, al menos lo habían pospuesto, lástima que había llegado el día de rendir cuentas y no eran muy buenas. El banco había rematado los terrenos hipotecados de la familia, y aún faltaba más de la mitad del dinero para pagar la deuda total, esto era en parte ignorado por los tres hijos del matrimonio, la mayor Kikyo, una chica tonta, que solo había logrado terminar la preparatoria a base de sobornos, era hija solo ser señor Higurashi. La del medio Kagome, el orgullo de la familia y por ultimo el menor Sota, quien había asegurado que sería ingeniero, ante los aplausos de la última reunión familiar.

- Dios y que hacemos- Pregunto Melisa Higurashi, tomando el abanico negro- Si ella no vuelve… Estaremos más arruinadas- Dramáticamente abrió el abanico, dándose un poco de aire, moviendo su cabello castaño.

- Yo sé que volverá, se que es algo irresponsable…- Dijo ante la mirada fría de su esposa- Bieb-bien es bastante irresponsable, pero por algo logré comprometerla, a menos con este negocio, le aseguré un marido…

- Es obvio, no podíamos pasar más vergüenzas por los aptos poco dignos de tú hija- La voz sarcástica de la señora Higurashi resonó en la sala.

- De todas maneras, podríamos decir que enfermo, la gripe esta de moda- Medito el señor Higurashi.

- Mejor dile la verdad, que tú hija es una zorra y que se escapo con uno de sus novios, que con suerte la volveremos a ver cuando necesite dinero- Cayó en el asiento, moviendo rápidamente el abanico- Si al menos hubieras mencionado a Kagome, estoy segura que todo habría salido bien.

- Lo sé, pero el conoció a Kikyo en una fiesta y quedó enamorado de ella, debemos hacer algo- Comentó apenado.

- Y que quieras que haga, que contrate un doble- Gritó Melisa, mostrando un retrato de los cinco.

En ese instante el abanico cayó, resonando el golpe seco en el salón, ambos posaron sus miradas en el retrato de sus hijas, Melisa casi no caía en su asombro, como no se había dado cuenta antes y fue mayor cuando Kagome ingreso al salón, ambos notaron las pequeñas diferencias, entre sus dos hijas y ambos rostros sorprendidos, se mantuvieron por un par de segundos en ese estado. Un plan maquiavélico comenzó a formarse, lentamente y alcanzando casi la perfección, que porque no era perfecto, porque la mentira siempre tienda a descubrirse, ya sea tarde o temprano y en este caso, más pronto de lo que ellos creían.

- Adivinen que, nos llegó una carta del señor Matsura, dice que asistirá a la fiesta de mañana y espera ver a su prometida- Dijo feliz Sota, pensando en que pronto se desharía del estorbo de la familia.

- Que bueno, nos desharemos de ella- Rió Kagome, tomando las manos de su hermano y dando saltitos.

- Entonces… tendremos que…- Comenzó Melisa.

- No creo que el caiga, es decir, se parecen… pero…- Asato miró fijamente a su hija, encontrándola más hermosa que nunca- Además se nota que es mucho más inocente que Kikyo.

- Entonces mañana dile la verdad- Dijo Melisa.

- Basta!!!!!- Respondió frustrado el señor Higurashi, mirando a su esposa- Sino tengo una solución, perderemos todo y después de la fiesta, hasta los miserables tendrán más cosas que nosotros.

- Bien, entonces yo hablaré con ella- Concluyó Melisa, cuando ya sus hijos se habían perdido de vista.

- Solo trata que se lo tome bien- Rogó Asato preocupado.

Kagome subió a su habitación, estaba decorada con cortinas blancas de velo, bordadas al final con un par de rosas blancas, una cajonera, el amplio closet con una cantidad de ropa que apenas llegaba a la mitad, su amado escritorio con su computador personal, amaba su espacio, miró la televisión de plasma y sonrió al ver su consola de juegos esperando. Hace tiempo que no jugaba con su nintendo Wii, recordó el juego de cocina y cuando el joystick rozó sus dedos, alguien toco su puerta. Kagome se sentó en su cama, que estaba cubierta por un velo blanco y su cubrecama amarillo con azul estampado, fue el que ayudó a suavizar su caída de espaldas, la cama seguía tan deseable como siempre.

- Pase- Dijo Kagome, tomando asiento para jugar.

- Hija, tengo que hablar algo importante contigo y es… urgente- Murmuró la señora Higurashi, ganándose una extraña mirada de su hija- Es sobre Kikyo.

- Ah de esa, pues no me interesa, por mi que se la roben y ni así me sentiría culpable- Opinó Kagome, mientras prendía la consola.

- Bien te seré sincera, necesito que me hagas un favor hija, dime que harás lo que te pido- Rogó su madre humildemente.

- Haría lo que fuera por ti madre, pero se que será para ayudar a la perra y eso a mi, maní- Dijo Kagome.

Melisa se sintió atrapada, tendría que hacer uso de un par de artimañas, para lograr que su hija la ayudará, fingió mirar el lugar, pero su mirada se detuvo en Kagome, lucía unos jeans celestes desgastados y una remera negra ajustada, dejando al descubierto sus hombros, su cabello algo rizado, pero atado en una casi coleta y por último sus infaltables zapatillas. Necesitaba cambiarle el aspecto primero, Kikyo podía ser una idiota, pero era más vanidosa que tonta.

- Necesito que suplantes mañana a Kikyo en la fiesta y sino lo haces, te advierto que no tendremos dinero para pagar tú universidad- Lo dijo rápidamente.

- Eso no es justo!!!, yo no me comprometí con ese viejo!!!- Gritó Kagome.

- Entiéndelo hija- Melisa tomo las manos de Kagome- Ese hombre prometió pagar nuestras deudas y nos compró esta casa, la única condición que queda es que Kikyo se case con el, pero no sabemos donde esta ni cuando vuelve, si me ayudas, te aseguraras tú título.

Kagome estaba a punto de negarse, pero la realidad tocó a su cabeza, si no tenían dinero, no podría terminar su carrera, segundo no sabía que estaban tan mal económicamente, se sintió dolida y traicionada, al saber que habían vendido la casa en que vivían a un perfecto extraño, y por sobre todo, sintió más odio que nunca por su hermanastra, la cual de alguna manera los estaba salvando y eso no le gusto para nada. Kagome trabaja a medio tiempo en una compañía de computación, pero eso le daría el dinero justo para alquilarse un cuarto, pensó en Sota y sus padres, con el dolor de su alma, tuvo que aceptar.

- Bien, pero solo será por este fin de semana- Susurró Kagome.

La mañana del sábado llegó en su mayor esplendor, meseros con platillos de un lado hacia otro, mesas decoradas, el gran jardín lleno de flores y luces colgantes, hoy celebraban los 100 años del apellido Higurashi, en el área de los negocio, un día insignificante para cualquiera, pero no para todos. Sango pasó de costado entre los sirvientes, robó disimuladamente un aperitivo y ya al llegar a las escaleras, suspiró aliviada. La noche anterior su amiga la había llamado llorando, por más palabras compasivas por parte de ella, no pudo entender que tanto ocurría.

- Hey Sota!!!!- Gritó Sango agitando sus brazos.

- Hola Sango y Kohaku- Preguntó Sota de inmediato.

- Afuera, intentando atar su corbata…- Al ver que el chico se iba a ir, preguntó- Donde esta Kagome?

- Arriba, no vas a creer lo que vas a ver- Dijo Sota divertido.

- Acaso se volvió a teñir el cabello- Dijo Sango aguantando la risa.

- Mejor que eso, va a suplantar a Kikyo con el prometido de esta- Susurro Sota en su oído.

- NANI!!!!!- Gritó espantada Sango, pero su voz se perdió cuando miró a su amiga, al menos lo que quedaba de ella- Kagome eres tú?

La fiesta daba su inició, el señor Higurashi daba la bienvenida a sus invitados, los cuales entre pomposos trajes y vestidos, hacían observaciones del decorado del lugar, todo el mundo opinaba de todo, lo cual si irritó a la señora Higurashi, la cual se apresuró a subir al segundo piso, cuando no lejos divisó una cabellera blanca. Cerró la puerta con rapidez y volteó a ver a su hija, sonrió satisfecha al ver su creación, no podía haber sido mejor, el Chanel no superaba la belleza de su hija. Kagome lucía un vestido ajustado a la cintura de color negro, la parte de arriba era de tirantes gruesos, con un sector que mantenía en su lugar los seños de su hija, la parte de abajo, era tipo caía libre, algo pomposo, pero se veía elegante con la diminuta enagua negra que no se alcanza a notar con el vestido, que tapaba hasta un poco menos que las rodillas. Además del cabello recogido en un moño y el cintillo de brillantes igual que los aros, unos guantes hasta las muñecas de la misma tela del vestido y con una leve cadena dorada adherida a ellos y por último unos tacones negros con un diminuto moño.

- Parezco de esas que participan en los concursos de Belleza, me pican los ojos de tanto maquillaje- Se quejó Kagome, mientras la estilista usaba un rimel doble volumen pestañas-

- Perfecto, te vez hermosa e inteligente, intentando olvidar un poco tus neuronas, recuerda que Kikyo…. Bueno carece de ellas, solo lo de los ojos es un problema, tú hermana es algo cegatona-

- Porque no utiliza lentes de contacto, eso hará que tenga que mantener algo más cerrados los ojos y no se notara- Dijo la estilista pelirroja, como si Kagome fuera una muñeca con quien jugar.

- Bien, entonces colócatelos Kagome- Opinó su madre, asomándose por la puerta.

Seshomaru miró fríamente a la gente, mientras que su hermano lucía algo divertido, estaba ansioso de volver a hablar con Kikyo, para cerrar el negocio. Mantuvo su mirada en alto, lucía un traje negro con diminutas rayas blancas, sus padres siempre habían optado por la formalidad y en eventos así, tenían que hacerse notar. Seshomaru en cambio, gruñía por lo bajo maldiciones por todas las miradas de algunas jóvenes, que fingían tropezarse o se le cruzaban con la intención de tocarlo, eso le ponía los pelos de punta, en especial con las señoras cuarentonas, después de todo, el solo tenía 27 años.

- Bienvenido Señor Inuyasha- Saludo nervioso el señor Higurashi.

- Gracias por la invitación, es una gran fiesta- Elogió el peliblanco.

- Muy grande diría yo, para alguien que tiene problemas económicos- Dijo Seshomaru.

- De que te quejas, cuando seamos familia, te gustará- Dijo divertido Inuyasha.

- Bueno es una de las últimas fiestas que haremos…- Trató de disculparse el señor Higurashi.

- Nadie lo discute- Cortó Inuyasha sonriendo extrañamente.

De repente la gente comenzó a callarse, el mismo Inuyasha sintió curiosidad y fijó su mirada en la muchacha, que lentamente bajaba las escaleras, se sorprendió al ver que Kikyo lucía tan hermosa, incluso había creído que el maquillaje la hacía ver horrible, pero por alguna extraña razón, resaltaba más su palidez y sus delicadas facciones.

Kagome al salir del cuarto, notó que con los lentes de contacto, veía menos que con los ojos cerrados, la gente creía que ese paso lento, era por la elegancia adquirida por los años, pero en verdad, la pelinegra trataba de mantenerse recta y no caer, los tacones no la ayudaban mucho y con lo poco y nada que veía, de seguro rodaría como un saco de papas por las escaleras. Agradeció con una sonrisa, la mano de su padre al final del último escalón.

- Ya conocen a mi hija Kikyo- Dijo Asato, como si realmente fuera su hija mayor.

La pelinegra pensaba, que era obvio que su papá no la diferenciaba, con esa ropa, cualquiera pensaría que andaba desesperada por un hombre y eso es exactamente, lo que define a Kikyo como mujer, una completa perra. La señora Higurashi, feliz por su hija, saludo al peliblanco y de la mano de él, lo acercó a Kagome, para disimuladamente mostrarle su no prometido. La pelinegra por el rabillo del ojo, notó algo blanco venir hacia ella e instintivamente volteó a verlo.

- Hija te traigo a tú prometido- Dijo Melisa, tratando de sonar segura- Estaba ansioso por encontrarte querida.

- Es un placer volver a verla señorita Kikyo- Elogiaba Inuyasha, tomando la mano de Kagome y depositando un beso en ella.

- El placer es mió, después de tanto tiempo- Trato de mantener una conversación.

- 4 días, deben ser mucho tiempo- Dijo Inuyasha divertido.

Kagome trató de no mirarlo fríamente, era obvio que se estaba divirtiendo a costa de ella, pero no dejaría que eso pasará, entonces recordó que estaba suplantando a su hermana, y sonrió tontamente, le salió tan bien, que vio a su madre hacerle una V de victoria. Con una gotita en la cabeza y de la mano de su no- prometido, salió al balcón del ala Norte, donde al parecer estaban todos los jóvenes y la pelinegra agradeció mentalmente eso, así no podrían hablar de cosas personales, que ella no tenía ni la menor idea, si las había.

- Te notó callada, en Londres hablabas sin parar sobre fiestas, vestidos y sobre nuestro compromiso- Comentó Inuyasha, pasándole una copa de champagne.

- Debe ser que esto de la boda me tiene un poco nerviosa- Dijo Kagome tratando de no sonar desinteresada.

- Te entiendo, pero esto le pasa a todas las novias enamoradas, no tendrías tú de que preocuparte- Dijo sarcásticamente Inuyasha.

- ¬¬- Kagome respiró profundamente, estaba a punto de tirarlo del balcón con o sin testigos- Pero es una boda después de todo, al menos aparentemos que todo esta bien-

El peliblanco se mostró algo sorprendido y Kagome se reprendió mentalmente, después de todo, Kikyo ni siquiera sabía más de 20 palabras y ella había usado unas 30, miró nerviosa a Inuyasha y este, por unos segundos la miró algo extrañado, pero al instante se separó de su prometida, saludando a unos ancianos, viejos socios de su padre. Kagome aprovecho esto, para beberse entera su copa de champagne y que el licor le diera fuerzas, miró a los demás y no vio a nadie de su familia, cada vez veía menos, si seguía con esos lentes de contacto, se pondría a llorar del dolor y eso de seguro su prometido no lo comprendería.

- Kagome pero que bien luces- Dijo Kouga, un amigo de la universidad.

- Shhhh se supone que soy Kikyo- Susurró Kagome.

- Claro y yo soy Caperucita roja- Rió Kouga.

- De verdad ayúdame y cállate- Rogó la pelinegra.

- Te ayudaré "Kagome Kikyo"-

La pelinegra fulminó con su mirada al pelinegro, además el muy divertido de Kouga, le había sacado uno de sus guantes negros, para observarlos de cerca, notando que nadie la veía, le pegó una patada en las pantorrillas, mientras su amigo se lamentaba de dolor, ella disimuladamente se colocaba el guante y volvía a sonreír, nadie lo había notado, al parecer las conversaciones banales, estaban más divertidas. Kouga se fue rápidamente, ya que aún se lamentaba por el golpe y a tiempo, pues Inuyasha volvió a su lado, con la sonrisa divertida del comienzo.

- Aún no terminas tú champagne- Pregunto el peliblanco fríamente- Pensé que lo único que podías hacer, era beber licor y tú otra profesión- Dijo burlonamente.

- ¬¬ que insinúas amor mió- Dijo suspicazmente.

- Nada, que eres una "necedad parlante"- Dijo sonriendo confiado, sabía que no conocería el significado de la palabra.

- Serás tú el estúpido, te invitaría a un vituperio (Significa que te invitan a un lugar, donde te van a ofender) - Agregó inteligentemente.

El peliblanco la miró y rió divertido, así que la chica era más lista de lo que pensaba, eso era mucho más emocionante, aún así, no lo suficiente para que llamara su atención y menos para que lo atrajera un poco. Bebió de su copa, ignorando al peliblanco, ya estaba harta de tenerlo a su lado, por suerte Kouga se había esfumado, así tendría menos posibilidades de cometer algún error. Mantuvo su postura delicada y terminó con el dulce licor, no quedaba mucho, pero al terminarlo se sintió mejor.

- A por cierto que tal te ha ido con el anillo- Preguntó Inuyasha.

- Bien- Respondió Kagome sin saber de que hablaba.

- Te ha gustado- Preguntó seriamente.

- Claro, es muy lindo- Dijo Kagome nerviosa.

- Lo había olvidado- Fingió un gestó dramático, que casi le valió una patada en su trasero de parte de la pelinegra- Pero si aún no te lo he dado- Dijo mordazmente Inuyasha- Es asombroso que te gustará sin tenerlo-

- Lo sé, pero como todo esto es fingir, no crees que lo hago bien- Dijo Kagome enojada.

El peliblanco de todas formas, tomo la mano derecha de la pelinegra, deslizo suavemente el guante negro y lentamente el anillo encajo, Kagome se asombro de lo bien que le había quedado, se fijo en que la delgada pieza, brillaba por unos diminutos diamantes, se sintió turbada, nunca había visto tal joya de cerca, intento calcular los kilates, pero su no- prometido la observaba meticulosamente. Intento restarle importancia y con una sonrisa tonta, subió su mano, reflejándose con la luz y pudo notar que al parecer, era la joya más cara que había tenido en su vida.

- Me alegra que te guste, después de todo tú la elegiste- Dijo Inuyasha irritado.

La pelinegra se avergonzó, era obvio que Kikyo era una descarada, mira que pedir justo una joya tan cara como esa. Por suerte no escucho un suspiro que se le escapo, rezaba a Dios que la boda se realizará, no podría soportar más a esa perra, le daba algo de pena el chico. Volteo a verlo, pero este seguía bebiendo de su copa, ignorándola completamente, dejo de sentir algo de pena y de nuevo, la ira volvió a surgir, en especial cuando le dirigió el peliblanco, una mirada despectiva.

De repente la luz se había apagado, se escucharon unos gritos desesperados, otros de rabia y algunos golpes de bandejas caer, la pelinegra al ver un poco mejor en la oscuridad, agradeció los lentes de contacto y antes de alejarse del peliblanco, unos brazos la atraparon por la cintura, abrazándola, se sintió algo cohibida y se sonrojo, Inuyasha la mantenía cerca de él, sentía su aroma y sus fuertes músculos, se dejo estar por otros minutos, hasta que de golpe la luz volvió. Otra vez comprobó que apenas veía, pero ya se estaba acostumbrando a los lentes, al menos ya veía un poco mejor al peliblanco, volteo a ver su rostro, ya que antes lo veía algo borroso. Notó sus ojos dorados, su cabello blanco atado en una coleta y sus perfectas facciones, lo odio por todo lo anterior y aún más, porque no la soltaba.

- Hace tiempo que no estábamos tan juntos, extraño tus besos apasionados- Soltó Inuyasha de golpe sonriendo extrañamente.

- Besos- Repitió Kagome O.O, eso no estaba en el plan- Hay mucha gente- Murmuro avergonzada.

- Pero querida, si te encanta dar afecto en público, en privado eres más esquiva- Rió irónicamente.

- …. Es que quizás la champagne me hizo mal- Comentó Kagome, tratando de soltarse de los brazos del peliblanco.

- Ya, entonces si una copa te quita lo apasionada, me preocuparé que no bebas más alcohol- Ronroneo en su oído.

Kagome enojada iba a reclamarla, acaso se creía su dueño o que, pero al verlo a la cara, el peliblanco aprovecho el descuido de su prometida, y se aventuro a besarla, la atrajo más a su cuerpo, notó la resistencia de la chica, la cual había apoyado las manos en su pecho, tratando de soltarse y eso le gusto, en especial cuando lentamente la pelinegra fue cediendo. Logrando que Inuyasha sonriera brevemente y se aventuro a profundizar el beso, jugueteando con la lengua de su prometida, la cual había cerrado sus ojos, sus mejillas sonrojadas, su cuerpo tembloroso, sus respuestas irónicas, todo eso hacía que le atrajera cada vez mas.

- Kikyo- Gritó de pronto la señora Higurashi-

Como si tuviera un chic, se separo de golpe del peliblanco, totalmente roja por lo ocurrido, pero eso parecía divertirle más al peliblanco, el cual la miraba a ella con una sonrisa y a su madre, de forma algo molesta, tal vez enojado por la interrupción, pero no lo demostraba. Aprovecho esa oportunidad de alejarse de aquel extraño ser, su madre la tomó de la mano, excusándose de que la necesitaban para el brindis, Inuyasha no dijo nada, ya que al parecer aún estaba divertido por lo ocurrido, simplemente le beso la mano y la dejo ir.

- Por suerte, esto terminará pronto, llamó Kikyo y dijo que vuelve el viernes- Comentó feliz su madre.

- Como puedes decir eso- Se escandalizo Kagome- Si hoy es recién Sábado!!!!

- Lo sé, pero mañana tú padre lo invitó a almorzar y te necesitamos- Dijo calmadamente- Además al parecer no lo haces tan mal- Recordó el beso.

- Me tomó por sorpresa, además no sé que cosas hacían esos dos, por mientras me toca acatar- Comento frustrada Kagome- El lunes tengo mi examen de química electivo, mañana tengo que estudiar!!!!- Se escandalizo

- Bueno, diremos que te sientes indispuesta, además de seguro mañana llega a almorzar y luego se va-

- ¬¬ es alguien muy molesto, de seguro se queda toda la tarde, para torturarme lentamente-

- No seas tonta, además mientras el no sospeche, no pasará nada- Concluyó su madre feliz.

En cambio Kagome sintió un extraño presentimiento, volteó su rostro por unos segundos y a lo lejos vio a un pelinegro de su edad conversar con Inuyasha, el cual al notar que lo miraba, le sonrió de forma egocéntrica. La pelinegra volteo su rostro más molesto que antes, su madre trataba de animarla, pero tener que soportarlo un par de días más parecía una tortura y si reprobaba su examen, tendría que presentarlo el jueves… Su vida perfecta, se había complicado esa misma noche, arruinándose 22 años de paz y tranquilidad, que más podrá pasar…

- Me permites el siguiente baile señorita Kagome Kikyo- Dijo Kouga sonriendo maliciosamente.

- Claro "Caperucita roja"-

El vals no estaba de moda, pero su padre había invertido dinero en una pequeña orquesta y de alguna forma había que aprovecharla. El pelinegro la tomó de la cintura y la acercó, lo cual logró que Kagome lo pellizcará por descarado, Kouga le sonrió de forma sarcástica y de esa forma empezó el extraño baile. Ambos seguían el desliz de la música, apenas sintiendo el suelo, pero la pelinegra tenía muchas cosas en mente y temía que su pareja de baile, arruinará el negocio de su padre.

- Así que simulas ser tú hermana, para salvar el negocio de tu padre-

- Hai, así que coopera o te cavaré una tumba, esta misma noche-

- Uhy que miedo, si eres Kikyo al menos tendrías que coquetearme cada dos segundos y no amenazarme- Rió Kouga.

- Si fuera Kikyo, lo haría, pero como no lo soy y me conoces, sabes de lo que soy capaz- Amenazo la pelinegra.

- Tanta presión va a matarte amor, pero te perdono-

- ¬¬ si eso te hace feliz, allá tú U.U…-

La señora Higurashi le sonrió de lejos a su hija, lucía como una princesa, claro que al parecer como Kikyo no pasaba mucho en Japón, nadie la recordaba con perfección y eso les había ayudado. Una mano cogió la suya y le sonrió de costado, Asato seguía mirando a su hija, tenía un mal presentimiento y no sabía porque, al parecer todo iba muy bien, pero la mentira nunca acabaría de la misma forma. Melisa le daba ánimos, y lentamente lo atrajo a la pista de baile.

- Que linda es tú prometida, pero aún así tengo mis dudas, porque casarse con alguien así tan rápido- Se aventuro a preguntar Miroku.

- Esa respuesta ya la sabes, Kikyo viene con la casa incluida y eso es todo-

- Ya… y sigues con lo mismo, esas ideas locas van a terminar matándote, yo que tú me olvido-

- No se puede olvidar el sufrimiento, además esto recién esta empezando-

- Pero ella no tiene la culpa de ser hija de ellos…-

- Tal vez no, pero yo tampoco tuve la culpa de lo que me hicieron- Recalcó de forma fría el peliblanco

Miroku terminó su copa y tomó otra en su lugar, su amigo seguía con sus claras intenciones, en tanto nadie de esa familia sospechaba, las facciones del peliblanco se veían más frías, incluso superando las de Seshomaru, lo cual si era digno de escalofríos. Inuyasha busco con la vista a su prometida, la cual daba vueltas con Kouga, el hijo de uno de los socios de su padre, no le importo realmente, pero si llamó algo su atención y antes de poder concluir algo, sus pensamientos fueron interrumpidos.

- Nos vamos, tengo jaqueca- Dijo Seshomaru molesto.

- Si tienes razón, ya paso mucho rato- Consulto su reloj, y marcaba las 2 de la madrugada- Me voy a despedir de los Higurashi.

Apresuro el paso, obviando la cara de su hermano cuando le dijo lo último, no tardo mucho en encontrar a Kikyo (Bueno ustedes entienden), la cual se estaba quejando por los zapatos, al menos ya volvía a ser normal o no, pero aún tenía sus sospechas, algo no estaba bien. Solo había hablado con Kikyo dos veces, al verla tan tonta e interesada en su dinero, fue fácil llegar a la familia de ella, pero nunca pensó que todo eso podría ser una fachada, el día de hoy se lo había demostrado con sus respuestas, sus miradas frías y su encantadora presencia.

- Mi bella prometida, que haces coqueteando con este recogido- Dijo Inuyasha, asustando a los dos pelinegros.

- ¬¬ cual recogido- Gruño Kouga, a punto de abalanzarse.

- Como sea- Restándole interés- Ahora me voy, solo te buscaba para despedirme.

Kagome asintió y le sonrió verdaderamente feliz, lo cual si lo choqueo un poco al peliblanco, ya estaba pensando que se iba a casar con una chica bipolar o algo así. Sin embargo, tomó la mano de la pelinegra, deslizo el guante negro y se la beso, entonces pudo notar el sonrojado rostro de la pelinegra, la cual bajo un poco la mirada, ya que se mostraba perturbada cada vez que hacía eso. Inuyasha sonrió victorioso, al ver la cara de molestia de Kouga, el cual en otro lugar, le habría pegado ahí mismo.

- Se que te alegras que me vaya, pero no te desharás de mi tan fácilmente, mañana llegaré temprano a darte los "Buenos días" y en la noche lo opuesto- Le susurro en el oído.

- Gracias, eres muy amable- Le gruño la pelinegra, mañana no podría estudiar.

- Bueno te veo luego, perro hibrido- Refunfuño Kouga.

Sin embargo el peliblanco ni se inmuto, al parecer una idea había surgido en ese momento, tomo de la mano a su prometida y tironeo de ella ligeramente, no escucho la queja de Kouga, sino que al contrario, se apresuro hasta llegar donde los padres de su prometida. La señora Higurashi le sonrió algo preocupada y en cambio, el señor Higurashi lucía contento, sus mejillas sonrojadas y un leve tambaleo, mostraron un deplorable estado, que logro avergonzar a Kagome, pero al parecer a su no-prometido, parecía agradarle lo que veía, acaso tenía algún plan, pensaron ambas mujeres.

- Señor Higurashi, Kikyo me ha rogado con todo su corazón, que mañana llegué temprano, para estar más tiempo con ella- Dijo de manera tranquila.

- Por supuesto… mañana quédese todo el día con nosotros- Propuso Asato.

- Me encantaría- Respondió de forma serena, miró burlonamente a su prometida y añadió- Con todo lo que ha pasado, creo que lo mejor sería adelantar la boda, le parece bien el viernes- Comentó con un tono esperanzado.

Kagome estaba a apunto de matarlo, podía notar su acento burlón y sabia sus intenciones, hacerle la vida imposible, lo maldijo mil veces y trató de soltarle la mano, pero solo logró un apretón más fuerte, no desistió en soltarse del agarre, pero al ver que el peliblanco la miró duramente un par de segundos, se rindió. Al menos tenía la esperanza que su padre se negará, pero este permaneció callado, como reflexionando y hasta podría jurarse, que estaba entrando en un profundo sueño. Busco ayuda en su madre, pero esta estaba impávida, como si todo fuera perfecto y no estuvieran haciendo nada malo.

- Mi hija es su prometida, así que… ehh… que había dicho… mañana venga y hablaremos de los detalles- Contestó atontadamente.

- Vez amor, ya no tienes de que preocuparte tanto, nos casaremos el viernes y todo arreglado- Le sonrió de forma extraña.

- ….- Kagome no contestó enseguida y recordó que su hermana volvía ese día de viaje, es decir, que no tendría que casarse con él- Estoy ansiosa porque llegue el viernes, "Amor"- Remarco la última palabra, tratando de sonar insinuante.

- Perfecto, seremos una gran pareja- Ironizo Inuyasha, ganándose un asentimiento de parte de la pelinegra.

Ambos al alejarse lo suficiente, volvieron a mirarse, cada uno parecía satisfecho por lo logrado, Kagome pensaba que se desharía de él y de paso, de su molesta y tonta hermana, en tanto Inuyasha sonreía por el comienzo de esto, ahora tenía lo necesario para su sutil plan, incluso con una esposa tonta que no le estorbaría, claro que no contaba con las cosas que vendrían. Ambos tan felices como nunca, se despidieron con un sutil "Adiós", pensando que pronto tendrían ambos lo que querían, pero el destino es caprichoso y esta escrito, lástima que ambos ignoraban que esto era el comienzo, de algo mucho más complicado de lo que pensaban.

CONTINUARÁ

Se ve vino a la mente de repente el fic, mi profesor de matemáticas me dijo una gran pesadez y estaba tan enojada, que empezó a surgir esto, mis agradecimientos a la autora del fic yaoi "Venganza", gracias a tu historia fui capaz de empezar esta, tomando una idea tuya n-n

Bueno espero que les haya gustado, este fic no será muy cómico, pero trataré de mantener el drama, hasta donde más pueda, ósea que no mucho XD. Por lo menos ya escribí los dos capítulos siguientes, "Solos tú y yo" el próximo capítulo.

Sorry por no continuar mi otro fic, pero estoy carente de imaginación y tengo mucho que estudiar.

Gracias por leer esto, muchos besitos y no olviden sus REVIEW!!!!