A/N: Jee jee (u.u´) sí, soy yo de nuevo, no les molesta ¿cierto? *3* Nah, de todas formas iba a publicar el fic, solo que lo hice antes. Sobre el capitulo, suelo hacer mis primeros capítulos cortos para saber si a alguien le gusta. Estoy con la fiebre KHR! XD. Aunque aún el fic con el que estoy más ansiosa, no lo publico. No se a ustedes pero a mi me gusta el drama y los fics largos. Aunque no haya muchos en español. Así que quiero hacer uno. No digo que este sea. Este sera humor y romance :) Y claro un R27.
Disclaimer: Akira Amano- sensei, sigue y seguirá siendo la creadora de este increíble manga :D
Editado 24/09
Cambio INdeseado
Capitulo 1: Extraño ¿sueño?
Reborn, Arcobaleno del sol, nunca admitirá que tiene un enorme cariño por su estudiante. Que para él, Sawada Tsunayoshi es una de las pocas personas que le importa, y que valora; que el castaño con esa forma de ser que tiene y esa personalidad que no deja de sorprenderle, ha llenado su vida con un nuevo significado y le ha enseñado a ver las cosas de un modo distinto, le ha enseñado a creer. Ser su tutor –no lo va a negar- es lo mejor que le ha pasado, el conocerlo y el poder ser parte de su vida es algo que agradecerá por siempre. Claro, no saldrá de sus labios –antes entregarse a Vindice y pasar el resto de su vida en Vendicare-, pero siempre lo tiene presente.
Aún así, nunca en su larga vida –pese a la apariencia que lleva- se hubiera imaginado ni en sus más locos sueños que su relación tutor-pupilo pudiera tornarse de este modo.
"Debe ser un muy extraño sueño" pensó mientras veía abrazado a su cintura el cuerpo desnudo de un castaño que conoce a la perfección. "Un muy, muy extraño sueño"
::
Al despertarse no podía pensar en otra cosa más que en lo bien que había dormido, algo que raras veces había disfrutado, y aún así podía decir que esta vez era una de las mejores. Sentía su cuerpo ligero, relajado, y un calor que lo invadía como ninguno de sus abrigos lo hubiera hecho. Un calor dulce y sincero, si es que así se le puede definir, pero no encontraba otras palabras, era lo que sentía cariño, dulzura, amor. No había soñado nada. Y eso no le extrañaba, pero sentía una felicidad infinita y extraña. Una sensación de no querer levantarse de la cama invadía su cuerpo, y si no fuera por el gran auto control que tenía se la hubiera pasado todo lo que podía disfrutando de esa deliciosa sensación. Pero no, sabía que no debía hacerlo, debía levantarse y despertar ¨cariñosamente¨ a su perezoso alumno.
Al abrir los ojos, y estar realmente consiente de su entorno, recién pudo darse cuenta de la fuente de ese calor delicioso. Algo, o para ser precisos alguien, lo estaba abrazando, podía sentir los brazos de ese alguien aferrándose a su cuerpo, la suavidad de la piel, el aroma ligeramente familiar, y el vaivén del pecho de esa persona que respiraba calmadamente pegado a él. Parpadeó. Había pasado la noche con alguien, estaba durmiendo junto a alguien, y Reborn no recordaba nada de lo que había pasado para llegar a esa situación. Eso era algo simplemente imposible. Pero no, alguien realmente lo abrazaba. Y no solo eso, sentía su propio cuerpo distinto. Aún mirando el blanco y desconocido techo, estiró su brazo izquierdo, alzando su mano para verla fijamente, como queriendo alcanzar el techo. Y pudo ver sus largos dedos abrirse y cerrarse en puño. Sí, largos dedos. Abrió los ojos de sorpresa, y con su mismo brazo izquierdo -que era el único libre, porque al parecer el derecho estaba sosteniendo a es alguien, alguien que aún no se dignaba a ver, tenía un ligero presentimiento- comenzó a tocar su rostro, su pecho, sus piernas… ¡Era él! Él en su cuerpo original. Su cuerpo de adulto que hace mucho se había resignado a perder. Una pequeña mueca adornó su rostro, satisfacción; pero esa pequeña curva que habían formado sus labios desapareció al darse cuenta que lo que tenía al lado se comenzaba a mover. Giró lentamente, realmente algo le decía que lo que vería no era precisamente algo que quería ver, mucho menos algo que esperaría encontrar.
Pues tenía razón.
Una mata de cabellos castaños revueltos, unos ojos aún cerrados, adornados con unas largas pestañas, unos labios rosas que estaban entre abiertos, y una piel cremosa que comenzó a recorrer con la mirada. Tragó saliva. Sí, conocía muy bien a ese alguien. Y ese alguien se abrazaba a su pecho posesivamente, mientras apoyaba su cabeza castaña sobre su brazo derecho, atrayendolo más a su cuerpo desnudo.
Desnudo...
Se sentó en la cama levantándose de sorpresa al darse cuenta que estaba desnudo, al igual que ese alguien a su costado. Para su alivio no logró despertarlo, pero hizo que su abrazo bajara hasta su cintura. Aún persistente. Su estudiante sí que tiene un sueño pesado.
Cerró los ojos intentando encontrar una respuesta para lo que veía. Un sueño. Esa era la única solución y razón posible, por el momento. Miró nuevamente el cuerpo a su lado. Sí, definitivamente era Tsuna, fue recorriendo con la mirada el delgado cuerpo que se aferraba a él con tal posesividad que no creía que era el mismo dame-Tsuna, su alumno, su... Abrió los ojos de sobre manera al notar un pequeño moretón en el cuello de su, su…
Recapitulemos: Despierta en la cama junto a alguien. Ambos desnudos. Abrazados. Chupetones… Sí, Reborn, todo indica a eso.
Pudo sentir que se hundía en un hoyo sinfín de confusión. Y si no fuera porque era Reborn, no hubiera podido evitar las ganas de jalarse el cabello e imitar a su estudiante cuando está al borde del colapso para poder despertar de ese absurdo sueño.
-¿R-reborn?- escuchó la dulce voz adormilada del castaño, que poco a poco iba abriendo los ojos. -Jeje ¿qué pasa?-dijo con una ligera sonrisa divertida, al ver al adulto sentado con esa expresión de confusión, era raro en Reborn. Mudo. No quería decir ni siquiera una palabra, sentía que si hablaba aceptaría que todo era real. Y NO, no podía serlo. -¿Está todo bien?- preguntó Tsuna ladeando la cabeza y mirándolo fijamente. El azabache pudo ver la expresión de preocupación en su estudiante.
-Sí, todo bien- logró responder sin rastro de confusión o sorpresa. No estaba actuando como él, tenía que calmarse y meditar seriamente sobre lo que pasaba. Encontraría una explicación.
-¿Seguro? ¿No te habrás enfermado?- dijo mientras también se sentaba en la cama y acercaba su frente a la del azabache. Ante esta acción el azabache no pudo evitar retroceder y chocar con la pared. -¿Reborn?- lo que hizo lo había lastimado, pudo notarlo en la expresión dolida de esas orbes chocolate.
-E-estoy bien...- no se perdonaría el haber tartamudeado, y no entendía el hecho de no poderlo ver a los ojos, no podía creer lo nervioso que se sentía. Con la mirada busco lo que podía ser el baño. Sintió cómo los delgados brazos lo dejaban libre. Miró al castaño que lo veía preocupado. Suspiró. -Ya te lo dije, estoy bien. Solo tuve una pesadilla- explicó, para su sorpresa, con una sonrisa intentando calmar la preocupación en su par... Tsuna, calmar la preocupación de Tsuna, su alumno, nada más. No quería seguir viendo la mirada de tristeza en el pequeño.
Mientras tanto, Tsuna lo veía detenidamente, algo le decía que lo que el azabache le dijo no era la verdad. Pero por ahora lo dejaría pasar, y le mostró la sonrisa de siempre, ya luego descubriría qué era lo que le perturbaba a su amado. Suspiró con alivio- Está bien. Entonces date un baño, luego voy yo. Voy preparando el desayuno. Recuerda que hoy tenemos una reunión. Hayato no va a estar muy feliz si llegamos tarde- habló con tranquilidad mientras cogía una camisa que sacó de debajo de una almohada y se la colocaba. Se levantó de la cama.
Se paró frente al azabache. Estaba descalzo, con solo esa camisa que le llegaba hasta los muslos, claramente no era suya, su típico cabello desordenado, y una expresión avergonzada, tenía que admitir que ese ligero rubor sobre su piel se le veía totalmente adorable.
-D-deja de mirarme así- susurró avergonzado. ¿Así? Pensó el mayor. Al parecer no se había dado cuenta de la mirada intensa con la que había recorrido al castaño. -Vamos a llegar tarde- murmuró entre dientes, insinuando algo que Reborn comenzaba a entender. Haciendolo notar con la sonrisa burlona que se formó sobre sus labios, al notarla el castaño solo se avergonzó más-¡S-solo apúrate!- gritó dando la vuelta y saliendo de la habitación con un lindo puchero sobre sus labios.
Pese a que no entendía lo que pasaba, le estaba gustando. Claro, nunca se imaginó que el ver a su alumno comportarse tan íntimo y dulce con él le pondría así de feliz. Ver sus sonrojos causados por él, el verlo tan inocente y lindo. Sintiendo el cariño hacia él emanando de cada poro del cuerpo del castaño, que hace poco lo estaba abrazando desnudo, con marcas en su cuello que seguro él había causado. Se relamió los labios… ¿Qué estoy pensando? Se resondró. Sacudió su cabeza, y se levantó. Desnudo. Tsk. Jaló la sabana y se la amarró a la cintura, cubriendo su parte inferior. Avanzó hacia lo que supuso era el baño. Abrió la puerta, y claro, tenía razón. Antes que nada tenía que darse un baño. Su cuerpo… estaba, bueno… pegajoso. Se metió a la ducha y dejó caer el agua fría sobre su piel. Sus ojos cerrados y respiraba rítmicamente. ¿Qué está pasando?
El futuro… No, eso no podía ser, el cuerpo de su estudiante era el mismo que recordaba, igual que ayer. Sí, ayer, todo era normal. Su estatura no sobrepasaba a la de un infante de cinco años, y su estudiante, era simplemente su estudiante y nada más.
-¡Itaa!- escuchó, se sobresaltó y estaba a punto de salir de la ducha- ¡Estoy bien! ¡Solo se me cayó un plato! Jee jee- podía escuchar la tonta risa de su ¨Dame-Tsuna, no cambias¨ ante esto, no pudo evitar sonreír.
No había duda, ese era Sawada Tsunayoshi. Tenía sus quince años, estatura baja, cabellos castaños, mechones desordenados, ojos chocolate, y seguía siendo el inútil y torpe de siempre. Suspiró. Cogió lo que parecía el shampoo y comenzó a lavarse la cabeza.
Si no era el futuro. ¿Dónde estaba?
Bueno, sea donde sea. Algo que tenía bien claro era que él y dame-Tsuna, estaban en algo comprometedor: una relación. O eso era lo mínimo que podría esperar. No creía que el pequeño sea de los que tienen aventuras o se acuestan con sus amigos, o en este caso, tutor.
Cerró la llave del grifo. Se sentía bien bañarse estando nuevamente en su cuerpo. Cogió una toalla que estaba colgada en un perchero y se cubrió, de la cintura para abajo. Su cuerpo aún cubierto por gotas de agua que caían lentamente recorriendo cada trazo de su piel, y sus mechones negros aún goteando.
El baño estaba decorado con un tema naranja con crema, algo que le hacía recordar mucho a los gustos de Tsuna. Sonrió al ver el espejo, en la esquina superior había una foto de lo que parecía un cachorro de león y Tsuna alimentándolo con un biberón con leche. Natsu. ¿Desde cuándo tenía que ser alimentado?
-¡Reborn! ¡Te demoras! ¡No voy a poder bañarme!- escuchó el grito de su estudiante, haciendo que volviera a la realidad.
Salió del cuarto de baño, con la toalla cubriéndolo. El castaño le daba la espalda, parecía que estaba arreglando la cama y colocaba las prendas que se iría a poner.
-Todo tuyo- dijo acercándose a él. Este giró, y no pudo evitar sonreír satisfecho al ver el sonrojo que cubría su rostro. Realmente comenzaba a disfrutar esto.
-¡P-ponte la ropa de una vez! ¡P-pervertido!- gritó avergonzado mientras caminaba dando pasos largos hacia el baño. Que inocente.
Y sí, era algo que le asombraba, pese a que seguramente la noche anterior habían… *cough cough* y aún así actuaba avergonzado y tierno. Sí, esto le estaba gustando.
-¡Hiiieee! ¡Maldito Reborn! ¡Cuántas veces te he dicho que en el cuello no!- rió entre dientes ante las quejas de su alumno.
Sí, realmente estaba disfrutando esto. Quizá dejaría de pensarlo mucho y solo se dejaría llevar.
-¡Nii-chan me va a matar!
¿Nii-chan?
¿Qué tal? Waa, fue divertido. No se si habían dado cuenta, pero me gusta este tipo de cosas sin sentido. Y aunque este no sea un All27, me encanta todo mientras este Tsu- kun XD
Espero saber si les gusta. Ya saben cómo decírmelo. Como siempre lo digo y lo diré, es lindo saber que alguien espera tu historia, y claro eso te anima a seguirla :D
